Mientras Liu Fang se alejaba del pueblo, el eco de los pasos resonaba en su mente, cada uno de ellos marcando la distancia entre él y la vida tranquila que había deseado. El vacío que dejó Yue Lan se transformó en un abismo de dolor, y en su interior, una chispa oscura comenzó a avivarse. Fue entonces cuando el aire a su alrededor comenzó a cambiar.El Despertar del PoderA medida que avanzaba, una poderosa energía emanó de su ser. Era como si las sombras que había intentado dejar atrás comenzaran a cobrar vida, envolviéndolo en una aura de poder que hacía temblar el suelo. Sus ropas, antes simples y humildes, se transformaron en un vestigio de su antiguo yo: un guerrero marcado por la guerra, la traición y el caos.Los cielos, antes despejados, comenzaron a oscurecerse, tiñéndose de un rojo intenso, como si el mismo mundo se estremeciera ante su regreso.Liu Fang: (susurrando para sí mismo) ¿Qué me ha pasado?Fue un momento de revelación, un recordatorio de lo que había sido. El emperador del caos, el tirano que había sido una vez, estaba resurgiendo de las profundidades de su ser. La lucha interna entre el hombre que deseaba ser y el tirano que había sido se intensificaba.El Llamado de los GeneralesEn lo más profundo de su mente, las voces de sus antiguos generales comenzaron a susurrar. Aquellas que había salvado, educado y entrenado, ahora eran ecos de su pasado, llamándolo de nuevo hacia la oscuridad. Recordó cómo las había encontrado, cómo habían creído en él, y cómo había caído en la tiranía que había prometido erradicar.Liu Fang: (gritando al cielo) ¡No! ¡No volveré a ser lo que fui!Sin embargo, su cuerpo no respondía a su voluntad. La oscuridad y el poder que lo rodeaban se aferraban a él como un viejo amigo, seduciéndolo con promesas de venganza y dominio.La Decisión del Emperador del CaosCon cada paso, el peso de su decisión se hacía más pesado. Liu Fang sabía que los generales que había creído perdidos estaban vivos, y que, al igual que él, también habían sido marcados por su pasado. La tentación de buscarlas, de reclamar lo que había perdido y tomar el control una vez más, lo llamaba.El poder dentro de él se intensificó, pulsando como un corazón oscuro. La voluntad de destrucción que había sentido al recordar la muerte de su esposa regresó con renovada fuerza.Liu Fang: (cerrando los ojos, luchando con sus demonios) ¿Qué haré? ¿Cómo puedo evitar que el tirano regrese?Pero en su interior, una respuesta comenzó a formarse: quizás no había forma de evitarlo. Tal vez, en su búsqueda de venganza, encontraría la respuesta que había estado buscando durante tanto tiempo.El Camino del TiranoLa realidad de su situación se estableció en su mente. Liu Fang no podía volver atrás; El viaje que había comenzado era inevitable. Se volvió hacia el horizonte, donde las montañas que habían sido testigos de su historia se alzaban majestuosas, desafiando el cielo rojo que lo rodeaba.Liu Fang: (con determinación) Si he de ser un tirano, que así sea. Pero esta vez, haré las cosas de manera diferente.El poder en su interior vibró con aprobación. Mientras se adentraba más en la oscuridad, supo que debía enfrentar a sus antiguos generales, aquellos que alguna vez le sirvieron y que, en su búsqueda de poder, podrían convertirse en sus más grandes enemigos.Con el cielo ardiendo y su corazón latiendo con el pulso de la venganza, Liu Fang se embarcó en un viaje que no solo buscaría recuperar lo que había perdido, sino también redescubrir el hombre que realmente era. La historia del emperador del caos apenas comenzaba a reescribirse.