El mundo se sumió en un caos sin precedentes desde que Víctor se lanzó a su misión de venganza. Durante semanas, su ausencia fue acompañada por un rastro de destrucción que se extendió por todo el planeta. Las naciones, temerosas del poder y la furia de Víctor, se desmoronaron bajo el peso de su enojo desatado.
El planeta, ahora sumido en la desesperación, vio cómo el orden se desintegraba. Las ciudades y los gobiernos caían uno tras otro, y la humanidad parecía al borde de la extinción. Solo un escaso 10% de la población sobrevivía, arrastrada por la devastación generalizada.
El terror se había apoderado de la humanidad, y la sombra de Víctor se extendía como una nube ominosa sobre los restos de la civilización. La gente se escondía, temerosa de cualquier cosa que pudiera desencadenar la ira de aquel que había prometido destruir la existencia misma. La desesperanza era palpable, y el mundo, al borde de su propia desaparición, se enfrentaba a un futuro incierto mientras el caos se apoderaba de cada rincón del planeta.
Víctor había sumido el omniverso en un caos indescriptible durante sus dos meses de implacable venganza. Su furia incontenible había devastado el 50% de la existencia, incluidas civilizaciones enteras y deidades que, aunque no tan poderosas, se vieron arrastradas por el torrente destructivo que Víctor desató. Los dioses que habían sido testigos de su poder se encontraban en un estado de terror sin precedentes, mientras las civilizaciones que alguna vez florecieron se desmoronaban bajo la fuerza de su ira.
La magnitud de su destrucción era tan vasta que las fuerzas que se habían alzado en su contra parecían completamente impotentes. Los mundos y universos que antes estaban llenos de vida y esperanza ahora se encontraban en ruinas, despojados de toda vibrante existencia. Víctor, con una determinación fría y calculadora, seguía avanzando, impulsado por la promesa de vengar a su hija.
En el último medio mes que le quedaba, el omniverso seguía temblando bajo el peso de su determinación. La creación misma parecía desmoronarse, mientras el eco de su búsqueda de justicia resonaba a través de la vastedad de la realidad. Víctor estaba decidido a no detenerse hasta que la última gota de sufrimiento que infligió a su familia fuera saldada, y el omniverso estaba a punto de enfrentar las consecuencias finales de su despiadada misión.
Víctor, después de su tormentosa travesía por el omniverso y de haber sufrido la humillación y abuso de una diosa llamada Victoria, regresó al planeta Tierra, ahora convertido en un campo de devastación. La única razón por la que no se había desviado completamente de su objetivo era el amor por su familia, que aún permanecía en su mente como un faro de humanidad en medio de su tormenta interna.
Con la intención de eliminar a la humanidad, que en su mente estaba irremediablemente corrompida y culpable, Víctor se preparaba para llevar a cabo su último acto de venganza. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de desatar su furia sobre la Tierra, surgieron de entre las sombras cuatro héroes inesperados: Vicente, Rob, Tomi y Martín.
Vicente era un guerrero experimentado, conocido por su habilidad en el combate y su valiente corazón. Rob, con sus poderes de manipulación del tiempo, podía ralentizar o acelerar cualquier cosa a su alrededor. Tomi, el estratega, poseía una mente aguda para la táctica y la planificación, y Martín, el último de los héroes, era un hechicero cuya magia podía alterar la realidad misma.
Estos cuatro héroes se unieron con el propósito de enfrentar a Víctor, no solo para proteger a la humanidad, sino también para intentar salvar al hombre que había sido su amigo, hermano o figura de mentor antes de su caída. Cada uno sabía que enfrentar a Víctor sería una tarea monumental, pero su compromiso con la justicia y la esperanza de redimir a Víctor les daba la determinación necesaria para enfrentarse a él.
En el horizonte, mientras Víctor se preparaba para el final de su misión, los cuatro héroes se preparaban para una confrontación épica que definiría el destino del planeta y, posiblemente, del propio Víctor.
Víctor, con su rostro manchado de sangre de incontables batallas y una sonrisa cruel en sus labios, se limpia la sangre con un movimiento rápido y eficiente. Su cabello, antes alborotado por la furia de la batalla, es peinado hacia atrás con una precisión calculada. Sus ojos, fríos y desafiantes, se posan en los cuatro héroes que han surgido para enfrentarlo.
-Acabemos esto rápido -dice Víctor con una frialdad que resuena en el aire, su voz cargada de una amenaza palpable.
Los cuatro héroes, Vicente, Rob, Tomi y Martín, se agrupan, preparándose para la batalla que definirá el futuro de la Tierra. Vicente ajusta su postura de combate, Rob se concentra para manipular el flujo del tiempo a su favor, Tomi examina el campo de batalla para idear una estrategia, y Martín invoca una esfera de energía mágica, listo para enfrentar la tormenta de destrucción que Víctor representa.
El enfrentamiento se vuelve inevitable. Mientras Víctor se prepara para desatar su furia, los héroes están decididos a detenerlo, sabiendo que el destino del planeta y la posibilidad de redimir a Víctor dependen de su habilidad para superar al hombre que una vez fue un héroe y ahora es un apocalipsis en sí mismo.
Los cuatro héroes, Vicente, Rob, Tomi y Martín, se lanzan con determinación hacia Víctor, cada uno desde una dirección diferente, coordinando su ataque para asegurar que el enemigo no tuviera escapatoria. Sin embargo, Víctor, con una sonrisa cruel en su rostro, no se mueve del lugar.
En el instante en que los héroes están a punto de impactar, Víctor desaparece en un parpadeo, dejando solo una estela de oscuridad en su lugar. En un abrir y cerrar de ojos, se encuentra a dos metros de distancia, observando cómo los héroes chocan entre sí con una precisión casi cómica. El sonido del impacto resuena en el aire mientras Vicente, Rob, Tomi y Martín, atónitos y desorientados, se golpean mutuamente con la fuerza de su ataque fallido.
El campo de batalla se llena de una tensión palpable mientras los héroes se reorganizan, intentando recuperar el equilibrio y la coordinación. Víctor, aún sonriendo con desprecio, observa desde su nueva posición con un aire de desprecio absoluto. La facilidad con la que se ha deshecho de su ataque revela la vasta brecha entre su poder y el de los cuatro guerreros.
Víctor, con una sonrisa que refleja tanto satisfacción como desdén, se lanza contra los héroes con una brutalidad implacable. Su primer objetivo es Tomi, a quien golpea con un puñetazo devastador. El impacto es tan fuerte que Tomi es proyectado a través del aire, estrellándose contra unas montañas cercanas con un estruendoso rugido de destrucción.
Sin perder el ritmo, Víctor se vuelve hacia Vicente, a quien arrolla con un golpe certero, enviándolo volando contra un grupo de edificios. Las estructuras se derrumban bajo el peso del impacto, dejando solo escombros y polvo en el aire. Vicente queda tendido entre los escombros, luchando por recuperar el aliento.
Víctor luego se dirige a Rob con la misma furia. Con un movimiento ágil, lo golpea con una fuerza sobrehumana, lanzándolo a una montaña lejana. La montaña tiembla y se resquebraja con el impacto, y Rob queda atrapado en el terreno colapsado, apenas visible entre los escombros y rocas.
Finalmente, Martín es el último en enfrentarse al furioso Víctor. Con un ágil movimiento, Víctor lo golpea y lo lanza hacia otra montaña, donde Martín se estrella contra la superficie rocosa. La montaña tiembla por el impacto, y Martín queda inmovilizado, herido y casi inconsciente.
Con los cuatro héroes derrotados y dispersos por el campo de batalla, Víctor se queda en el centro, su sonrisa aún intacta, como si todo fuera un juego. La tierra, ahora llena de caos y devastación, refleja la magnitud de su poder y la desesperanza de sus oponentes.
Víctor, con su sonrisa cruel y los rastros de sangre y destrucción en su rostro, fija su mirada en las dos nuevas figuras que emergen del polvo y el caos.
Víctor observa a Frydel y Roxxane, notando los detalles que definen a cada una. Frydel viste una camisa blanca sobre una capucha negra, con una falda roja que resalta su presencia. Su apariencia refleja una mezcla de juventud y fuerza, junto con una resistencia forjada por el calor extremo que es capaz de soportar. El fuego que emana de sus manos es un testimonio de su habilidad y su determinación.
Roxxane, por otro lado, lleva una capucha azul que complementa su ropa de asesina y mercenaria. La capucha no solo oculta su rostro parcialmente, sino que también simboliza su conexión con el agua y su pasado oscuro. La fluidez del agua que brota de sus manos revela su habilidad y su capacidad para manipular este elemento con maestría.
Víctor, con su rostro lleno de sangre y su mirada fija en estas dos nuevas heroínas, siente una oleada de desafío y emoción. Sabe que Frydel y Roxxane traen consigo habilidades poderosas y una determinación feroz, lo que promete una batalla más complicada y emocionante. Con una sonrisa cruel en su rostro, se prepara para enfrentar este nuevo desafío, sabiendo que su confrontación con estas dos guerreras será épica y decisiva.
Víctor se mueve con una velocidad asombrosa, posicionándose justo detrás de Roxxane en un abrir y cerrar de ojos. Utilizando su técnica de **gravedad sanguínea**, crea un campo de gravedad que atrae violentamente a la joven hacia él. Roxxane, sorprendida por la fuerza repentina que la jala hacia Víctor, no tiene tiempo de reaccionar.
Con un rápido movimiento, Víctor lanza un golpe directo al estómago de Roxxane, el impacto es brutal. La fuerza del golpe la hace volar por los aires, su cuerpo se desplaza a gran velocidad, estrellándose contra el suelo a una considerable distancia. El suelo tiembla con el impacto, levantando polvo y escombros.
Frydel observa horrorizada desde la distancia, su fuego chisporroteando intensamente mientras se prepara para intervenir. Víctor, con su sonrisa cruel aún en el rostro, no muestra remordimiento alguno. Él está completamente enfocado en derrotar a sus adversarios, sin importar el costo.
El grito de Víctor resuena con intensidad mientras su poder se desata. **"Ira dansandankai!"** La temperatura en el aire se eleva drásticamente, el fuego morado que lo rodea parece absorber toda la luz a su alrededor. Sus músculos se tensan, y el aura de energía que emana de él es palpable, cargada de una fuerza imponente.
Víctor se lanza hacia Frydel con una velocidad abrumadora. La chica, que estaba concentrada en crear sus granadas de fuego, apenas tiene tiempo para reaccionar. Víctor la alcanza antes de que pueda lanzar sus armas, su puño impactando con un golpe devastador en su mejilla. El impacto es tan fuerte que Frydel es lanzada hacia atrás, su cabeza girando con la fuerza del golpe.
Antes de que pueda recuperarse, Víctor la golpea repetidamente, sus puños moviéndose con una rapidez fulgurante. Cada golpe se siente como una descarga de energía pura, cada impacto resonando con el sonido de la fuerza bruta. Frydel intenta defenderse, pero la velocidad y el poder de Víctor superan con creces cualquier intento de contraataque.
Mientras Víctor sigue su ataque implacable, el suelo alrededor de Frydel se desplaza, agrietándose bajo la presión de sus golpes. El fuego que Frydel había comenzado a crear se extingue con el aumento de la temperatura y el caos del combate. Frydel, abrumada y herida, apenas puede mantener su postura bajo la furia de Víctor.
Roxxane, debilitada pero decidida, junta ambas manos y concentra el agua que hay en su cuerpo, formando una potente corriente de agua. A través de sus dedos índice, lanza un chorro masivo que se dirige directamente hacia Víctor. La fuerza y la presión del agua son impresionantes, alcanzando a Víctor con un impacto significativo.
El chorro de agua golpea a Víctor con tal fuerza que lo envuelve por completo, creando una explosión de agua que lo desorienta momentáneamente. La explosión, dirigida a su ojo izquierdo, hace que Víctor pierda temporalmente la visión de ese ojo. La intensidad del ataque es tal que la herida parece más grave de lo que en realidad es.
Víctor, sin embargo, no muestra ninguna señal de debilidad. Su furia y su poder se intensifican aún más. Con un rugido de enojo, su ojo perdido se regenera rápidamente, la herida se cierra con una velocidad asombrosa, y su mirada se vuelve aún más fría y decidida.
La regeneración de Víctor es rápida y efectiva. A pesar de la herida y el esfuerzo que le ha costado a Roxxane, Víctor se mantiene firme y más enfurecido. Su aura de fuego morado se intensifica, su presencia se hace más amenazante.
Víctor, enardecido y decidido a terminar la batalla, se dirige hacia Frydel con una velocidad abrumadora. La agarra por la cintura con una fuerza que hace que la joven sienta la presión de su poder. Sin dar tiempo a la reacción, Víctor la lanza con fuerza hacia Roxxane, quien está intentando recomponerse tras su ataque de agua.
Frydel vuela por el aire, su cuerpo girando en una trayectoria en dirección a Roxxane. La colisión entre ambas heroínas es inevitable y el impacto crea una explosión de energía que combina el fuego y el agua en una explosión vaporosa. La explosión de vapor que resulta de la colisión es intensa, generando una nube densa que envuelve el área.
Víctor, sin detenerse, concentra toda su furia en su siguiente ataque. Su aura de fuego morado se intensifica, ardiendo con la misma temperatura que un rayo. Con un grito de furia, expulsa llamas extremadamente calientes que surgen de sus manos y rodean su cuerpo. Las llamas, con una intensidad y calor descomunal, se dirigen hacia la nube de vapor creada por el impacto.
El calor es tan extremo que el vapor comienza a evaporarse rápidamente, dejando la escena aún más devastada. La presión y el calor de las llamas intensas se sienten incluso a la distancia, y la atmósfera se carga de una energía abrasadora. Víctor observa la nube de vapor con una mirada fría, esperando ver los efectos de su devastador ataque.
Víctor, con su control absoluto sobre el fuego y una furia palpable, comienza a moldear las llamas que lo rodean. Con ambas manos, concentra el calor y la energía en una forma definida. Las llamas moradas se transforman en una flecha de un color vibrante y mortífero. El proceso es meticuloso: con un movimiento preciso, Víctor da forma a la flecha, asegurándose de que la parte trasera sea alargada y aerodinámica, mientras que la punta de la flecha se forma afilada y letal.
Con un gesto decidido, Víctor alarga la parte trasera de la flecha, creando una estructura que se asemeja a un proyectil perfecto. La punta de la flecha se enciende con intensidad, sus llamas moradas destellan con una luz inquietante.
Victor apunta hacia la dirección donde la nube de vapor se dispersa y con un movimiento rápido y certero, lanza la flecha de fuego hacia el centro de la nube. La flecha atraviesa el vapor con una velocidad impresionante, su rastro de llamas dejando una estela brillante.
El impacto de la flecha de fuego en la nube de vapor causa una explosión adicional de energía. Las llamas se expanden con una fuerza abrumadora, arrasando con lo que queda de la nube y asegurándose de que el poder devastador de Víctor se haya manifestado en su máxima expresión.
Frydel y Roxxane, después de atravesar la tormenta de fuego y explosiones, se levantan con dificultad. Sus cuerpos están gravemente heridos; el calor intenso ha quemado sus espaldas y dejado marcas severas en la piel expuesta. El aire se siente cargado con el olor a quemado y a ceniza, mientras las llamas todavía parpadean en el fondo.
Frydel, con su cabello chamuscado y su ropa quemada, se esfuerza por mantener la compostura. Su piel está enrojecida y hay zonas donde las llamas han dejado cicatrices. Roxxane, igualmente afectada, trata de controlar la cantidad de agua que le queda para sanar sus heridas, aunque la cantidad que puede extraer es mínima debido al daño que ha sufrido.
Ambas guerreras se miran, sabiendo que deben encontrar una manera de superar a Víctor si quieren tener alguna posibilidad de sobrevivir. Sus fuerzas están disminuidas, pero su determinación es inquebrantable. Frydel, a pesar del dolor, se prepara para lanzar una última serie de granadas de fuego mientras Roxxane se concentra en crear una barrera de agua para protegerse.
Víctor, observando el estado de sus adversarias, se muestra imperturbable. La devastación que ha causado ha sido monumental, pero su rostro refleja una mezcla de satisfacción y furia, preparándose para el siguiente movimiento en esta batalla implacable.
Rigor, con su presencia imponente y su fuerza descomunal, aparece detrás de Víctor en un destello de velocidad y precisión. Sin previo aviso, lanza un golpe devastador directamente al corazón de Víctor, utilizando toda la potencia acumulada en sus músculos, una fuerza equivalente a casi dos multiversos. Con su otra mano, agarra firmemente el hombro de Víctor, asegurándose de que el impacto sea total y el daño sea extremo en esa área crítica.
El golpe envía una onda de choque a través del cuerpo de Víctor, haciéndolo tambalear momentáneamente. El impacto es tan poderoso que incluso el fuego morado que lo rodeaba se desvanece brevemente, revelando el rostro sorprendido de Víctor. Sin embargo, su resistencia y capacidad de regeneración están al límite, y aunque la herida es grave, no lo incapacita por completo.
Víctor, enfurecido y sorprendido por la intervención inesperada, se da la vuelta con una mueca de dolor y furia en su rostro. Su mirada se clava en Rigor, reconociendo la amenaza y preparándose para contrarrestar el ataque mientras la batalla sigue en un estado de caos y destrucción.
Rigor, sin perder un instante, lanza otro golpe directo al plexo solar de Víctor. El impacto es tan fuerte que provoca que Víctor pierda temporalmente el aliento, tambaleándose por el repentino dolor. Aprovechando el momento de vulnerabilidad, Rigor activa el poder de la raza templaria, aumentando significativamente su fuerza y agilidad.
Con la energía templaria fluyendo a través de él, Rigor da un golpe rápido y preciso hacia el corazón de Víctor. La fuerza del golpe es tan grande que deja una abolladura profunda en la ropa de Víctor, afectando la carne y los huesos bajo ella. El daño es inmenso, y Víctor siente una oleada de dolor y presión que lo deja momentáneamente incapaz de reaccionar.
Víctor cae de rodillas, la furia y el dolor luchando en su rostro. Su regeneración, aunque efectiva, tarda en reparar los daños tan graves. La batalla ha tomado un giro crucial, y la determinación de Rigor parece haber hecho una diferencia significativa en el enfrentamiento.
Rigor, aprovechando la brecha creada por el golpe anterior, se mueve rápidamente y lanza un golpe directo a la sien de Víctor. La fuerza del impacto es devastadora, y el golpe conecta con precisión.
Víctor, debilitado por los daños acumulados, sucumbe al golpe y cae al suelo, desmayado. Su cuerpo, ya exhausto y dañado, no puede resistir más, y la batalla parece haber alcanzado su punto culminante con Víctor inconsciente.
Rigor, con su respiración agitada pero decidida, observa a su oponente desmayado, asegurándose de que el peligro haya pasado, al menos por el momento.
Rigor crea un portal con rapidez, y sin perder tiempo, lanza a Víctor a través de él. Víctor es transportado de vuelta a la academia, donde queda tendido en el suelo, inconsciente pero a salvo.
Rigor luego se acerca a Frydel y Roxxane. Con un gesto de concentración, canaliza su poder curativo y empieza a sanar sus heridas. Las llamas y quemaduras en sus cuerpos comienzan a sanar lentamente, y la energía revitalizante de Rigor alivia el dolor y restaura su vitalidad.
Frydel y Roxxane, aunque exhaustas y heridas, sienten alivio mientras Rigor trabaja en sus curaciones. Rigor les ofrece una mirada de agradecimiento y alivio, sabiendo que han logrado sobrevivir a una batalla brutal y que, por el momento, han evitado una catástrofe aún mayor.
Rigor, después de asegurarse de que Frydel y Roxxane están en camino hacia la recuperación, crea un portal para regresar a la academia. Sin una palabra más, atraviesa el portal y desaparece de la vista, dejándolas en el lugar.
Las dos chicas, aunque aún exhaustas, están aliviadas por el alivio que han recibido. Se miran entre sí, agradecidas por la intervención de Rigor y conscientes de que la batalla no ha terminado, pero al menos por ahora, tienen un respiro.
Fin.