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Chapter 13 - Las Bases del Fin

El patio de entrenamiento de la academia estaba más animado de lo habitual. El sol brillaba alto en el cielo despejado, y las risas y murmullos de los estudiantes se entremezclaban con el sonido sordo de golpes y explosiones menores de chakra. Los grupos se habían distribuido en diferentes zonas del campo, donde cada quien practicaba con intensidad, buscando destacar en su especialidad. Sin embargo, en una esquina apartada, la atmósfera era distinta.

Naruto Uzumaki golpeaba con determinación un tronco marcado por incontables hendiduras, resultado de sus interminables sesiones de entrenamiento. Su camiseta empapada de sudor se pegaba a su piel mientras su respiración se volvía cada vez más pesada. Cada impacto resonaba con fuerza, pero el eco de su esfuerzo parecía perdido entre las risas y comentarios de los demás estudiantes.

Al otro lado del campo, Arata lo observaba con una mezcla de desdén y satisfacción. Rodeado por un pequeño grupo de admiradores, ejecutaba una serie de movimientos fluidos y coordinados que arrancaban exclamaciones de asombro. Su confianza era evidente, y no tardó en dirigir su mirada hacia Naruto, decidiendo aprovechar la oportunidad para reafirmar su superioridad.

—Naruto sigue intentando lo imposible —comentó en voz alta, asegurándose de que sus palabras llegaran hasta él—. Pero nunca estará a mi nivel.

Las risas que siguieron al comentario de Arata retumbaron en los oídos de Naruto, quien apretó los puños con fuerza. Aunque intentó ignorarlo, algo en el tono burlón y la indiferencia de Arata le hizo hervir la sangre. Con la respiración agitada, se giró para enfrentarlo.

—¿Por qué no vienes a demostrarlo, Arata? —gritó, sus ojos ardían con una mezcla de rabia y determinación.

El bullicio del campo disminuyó, y todas las miradas se dirigieron hacia ellos. Arata, sorprendido por el desafío público, levantó una ceja antes de sonreír con arrogancia.

—¿Demostrar qué? —preguntó mientras cruzaba los brazos—. Todo el mundo sabe que no estás a mi nivel. Pero si quieres hacer el ridículo delante de todos, no voy a detenerte.

Naruto avanzó hacia el centro del campo, ignorando las miradas curiosas y los murmullos. Su corazón latía con fuerza, pero no permitiría que su miedo lo dominara.

—Solo hay una forma de saberlo, ¿o tienes miedo? —dijo con desafío.

El reto de Naruto provocó una reacción inmediata en los estudiantes, quienes comenzaron a formar un círculo alrededor de ambos. Arata, claramente irritado, avanzó con paso firme hasta quedar frente a Naruto.

Antes de que pudieran empezar, una voz autoritaria los interrumpió.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Iruka-sensei mientras se acercaba, su mirada alternando entre ambos chicos.

—Nada, sensei. Solo vamos a practicar un poco —respondía Arata con una sonrisa que no ocultaba su confianza—. Naruto quiere ver si está listo para enfrentarse a alguien de mi nivel.

Iruka frunció el ceño, claramente consciente de la tensión entre ellos. Finalmente suspiró, asintiendo con resignación.

—De acuerdo, pero esto es solo una práctica. Nada de ataques peligrosos. ¿Entendido?

Ambos asintieron. Iruka levantó una mano, indicando que tomaran posiciones. Naruto adoptó una postura defensiva, recordando los consejos de Rock Lee: mantenerse firme y concentrarse en sus movimientos. Arata, por su parte, se movía con soltura, seguro de que este enfrentamiento sería una victoria rápida.

—¡Comiencen! —exclamó Iruka, bajando la mano.

Arata atacó primero, lanzándose con un golpe directo que Naruto apenas logró esquivar. Aunque sus movimientos eran torpes y erráticos, Naruto logró mantenerse en pie, esquivando con una mezcla de intuición y reflejos desesperados. Los murmullos del público crecieron en intensidad mientras ambos intercambiaban golpes.

—Nada mal, Naruto —comentó Arata mientras retrocedía unos pasos—. Pero eso no será suficiente.

Con un sello de manos, Arata ejecutó un jutsu que hizo aparecer un clon. Naruto se tensó al ver a dos Arata acercándose desde diferentes ángulos. Intentó contrarrestar, pero el clon era una distracción perfecta. Antes de que pudiera reaccionar, el verdadero Arata logró impactarlo con un golpe en el costado, derribándolo al suelo.

Las risas del grupo de Arata resonaron, pero Naruto, jadeando de esfuerzo, se levantó una vez más. Su cuerpo estaba adolorido, pero sus ojos seguían brillando con determinación.

—¡Aún no he terminado! —declaró con un grito que hizo que el público enmudeciera.

Esta vez, Naruto cargó directamente hacia Arata, lanzando un ataque que parecía desesperado. Arata se preparó para bloquear, pero en el último momento, Naruto giró sobre su eje, esquivando su defensa y logrando conectar un golpe en su brazo. Aunque el impacto no fue suficiente para derribarlo, sorprendía a todos los presentes, incluyendo a Arata.

El intercambio continuó, pero ambos sabían que la diferencia en habilidades era evidente. Finalmente, Iruka intervino, deteniendo el combate antes de que las cosas se salieran de control.

—Eso es suficiente por hoy —anunció con firmeza—. Ambos han mostrado un gran esfuerzo. Recuerden que estos enfrentamientos son para aprender, no para competir.

Mientras los estudiantes se dispersaban, Naruto permaneció en el centro del campo, mirando a Arata, quien se alejaba con su grupo. Takeshi se acercó a él, apoyando una mano en su hombro.

—Podrías haber hecho más si te hubieras quitado las pesas —comentó con una sonrisa.

Naruto se secó el sudor de la frente y respondió con una sonrisa ladeada.

—Es un arma secreta. No quiero revelarla todavía. Si logro que crean que soy lento, podré tomarles por sorpresa cuando sea necesario.

Takeshi asintió, impresionado por su estrategia.

—Interesante enfoque. Si lo manejas bien, podría ser tu ventaja decisiva.

Naruto sonrió con renovada confianza mientras miraba el cielo.

—Todavía tengo mucho que mejorar, pero no me detendré.

El camino era largo, pero el brillo de determinación en sus ojos mostraba que no había espacio para la duda. Naruto estaba dispuesto a alcanzar su meta, sin importar cuántas veces tuviera que levantarse.

En los días posteriores, Naruto alcanzó un gran avance bajo la guía de Kaito, quien lo ayudó a perfeccionar el jutsu de sustitución. Este logro marcó un paso importante en su entrenamiento y le dio una renovada confianza. Además, gracias a semanas de estudio intensivo, logró dominar por completo la teoría de la academia, lo que le aseguraba un mejor desempeño en las pruebas escritas.

Sin embargo, el jutsu de clonación seguía siendo su mayor obstáculo. A pesar de sus esfuerzos, Kaito observó que Naruto tenía un desequilibrio entre su energía física y espiritual, lo que dificultaba el control preciso de su chakra. "Tendremos que trabajar en eso paso a paso," le dijo Kaito con tono alentador.

Por último, Naruto dedicó tiempo adicional a pulir su taijutsu y manejo de armas, dos áreas en las que aún necesitaba mejorar considerablemente. Aunque sabía que el camino sería arduo, también entendía que cada día de esfuerzo lo acercaba más a su objetivo.

Con cada logro y cada derrota, Naruto se fortalecía. El camino hacia convertirse en un ninja digno de respeto era largo, pero su determinación seguía siendo inquebrantable.