El sol despuntaba tras las colinas que rodeaban Konoha, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. Naruto, con los puños cerrados, miraba su reflejo en la ventana de su apartamento. Hoy era el día. El segundo intento para aprobar el examen de la academia. Había entrenado sin descanso, estudiado hasta que las palabras en los libros parecían bailar ante sus ojos, y practicado sus jutsus hasta que sus manos temblaban por el agotamiento.
—Esta vez será diferente —murmuró para sí mismo, tratando de convencerse.
Salía el sol cuando llegó a la academia, donde el ambiente estaba cargado de tensión. Los murmullos entre sus compañeros reflejaban tanto nerviosismo como anticipación. Iruka-sensei entró al aula, su expresión seria, pero con un destello de aliento en sus ojos.
—Bien, comencemos con la primera prueba: el examen teórico. Tienen una hora. ¡Buena suerte!
Naruto respiró hondo y clavó la mirada en el papel. Las primeras preguntas eran sobre historia ninja y teoría del chakra. Recordó las largas noches repasando cada tema y, sorprendentemente, las respuestas comenzaron a fluir. Aunque hubo un par de preguntas que lo dejaron dudando, logró completar la mayoría. Cuando entregó su hoja, Iruka le dedicó una leve sonrisa.
—Naruto Uzumaki, aprobado en teoría.
La noticia causó sorpresa entre los compañeros, y Naruto sintió un atisbo de orgullo. "Voy por buen camino" pensó, aunque sabía que lo más difícil estaba por venir.
En el campo de entrenamiento, los estudiantes formaron fila frente a Iruka y Mizuki para demostrar los tres jutsus básicos.
—Naruto Uzumaki, adelante —anunció Iruka.
Naruto respiró profundo y comenzó. —Primero, el jutsu de transformación —dijo Mizuki con tono aburrido.
Naruto cerró los ojos y visualizó a Iruka con cada detalle. Realizó los sellos y gritando, —¡Transformación! —, se envolvió en humo blanco. Cuando este se disipó, Iruka se encontró mirando una versión casi perfecta de sí mismo. Mizuki asintió con cierto desdén, pero Iruka le dio una puntuación alta.
—Ahora, el jutsu de sustitución —continuó Iruka. Naruto clavó la mirada en un tronco cercano. Ejecutó los sellos y, tras un destello de humo, apareció donde estaba el tronco. Fue un éxito total.
—¡Bien hecho, Naruto! —dijo Iruka, animándolo.
—Finalmente, el jutsu de clonación —indicó Mizuki, cruzándose de brazos. Este era su mayor temor. Cerró los ojos e intentó concentrarse, pero al realizar el jutsu, el clon resultante era pálido, incompleto y colapsó al instante. Mizuki negó con la cabeza, pero Iruka intercedió.
—Naruto, aunque fallaste en este jutsu, tu progreso general es evidente. Pasarás a la última fase.
Naruto asintió con alivio. A pesar del tropiezo, había llegado más lejos que nunca.
—El combate final será entre Naruto Uzumaki y… Sasuke Uchiha.
Las palabras de Iruka cayeron como un balde de agua fría. Los murmullos entre los compañeros llenaron el ambiente. Sasuke era el mejor de la clase, y todos sabían que no había perdido un solo combate.
Naruto tragó saliva, pero avanzó al centro del campo. Sasuke ya estaba allí, con su característica expresión de confianza despreocupada.
—Recuerden, no se permite el uso de jutsus. Este combate evaluará su habilidad en taijutsu y estrategia. ¡Comiencen! —declaró Iruka.
Naruto se lanzó primero, decidido a tomar la iniciativa. Ejecutó un puñetazo directo, pero antes de que su golpe alcanzara a Sasuke, este ya había girado el torso con fluidez, esquivándolo por centímetros. Naruto no tuvo tiempo para procesarlo; el contraataque de Sasuke fue inmediato, un golpe rápido al costado que, aunque Naruto logró bloquear, lo hizo tambalear.
Naruto avanzó de nuevo, esta vez combinando golpes con patadas, aumentando la velocidad de sus movimientos. Cada ataque era más rápido que el anterior, forzando a Sasuke a retroceder. Pero incluso en ese retroceso, los ojos de Sasuke seguían fijos en los hombros y pies de Naruto, leyendo cada movimiento antes de que sucediera. Cuando Naruto intentó una patada giratoria, Sasuke ya había anticipado el punto exacto de impacto y se agachó para esquivarla, golpeando la pierna de apoyo de Naruto y haciéndolo caer.
Naruto rodó rápidamente y se levantó, jadeando pero con determinación. Volvió a cargar, esta vez con movimientos más erráticos para intentar romper el ritmo de Sasuke. Logró rozar su objetivo, un golpe que Sasuke desvió con el antebrazo, pero no sin fruncir ligeramente el ceño. "Es rápido," pensó Sasuke, mientras ajustaba su postura.
La diferencia se hizo evidente cuando Sasuke decidió contraatacar con seriedad. Naruto lanzó un puñetazo, pero Sasuke se deslizó a un lado y atrapó su brazo, torciéndolo levemente para desequilibrarlo. Antes de que Naruto pudiera reaccionar, Sasuke lo empujó hacia atrás, obligándolo a retroceder varios pasos. Aprovechó el momento para cerrar la distancia con un golpe directo al estómago, que dejó a Naruto sin aliento y de rodillas.
Aún así, Naruto se levantó tambaleándose, apretando los dientes. Sus piernas temblaban, pero su mirada no flaqueaba.
—¡Vamos, Sasuke! ¿Es todo lo que tienes?— gritó Naruto, con una mezcla de frustración y coraje.
Sasuke lo observó en silencio, como si estuviera evaluando su próxima jugada. Entonces, avanzó con rapidez, entrando en el espacio de Naruto antes de que pudiera reaccionar. Usó un barrido bajo para desestabilizarlo y, en un movimiento fluido, inmovilizó a Naruto en el suelo, su rodilla firmemente apoyada sobre el pecho del rubio.
—¡Suficiente! Sasuke es el ganador —anunció Iruka.
Naruto, exhausto y humillado, permaneció en el suelo mientras Sasuke se alejaba sin siquiera mirarlo. El silencio del campo era abrumador, roto solo por algunos murmullos de los espectadores.
Esa tarde, Naruto se sentó solo en el patio de la academia. Sus puños estaban cerrados, sus nudillos blancos. La humillación ardía, pero más que nada, lo carcomía la sensación de insuficiencia.
Iruka lo encontró allí. Se sentó a su lado en silencio antes de hablar.
—Naruto, hoy perdiste. Pero no fallaste.
Naruto lo miró con los ojos llenos de lágrimas contenidas.
—¡Siempre pierdo! Por más que lo intente, nunca soy suficiente.
Iruka colocó una mano firme en su hombro.
—No eres suficiente, aún. Pero eso no significa que no lo serás. Hoy demostraste que puedes superarte. Ese es el verdadero camino del ninja. No se trata de ganar siempre, sino de levantarte cada vez que caes.
Las palabras de Iruka resonaron profundamente en Naruto. Esa noche, mientras miraba las estrellas desde el techo de su departamento, apretó los puños con renovada determinación.
—Un día, Sasuke. Un día te ganaré. Y cuando lo haga, seré más que digno de ser Hokage — susurro. El viento sopló suavemente, llevándose sus palabras hacia el infinito, mientras una nueva llama de determinación se encendía en su interior.