Chereads / History academy arco 4 parte 2: "Apocalarök". / Chapter 13 - Episodio 11: Recovering the hero.

Chapter 13 - Episodio 11: Recovering the hero.

Rigor, con una expresión firme, entra en la celda donde dejó a Víctor recuperándose de sus heridas. El ambiente es pesado, cargado de la tensión de las palabras que está a punto de decir.

Rigor observa a Víctor, que aún está debilitado pero consciente. Con voz dura y llena de determinación, le dice:

"Levántate, Víctor. No eres aquel mismo chico que solía ser. Has caído en la oscuridad, pero eso no significa que debas quedarte ahí. Este camino que has tomado no te llevará a ninguna victoria verdadera. Demuéstrame que aún tienes algo de honor, que puedes ser más que este monstruo que has dejado salir. Levántate y lucha como el guerrero que una vez fuiste, no como la sombra en la que te has convertido."

Rigor espera, observando si Víctor responde, buscando en su rostro cualquier señal de que aún queda algo del hombre que una vez conoció.

Victor levanta lentamente la cabeza, su mirada arde con una mezcla de dolor, rabia y determinación. Sus palabras salen con un tono frío y decidido:

"No, ellos tienen que pagar."

Rigor lo observa en silencio por un momento, y la decepción se refleja claramente en su rostro. Lo que alguna vez fue un amigo, un camarada, se ha transformado en alguien consumido por la venganza y la oscuridad.

"Si no aprendes por las buenas, entonces te enseñaré a la fuerza," responde Rigor con firmeza, su voz resonando con una mezcla de tristeza y resolución.

Sin más palabras, Rigor avanza hacia Víctor, preparado para hacer lo que sea necesario para traerlo de vuelta a la luz, incluso si eso significa enfrentarlo una vez más. Sabe que la lucha no será fácil, pero está decidido a salvar a Víctor de sí mismo, sin importar el costo.

Rigor, con una expresión grave y determinada, empezó a descargar una serie de golpes contundentes sobre Victor. Cada golpe al cráneo, pecho y estómago resonaba con fuerza en la celda, demostrando el poder de la raza templaria. Rigor no se detenía, sabiendo que debía quebrar la voluntad de Victor, llevándolo al límite para intentar sacarlo de la oscuridad en la que estaba sumido.

Los golpes, que habrían dejado a cualquier otro ser inconsciente o peor, apenas lograban derribar la resistencia de Victor, cuya furia y dolor lo mantenían en pie. Cada impacto hacía eco de la batalla interna que libraba en su mente, donde la voz de la venganza luchaba contra los vestigios de su antiguo yo, el héroe que una vez fue.

Rigor, sin embargo, no cesaba, canalizando toda su fuerza y habilidades en cada golpe, decidido a romper esa barrera de odio que había consumido a su antiguo amigo.

"¡Despierta, Victor!" gritó Rigor con desesperación, esperando que sus golpes pudieran alcanzar algo más profundo que la carne y el hueso, algo más allá de la rabia y el odio que había tomado control del guerrero frente a él.

Victor, agitado y con el rostro desfigurado por el enojo, apenas logró emitir un gruñido de protesta. "Nooo..." murmuró, como si intentara resistirse al cambio inevitable que se estaba forjando dentro de él.

Rigor, con una mirada fría y determinada, sabía que el momento definitivo había llegado. Con un último golpe, canalizando toda su fuerza templaria, golpeó el pecho de Victor con tal intensidad que no solo rompió hueso y carne, sino que también dañó profundamente el alma de Victor, incluso afectando la de Evil Victor que coexistía en su interior.

El impacto fue tan devastador que Victor cayó de rodillas, sus manos temblorosas presionadas contra el suelo, incapaz de sostenerse. La furia y el odio que lo habían sostenido hasta ese momento se desvanecieron, dejándolo vacío y quebrado. El daño a su alma era tan profundo que cualquier vestigio de la venganza que lo había impulsado se debilitaba, dejándolo vulnerable, no solo físicamente, sino espiritualmente.

Rigor se mantuvo firme, observando a su amigo caído, esperando que este golpe, el más brutal y definitivo, pudiera finalmente romper las cadenas de oscuridad que habían atrapado a Victor. Pero sabía que, aunque el cuerpo y el alma de Victor estaban rotos, el verdadero desafío sería ver si alguna vez podría recuperarse completamente, o si este era el principio del fin para el guerrero que una vez fue un héroe.

Victor, al borde del colapso, sintió un dolor abrumador irradiar desde su pecho, tan intenso que le hizo jadear en busca de aire. Sus manos se apretaron contra el suelo mientras su corazón latía descontroladamente, como si fuera a estallar en cualquier momento. Una sensación de asfixia y desesperación lo envolvió, y el mundo a su alrededor se desvaneció en un caos de dolor y angustia.

El pánico lo dominó por completo. Su mente, ya fracturada por la rabia y la desesperación, ahora se rompía aún más bajo el peso del sufrimiento físico y emocional. La respiración se volvió errática, sus ojos se desorbitaron, y un sudor frío cubrió su cuerpo. Cada latido de su corazón se sentía como un martillazo, enviando olas de dolor a través de su ser.

Rigor, al ver el estado en el que Victor había caído, se dio cuenta de la gravedad de lo que había hecho. Había buscado liberarlo de su oscuridad, pero ahora se enfrentaba a un hombre al borde de la destrucción total. Aunque su intención había sido salvar a su amigo, las consecuencias eran devastadoras.

Victor cayó al suelo, su cuerpo convulsionando ligeramente mientras intentaba aferrarse a la realidad, pero el dolor y el pánico eran demasiado para soportar. En ese momento, toda su fuerza, toda su voluntad, se desmoronaron, dejándolo en un estado de vulnerabilidad que nunca antes había experimentado.

Victor, derrumbado en el suelo y con el pecho aún ardiendo de dolor, sintió las lágrimas comenzar a correr por su rostro. El orgullo y la rabia que lo habían sostenido durante tanto tiempo se disolvieron en un torrente de emociones que ya no podía contener. Su cuerpo temblaba mientras las lágrimas caían, mezclándose con el sudor y la sangre.

"¿Qué dirían mis padres...?" murmuró entre sollozos, su voz quebrada por la angustia. Los recuerdos de su infancia, de los momentos en que sus padres lo habían guiado y protegido, emergieron en su mente como un río desbordado. Sus enseñanzas, su amor incondicional... todo parecía tan lejano ahora, como si pertenecieran a otra vida.

El peso de sus acciones, de la destrucción que había causado en su búsqueda de venganza, se volvió insoportable. La imagen de su familia, de la inocencia perdida, lo atormentaba. Se dio cuenta de que había cruzado una línea de la que no podía regresar, y el dolor de esa realización lo desgarraba por dentro.

Rigor, observando la escena, se quedó en silencio. Sabía que Victor estaba enfrentando algo más profundo que cualquier golpe físico. Era un hombre roto, atrapado entre la culpa y la desesperación. Aunque había buscado traerlo de vuelta, ahora se daba cuenta de que el camino hacia la redención de Victor sería largo y doloroso, si es que aún era posible.

Victor, aún postrado en el suelo, sintió un fuerte espasmo en su estómago que lo hizo inclinarse hacia adelante. Un sabor metálico inundó su boca antes de que un rastro de sangre escapara de sus labios. Tosió violentamente, el dolor en su pecho intensificándose con cada espasmo. La regeneración, que siempre había sido su don, su salvación, parecía haberse detenido, atrapada por la vorágine de emociones que lo consumían.

Los sollozos se entremezclaban con la sangre, y cada respiración era un esfuerzo agonizante. El peso de su culpa, su ira, y la desesperanza lo estaban hundiendo en un abismo del cual sabía que no podría salir si no se calmaba. La gravedad de la situación no solo era física, sino emocional, y cada segundo que pasaba sentía que su vida se desvanecía un poco más.

Rigor, dándose cuenta del estado crítico de Victor, se acercó rápidamente. Sabía que debía actuar, pero también comprendía que no se trataba solo de sanar el cuerpo de Victor. Necesitaba encontrar una manera de alcanzar su mente, de ayudarlo a calmarse antes de que fuera demasiado tarde. Con una mano firme pero cuidadosa, levantó a Victor, tratando de estabilizarlo.

"Victor, escucha mi voz", dijo Rigor con urgencia, pero también con un tono que intentaba transmitir calma. "Respira... respira hondo. No te dejes consumir por el dolor. Puedes superarlo, pero tienes que calmarte. No puedes dejar que esto te controle".

El tiempo parecía detenerse mientras Rigor intentaba conectar con Victor, sabiendo que la línea entre la vida y la muerte se volvía cada vez más delgada.

Rigor, sintiendo la creciente desesperación, decidió tomar una medida drástica. Con un movimiento rápido de su mano, abrió un portal brillante que conectaba directamente con la casa de Victor. Sabía que la única manera de calmar a Victor era reunirlo con su familia, con aquellos que podían tocar su corazón de manera más profunda que cualquier palabra o acción suya.

A través del portal, Rigor gritó con urgencia, llamando a la familia de Victor. "¡María, Luci, José! ¡Rápido, vengan aquí!" Su voz reflejaba la gravedad de la situación, una mezcla de autoridad y desesperación que no dejaba lugar a dudas sobre la urgencia del momento.

En cuestión de segundos, María, Luci, y José cruzaron el portal, con el temor y la preocupación grabados en sus rostros. Al ver a Victor, tendido en el suelo, temblando y tosiendo sangre, sus corazones se rompieron. María se arrodilló junto a él, tomando su mano entre las suyas. Luci se acercó también, con lágrimas en los ojos, acariciando su cabello suavemente. José, aunque asustado, se mantuvo cerca, tratando de ser fuerte por su padre.

"Victor, estamos aquí", susurró María con una voz quebrada pero firme. "Por favor, calma... estamos contigo, no estás solo."

La presencia de su familia comenzó a penetrar la densa nube de pánico y dolor que lo envolvía. Aunque el sufrimiento no cesaba, el contacto con sus seres queridos ofrecía un pequeño consuelo, una chispa de esperanza que empezaba a encenderse en su corazón. Victor, con los ojos llenos de lágrimas, sintió una oleada de emociones, una mezcla de tristeza, alivio, y un amor profundo por aquellos que ahora lo rodeaban.

Lentamente, su respiración se hizo menos errática, y el temblor en su cuerpo comenzó a disminuir. Las palabras y el toque de su familia actuaban como un ancla, ayudándolo a estabilizarse. Aunque el dolor aún era intenso, la cercanía de su familia le proporcionaba la fuerza necesaria para empezar a calmarse, para comenzar a sanar, no solo físicamente, sino también emocionalmente.

Victor, con un esfuerzo titánico, comenzó a sanar sus heridas, aunque cada movimiento le causaba un dolor agudo. Su regeneración, lenta y dificultosa, reflejaba no solo el daño físico que había sufrido, sino también el inmenso peso emocional que cargaba. Luci, al ver a su esposo en ese estado, no pudo contenerse más. Se arrodilló junto a él y lo abrazó con fuerza, envolviéndolo en su calidez y amor incondicional.

"Víctor... estamos aquí contigo, siempre," murmuró Luci, sus propias lágrimas cayendo mientras sostenía a su esposo con todo el cariño que podía ofrecer.

María, también profundamente afectada, se unió al abrazo, mientras José se mantenía cerca, ofreciendo su apoyo silencioso. Victor, sintiendo el abrazo de sus esposas y la cercanía de su familia, comenzó a soltar las lágrimas que había estado conteniendo. El dolor y la desesperación comenzaron a disolverse en la presencia de su familia, y poco a poco, su cuerpo empezó a responder. La calidez del abrazo de Luci y María, la presencia de José, le ayudaban a encontrar la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

Con cada lágrima que caía, Victor sentía cómo una pequeña parte del peso en su corazón se aliviaba. Aunque el camino hacia la recuperación completa aún sería largo y difícil, en ese momento, rodeado de su familia, pudo experimentar un atisbo de paz, y por primera vez en mucho tiempo, un destello de esperanza.

Victor, abrumado por la intensidad de sus emociones y el dolor persistente de su regeneración, abrazó a Luci con una desesperación casi dolorosa. Mordió la tela de la camisa de Luci mientras lloraba con una intensidad que reflejaba todo el dolor y la tristeza que había estado acumulando. Sus lágrimas no solo eran el resultado del sufrimiento físico, sino también del profundo dolor emocional por la pérdida de Gaby y las consecuencias de sus propias acciones.

Luci, sintiendo el peso del dolor de Victor, lo abrazó con ternura y comprensión. Su abrazo era firme y lleno de amor, tratando de ofrecerle todo el consuelo posible en ese momento de vulnerabilidad. Mientras él lloraba y su cuerpo temblaba con cada sollozo, ella susurraba palabras de apoyo, tratando de calmar su angustia.

"Lo siento tanto, Víctor... Lo siento por todo lo que has pasado," decía Luci, sus propias lágrimas cayendo mientras trataba de darle fuerza. "Estamos aquí contigo, no estás solo. Vamos a superar esto juntos."

El abrazo de Luci y las palabras suaves eran un ancla en medio de la tormenta emocional que Victor enfrentaba. Aunque el dolor seguía presente, la conexión con su familia le daba una pequeña chispa de esperanza y fortaleza para seguir adelante.

Victor, entre sollozós y el dolor que parecía ahogarlo, decidió desahogarse y sacar lo que reprimió por muchos años con su voz temblorosa.

"Perdí a mi familia, a mi mejor amigo, los vi morir una vez y otra en el futuro cuando me lo contaron los que les pasó. Han abusado de mí y he visto cómo la hermana de Spajit tenía el cerebro de aquella diosa," decía Victor entre sollozos. "Y Gaby… la perdí de una manera tan brutal. No pude salvarla, no pude hacer nada para evitar su sufrimiento. La vi morir a manos de esos asesinos y eso me destrozó."

El dolor y el sufrimiento de Victor se desbordaron, mientras sus seres queridos estaban a su lado, brindándole el consuelo que tanto necesitaba. En medio de su desesperación, la presencia de su familia le ofrecía un rayo de esperanza y una oportunidad para encontrar la redención.

Victor seguía atrapado en la tormenta de sus emociones, su cuerpo temblaba mientras intentaba contener las lágrimas, pero el dolor era abrumador. Aún envuelto en el cálido abrazo de su familia, sentía la presión de sus brazos a su alrededor, un recordatorio de que no estaba solo, aunque en su mente, la sombra de la pérdida y el sufrimiento seguía siendo profunda.

María y Luci no soltaban a Victor, abrazándolo con fuerza mientras sus propios ojos también estaban llenos de lágrimas. José, de pie a su lado, colocó una mano firme y reconfortante sobre el hombro de su hijo. Sentían su dolor como si fuera el suyo propio, pero sabían que en ese momento, lo único que podían hacer era estar ahí para él, ofrecerle su amor incondicional y apoyo.

Victor trataba de calmarse, respirando profundamente, pero cada vez que lo intentaba, los recuerdos de Gaby, de su mejor amigo, de su familia, volvían a inundar su mente. Su pecho dolía, no solo por las heridas físicas sino por la angustia emocional que lo consumía. Quería dejar de llorar, quería ser fuerte por ellos, pero le era imposible.

"Lo siento... lo siento tanto," murmuraba entre lágrimas, su voz quebrada y llena de culpa. "No pude protegerlos... no pude... y ahora... ahora ya no puedo soportar más esto..."

Luci acarició suavemente el cabello de Victor, susurrándole palabras de consuelo al oído, mientras María lo sostenía con todo el amor de una madre que comprende el dolor de su hijo. José, aunque también estaba profundamente afectado, se mantuvo fuerte por Victor, transmitiéndole toda la tranquilidad posible.

"No estás solo, Victor," dijo Luci suavemente. "Estamos aquí contigo. Siempre estaremos contigo. No importa lo que pase, nunca estarás solo."

El dolor en el pecho de Victor comenzó a ceder lentamente, no porque sus heridas estuvieran sanando completamente, sino porque el amor y el apoyo de su familia empezaban a calmar su atormentada alma. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero en ese momento, rodeado por su familia, sintió una pequeña chispa de esperanza. Sabía que, aunque el dolor nunca desaparecería por completo, tendría la fuerza para seguir adelante gracias a ellos.

Fin.