"Arte elemental medico: Sello Sanguíneo"
Al aplicar esta técnica en su esposo el sangrado por fin se detuvo, pero la herida aún seguía al rojo vivo por lo que un mal movimiento podría romper el sello y empeorar el sangrado...
La bestia de cristal comenzó a caminar y la madera del suelo rechinaba al son de los quejidos temerosos de Estela al no saber que hacer. Gerald se había desmayado por la excesiva pérdida de sangre y como última opción su esposa realizo dos técnicas de Arte elemental médico.
"Arte elemental medico: transfusión al tacto" Rápidamente al efectuar esta técnica tocó su vena mediana cefálica y con la otra mano usando los mismos dedos hizo lo mismo con Gerald transfiriendo una pequeña cantidad de sangre para que Gerald no pierda la vida.
Al momento, Gerald despertó todavía con algo de mareo y nauseas, agarrando su cabeza con una mano y sus ojos con otra, pero cuando por fin pudo recuperar la visión por completo, el poco de sangre que tenía se les fue a los pies al ver como la bestia estaba estrangulando a su esposa presionándola contra el techo, sus piernas se movían como espaguetis y sus manos presionaban las garras intentando soltarse desesperadamente, pero todo era inútil.
Gerald se levantó y se lanzó hacia ella para golpearla a puño limpio, pero igual que su anterior intento fallido aquellos golpes ni la inmutaron y cuando estela comenzaba a perder la conciencia y su piel se tornaba azulada la bestia comenzó a absorber un gas morado desde su interior.
Pero cuando todo parecía perdido, debido al ajetreo un pedazo de papel doblado cayo del bolsillo derecho de la falda de Estela y al hacer contacto con el brazo de la bestia, este se desintegró provocando que del dolor suelte a la mujer y chillara como un ratón caído sobre una ratonera y sobre ella se levantaran unos picos de cristal similares a los de un gato erizado.
Justo antes que Estela cayera en blanco sobre el suelo, Gerald la recibió en sus brazos y se alejó lo más rápido posible de la sala yendo directamente al cuarto de sus hijos, y al no verlos en cama se asustó y comenzó a llamarlos desesperadamente volteando la cabeza hacia todas direcciones hasta que el mayor de sus hijos asomo la cabeza por la puerta del armario, muy asustado.
–¿Que está sucediendo papito?
–¡Aquí estás corazón! ¿Esta tu hermana contigo? –dejó a Estela sobre el colchón bajo de la litera y se agacho a hablar con sus hijos.
–Aquí esta Irina... Pero siente mucho miedo y vomitó mucho dentro del armario -volteó hacia atrás preocupado al ver a su hermanita pálida y con unas ojeras tan oscuras como la oscuridad misma del armario.
–Tenemos que irnos de casa corazón, agarra dos abrigos y camina atrás mío con tu hermana.
Sin cuestionar ninguna orden, Jacob obedeció, tomó los abrigos y cargó a su hermana en brazos, era bastante fuerte para tener 11 años y cuando estudiaba siempre destacó por eso. Gerald cargó a su mujer y ambos salieron despacito de la habitación, casi que en puntillas observando cuidadosamente en dirección a donde se suponía debía estar la Bestia del Zodiaco.
Desgraciadamente para ellos Irina sufrió un fuerte y escandaloso ataque de tos que llamó la atención de la bestia haciendo que soltara un fuerte rugido a lo lejos y comenzara a correr destruyendo todo a su paso hasta llegar con Gerald.
Al estar básicamente acorralados no tuvo otra opción más que correr directo hacia la puerta de salida y abrirla de una fuerte patada para subir a su familia al carruaje, como no había más tiempo que perder, con un fuerte azote puso a correr a los caballos y él se quedó allí para afrontar su pasado. Estela había recobrado la conciencia, pero ya era demasiado tarde, la levantarse vio a lo lejos como la bestia destruía la entrada de su hogar y se lanzaba hacia su esposo mientras levantaba su mano en forma de despedida.
THE ADVENTURE OF SPRING
Capitulo 02: "Agonia"
«Quizás muera aquí, igual que tú, mi amigo»
Fue lo que pensó al voltear la mirada y ver de reojo como la bestia del Zodiaco estaba a punto de embestirlo, pero sin pensarlo dos veces se abalanzó hacia la derecha y esquivó el ataque del animal, al fallar, la bestia se enojó e incrustó sus garras en el suelo con una mirada de odio y un gran hilo de humo saliendo de su boca.
–¿Ahora quien me pagará por los daños? –unas fuertes punzadas en la herida comenzaron a molestarle con gran dolor, tenía que cubrirla lo antes posible o podría infectarse y empeorar la situación en la que estaba, pero el único lugar en donde estaban los implementos necesarios era el cuarto médico.
"¿Sabes? Ni me sorprendo al verte... Ya me lo quitaste toda una vez, no volveré a permitir que ocurra lo mismo"
Cuando la bestia comenzó a raspar el suelo Gerald aprovechó el momento para correr hacia la casa tomando un manojo de tierra en el camino y cuando esta intentó atacarlo el hombre lanzó el manojo de tierra hacia sus ojos, aturdiéndola brevemente.
Al ingresar a la casa lo primero que hizo es meterse al cuarto médico y cerrar la entrada con todo tipo de mueble y repisa que había en la habitación, pero en el transcurso se dio cuenta de algo que había olvidado por completo desde que todo el desastre se desató.
«No puede ser, me olvidé de este niño»
Pero para su suerte, en el velador junto a su cama se encontró con las vendas que necesitaba.
–Bien, con esto ya estoy seguro Jaja –rio aliviado al darse unas palmadas en el cuerpo cubierto, pero en menos de un segundo su sonrisa se borró al ver que su collar no estaba ahí– Ay no, ay no ¡AY NOOOO! Debió caerse en algún momento de la pelea... ¡no puedo perder ese collar!
La bestia se disolvió como líquido y entró por uno de los orificios de la barrera, volviendo a su forma original al ingresar, pero al hacerlo no encontró a Gerald por ninguna parte ya que todo apuntaba que había escapado por la ventana.
–Tiene que estar aquí en algún lado –buscó y buscó entre todos los escombros de su casa, levantó cada piedra por más pequeña que fuera.
Derribó muebles enteros todo con tal de encontrar el ultimo recuerdo de su hermano, pero la búsqueda cesó, cuando entre esos escombros yacía aquella espada que permanecía enmarcada sobre la chimenea.
La tomó y limpió con los dedos y en su reflejo pudo ver a su versión más joven causándole un gran dolor, pero, sobre todo, resentimiento ante lo que aconteció y volvería a acontecer
A través de la pared cruzó la bestia, destruyendo todo a su alrededor con una furia irredimible. De su boca emanaba un vapor tan caliente como la lava, sus ojos de plata destellaban de un rojo tan rojo como la sangre y su cola se movía con desdén. Su apariencia física se había tornado un poco más tosca y agresiva pues en la mayoría de su cuerpo había espinas sobresalientes y su contextura se volvió mucho más robusta.
–Te voy a matar.
La guerra del instinto, el hombre contra la bestia, un combate posiblemente predestinado desde hace años estaba a punto de comenzar. Gerald se abalanzó hacia ella intentando incrustar su espada en el pecho, su fuerza era abrupta y la ira que sentía al intentar hacerlo era bastante abrumadora, pero al instante con un cabezazo lo estrelló contra la pared del cuarto de sus hijos.
Bastante adolorido se impulsó y tanteó el suelo en búsqueda de su arma, pero no se había percatado que cuando recibió el golpe soltó su espada y ahora esta yacía tirada en el suelo justo al lado del enorme felino purpura. El depredador estaba listo para arremeter a su presa, merodeaba avanzando y retrocediendo frente a él, expulsando humo por la nariz y gruñendo con fluidez.
Morir o morir, no había más opción, o era intentar tomar el arma y defenderse hasta la muerte o morir como un cobarde que se quedó congelado. Luego de pensarlo por un segundo decidió arriesgarse y correr hacia el arma y tal como lo supuso, la bestia zodiacal estaba esperando ese momento para atacar y así lo hizo, al primer movimiento se lanzó directo al cuello.
–Jejeje... ¿Creíste que habías ganado? Inténtalo de nuevo –Gerald había evitado el ataque de la bestia utilizando sus brazos como escudo, haciendo que los colmillos de tal monstruoso animal se queden incrustados allí.
"Te presento a mi Genn Muscular, mi Genn con el que envié a miles de personas al infierno ¡MALDITA BESTIA!"
Con una fuerza sorprendentemente abismal extendió los brazos hacia los lados y torció la mandíbula del Zodiaco, separándola de él y dejándola bastante aturdida y adolorida, sacudía su cabeza al caminar hacia atrás y trataba de agarrar su colgante mentón al soltar pequeños quejidos.
–Eres más débil que la otra, quizás pueda matarte y evitar que se repita ese desastre –Caminó hacia la espada y la tomó del mango mientras internamente sufría el dolor de sus brazos ya que los colmillos habían alcanzado incluso el hueso y se podía ver desde el exterior.
Sus músculos palpitaban al humear y el rostro del hombre mostraba su clara confianza ante la situación, su sonrisa no faltaba y sus ojos no mostraban rastro de vida, pero su sed de venganza permanencia en su interior manteniéndolo de pie listo para dar su golpe Final.
"Aunque siento una profunda lastima por la niña que llevas en tu interior"
Gerald comenzó a reír y la masa muscular de sus piernas comenzó a aumentar, inflando las pantorrillas como globos y a emanar vapor como hubiese salido de una sauna incluso su piel se tornó mínimamente más oscura. Estaba calentando para comenzar a correr, tronó su cuello, levantó sus hombros y tocó la punta de sus pies con ambas manos.
«Los ataques físicos si pueden llegar a causarle daño, no es tan indestructible como pensé, pero en el peor de los casos podría acumular energía dispersa como la otra bestia de aquella vez... Tengo que vencerla con tacto...»
El robusto felino recobró el equilibrio y aunque su mandíbula aun colgaba como campana se la notaba mucho más molesta y ahora los mismos picos que sobresalían de su espalda brotaron dentro de su propia boca dándole una apariencia mucho más bizarra.
Gerald rodeó a la bestia blandiendo su espada a gran velocidad, estaba buscando algún punto débil en donde la espada pueda penetrar la coraza de cristal y había dos opciones, pero ninguna sería fácil.
Con precisión el felino bloqueó cualquier ataque directo, utilizando sus garras como varias cuchillas al mismo tiempo llegando incluso a casi quitarle el arma en varias ocasiones.
–Eres bastante ágil, pero te demostraré porque fui llamado, el castigador atómico...
Hizo un malabar con el arma antes de lanzarla contra el suelo, enterrando la punta en la tierra y extendió sus brazos antes de aspirar una gran cantidad de aire.
Al igual que sus piernas, todo su cuerpo se tronó de un color café claro en el momento que Lentamente sus músculos se inflaban como globos, pero a su vez se endurecían como una enorme armadura de hierro, listo para una pelea cuerpo a cuerpo.
El retumbar de las ruinas que alguna vez fueron llamadas hogar fue provocado por un inmenso y poderoso rugido de la Bestia del Zodiaco antes de que comenzar a moverse en un patrón zigzagueante a una velocidad muy alta que al ojo humano prácticamente le sería imposible de ver.
Pero en ese momento, Gerald ya había previsto sus movimientos y justo cuando se acercó al él, cerró su puño y con la velocidad de una bala, y la fuerza de un misil estrelló su puño en la frente de la bestia resonando en el aire y haciendo temblar la tierra a un grado tan fuerte que lo poco que quedaba se su casa terminó por destruirse.
La fuerza de impacto hizo ambos retrocedieran unos pasos, pero mientras Gerald estaba todo confiado, soplando su puño que ardía en llamas de poder, la bestia comenzó a resquebrajarse en un enorme hilo de fisuras que se extendía por cada zona de su cuerpo dando una apariencia similar a una muñeca de porcelana a punto de caerse en mil pedazos.
Al ver el estado crítico en el que se encontraba su oponente, Gerald se desplazó frente a ella y con un puñetazo bien clavado en el mentón, la levantó en dos patas.
La bestia lo miró desde arriba y los ojos del hombre ardían como la llama de la furia y del poder, su nariz se encogía y sus dientes chocaban entre sí en el momento antes de que un solo puñetazo en su abdomen se convirtiera en una ráfaga de 500 golpes consecutivos.
–¡TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA TOMA! ¡TOMA ESTO!
En menos de 30 segundos, cada golpe, cada impacto había sido proporcionado con una fuerza de 50 kg con una velocidad y consistencia tan poderosa como una ametralladora, pero por un momento, parecía que la Bestia no había recibido daño alguno hasta que salió disparada con un efecto retardado directo hacia los sembríos de maíz que se asentaban junto a la casa de la feliz familia.
Gerald rápidamente saltó sobre una pared destruida y corrió hacia aquel lugar en donde vio como todos sus cultivos habían sido arrastrados por la enorme revolcada que se dio la bestia del Zodiaco. El animal se levantó, pero la imagen que vio el hombre fue realmente lamentable.
La criatura se caía en pedazos, las fisuras se habían vuelto grietas extensas en donde podía divisarse el cuerpo inconsciente de Jennifer, a sus alrededores había un sin mil de partículas y fragmentos del cristal zodiacal dispersos en el suelo y al caminar hacia él, lo hacía en dos patas moviendo como hilos tanto sus piernas como sus largos brazos como si de un títere se tratara.
Era la oportunidad perfecta para acabar con el conflicto de una vez por todas, no había una mejor ventaja que la que estaba teniendo frente a sus ojos así que al instante caminó hacia el interior de las ruinas, empuñó su espada y la limpió antes de levantarla hacia el cielo y dedicar dicha victoria hacia aquellos que murieron por culpa de la agonía causada por aquellos esclavos de los que obraban desde la oscuridad.
–Muere... ¡BESTIA DEL ZODIACOOOOO! –con un poderoso y final grito de guerra se dirigió hacia ella y con un salto levantó la espada hacia el firmamento para incrustarla directo en el corazón.
Pero no esperaba que una voz proveniente de sus espaldas lo distrajera brevemente con la frase:
"¡Alto! ¡No lo hagas por favor!"
Era una voz algo débil e infantil pero el gritó que había soltado era un grito de desespero y esto alertó a Gerald haciendo que en el momento antes de ponerle un fin al combate, volteara la mirada hacia atrás, pero para su mala suerte la bestia aprovechó esa fracción de tiempo para expulsar cientos de pequeñas agujas de su cuerpo que se incrustaron al instante sobre Gerald.
Dando por servida su victoria cuando el hombre cayó inconsciente y la mano con la que sostenía su espada abriera sus dedos y dejara caer el arma que en algún momento perteneció a alguien muy querido para él, alguien que había sufrido el mismo destino.
Los cabellos rojizos de aquel niño que había provocado tal nefasto desenlace se movían al son del viento, estaba con una palidez preocupante, sostenía su brazo izquierdo con dolor y no podía abrir el ojo derecho, pero aun así con valentía estaba parado cara a cara con lo que en algún momento fue su hermana.
Capitulo 2 - FIN