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Chapter 15 - Episodio 13: sentimiento nunca dichos

Lulu, después de los intensos eventos que sacudieron su vida y la de quienes la rodeaban, se estableció en el tranquilo pueblo de Valeria, donde todo había comenzado para ella y Assath. Aunque las amenazas sobrenaturales habían sido derrotadas y los secretos ocultos del pueblo revelados, Lulu decidió quedarse, sintiendo una conexión profunda con el lugar.

En la actualidad, Lulu lleva una vida pacífica, aunque no del todo ordinaria. Abrió una pequeña librería en el corazón de Valeria, un lugar acogedor donde los estantes están llenos de libros antiguos y raros, muchos de los cuales contienen fragmentos de la historia sobrenatural del pueblo. La librería se ha convertido en un punto de encuentro para los habitantes del pueblo y visitantes curiosos que vienen a buscar conocimiento o simplemente a disfrutar de un momento de tranquilidad.

Sin embargo, detrás de la fachada tranquila de su vida cotidiana, Lulu sigue siendo una protectora del equilibrio entre lo humano y lo sobrenatural. Con el paso de los años, se ha convertido en una especie de guardiana del pueblo, utilizando sus habilidades para mantener a raya cualquier amenaza que pudiera surgir. Aunque estas amenazas son menos frecuentes que en el pasado, el mundo sobrenatural sigue siendo inestable, y Lulu es consciente de que su papel como protectora nunca ha terminado realmente.

Assath sigue siendo su compañera más cercana, y juntas han creado un refugio en el pueblo, un lugar donde aquellos que han sido tocados por lo sobrenatural pueden encontrar seguridad y orientación. A menudo, Lulu se sienta en su librería, mirando por la ventana mientras lee, con un té caliente a su lado, siempre alerta a cualquier señal de desequilibrio en el delicado tejido entre los dos mundos.

La gente del pueblo ha llegado a respetarla y a confiar en su sabiduría, aunque pocos conocen la verdadera extensión de sus habilidades. Para la mayoría, Lulu es simplemente la amable dueña de la librería, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesite. Pero para aquellos que están al tanto, ella es mucho más que eso: una guardiana, una amiga, y una fuerza que no debe subestimarse.

En sus momentos más tranquilos, Lulu reflexiona sobre todo lo que ha pasado, sobre las pérdidas y las victorias, y sobre cómo ha cambiado desde que llegó a Valeria. Aunque ha visto y vivido cosas que muchos no podrían imaginar, ha encontrado un sentido de propósito y paz en su vida actual, un equilibrio que antes pensaba que no era posible.

Su relación con Assath también ha evolucionado con el tiempo, de compañeras a algo más profundo. Juntas, han construido una vida basada en la confianza y el apoyo mutuo, y aunque el pasado siempre estará presente en sus recuerdos, han aprendido a encontrar alegría en el presente y esperanza en el futuro.

Evil Victor, conocido como el Dios de las Maldiciones, se encontraba en el epicentro de su dominio, una vasta y oscura fortaleza que reflejaba la esencia de su poder. La atmósfera estaba cargada de energía maligna, y cada rincón del lugar parecía estar impregnado con sus maldiciones. Su rostro, marcado por una eterna expresión de cinismo, mostraba una sonrisa perversa que solo acentuaba el aura de terror que lo rodeaba.

Su poder no era solo inmenso, sino también terriblemente complejo. Cada maldición que lanzaba venía con un precio, uno que las víctimas rara vez podían prever. Para él, el juego consistía en ver cómo aquellos que se atrevían a desafiarlo o a cruzarse en su camino caían en la desesperación, atrapados por sus propias decisiones, sin escape posible.

Esa sonrisa en su rostro no era de simple satisfacción; era la sonrisa de alguien que entendía las profundidades del sufrimiento y lo manipulaba a su antojo. Evil Victor había perfeccionado su arte a lo largo de incontables eras, y el precio que imponía por sus maldiciones era siempre el mismo: la destrucción de la esperanza, la corrupción del alma, y la inevitabilidad de la ruina.

En ese momento, mientras sus pensamientos se sumergían en la oscuridad, podía sentir el eco de los lamentos y las súplicas de aquellos que habían caído bajo su hechizo. Sabía que cada nueva maldición lo fortalecía, alimentando la fuente de su poder y consolidando su posición como el ser más temido en su universo.

Pero esa sonrisa también ocultaba algo más: un deseo insaciable por más poder, por extender su influencia más allá de los confines de su dominio. Porque aunque era un dios, también era una maldición encarnada, y como tal, su naturaleza lo empujaba siempre a buscar nuevos horizontes, nuevas almas que quebrar, y nuevos mundos que dominar.

Evil Victor disfrutaba del caos que provocaba, de la incertidumbre que sembraba. Cada maldición lanzada era como un hilo en una vasta telaraña que él controlaba, y aquellos atrapados en ella no tenían más opción que enfrentarse a las consecuencias de sus propios deseos y ambiciones. Y, mientras todo eso ocurría, la sonrisa en su rostro permanecía inmutable, un reflejo de su absoluto dominio sobre la maldad.

En el fondo, sabía que no importaba cuántos héroes o dioses se levantaran contra él, pues todos, tarde o temprano, caerían en su trampa, y pagarían el precio por desafiar al Dios de las Maldiciones.

Evil Victor estaba en lo más profundo del subconsciente de Victor, un lugar oscuro y tortuoso que él mismo había moldeado con sus pensamientos más oscuros y su insaciable sed de poder. A pesar de ser un dios, se encontraba atrapado dentro de Victor, una situación que lo enfurecía constantemente. Era un ser de maldad pura, y la idea de estar limitado, de no poder ejercer su dominio sobre el mundo exterior a su antojo, le parecía no solo frustrante, sino humillante.

Su conexión con Victor era una atadura forjada por el caos y la maldición, un vínculo que había nacido del encuentro con Karla'k, el dios del caos. Aquel ser había jugado con las fuerzas primordiales, y como resultado, había encerrado a Evil Victor en un rincón de la mente de Victor, una prisión que solo podía romperse bajo ciertas condiciones muy específicas.

"Maldito Karla'k...," murmuró Evil Victor, su voz resonando con eco en el vacío de aquel lugar. Podía sentir las restricciones que lo mantenían ahí, cadenas invisibles hechas de emociones y recuerdos que lo anclaban. "Este miserable no tiene ni idea del poder que tiene entre sus manos... y yo estoy condenado a esperar por cada momento de debilidad."

Y así era. Evil Victor solo podía salir y tomar el control cuando Victor estaba emocionalmente vulnerable. Estos eran los momentos que él esperaba con ansias, observando, siempre al acecho, listo para aprovechar cualquier grieta en la defensa emocional de Victor. Pero esos momentos eran escasos, y cada vez que se le presentaba la oportunidad, la aprovechaba con ferocidad, intentando extender su influencia tanto como pudiera antes de ser obligado a retroceder nuevamente a las sombras.

En su aislamiento, Evil Victor pasaba el tiempo tramando, buscando maneras de romper las barreras que lo mantenían atado. La rabia que sentía por su impotencia se alimentaba a sí misma, convirtiéndolo en una fuerza aún más peligrosa, siempre esperando el próximo desliz emocional de Victor. Sabía que el control total no era imposible, solo improbable... por ahora.

"Victor... pronto cederás," se dijo a sí mismo, con la misma sonrisa perversa que siempre llevaba en su rostro. "Y cuando lo hagas, será mi turno de desatar la verdadera oscuridad que llevas dentro."

Mientras tanto, seguía atrapado, odiando cada segundo de su confinamiento, pero también sabiendo que cada momento de vulnerabilidad en Victor era un paso más hacia su eventual liberación. Y en su mente, ese pensamiento era lo único que le daba un retorcido consuelo.

Evil Victor, frustrado por su confinamiento, decidió utilizar su tiempo en el subconsciente de Victor para desarrollar una técnica que podría darle más control e influencia sobre el mundo exterior. Sabía que necesitaría algo ingenioso, algo que le permitiera manifestarse con más frecuencia y poder, sin depender exclusivamente de la vulnerabilidad emocional de Victor.

Mientras exploraba su memoria y los oscuros rincones de su mente, Evil Victor comenzó a formar una idea: una técnica que le permitiría crear un vínculo entre Victor y otra persona, un lazo oscuro que él pudiera manipular para teletransportar a Victor de un cuerpo a otro. Esta técnica no solo le permitiría tener más control sobre Victor, sino que también podría usarla para influenciar y, eventualmente, dominar a otras personas conectadas a través de este vínculo.

A medida que la idea tomaba forma, Evil Victor se sumergió en la creación de esta técnica. Recordaba antiguos hechizos y maldiciones, fragmentos de conocimientos olvidados, y los fusionó con su propia energía maldita para forjar un nuevo poder. La técnica necesitaba ser lo suficientemente sutil como para que Victor no se diera cuenta de su verdadera naturaleza hasta que fuera demasiado tarde, y al mismo tiempo, lo suficientemente poderosa como para que Evil Victor pudiera usarla incluso en su estado limitado.

La técnica que finalmente ideó la llamó "Shadow Nexus". La esencia de esta técnica residía en conectar la sombra de Victor con la de otra persona. Una vez establecida la conexión, Evil Victor podría usar las sombras como un portal, teletransportando a Victor instantáneamente al cuerpo de la otra persona. Aunque Victor seguía siendo el dominante en esta transición, la conexión permitía a Evil Victor ejercer su influencia sobre el nuevo cuerpo temporalmente, sembrando caos y confusión.

Además, el "Shadow Nexus" no solo era una herramienta de teletransportación, sino que también servía como una especie de enlace psíquico. A través de este vínculo, Evil Victor podía susurrar pensamientos oscuros en la mente de la persona conectada, manipulando sus acciones, debilitando su voluntad, o incluso induciendo emociones negativas que eventualmente podrían abrir una brecha lo suficientemente grande como para que Evil Victor tomara el control total.

El proceso de creación fue arduo, pero al finalizarlo, Evil Victor sonrió con satisfacción. Sabía que "Shadow Nexus" no era una técnica infalible, pero era un paso más hacia su eventual liberación. Ahora solo necesitaba esperar la oportunidad adecuada para ponerla en práctica, y cuando lo hiciera, su influencia sobre Victor, y aquellos conectados a él, crecería exponencialmente.

"Con esto... mi alcance se extenderá más allá de estas malditas cadenas," pensó Evil Victor, sintiendo un destello de esperanza maligna. "Victor, ni siquiera sospechas lo que te espera."

A la mañana siguiente, Victor se despertó con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. Al abrir los ojos, vio a su esposa Luci sonriéndole mientras le ofrecía una lista de compras. En la lista, entre otras cosas, estaba la búsqueda de un libro infantil que querían para sus hijos. Luci sabía que no había mejor persona para ayudar con esto que Lulu, así que sugirió que Victor la buscara.

Victor, con su habitual energía y determinación, decidió no perder tiempo. Usando su técnica "Usagi Instantáneo", se teletransportó inmediatamente a la biblioteca donde Lulu y Assath pasaban gran parte de su tiempo. En un parpadeo, apareció frente a la gran puerta de madera de la biblioteca. Con una sonrisa en su rostro, empujó la puerta y dijo con entusiasmo: "¡Hola!"

Lulu, quien estaba organizando algunos libros en uno de los estantes, giró hacia la puerta y sonrió al ver a Victor. "Victor, qué sorpresa. ¿En qué puedo ayudarte hoy?" preguntó, dejando los libros a un lado.

Victor le explicó rápidamente que estaba buscando un libro infantil, y sabía que Lulu tenía el mejor gusto para elegir algo especial. Mientras conversaban, Lulu le mostraba varias opciones y le recomendaba los mejores títulos que tenía en su colección.

Sin embargo, mientras Victor y Lulu hablaban y revisaban los libros, Evil Victor aprovechó el momento. Desde el subconsciente de Victor, Evil Victor observaba atentamente, esperando la oportunidad perfecta para probar su nueva técnica, el "Shadow Nexus". Aunque sabía que Victor estaba relajado y en un ambiente seguro, eso era lo que lo hacía tan vulnerable. La paz y la tranquilidad eran el camuflaje perfecto para sus oscuras intenciones.

Evil Victor comenzó a concentrarse, activando silenciosamente el "Shadow Nexus". Mientras Victor hojeaba un libro, una sombra sutil y casi imperceptible comenzó a extenderse desde sus pies, conectándose con la sombra de Lulu. La oscuridad se movía como una serpiente, sigilosa y oculta bajo el cálido resplandor de la luz de la mañana.

"Solo un poco más..." murmuró Evil Victor para sí mismo, sintiendo cómo la conexión se establecía. La sombra de Victor se fundió con la de Lulu, y en ese instante, Evil Victor sintió una oleada de poder recorrerlo. Había hecho contacto.

La conexión permitió a Evil Victor sentir los pensamientos de Lulu, su tranquilidad y su enfoque en la conversación con Victor. Pero más importante aún, le dio acceso al vínculo que ahora existía entre ella y Victor. Desde este punto, podría comenzar a influenciarla de maneras sutiles, comenzando con pequeños susurros en su mente, alimentando pensamientos oscuros, o despertando miedos latentes.

Victor, ajeno a lo que estaba ocurriendo, continuó conversando con Lulu sobre los libros. Eligió uno que le parecía perfecto, agradeciendo a Lulu por su ayuda. Mientras ella le envolvía el libro, un leve escalofrío recorrió su espalda, como si algo oscuro hubiera pasado por un rincón de su mente. Lulu sacudió la cabeza, descartando el pensamiento como un mero efecto del cansancio.

Victor, contento con su elección, se despidió de Lulu y Assath, y con el libro en la mano, se preparó para regresar a casa usando nuevamente el "Usagi Instantáneo". Pero ahora, había algo más en juego. Sin que él lo supiera, Evil Victor había dejado una marca, un lazo oscuro que podría usar en cualquier momento.

A medida que desaparecía de la vista de Lulu, ella sintió una leve inquietud en su corazón, aunque no sabía por qué. Mientras regresaba a sus tareas, esa sombra imperceptible continuaba acechando en su mente, plantada allí por Evil Victor, quien ahora tenía una herramienta más en su arsenal para finalmente liberarse y causar el caos que tanto anhelaba.

Esa misma noche, cuando Victor se dispuso a descansar, se sintió satisfecho con el día que había tenido. Se acomodó en la cama, sintiendo la calidez de las sábanas y la cercanía de Luci, que ya dormía a su lado. Todo parecía estar en su lugar: el libro que había conseguido con la ayuda de Lulu, las risas compartidas con su familia durante la cena, y la tranquilidad de un hogar lleno de amor.

Sin embargo, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por el sueño, una sensación extraña comenzó a formarse en su interior. Una ligera, pero persistente inquietud que no podía explicar. No le dio mucha importancia, atribuyéndolo al cansancio de un día largo.

Pero mientras caía más profundamente en el sueño, una sonrisa comenzó a formarse en su rostro. No era una sonrisa común, sino una que parecía estar impregnada de algo más oscuro. Era como si en algún lugar dentro de él, una parte oculta, casi olvidada, estuviera saboreando un triunfo silencioso.

Evil Victor, aún dentro del subconsciente de Victor, se deleitaba con lo que había logrado ese día. La conexión establecida con Lulu a través del "Shadow Nexus" había sido solo el primer paso. Desde las profundidades de la mente de Victor, podía sentir la influencia de su técnica, un poder que crecía lentamente, esperando el momento adecuado para ser liberado.

Victor, sin darse cuenta de la verdadera naturaleza de la sonrisa en su rostro, se sumió en un sueño profundo, ignorante de la batalla que se libraba dentro de él. Mientras dormía, Evil Victor aguardaba, paciente y calculador, sabiendo que cada día que pasaba lo acercaba más a la libertad y al caos que tanto deseaba sembrar.

Y así, con esa sonrisa en su rostro, Victor durmió, mientras en las sombras, Evil Victor planeaba su siguiente movimiento, sabiendo que el día en que tomaría el control estaba cada vez más cerca.

Esa misma noche, mientras Victor dormía plácidamente, Evil Victor finalmente logró lo que tanto deseaba. Había pasado el día experimentando con su nueva técnica, "Shadow Nexus," un método que le permitiría manifestarse en el mundo exterior a través del cuerpo de Victor. Hasta ese momento, solo podía tomar el control cuando Victor estaba emocionalmente vulnerable, pero ahora tenía un plan más ambicioso.

Aprovechando el estado de reposo profundo de Victor, Evil Victor activó la técnica. Un oscuro poder emergió desde lo más profundo del subconsciente, y en un instante, tomó el control total del cuerpo de Victor, forzando a su anfitrión a un rincón de su propia mente, donde apenas podía observar lo que sucedía.

Victor, ahora atrapado en su subconsciente, intentó resistirse, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Evil Victor, saboreando su triunfo, sonrió mientras se levantaba de la cama. Se movió con una precisión y confianza que no era propia de Victor, observando brevemente a Luci, que dormía a su lado. Su mirada estaba llena de una fría indiferencia, muy distinta de los sentimientos de Victor.

Salió de la habitación en silencio, sus pasos ligeros y calculados. La oscuridad de la noche le dio la bienvenida mientras abandonaba la casa. Ahora que tenía control completo, su mente estaba llena de planes. Sabía que esta era su oportunidad para manifestar su poder en el mundo real, para moldear la realidad según sus oscuros deseos.

Antes de partir, con una sonrisa maliciosa, se teletransportó utilizando el "Usagi Instantáneo" hasta la biblioteca de Lulu y Assath. Al llegar, abrió la puerta con un aire de confianza y dijo, "Hola." Pero en lugar del habitual tono amistoso de Victor, la voz llevaba consigo una carga oscura, un presagio de lo que estaba por venir.

Esa noche, el mundo cambió para siempre, y Victor, atrapado en lo más profundo de su mente, solo pudo observar con impotencia cómo Evil Victor caminaba libre, dispuesto a cumplir sus propios designios.

Evil Victor, al darse cuenta de que Lulu no estaba en la biblioteca, decidió regresar al cuerpo de Victor. Sabía que tenía que actuar con cautela para no levantar sospechas, así que utilizó el "Shadow Nexus" para devolver el control a Victor. Con un suspiro de resignación, observó cómo el cuerpo de Victor volvía a su estado habitual, su rostro relajándose mientras dormía profundamente.

Pero Evil Victor no había terminado. Su nuevo poder le permitía trasladarse entre cuerpos, y su próximo objetivo era Lulu. Con una sonrisa maliciosa, activó nuevamente el "Shadow Nexus," esta vez enfocándose en el cuerpo de Lulu. La técnica, que había perfeccionado con esmero, le permitió teletransportarse directamente al subconsciente de Lulu, dejando en paz el cuerpo de Victor.

Al entrar en la mente de Lulu, Evil Victor sintió una resistencia diferente. Lulu era poderosa, con una mente fuerte y disciplinada, pero Evil Victor tenía la ventaja de la sorpresa. Se movió en silencio, tomando control poco a poco, asegurándose de no despertar a Lulu mientras tomaba posesión de su cuerpo.

Una vez que el proceso estuvo completo, Evil Victor abrió los ojos de Lulu. Estaba en su habitación, el ambiente tranquilo y oscuro. A través de los ojos de Lulu, Evil Victor sonrió con satisfacción, sabiendo que ahora tenía el control de un nuevo cuerpo.

Esta vez, no había dejado rastro alguno en Victor, quien continuó durmiendo sin sospechar que Evil Victor ahora tenía el poder de moverse entre cuerpos, con la capacidad de causar caos donde y cuando quisiera.

Evil Victor, ahora en control del cuerpo de Lulu, comenzó a mover lentamente los dedos, sintiendo la diferencia en la energía que fluía a través de ellos. Este cuerpo era distinto, más ágil y flexible, pero también poseía una sutileza que su propio cuerpo no tenía. Se levantó de la cama de Lulu con una sonrisa de malicia en su rostro, sintiendo la ligereza en cada movimiento.

"Interesante..." murmuró para sí mismo, girando los hombros para aflojar los músculos, antes de estirar los brazos por encima de la cabeza. Sentía la fuerza latente en este cuerpo, pero también sabía que tenía que probar sus límites. Con una sonrisa, decidió salir al bosque cercano, donde podría entrenar sin interrupciones.

Utilizando la misma técnica de teletransportación que había desarrollado, Evil Victor apareció en un claro aislado en medio del bosque. El lugar estaba bañado por la luz de la luna, que proyectaba sombras inquietantes entre los árboles. Era un escenario perfecto para experimentar.

Primero, intentó invocar la energía interna de Lulu. Al concentrarse, sintió cómo la energía fluía hacia sus manos, formándose en esferas de luz. Era diferente de la energía oscura que solía manejar, pero igual de poderosa. Lanzó una de las esferas hacia un árbol cercano, viendo cómo explotaba en un destello brillante que dejó el tronco reducido a astillas.

"Nada mal," pensó Evil Victor, satisfecho con la respuesta del cuerpo. Luego, se enfocó en técnicas más avanzadas, empezando por el uso del "Usagi Instantáneo." Con un pensamiento, desapareció de su posición actual, apareciendo instantáneamente en una rama alta de un árbol a varios metros de distancia. El cuerpo de Lulu se adaptaba bien a la velocidad extrema, mucho mejor de lo que había anticipado.

Finalmente, quiso probar algo más complejo: una combinación de sus habilidades malditas con el poder de Lulu. Concentrando ambas energías en un solo punto, formó una esfera oscura con un núcleo de luz en su centro. La combinación era inestable, pero manejable. Lanzó la esfera al aire, donde explotó en una ráfaga de energía oscura y luz cegadora, causando un cráter en el suelo del claro.

Evil Victor se rió para sí mismo, satisfecho con el poder que ahora poseía. "Este cuerpo... tiene potencial. Pero aún hay más que puedo hacer."

Decidido a explorar todas las posibilidades, volvió a la cabaña de Lulu, con nuevas ideas de cómo aprovechar al máximo su nueva adquisición. La noche era joven, y Evil Victor tenía todo el tiempo del mundo para experimentar y perfeccionar su control sobre el cuerpo de Lulu, mientras Victor dormía, ajeno al peligro que se cernía sobre él y sus seres queridos.

Evil Victor, ahora en control del cuerpo de Lulu, comenzó a explorar su nueva realidad. Se adentró en lo más profundo de la mente de la chica, investigando recuerdos, emociones y secretos que habían estado bien guardados. Pronto encontró algo que podría utilizar a su favor: una inseguridad profunda, un amor no correspondido que había marcado a Lulu de manera significativa. Ese amor era por Chomosuke, un chico que había ocupado sus pensamientos durante mucho tiempo, pero que jamás le había correspondido. La angustia de Lulu por este amor no correspondido se reflejaba claramente en sus recuerdos, en momentos de soledad, frustración y lágrimas silenciosas.

Evil Victor sonrió con malicia al descubrir este punto débil. "Así que este es tu punto flaco, Lulu", pensó. Ahora que conocía su vulnerabilidad, podía manipularla para acelerar su control sobre el cuerpo y la mente de Lulu. No solo podía utilizar el dolor emocional que ella había sufrido, sino también jugar con sus esperanzas y sueños no cumplidos.

"Vamos a ver qué tan fuerte eres realmente, Lulu", murmuró para sí mismo, deleitándose con la perspectiva de ver cómo ella se desmoronaba bajo su manipulación.

Decidió comenzar lentamente, sembrando dudas y confusión en la mente de Lulu. Cada vez que ella intentaba recuperar el control de su cuerpo o pensamientos, Evil Victor le recordaba la expresión indiferente de Chomosuke, su falta de interés, los momentos en que ella se sintió invisible. Le mostró cómo cada uno de esos recuerdos la debilitaba, haciéndola sentir inútil y desesperada.

"¿Ves? No eres nada sin él", susurraba en su mente. "Él nunca te quiso, y nunca lo hará. ¿Por qué sigues aferrándote a algo que no existe?"

Mientras Lulu luchaba contra la tormenta emocional que Evil Victor había desatado dentro de ella, él aprovechaba para fortalecer su conexión con su cuerpo, afianzándose más en su control. La resistencia de Lulu se debilitaba con cada nueva ola de recuerdos dolorosos que él le lanzaba.

Pero no se detuvo ahí. Sabía que para consolidar su control completo, necesitaba hacer algo más. Tenía que quebrar el espíritu de Lulu por completo, y la mejor manera de hacerlo era enfrentarla directamente con su mayor miedo.

"Vamos a darle vida a tus pesadillas, Lulu", dijo con una sonrisa sádica mientras planeaba sus próximos movimientos. "Y cuando finalmente te rindas, este cuerpo será completamente mío".

Con un plan en mente, Evil Victor se preparó para llevar a Lulu a un enfrentamiento emocional que ella no podría soportar. Todo estaba listo para que la voluntad de Lulu se rompiera, y entonces, su control sobre el cuerpo sería absoluto.

Evil Victor, ahora en control total del cuerpo de Lulu, sintió la fragilidad y la desesperación que había dejado en ella. Era un cuerpo quebrantado, una mente destrozada, completamente bajo su dominio. Lulu estaba sumida en una profunda depresión, una oscuridad tan densa que apenas podía reconocer el mundo a su alrededor. Sabía que ella no se recuperaría fácilmente, si es que lo hacía alguna vez.

Con una sonrisa satisfecha, Evil Victor le susurró en la mente de Lulu, ahora completamente en silencio y desolada. "Volveré más tarde. No te preocupes, esta no será la última vez que nos veamos."

Luego, con la frialdad característica, abandonó el cuerpo de Lulu, dejando su mente rota y su espíritu aplastado. Utilizando su técnica, el *Shadow Nexus*, Evil Victor se teletransportó de regreso al cuerpo de Victor.

Mientras se asentaba nuevamente en el subconsciente de Victor, una oscura satisfacción se apoderó de él. Había ganado una batalla más en su constante juego de manipulación, dejando a Lulu al borde del abismo. Pero sabía que esto era solo el comienzo. Con el poder que ahora había perfeccionado, su control sobre Victor se fortalecería con cada ocasión que usara esta técnica.

Victor, ajeno a lo que Evil Victor había hecho, continuaba su vida, sin darse cuenta del daño que su alter ego había causado en su nombre. Pero en algún lugar, muy en lo profundo de su ser, una sombra oscura y burlona reía silenciosamente, sabiendo que el juego estaba lejos de terminar.

Chomosukez, ajeno a los oscuros acontecimientos que envolvían a Lulu y a Evil Victor, llevaba una vida bastante tranquila. Había dejado atrás sus días como héroe para centrarse en una nueva etapa de su vida. Actualmente, estaba trabajando en un pequeño taller mecánico que había abierto en un rincón apacible de la ciudad. Era un lugar modesto, pero a él le gustaba. Aquí podía trabajar con sus manos, concentrarse en algo tangible y mecánico, lejos de las complejidades y las batallas del pasado.

Su día a día era sencillo: arreglar vehículos, construir pequeños inventos para el taller, y ocasionalmente, ayudar a los vecinos con sus necesidades. Era un trabajo honesto y le permitía mantenerse alejado del peligro que había definido gran parte de su vida anterior.

A pesar de la calma exterior, Chomosukez tenía la costumbre de mantener sus habilidades físicas y de combate en forma. Después de cerrar el taller cada día, dedicaba un par de horas a entrenar en un pequeño gimnasio improvisado en la parte trasera del local. Sabía que, en cualquier momento, podría ser llamado a la acción, y no quería ser atrapado desprevenido.

Sin embargo, había algo en su vida que siempre le dejaba una sensación de vacío. A pesar de sus logros y la paz que había encontrado, no podía sacarse de la cabeza a Lulu, la chica con quien había compartido muchas aventuras en el pasado. A menudo se preguntaba qué había sido de ella, pero sus vidas se habían separado, y no había vuelto a saber de ella en mucho tiempo.

Chomosukez nunca supo lo que realmente sentía Lulu por él, y si bien lo había intuido, nunca había tenido la oportunidad, o el valor, de abordar esos sentimientos. Por ahora, se conformaba con vivir su vida de la mejor manera que podía, ignorando el hecho de que, en algún lugar, alguien que una vez fue cercano a él estaba sufriendo profundamente.

Chomosukez había encontrado algo de paz y felicidad en su vida actual, gracias en gran parte a su relación con Beasty. Después de dejar atrás las batallas y el caos, su conexión con Beasty había crecido de manera inesperada. Lo que comenzó como una camaradería nacida en el campo de batalla se había transformado en algo mucho más profundo.

Beasty, conocida por su naturaleza feroz y su insaciable espíritu guerrero, había encontrado en Chomosukez un compañero que la entendía como pocos. A pesar de su pasado lleno de conflictos, ambos habían descubierto en el otro una estabilidad que les faltaba. Chomosukez, con su habilidad para manejar situaciones complicadas con calma y razón, complementaba el fuego y la pasión de Beasty.

Actualmente, vivían juntos en una casa sencilla, lejos del bullicio de la ciudad. Aunque ambos tenían personalidades intensas, habían logrado un equilibrio que les permitía disfrutar de una vida relativamente tranquila. Chomosukez continuaba con su trabajo en el taller, mientras que Beasty, aunque a veces echaba de menos la acción, había encontrado nuevas formas de canalizar su energía, entrenando y perfeccionando sus habilidades, pero sin la constante amenaza de peligro que antes marcaba sus días.

Ambos disfrutaban de las cosas simples: paseos largos, cenas tranquilas, y noches donde simplemente se sentaban juntos, disfrutando de la compañía mutua. Chomosukez apreciaba la forma en que Beasty le hacía reír con su actitud despreocupada y a veces un poco salvaje. Por otro lado, Beasty valoraba la seguridad y la calma que Chomosukez aportaba a su vida.

A pesar de todo, Chomosukez no podía evitar sentir una pequeña punzada de preocupación cada vez que Beasty hablaba del pasado o entrenaba demasiado duro. Sabía que ambos habían pasado por muchas cosas, y aunque la vida era buena ahora, siempre había una parte de él que se preguntaba cuánto duraría esa paz.

Sin embargo, cuando miraba a Beasty, veía a alguien fuerte y capaz, alguien que había elegido compartir su vida con él, y eso le daba consuelo. Ambos se apoyaban mutuamente, encontrando fuerza en su amor y compañía. Para Chomosukez, estar con Beasty era lo más cercano a la felicidad plena que había sentido en mucho tiempo, y estaba decidido a no perderlo, sin importar lo que el futuro les deparara.

Chomosukez llegó a la biblioteca de Valencia en busca de un libro que necesitaba para un proyecto en el que estaba trabajando. Había escuchado que la biblioteca de Lulu y Assath tenía una colección extensa, así que decidió aprovechar la oportunidad para visitar el lugar. Sin embargo, al entrar, se dio cuenta de que algo no estaba bien.

Lulu, quien siempre había sido una persona enérgica y amigable, estaba diferente. Ella estaba de pie frente a una estantería, arreglando libros con movimientos lentos y mecánicos, su mirada perdida en el vacío. La chispa que solía iluminar sus ojos había desaparecido, reemplazada por una expresión sombría y distante. Chomosukez sintió una punzada de preocupación al verla así.

Assath, quien normalmente estaba al lado de Lulu, parecía estar haciéndose cargo de la mayoría del trabajo, observando a Lulu con una mezcla de preocupación y tristeza. Cuando Chomosukez se acercó, Assath le lanzó una mirada que confirmaba lo que ya sospechaba: algo estaba muy mal con Lulu.

"Hola, Assath," saludó Chomosukez, intentando sonar casual. "¿Cómo están? Noté que Lulu parece un poco... diferente hoy."

Assath suspiró profundamente y se detuvo en su tarea, volviéndose hacia Chomosukez. "Sí, algo cambió en ella hace unos días. Ha estado distante, como si estuviera atrapada en su propia mente. No habla mucho, y cuando lo hace, parece... vacía."

Chomosukez frunció el ceño, su preocupación aumentando. "¿Ha mencionado algo? ¿Alguna razón por la que esté así?"

Assath negó con la cabeza. "Nada concreto. Solo se queda mirando al espacio, como si estuviera luchando con algo dentro de ella. He intentado hablar con ella, pero es como si no estuviera realmente aquí."

Chomosukez observó a Lulu por un momento más. La veía mover libros, pero sin el cuidado y el entusiasmo que solía poner en su trabajo. Era evidente que algo o alguien la había herido profundamente.

"Lulu," llamó suavemente, acercándose un poco más. "¿Estás bien?"

Lulu se detuvo por un segundo, como si hubiera escuchado su voz desde muy lejos. Lentamente, giró la cabeza para mirarlo, pero sus ojos apenas parecían enfocar en él. "Estoy... bien," respondió en un tono monótono, casi sin vida.

Chomosukez sintió un escalofrío recorrer su espalda. Algo terrible había pasado, y él no sabía cómo ayudarla. "Si necesitas hablar, estoy aquí," dijo con suavidad, esperando que de alguna manera, sus palabras pudieran llegar a ella.

Lulu asintió lentamente, pero no dijo nada más. Volvió a sus tareas, como si la conversación nunca hubiera ocurrido. Chomosukez intercambió una mirada preocupada con Assath antes de alejarse, sintiendo que había algo muy oscuro y doloroso dentro de Lulu, algo que la estaba consumiendo desde dentro.

Salió de la biblioteca con el corazón pesado, decidido a hacer lo que fuera necesario para descubrir qué le había pasado a Lulu y cómo podría ayudarla. Pero por ahora, solo podía esperar que ella encontrara la fuerza para abrirse, para compartir el dolor que claramente estaba ocultando.

Mientras caminaba de regreso a su casa, no pudo evitar preguntarse si había algo más en juego, algo que ninguno de ellos entendía. Pero una cosa era segura: no dejaría que Lulu enfrentara esto sola.

Esa noche, cuando la biblioteca estaba en silencio y la oscuridad cubría el cielo, Lulu se encontraba en su habitación, en una cama que se sentía más fría y solitaria que nunca. La desesperación y la tristeza la habían consumido por completo, dejándola en un estado donde apenas podía luchar contra los pensamientos oscuros que la invadían. Era como si un abismo sin fondo se hubiera abierto dentro de ella, y simplemente no tenía fuerzas para resistir más.

Mientras yacía allí, con los ojos cerrados y el corazón pesado, sintió una presencia familiar pero aterradora. Era Evil Victor, quien había estado acechando en las sombras de su mente, esperando el momento perfecto para tomar control una vez más. Lulu, en su estado de profunda desesperación, no luchó contra él. No había fuerza en ella para resistir, y en su mente, ya no importaba lo que sucediera.

Evil Victor, al notar que Lulu no ofrecía resistencia alguna, sonrió con satisfacción. Esta vez, no había necesidad de forzar su control; ella simplemente se rendía. Era un momento de completa sumisión, el momento en que su voluntad había sido finalmente quebrantada. Con un pensamiento, Evil Victor tomó el control del cuerpo de Lulu, sintiendo cada músculo, cada movimiento como si fuera suyo. No había lucha, no había batalla interna, solo el eco de la mente rota de Lulu resonando en el fondo.

Bajo el control de Evil Victor, el cuerpo de Lulu se levantó de la cama. Los movimientos eran fluidos pero carentes de la vida y la energía que solían caracterizarla. Evil Victor comenzó a probar los límites del cuerpo, explorando su fuerza, su velocidad, y los poderes que este albergaba. Lulu observaba desde un rincón oscuro de su propia mente, demasiado exhausta emocionalmente para intervenir o importar. Había sido reducida a una espectadora de su propia vida.

Evil Victor se regocijaba en el control que ahora tenía, consciente de que Lulu estaba tan debilitada que incluso había abandonado cualquier deseo de luchar por su propia existencia. Este nuevo cuerpo era ágil y poderoso, y aunque no se comparaba con el de Victor en fuerza bruta, tenía su propio conjunto de habilidades que Evil Victor estaba ansioso por explorar.

Después de un tiempo, habiendo satisfecho su curiosidad inicial, Evil Victor dejó el cuerpo de Lulu y volvió al de Victor. Pero antes de irse, dejó una marca en el alma de Lulu, asegurándose de que ella nunca pudiera olvidar quién era el verdadero dueño de su ser ahora. Lulu, ya rota, no hizo más que acurrucarse en su cama, sintiendo el vacío que la consumía lentamente.

Esa noche, mientras Evil Victor regresaba al cuerpo de Victor, satisfecho con su dominio, Lulu se quedó en la oscuridad, con su espíritu aún más aplastado. La lucha interna había terminado para ella, al menos por ahora. Y en su lugar, solo quedaba una fría resignación a su destino, un destino donde ella ya no tenía control, ni siquiera sobre su propio cuerpo.

Chomosukez, que generalmente era una persona despreocupada y enérgica, no podía sacarse de la cabeza lo que había visto en la biblioteca de Valencia. Lulu, su amiga de toda la vida, había estado distante, con una mirada perdida y apagada mientras organizaba los estantes con Assath. Algo no cuadraba. La Lulu que conocía siempre había sido fuerte, independiente, y con una chispa en los ojos que parecía capaz de iluminar la habitación más oscura. Pero esa noche, algo en ella parecía roto, como si una sombra la hubiera envuelto, apagando esa chispa para siempre.

Mientras Chomosukez intentaba dormir, su mente no dejaba de regresar a esa imagen inquietante de Lulu, con su mirada vacía. ¿Qué podría haberle pasado? ¿Qué podría haber cambiado a su amiga tan profundamente? No encontraba respuestas, y eso lo atormentaba. Su preocupación por ella crecía con cada minuto que pasaba, convirtiéndose en una sensación incómoda en su pecho que no lo dejaba en paz.

A la mañana siguiente, Chomosukez se levantó temprano, sin haber descansado realmente. Mientras desayunaba con Beasty, apenas tocó su comida, su mente seguía atrapada en pensamientos sobre Lulu. Beasty, notando su comportamiento inusual, lo miró con una ceja levantada.

-¿Ocurre algo? -preguntó Beasty, con esa mezcla de curiosidad y preocupación que solo ella podía expresar.

Chomosukez suspiró, dejando caer el tenedor en su plato antes de levantar la mirada hacia su pareja.

-Es Lulu... -respondió lentamente-. Algo está mal con ella. Anoche, cuando fui a la biblioteca, apenas parecía ella misma. Estaba tan... distante. No dejaba de arreglar los libros, pero era como si no estuviera allí realmente.

Beasty frunció el ceño, su preocupación creciendo al escuchar esto. Aunque no era tan cercana a Lulu como Chomosukez, sabía que su pareja tenía una conexión especial con ella, y no tomaba a la ligera estas cosas.

-Quizás deberías hablar con ella -sugirió Beasty-. Averiguar qué está pasando. No puedes simplemente quedarte preocupado sin hacer nada.

Chomosukez asintió, sabiendo que tenía razón. No podía quedarse de brazos cruzados mientras Lulu sufría en silencio. Tenía que hacer algo, aunque no estuviera seguro de cómo enfrentar la situación. Decidido, terminó rápidamente su desayuno, agradeció a Beasty con un rápido beso, y salió hacia la biblioteca.

El camino hacia la biblioteca le pareció más largo de lo habitual, como si el tiempo estuviera ralentizándose por la ansiedad que sentía. Al llegar, la puerta estaba entreabierta, lo cual era inusual. Al entrar, encontró a Assath en el mostrador, quien le dirigió una mirada preocupada antes de hablar.

-Ha sido así toda la mañana -dijo Assath, refiriéndose a Lulu-. Apenas habla, apenas come... y no me deja ayudarla. No sé qué hacer, Chomosukez.

La preocupación de Assath solo alimentó la suya. Se acercó a la sección donde sabía que Lulu solía pasar la mayor parte de su tiempo, y la encontró allí, exactamente como la había visto la noche anterior: perdida, moviéndose mecánicamente, sin vida en sus ojos.

-Lulu... -dijo suavemente, acercándose-. ¿Qué te pasa?

Lulu levantó la vista, pero sus ojos no parecían enfocarse en él. Era como si estuviera mirando a través de él, a un punto lejano que solo ella podía ver.

-Estoy bien... -murmuró, aunque su voz era apenas un susurro.

Pero Chomosukez no estaba convencido. Sabía que algo estaba terriblemente mal, y no se iría hasta averiguar qué era. Lentamente, extendió la mano, tomando la de Lulu con gentileza.

-No lo parece -dijo, su tono lleno de preocupación-. Por favor, déjame ayudarte.

Lulu lo miró por un largo momento, como si intentara encontrar las palabras, pero finalmente solo sacudió la cabeza y apartó la mano. Sin decir más, volvió a sus libros, como si esa simple acción pudiera alejar los demonios que claramente la acosaban.

Chomosukez se quedó allí, sintiéndose impotente. Sabía que Lulu no iba a abrirse fácilmente, y eso solo lo hacía sentir más preocupado. Pero no se rendiría. No iba a dejar que su amiga se hundiera sin hacer nada. Iba a encontrar la manera de ayudarla, sin importar cuánto le costara.

Esa noche, cuando regresó a casa, Chomosukez apenas podía dormir. El rostro vacío de Lulu lo perseguía, y la desesperación de no poder hacer nada lo consumía lentamente. Sabía que esto no iba a desaparecer por sí solo, y que tendría que seguir intentándolo, día tras día, hasta que finalmente pudiera romper la barrera que la mantenía atrapada en su propio infierno personal.

La lucha por salvar a Lulu apenas comenzaba, y Chomosukez estaba decidido a no rendirse, aunque no tuviera idea de lo que realmente estaba enfrentando.

Chomosukez pasaba los días sumido en una preocupación constante por Lulu. Cada vez que regresaba a la biblioteca, la escena se repetía: Lulu seguía distante y casi ausente. La preocupación de Chomosukez se intensificaba con cada visita, pero su esfuerzo por acercarse a Lulu parecía en vano. Ella mantenía una fachada de normalidad, pero su vacío era evidente.

Un día, mientras Chomosukez intentaba encontrar alguna pista sobre el cambio en Lulu, se topó con un libro antiguo en la biblioteca que parecía estar fuera de lugar. La portada estaba desgastada, y no tenía título visible. La curiosidad lo llevó a abrirlo, y dentro encontró anotaciones y símbolos que no reconocía. Parecían estar relacionados con antiguos rituales y magia prohibida.

El libro estaba en un estado lamentable, pero entre sus páginas había una nota escrita a mano, con una caligrafía temblorosa que parecía haber sido escrita en un momento de desesperación. La nota hablaba de una entidad poderosa que había influenciado a Lulu, atrapándola en un estado de desesperación y apatía.

Con esta nueva información, Chomosukez decidió buscar a alguien con conocimiento en magia antigua y rituales. Habló con Beasty sobre el descubrimiento, y ella, preocupada por su bienestar, lo acompañó en la búsqueda de respuestas.

Finalmente, encontraron a un antiguo hechicero que había vivido en el borde del mundo mágico. Con la ayuda de este hechicero, descubrieron que Lulu había sido víctima de un hechizo de control mental avanzado, que había sido lanzado por una entidad oscura. La entidad había utilizado a Lulu como un canal para sus propios fines, dejándola en un estado de desesperación y desconexión.

El hechicero explicó que para liberar a Lulu, necesitaban realizar un ritual complejo que requería la participación de todos los amigos cercanos de Lulu. Chomosukez, Beasty y Assath se prepararon para el ritual, reunieron los componentes necesarios y se dirigieron a la biblioteca, el lugar donde Lulu había sido más afectada.

El ritual fue complicado y demandó una gran concentración, pero finalmente, el hechizo comenzó a romperse.

Evil Victor, con su sonrisa malévola y su presencia dominante, apareció dentro del cuerpo de Lulu, habiendo usado el Shadow Nexus para infiltrarse. Con el hechizo de control roto, se encontró en un momento crucial, en el que la protección que había intentado brindarle a Lulu había fracasado, dejándolo como el nuevo propietario del cuerpo de la joven.

Mientras Evil Victor se incorporaba, la energía oscura envolvía a Lulu, manifestándose en su rostro con marcas negras que comenzaban a formarse. La sonrisa de Victor se ensanchaba mientras observaba cómo su nuevo recipiente se adaptaba a su control.

"Vaya, parece que el hechizo de rescate que tanto se esforzaron en realizar no sirvió de mucho después de todo," dijo Evil Victor con desdén, su tono cargado de una satisfacción retorcida. "Gracias a Chomosukez y a su obsesión por no mostrar amor y preocupación suficiente, he tomado el control de Lulu. Ahora ella es mía."

Con un gesto arrogante, Victor acomodó su cabello hacia arriba, mostrando con orgullo las marcas negras en el rostro de Lulu. La expresión de la joven estaba ahora bajo el dominio de Victor, reflejando su influencia.

"Eso pasa cuando un amor no es correspondido," agregó Evil Victor, su voz llena de una fría y calculadora satisfacción. "No importa cuánto intenten salvar a alguien, si no están verdaderamente atentos, siempre habrá una oportunidad para quienes desean aprovecharse de las debilidades."

Mientras Evil Victor tomaba el control completo, su mirada se volvía aún más amenazadora. La posesión de Lulu no solo representaba un nuevo poder para él, sino también una oportunidad para desafiar a aquellos que intentaron detenerlo. Con el nuevo recipiente bajo su dominio, planeaba ejecutar sus oscuros designios con más fuerza que nunca, dejando a Chomosukez y a sus amigos enfrentando una nueva y formidable amenaza.

Evil Victor, ahora completamente en control del cuerpo de Lulu, avanzó con una sonrisa cruel. Su presencia estaba cargada de una malicia palpable mientras se movía con tranquilidad alrededor de Chomosukez y Assath.

"¿Qué tanto miran?" dijo Evil Victor con un tono despectivo, su sonrisa ampliándose. "Todo esto fue posible gracias a ustedes. La debilidad y el descuido que mostraron abrieron la puerta para que yo tomara el control."

Se acercó a Chomosukez, colocando su rostro en el hombro de él con una familiaridad perturbadora. Su voz se volvió un susurro malicioso a medida que hablaba.

"Hey, tú, el que la rechazó," dijo Evil Victor con un tono burlón. "Jajaja, suena estúpido, pero parece que no sabes interpretar lo que una mujer realmente necesita. A diferencia de ti, yo pude descifrarlo a través de sus recuerdos."

Evil Victor se apartó, manteniendo su sonrisa siniestra mientras se volvía hacia Chomosukez. Su mirada estaba llena de una satisfacción cruel.

"Me imagino que ahora tendrás que ver cómo sufre. Tú, que no supiste comprender ni siquiera sus más sencillas señales, ahora eres el que debe enfrentarse a las consecuencias de tu falta de atención."

Con esas palabras, Evil Victor se alejaba con un aire de triunfo. La tortura emocional que infligía no solo era un castigo hacia Chomosukez, sino también una declaración de su poder y control sobre la situación. La escena estaba marcada por una atmósfera de desesperanza y la amenaza de lo que estaba por venir.

Evil Victor, con una sonrisa cruel en su rostro, movió dos dedos en el aire y lanzó un corte tan rápido y preciso que era invisible a simple vista. Assath, Beasty y Chomosukez sintieron un leve dolor y, al revisar, notaron pequeñas gotas de sangre comenzando a bajar por sus cuerpos.

-Esto es solo un pequeño recordatorio de lo que significa ser despreciado -dijo Evil Victor con un tono de burla-. Los cortes son invisibles, pero el dolor es muy real.

Chomosukez intentó moverse para enfrentarlo, pero el dolor lo inmovilizó. Miró a Evil Victor con una mezcla de rabia y desesperación.

-¡¿Qué has hecho?! -exigió saber.

Evil Victor alzó una mano, con una expresión de diversión sádica.

-Nada que no puedas entender -respondió, disfrutando claramente de su propio poder-. Solo quise jugar un poco. ¿Qué tal si disfrutan el espectáculo mientras dure?

Se echó a reír, su risa resonando en la sala mientras se preparaba para su siguiente movimiento, completamente inmerso en la satisfacción de su cruel obra.

Evil Victor, con su sonrisa siniestra intacta, se inclinó hacia adelante y dijo:

-No importa si destruyen este cuerpo. Yo ya tengo otro cuerpo donde puedo estar.

Con un gesto despreciativo, continuó:

-Así que sigan intentando. Cada esfuerzo es una pérdida de tiempo y una fuente de entretenimiento para mí.

Su risa se convirtió en una carcajada, deleitándose en la desesperación y la impotencia que sentía su adversario.

Evil Victor continuó con su sonrisa cruel:

-Esto lo hago solo para mi diversión. Así que, Chomosukez y Assath, y claro, también para ti, Beasty...

Se acercó lentamente a ellos, disfrutando de su creciente incomodidad.

-Cada golpe, cada momento de dolor, es solo una parte de mi espectáculo. No tienen idea de cuánto me divierte verlos luchar en vano.

Su risa llena de malicia resonó mientras disfrutaba del sufrimiento y la desesperación de sus víctimas.

Evil Victor, al estar dentro del cuerpo de Lulu, disfrutaba del control absoluto sobre su nuevo recipiente. Con una sonrisa cruel, lanzó un corte invisible que rasgó la entrada de la biblioteca, creando un caos aún mayor.

Chomosukez, Assath y Beasty sintieron la aguda presión de los cortes y los golpes que Evil Victor infligía, con la sangre comenzando a salir lentamente de sus cuerpos. Assath fue arrojada contra unos vehículos, y Chomosukez sufrió un corte devastador tanto en el alma como en el físico, seguido por una explosión que lo lanzó a un edificio. Beasty, por su parte, fue hundida en el suelo con un golpe brutal antes de ser lanzada por una explosión.

Evil Victor se movió con rapidez, desgarrando la camisa de Lulu y exponiéndola mientras observaba con deleite el sufrimiento de sus víctimas.

-No importa si destruyen este cuerpo -dijo Evil Victor con una sonrisa sádica-. Yo ya tengo mi otro cuerpo donde puedo estar. Esto lo hago solo para mi diversión, así que... Chomosukez, Assath, y claro, tu amor actual, Beasty.

Su risa llena de malicia resonó mientras los héroes, debilitados por los golpes le levantan como pueden.

Chomosukez, aunque debilitado, se levantó con esfuerzo, su mirada llena de determinación. Con una voz firme a pesar del dolor, le dijo a Evil Victor:

-Te equivocas si piensas que venimos solo nosotros tres.

Evil Victor, al escuchar estas palabras, desvió la mirada hacia el techo de un edificio cercano. Allí, un encapuchado se encontraba observando la escena. El encapuchado, con movimientos rápidos y precisos, se quitó la capucha, revelando a José, el hijo de Victor del futuro.

José, con una expresión decidida y ojos llenos de determinación, bajó del techo y se unió al grupo, preparándose para la batalla. Su presencia aportaba una nueva esperanza y fuerza al grupo.

José del futuro, con una sonrisa en el rostro, lanzó el primer golpe utilizando la técnica de su maestro Rigor, el salto temporal. Al aplicar la técnica, José se desplazó con velocidad, dirigiendo un golpe directo al estómago de Evil Victor.

Cuando el tiempo volvió a la normalidad, Evil Victor, sorprendido por la rapidez del ataque, recibió el golpe y fue empujado hacia atrás. Sin embargo, aprovechando la cercanía, Evil Victor contraatacó con un golpe al rostro de José, lanzándolo hacia atrás y haciendo que ambos retrocedieran por el impacto.

José, con una sonrisa determinada, tensó sus músculos al ver a Chomosukez, Beasty y Assath heridos. Sabía que no podían permitirse perder más tiempo.

Con rapidez, él y los otros dos atacaron a Evil Victor. José lideró el asalto, lanzando una serie de golpes rápidos y precisos, mientras que Chomosukez y Beasty se unieron con ataques coordinados. Cada golpe estaba diseñado para evitar que Evil Victor tuviera la oportunidad de contraatacar o usar sus habilidades, buscando mantenerlo a la defensiva y sin tiempo para reaccionar.

Evil Victor, con una expresión de molestia en su rostro, pronunció con la voz angelical de Lulu: "¡Infernal Eternal!"

Al instante, una energía negra comenzó a rodear a Evil Victor, creciendo y extendiéndose hasta consumir a todos los presentes. En un abrir y cerrar de ojos, se vieron arrastrados a una dimensión infinita, una prisión de oscuridad absoluta donde el espacio parecía no tener fin. Nadie podía moverse, como si el mismo aire hubiera sido reemplazado por una fuerza que los mantenía atrapados.

De repente, un fuego rojo empezó a surgir en todo el vasto infinito de esa dimensión, envolviéndolos en un calor abrasador, alimentado por la esencia maligna de Evil Victor. Los gritos de Lulu, distorsionados y mezclados con la risa de Victor, resonaban en la inmensidad, haciendo que la desesperación y el miedo se sintieran aún más palpables.

Justo cuando la oscuridad parecía interminable, una grieta se formó en la energía negra que rodeaba la dimensión infinita. Victor, acompañado por Trapecio y Asagi, irrumpió en el lugar con una determinación inquebrantable. Victor, con un poderoso golpe de su puño, rompió la barrera de energía negra que mantenía cautivos a Chomosukez, Beasty, Assath, y José del futuro.

Los tres héroes entraron en la dimensión oscura, sus siluetas brillando con la luz que emanaba de sus auras. Victor, liderando el grupo, fijó su mirada en Evil Victor, su rostro reflejando una mezcla de rabia y determinación. Trapecio, con su habilidad característica, hizo que la gravedad en el área fluctuara, creando una distorsión que debilitó momentáneamente la influencia del fuego infernal. Asagi, por su parte, invocó una barrera protectora alrededor de ellos, protegiéndolos del calor abrasador y las llamas rojas que llenaban la dimensión.

Evil Victor observó con sorpresa y frustración mientras los tres se unían a la batalla. El aire estaba cargado de tensión, y la oscuridad alrededor de ellos se intensificaba, alimentada por el poder de Victor y la maldad de su contraparte. La llegada de estos nuevos aliados cambió el curso de la batalla, y el enfrentamiento final estaba a punto de comenzar.

Victor, con su puño cerrado, comenzó a concentrar una energía luminosa en su mano, su voz firme mientras miraba a Evil Victor.

"Solo eres un estúpido al entrar al cuerpo de otra persona", dijo con desdén, la luz en su mano intensificándose mientras formaba su Blaster Solar.

Asagi, a su lado, esbozó una sonrisa confiada. Su aura oscura se expandió, envolviendo el área con una energía casi tangible. "Black," pronunció, haciendo que la oscuridad se agolpara en torno a su cuerpo, lista para desatarse.

Trapecio, con su enfoque inquebrantable, comenzó a canalizar dos esferas de energía en sus manos. Sus ojos se entrecerraron mientras las esferas crecían en intensidad. "Gamma," murmuró, con ambas energías temblando bajo su control.

En un momento sincronizado, los tres héroes gritaron al unísono: "Gamma Black Solar!"

La combinación de sus técnicas se unió en un torrente masivo de energía, un rayo cegador que atravesó la oscuridad, dirigido directamente hacia Evil Victor. Este, no dispuesto a ceder, lanzó su propia técnica de energía en respuesta, un ataque feroz que chocó contra el poder combinado de los tres.

El impacto de las dos energías fue cataclísmico. La fuerza del choque era tan inmensa que la energía que rodeaba a todos se disolvió en una onda de destrucción pura, liberando a Chomosukez, Beasty, Assath, y José del futuro de sus confines.

El poder resultante del choque fue tan enorme que los cuatro fueron lanzados lejos, volando en direcciones opuestas por la pura fuerza de la explosión. Mientras ellos eran enviados a volar, la batalla entre Victor, Asagi, Trapecio y Evil Victor se intensificaba en el corazón de esa dimensión, cada uno dando todo lo que tenía para prevalecer en un combate donde las apuestas no podrían ser más altas.

La colisión de energías generó una explosión tan colosal que sacudió la dimensión entera, enviando a Victor, Asagi, y Trapecio volando hacia atrás. Sus cuerpos se estrellaron contra un edificio, pero, sin perder tiempo, los tres se adaptaron rápidamente. Con un movimiento sincronizado, presionaron sus pies contra la pared, usando la fuerza del impacto para impulsarse de vuelta hacia Evil Victor a una velocidad asombrosa.

Mientras se lanzaban hacia él, Victor notó que Evil Victor ya no estaba en las mismas condiciones. Dos de sus dedos estaban destruidos, colgando de su mano como si apenas se sostuvieran. Además, la mitad de su rostro mostraba graves quemaduras, con la piel chamuscada y las marcas del daño evidente.

A pesar de las heridas, Evil Victor mantenía su postura desafiante, su mirada oscura se entrecerró mientras los veía acercarse. Pero la velocidad y la determinación de Victor, Asagi, y Trapecio eran imparables; sabían que, a pesar de las heridas que Evil Victor había sufrido, aún quedaba mucho por hacer para derrotarlo.

Evil Victor, aún sonriendo a pesar de sus heridas, levantó una mano y concentró su energía, creando una esfera oscura y densa que brillaba con una luz siniestra. Sin vacilar, lanzó el ataque directamente hacia el corazón de Lulu, que seguía siendo su recipiente. Sabía que, aunque regresara a su propio cuerpo, el daño sería irreversible para Lulu. Su intención era clara: asegurar que, en el momento en que abandonara su cuerpo, ella moriría sin remedio.

Mientras el ataque volaba hacia Lulu, Evil Victor giró su mirada hacia Victor, Asagi, y Trapecio, sus labios curvándose en una sonrisa cruel.

-Ya falta poco para que lo pierdas todo, Victor -dijo, su voz rezumando malicia-. Lulu no sobrevivirá. Esta vez, no habrá forma de que la salves.

El ataque se acercaba rápidamente al corazón de Lulu, y Victor sabía que solo tenía segundos para reaccionar si quería evitar una tragedia o una muerte.

Victor observó con horror cómo el ataque de Evil Victor impactaba a Lulu, atravesando su cuerpo y saliendo por el otro lado. Sin embargo, mantuvo su compostura, endureciendo su expresión mientras veía que la situación se volvía aún más crítica. Con una determinación férrea, murmuró para sí mismo:

-Bien, entonces te mandaré de vuelta a mi cuerpo, inútil.

En un instante, Victor se teletransportó al lado de Evil Victor. Sin darle tiempo a reaccionar, lanzó un golpe devastador directamente al pecho de su enemigo.

-¡Spiritual Breaker! -gritó Victor, descargando toda su fuerza en el ataque.

El golpe fue tan potente que le sacó todo el aire a Evil Victor, dejándolo momentáneamente vulnerable. Aprovechando la oportunidad, Evil Victor utilizó el Shadow Nexus, Evil Victor, aún en su forma etérea, logró abrir un portal oscuro dentro del cuerpo de Victor, conectando sus dos esencias a través de una grieta interdimensional. La sensación fue abrumadora para Victor, quien sintió cómo el mal regresaba a su interior, extendiéndose como una sombra venenosa.

Evil Victor, ahora en control parcial, dejó escapar una risa sombría mientras decía:

-¿Creías que podrías deshacerte de mí tan fácilmente? Este cuerpo me pertenece tanto como a ti, Victor. Y ahora... llevas la oscuridad en tu interior.

Victor apretó los dientes, luchando por mantener el control mientras sentía cómo el poder maligno intentaba tomar el mando. Por un momento, su visión se nubló, y pudo ver a través de los ojos de Evil Victor, la oscuridad que amenazaba con consumirlo desde dentro.

A pesar del intenso dolor y la creciente desesperación, Victor no se rindió. Sabía que no podía permitir que Evil Victor se hiciera con el control total. Con todas sus fuerzas, comenzó a concentrarse, tratando de sellar el portal desde dentro, utilizando el poder de su voluntad para contrarrestar la invasión.

-No... te... dejaré... ganar -murmuró entre jadeos, resistiendo con todo lo que tenía.

Mientras tanto, el cuerpo de Victor temblaba con la lucha interna, cada segundo contando como una batalla entre la luz y la oscuridad dentro de él. El portal seguía abierto, pero la batalla por el control estaba lejos de haber terminado.

Victor, con una fuerza de voluntad inquebrantable, logró dominar la oscuridad que Evil Victor había intentado imponer. Con un grito de desafío, Victor utilizó todo su poder interior para encadenar a Evil Victor de nuevo en las profundidades de su subconsciente. La lucha fue brutal, pero Victor fue implacable, no permitiendo que la oscuridad volviera a emerger.

Una vez que Evil Victor fue contenido, Victor decidió aplicar una táctica inusual: en lugar de enfrentarse a la oscuridad con más oscuridad, optó por un castigo mucho más cruel para un ser de pura maldad. En su subconsciente, Victor comenzó a bombardear a Evil Victor con recuerdos felices y cálidos, escenas de momentos alegres, de amor, de amistad y esperanza.

Cada risa, cada abrazo, y cada sonrisa que Victor había experimentado en su vida, se proyectaron hacia Evil Victor como armas de luz. Para un ser que se alimentaba del odio, la desesperación y la oscuridad, este bombardeo de felicidad era una verdadera tortura.

Evil Victor, encadenado y obligado a presenciar estos recuerdos felices, se retorcía y gritaba, pero no había escapatoria. La luz quemaba su esencia oscura, debilitándolo con cada segundo que pasaba.

-Esto es lo que nunca podrás comprender, Evil Victor -dijo Victor con una voz firme en su mente-. La felicidad y el amor son más poderosos de lo que jamás serás. Y ahora, experimentarás cada uno de estos momentos... una y otra vez.

Mientras las cadenas se apretaban y las imágenes continuaban su asalto implacable, Evil Victor sintió cómo su poder disminuía. Sabía que no podría escapar, no mientras Victor mantuviera el control.

Y así, Victor aseguró que la oscuridad dentro de él permaneciera sellada, torturando a su contraparte maligna con lo que más despreciaba: la felicidad.

Victor, agotado pero decidido, suspiró profundamente al ver a Lulu en el suelo, apenas aferrándose a la vida. Su cuerpo mostraba las cicatrices de la brutal batalla, pero aún respiraba, luchando por seguir adelante.

Con una voz firme, Victor se dirigió a los demás que habían peleado a su lado: Beasty, Asagi, Trapecio, Assath, y José del futuro.

-Es hora de que se vayan. Necesitan descansar y recuperarse, todos ustedes -dijo, su tono dejaba claro que no aceptaría objeciones-. Chomosukez necesita este momento a solas con Lulu.

Los guerreros, aunque renuentes, comprendieron la situación y asintieron, respetando la decisión de Victor. Uno a uno, comenzaron a retirarse, cada uno con sus propios pensamientos y preocupaciones, dejando a Chomosukez con Lulu.

Mientras Victor comenzaba a alejarse, sintió una sensación extraña en su rostro. Al levantar una mano y limpiarse la nariz, vio que su dedo estaba manchado de sangre. Una gota escarlata había bajado por su nariz, una señal del esfuerzo descomunal que había hecho para contener a Evil Victor y mantener el control.

Victor observó la sangre por un momento, consciente de lo cerca que había estado del abismo. Sin embargo, no había tiempo para debilitarse. Con un último vistazo hacia Chomosukez y Lulu, se dio la vuelta y continuó caminando, decidido a encontrar un lugar para recuperar fuerzas y reflexionar sobre lo que había ocurrido.

Sabía que esta batalla había dejado huellas profundas, tanto en él como en los demás, pero también sabía que, por ahora, lo más importante era darle a Chomosukez y Lulu el espacio que necesitaban.

Chomosukez, con una mezcla de tristeza y arrepentimiento, tomó suavemente la mano de Lulu, sintiendo la fragilidad de su cuerpo tras todo lo ocurrido. Sus ojos se fijaron en los de ella, llenos de una profunda pena y una pregunta que no podía contener.

-¿Por qué nunca me dijiste que me amabas? -preguntó, su voz apenas un susurro, cargada de dolor y confusión.

Lulu, con lágrimas en los ojos, miró a Chomosukez. Sus labios temblaron mientras trataba de encontrar las palabras. No había fuerza en su voz, solo una mezcla de tristeza y resignación.

-Tenía miedo... -murmuró Lulu, su voz quebrada-. Miedo de que no sintieras lo mismo... y de que pudiera perderte...

Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, mientras luchaba por mantener la mirada en Chomosukez.

-Pero... siempre te he amado... -añadió, su confesión apenas un susurro que parecía cargar con todo el peso de su dolor reprimido.

Chomosukez sintió una punzada en su corazón al escuchar esas palabras, dándose cuenta de cuánto habían perdido ambos por no haber sido honestos antes. El remordimiento lo invadió, sabiendo que tal vez era demasiado tarde para reparar lo que se había roto. Sostuvo la mano de Lulu con más fuerza, como si ese gesto pudiera revertir el tiempo y sanar las heridas que ambos habían sufrido.

Chomosukez, con la cabeza agachada en un gesto de arrepentimiento y dolor, sentía el peso de la pérdida y la tristeza que lo envolvía. La culpa y el pesar lo habían atrapado, pero cuando sintió la mano de Lulu en su mejilla, levantó la vista.

Lulu, con una sonrisa triste, acariciaba suavemente su mejilla, tratando de brindarle un consuelo que, en ese momento, parecía casi imposible de encontrar. Sus ojos, cargados de lágrimas, estaban llenos de una serenidad que contrasta con el dolor que sentía.

-No te culpes... -dijo Lulu, su voz un susurro débil pero lleno de amor-. Es... mi culpa también.

Poco a poco, mientras la vida se desvanecía de su cuerpo, sus ojos empezaron a cerrarse lentamente. La sonrisa en su rostro reflejaba una paz resignada, como si hubiera encontrado algo de consuelo en el hecho de poder compartir sus últimos momentos con Chomosukez.

La respiración de Lulu se volvía cada vez más ligera, y su mano, que antes había estado acariciando la mejilla de Chomosukez, comenzó a perder fuerza. Chomosukez, con lágrimas en los ojos, sentía la vida de Lulu desvaneciéndose poco a poco, un dolor inaguantable que se instalaba en su corazón mientras veía cómo su amada se desvanecía ante él.

Chomosukez, con el corazón roto y lágrimas cayendo sin cesar, se inclinó sobre Lulu y le dio un tierno beso en los labios, un gesto lleno de amor y arrepentimiento. Sus palabras eran un murmullo lleno de dolor:

-Yo te amaré, no importa si estás muerta. No importa si ya no estás aquí. No te dije nada antes, perdóname... -dijo con una voz quebrada por el llanto.

Mientras sus lágrimas caían sobre el rostro de Lulu, la vida de ella se extinguía lentamente. Chomosukez sintió un vacío profundo en su corazón, un dolor que no podía ser descrito, mientras sostenía a Lulu en sus brazos. Su amor y su tristeza se entrelazaban en ese momento final, marcando la pérdida de una vida que significaba todo para él.

Lulu, con una sonrisa triste en sus labios, cerró los ojos por última vez y su cuerpo se relajó, dejando de respirar. Chomosukez, temblando de dolor, la sostuvo en sus brazos mientras la vida de ella se apagaba. Las lágrimas continuaron cayendo sin control, mezclándose con el silencio que ahora envolvía el lugar. Su llanto era un lamento sincero por la pérdida de alguien a quien amaba profundamente. El dolor de la pérdida lo inundaba, y el mundo parecía desmoronarse a su alrededor mientras enfrentaba la cruel realidad de su ausencia.

Chomosukez, con la mirada perdida y la expresión vacía, cargaba a Lulu en sus brazos, sintiendo el peso de su cuerpo inerte. La tristeza y la desesperación lo envolvían mientras miraba el rostro sereno de Lulu, ahora inmóvil. Su mente estaba en blanco, incapaz de procesar el dolor absoluto de la pérdida. El mundo a su alrededor parecía desvanecerse, dejando solo el peso de su dolor y el recuerdo de lo que había sido. Su llanto continuaba, silencioso y profundo, mientras sostenía a Lulu, lamentando la oportunidad perdida de haberle mostrado su amor.

Chomosukez, con el rostro enrojecido por el llanto y la mente llena de dudas, enterró el cuerpo de Lulu bajo el árbol conocido como el Árbol de la Paz o Iroqués. Este árbol, majestuoso y sereno, parecía ofrecer un contraste inquietante con el dolor que Chomosukez sentía. Tras terminar el sepulcro, se sentó en el suelo junto a la tumba, la tierra fresca aún sin asentar completamente.

Miraba el pequeño montículo de tierra que cubría el cuerpo de Lulu, sintiéndose abrumado por la culpa y el arrepentimiento. Cada pensamiento que cruzaba por su mente le recordaba lo que había fallado, lo que no había dicho, y cómo su propia existencia había llevado a este momento de tristeza. La sensación de que había cometido un error al existir, al no haber comprendido a Lulu a tiempo, lo invadía por completo.

El silencio del entorno solo acentuaba su dolor, mientras se sentaba allí, inmóvil, con el peso de la pérdida cargando sobre sus hombros. El árbol de la paz, con sus hojas susurrando suavemente en el viento, parecía ofrecer un consuelo fugaz, pero Chomosukez no podía encontrar alivio en ello. Solo había vacío y tristeza en su corazón.

Fin.