Victor se encontraba en la nave, rodeado por su familia mientras atendía algunas cosas. De repente, lanzó una pregunta que, aunque parecía sencilla, estaba cargada de una profunda reflexión:
-Saben, es raro decirlo, pero... ¿será bonito morir?
María y Luci lo miraron con sorpresa. Sabían que Victor había enfrentado muchas batallas y desafíos, pero nunca antes lo habían oído expresar dudas tan profundas.
Luci, con una mirada comprensiva, se acercó y le tomó la mano.
-No sé si se puede decir que morir es "bonito" -dijo suavemente-, pero creo que lo importante es cómo vivimos y los recuerdos que dejamos atrás. Lo que importa es el amor y el impacto que tenemos en las vidas de quienes nos rodean.
María asintió, añadiendo:
-Lo que realmente importa es que cada momento que pasamos juntos y cada elección que hacemos refleje lo que valoramos y queremos. La muerte es solo una parte del ciclo, pero lo que hicimos mientras estuvimos vivos es lo que define nuestra verdadera esencia.
Victor miró a su familia, sintiendo un profundo agradecimiento por su apoyo y comprensión. Aunque la pregunta aún pesaba en su mente, encontrar consuelo en la presencia de sus seres queridos le daba una perspectiva diferente sobre su propia existencia y lo que realmente significaba para él.
Victor miró a su familia con una expresión seria, y preguntó con un tono que reflejaba una profunda preocupación:
-¿Y si ustedes mueren?
El silencio se hizo presente en la nave mientras María y Luci procesaban la pregunta. Finalmente, Luci rompió el silencio, su voz tranquila pero llena de emoción:
-Si llegara a suceder, quiero que recuerdes que lo más importante es que vivamos cada momento al máximo. No podemos predecir el futuro, pero sí podemos hacer que el tiempo que tenemos juntos sea significativo.
María añadió con una sonrisa triste:
-La muerte es inevitable para todos, pero lo que importa es cómo enfrentamos la vida. Si nos enfrentamos a la muerte con dignidad y amor, entonces nuestro tiempo aquí habrá tenido sentido. Queremos que recuerdes lo que compartimos y el amor que nos unió.
Victor asintió, sintiendo el peso de las palabras de su familia. Aunque la idea de perder a sus seres queridos era dolorosa, las palabras de María y Luci le ofrecieron un consuelo y una perspectiva más clara sobre cómo enfrentar lo inevitable. La presencia y el amor de su familia le recordaban que, en última instancia, la manera en que vivían juntos y se apoyaban mutuamente era lo que realmente importaba.
Victor, al salir del trance, se llevó una mano a la cabeza, tratando de calmar el dolor que lo invadía. Las visiones del futuro se habían manifestado de manera tan vívida que aún sentía el eco de la angustia que experimentó. La imagen de un gran combate que acababa en la muerte de todos lo llenó de un profundo temor.
Con el corazón agitado y el miedo manifestándose en cada latido, miró a su familia, que estaba preocupada por su repentina alteración. Sin querer preocuparlos más, intentó mantener una expresión serena y desvió la conversación:
-Solo necesito un momento para aclarar mis pensamientos -dijo con voz temblorosa, intentando sonar tranquilo-. Vamos a descansar un poco antes de continuar con nuestros planes.
María y Luci asintieron, preocupadas pero dispuestas a darle el espacio que necesitaba. Mientras se retiraban para permitirle un momento de soledad, Victor se quedó solo con sus pensamientos, tratando de procesar lo que había visto y cómo podría afectar el futuro que compartía con su familia.
Victor se dejó caer en una silla, sus lágrimas fluyendo libremente mientras el peso de la visión lo abrumaba. La imagen de un futuro sombrío y devastador lo había tocado de manera tan profunda que no pudo evitar derramar lágrimas incontenibles. Se sintió incapaz de detener el llanto, como si las lágrimas fueran la única forma de liberar la presión y el dolor que sentía en su pecho.
Mientras lloraba, Victor se preguntaba si había alguna manera de cambiar ese futuro, de evitar el destino que había visto. Su mente estaba en caos, intentando encontrar una solución, pero el simple hecho de enfrentarse a la posibilidad de perderlo todo lo dejó completamente desolado. En ese momento, el peso de la responsabilidad y el miedo al futuro lo abrumaron, dejándolo llorar en silencio, solo en su angustia.
Victor se dirigió a la habitación de Daiki con pasos vacilantes. La preocupación en su rostro era evidente, y el dolor en sus ojos aún era palpable. Al llegar a la puerta, respiró hondo antes de golpear suavemente.
"Daiki, ¿puedo hablar contigo un momento?" preguntó, intentando mantener la calma a pesar de la inquietud que sentía. La relación entre ellos había sido tensa, llena de conflictos y rivalidades, pero el peso de la visión del futuro lo había llevado a buscar cualquier ayuda posible, incluso de aquellos con quienes estaba en conflicto.
Esperó, la mano aún en la puerta, esperando la respuesta de Daiki mientras su mente seguía luchando con el dolor y la desesperanza que había experimentado.
Daiki observó a Victor con una mezcla de sorpresa y molestia. "¿Qué quieres, Victor?" preguntó, cruzando los brazos.
Victor, visiblemente afectado, tomó un respiro profundo. "No es fácil para mí decir esto, pero... tuve una visión del futuro. Un futuro donde todos estamos en gran peligro, y no estoy seguro de cómo enfrentarlo."
Daiki frunció el ceño, intentando descifrar la gravedad en las palabras de Victor. "¿Y qué es lo que viste exactamente?"
Victor vaciló, luchando con las palabras. "Vi un gran combate... y la muerte de todos nosotros. No sé si es una visión inevitable, pero el dolor y la desesperanza que sentí fueron muy reales."
Daiki, notando la angustia en el rostro de Victor, asintió lentamente. "Entiendo. Aunque no somos aliados naturales, si lo que dices es cierto, deberíamos prepararnos. No podemos ignorar una amenaza tan grande."
Victor asintió, agradecido por la comprensión. "Gracias, Daiki. No sé qué nos depara el futuro, pero enfrentar esto juntos es la única forma de tener alguna esperanza."
Con eso, ambos se quedaron en silencio por un momento, contemplando la magnitud de la situación que se les avecinaba.
Daiki se quedó sorprendido por el abrazo inesperado de Victor, y aunque no estaba seguro de cómo reaccionar, optó por dar suaves palmadas en la espalda de Victor. La expresión de Victor era una mezcla de tristeza y vulnerabilidad, algo inusual en él.
"Tranquilo," dijo Daiki en voz baja, intentando brindar consuelo. "Si hay algo que podemos hacer para cambiar eso, lo haremos. Pero primero, debemos enfrentar lo que tenemos aquí y ahora."
Victor se separó lentamente, secándose las lágrimas que no pudo contener. "Gracias, Daiki. A veces, enfrentar la verdad puede ser abrumador."
Daiki asintió, mostrando una mirada de determinación. "Vamos a seguir adelante. Preparémonos para cualquier cosa que venga. No enfrentaremos esto solo."
Ambos se quedaron en silencio por un momento, compartiendo un entendimiento mutuo sobre la gravedad de su situación y la necesidad de estar preparados para lo que el futuro pudiera traer.
Victor y Daiki se dirigieron hacia una habitación temporal ubicada en una de las áreas más seguras y avanzadas de la nave. Al entrar, se encontró con un entorno equipado para maximizar el entrenamiento y la preparación: paredes de energía, equipos de combate virtual y un sistema que permitía una inmersión total en simulaciones.
Victor ajustó los controles de la habitación, programando el tiempo de la simulación para que un mes en el interior equivaliera a solo unas horas en el exterior. Daiki, con una mirada de determinación, comenzó a prepararse para el entrenamiento intensivo que se avecinaba.
"Este tiempo será crucial para reforzarnos y prepararnos para lo que vendrá," dijo Victor mientras ajustaba los parámetros.
Daiki asintió. "Necesitamos estar al máximo de nuestras capacidades. Aprovechemos cada momento."
Ambos entraron en la habitación y la puerta se cerró con un suave zumbido. El espacio comenzó a ajustarse a los parámetros de la simulación, creando un entorno que pondría a prueba sus habilidades, resistencia y estrategias. A medida que el tiempo avanzaba en el interior, tanto Victor como Daiki se sumergieron en un entrenamiento arduo y meticuloso, fortaleciendo sus habilidades y preparándose para los desafíos que enfrentarían en el futuro.
Fin.