Era un día tranquilo en el pueblo de Cenizas, el tipo de día que Liu Fang había soñado. El sol brillaba en el cielo, los pájaros cantaban y el aire fresco traía consigo el aroma de la tierra húmeda. Había salido a cazar, disfrutando de la tranquilidad que había anhelado durante tanto tiempo. Pero mientras regresaba, un giro inesperado del destino lo aguardaba.Al acercarse al pueblo, Liu Fang notó un grupo de personas congregadas en la plaza. La atmósfera era densa, y un susurro colectivo llenaba el aire. Su corazón se hundió cuando empujó a través de la multitud y vio lo que había causado tal conmoción.Un hombre yacía en el suelo, ensangrentado, con un rostro que Liu Fang reconocía demasiado bien: un viejo amigo, un compañero de batallas pasadas, un hombre que había intentado dejar atrás su propio pasado. Pero lo que más le afectó fue la manera en que el hombre había sido asesinado. Un mensaje cruel estaba escrito en su pecho: "No se escapan del pasado".La escena desató un torrente de emociones que Liu Fang había creído enterradas para siempre. La venganza ardía dentro de él, un fuego que había jurado nunca más permitir que lo consumiera. Recordó el dolor de perder a su esposa, la angustia que había sentido cuando su mundo se desmoronó. El deseo de venganza había sido su única compañía durante esos oscuros días.La Llama RenacidaLos recuerdos de su antigua vida se apoderaron de él. La venganza que había prometido olvidar resurgió con más fuerza que nunca. Miró a su alrededor, viendo los rostros aterrorizados de aquellos que lo rodeaban. Para ellos, era solo un hombre que había intentado encontrar paz. Pero en su interior, Liu Fang sabía que la paz era un lujo que ya no podía permitirse.Su mente se llenó de estrategias, de planes que había utilizado en el pasado, cada uno más astuto y manipulador que el anterior. No le importaba si tenía que engañar o utilizar tretas; solo quería que el dolor que había sentido regresara a aquellos que le habían causado sufrimiento. La necesidad de justicia se había convertido en una necesidad de destrucción.Un Camino OscuroSin embargo, mientras sus pensamientos se oscurecían, una pequeña voz en su interior intentaba advertirle. La venganza era un camino sin retorno, una espiral de destrucción que solo llevaría a más dolor. Pero cada vez que recordaba a su esposa, cada vez que imaginaba a su viejo amigo en el suelo, esa voz se hacía más y más silenciosa.Liu Fang se marchó de la escena, decidido a cazar a aquellos que habían cometido esta atrocidad. La furia lo consumía, y el deseo de venganza se convirtió en su única motivación. Su mirada fría y decidida reflejaba la tormenta que se había desatado en su corazón.Preparativos para la BatallaA medida que las horas pasaban, Liu Fang comenzó a reunir información. Habló con los aldeanos, escuchó sus rumores y prestó atención a cada detalle. Se dio cuenta de que la sombra de su pasado no solo lo había encontrado, sino que estaba más presente que nunca.Las imágenes de sus generales, de las promesas que había hecho a aquellos que había salvado, comenzaban a aparecer en su mente. Recordaba cómo había luchado por ellos, cómo había construido un imperio basado en el poder y el miedo. Ahora, ese mismo poder lo estaba llamando de nuevo.El Encuentro InminenteMientras la noche caía, Liu Fang se preparaba para lo que vendría. No solo era un enfrentamiento con quienes habían asesinado a su amigo; era un enfrentamiento con su propio ser. La lucha interna entre el deseo de venganza y el anhelo de paz lo atormentaba. Pero ahora, la venganza había ganado.En su mente resonaban las palabras de Lian: "El pasado tiene una forma de regresar". Aceptó su verdad. Estaba a punto de convertirse en el tirano que había jurado no ser. La línea entre el bien y el mal se desdibujaba a medida que el deseo de venganza lo guiaba.Liu Fang se adentró en la noche, el eco de su antiguo yo resonando en cada paso. La venganza era una llama ardiente que, por fin, había renacido en su corazón. Y no se detendría hasta que aquellos que habían causado su dolor pagaran el precio.