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Chapter 12 - Confesiones en Silencio

El sol se estaba poniendo en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados.

La brisa marina acariciaba suavemente sus rostros mientras caminaban juntos por la playa, alejados del bullicio de los demás.

Yūto sentía cómo su corazón latía con fuerza, cada paso lo acercaba a lo que había decidido hacer.

Akane caminaba a su lado, su sonrisa iluminada por la luz dorada del atardecer.

Finalmente, se detuvieron en un lugar apartado, donde solo el sonido de las olas interrumpía el silencio.

Yūto se detuvo, mirando el océano por un momento, antes de volverse hacia Akane.

Ella lo miró con curiosidad, notando su nerviosismo.

—Akane, hay algo que necesito decirte —comenzó Yūto, su voz temblorosa, pero determinada.

Akane parpadeó, sorprendida por la seriedad en su tono.

—¿Qué pasa, Yūto? —preguntó suavemente, dando un paso hacia él.

—Desde que llegaste a mi vida, todo ha cambiado —continuó él, sintiendo que su corazón se aceleraba aún más—.

Me has mostrado cosas que nunca había experimentado, y... creo que me he dado cuenta de algo importante.

Akane lo miraba fijamente, sus ojos buscando una explicación en los suyos. Yūto tomó aire, armándose de valor.

—Akane, me he dado cuenta de que te amo —dijo, sus palabras claras y llenas de sinceridad—.

No sé si sientes lo mismo, pero... no podía seguir guardándolo.

Por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Akane lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de sorpresa y emoción.

Luego, una suave sonrisa apareció en su rostro mientras ella daba un paso más hacia él, abriendo la boca para responder…

Pero antes de que Akane pudiera pronunciar una sola palabra, Yūto se despertó de repente, su corazón todavía latiendo con fuerza.

Miró alrededor, desorientado por un momento, antes de darse cuenta de que estaba en su habitación.

La luz del amanecer se filtraba por la ventana, y el sonido suave de la respiración de Akane, quien dormía en su futón, le recordó la realidad.

Se llevó una mano al pecho, todavía sintiendo la intensidad del sueño.

Había sido tan real, tan vívido... pero solo había sido un sueño.

Sin embargo, no podía ignorar la verdad que ese sueño le había revelado: estaba enamorado de Akane.

Se quedó allí, en silencio, mirando el techo mientras su mente giraba con pensamientos y emociones.

¿Qué debía hacer?

Decirle cómo se sentía podía cambiarlo todo.

Y si no sentía lo mismo, ¿arruinaría la relación que habían construido hasta ahora?

Más tarde esa mañana, Akane estaba en la cocina ayudando a Sayaka a preparar el desayuno.

Se movía con soltura, colocando los platos en la mesa y asegurándose de que todo estuviera listo.

—Eres muy eficiente, Akane —comentó Sayaka con una sonrisa—.

Yūto tiene suerte de tenerte aquí.

Akane sonrió tímidamente.

—Gracias, pero es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que han hecho por mí.

Sayaka iba a responder cuando Akane, de repente, recordó algo.

—Voy a por una cosa al cuarto —dijo, excusándose mientras se dirigía hacia las escaleras.

Mientras subía, Akane escuchó voces provenientes del cuarto de Yūto.

Reconoció de inmediato la voz de Yūto y de Miyu.

Por instinto, se detuvo, sin querer interrumpir su conversación.

Pero lo que escuchó la dejó inmóvil en medio de las escaleras

.

—Miyu, ¿puedo hablar contigo sobre algo? —preguntó Yūto, su voz sonaba algo vacilante.

—¿Qué pasa, Yūto? —respondió Miyu, con la curiosidad típica de una niña.

—Creo que... creo que estoy enamorado de Akane —admitió finalmente Yūto, su voz baja, como si le costara decirlo.

Akane sintió que su corazón daba un vuelco.

¿Había oído bien?

¿Yūto acababa de confesar que estaba enamorado de ella?

Sus mejillas se sonrojaron instantáneamente, y una mezcla de sorpresa y alegría se apoderó de ella.

—¿En serio? ¡Eso es genial! —exclamó Miyu, emocionada.

Pero la respuesta de Yūto no fue la que Akane esperaba.

Hubo una pausa antes de que él hablara nuevamente, y su tono sonaba preocupado.

—El problema es que no sé si debería decírselo. Tengo miedo de que, si se lo digo, todo cambie y... arruine lo que tenemos ahora.

Akane sintió una punzada en el pecho.

Entendía su preocupación, pero escuchar esas palabras le dejó una sensación agridulce.

No quería que Yūto sufriera, pero al mismo tiempo, había algo reconfortante en saber que él sentía algo por ella.

Decidiendo que no debía seguir escuchando, Akane bajó lentamente las escaleras, tratando de procesar lo que acababa de oír.

Sabía que esa conversación sería importante, pero no estaba segura de cómo manejar sus propios sentimientos ahora que sabía lo que Yūto sentía.

Mientras tanto, Yūto seguía hablando con Miyu, sin saber que Akane había estado a punto de escucharlo.

—Pero, ¿y si ella siente lo mismo? —preguntó Miyu con su típica lógica infantil—. Tal vez deberías hablar con ella. No lo sabrás hasta que lo hagas.

Las palabras de Miyu resonaron en la mente de Yūto.

Aunque la idea de confesar sus sentimientos lo aterraba, sabía que no podía seguir ocultándolo para siempre.

Mientras observaba a su hermana, una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Gracias, Miyu. Eres más sabia de lo que crees —dijo, dándole un suave abrazo.

Miyu rió, contenta de poder ayudar a su hermano.

—¡Buena suerte, Yūto! —dijo con entusiasmo.

Yūto asintió, aunque el nerviosismo seguía presente en su pecho.

La idea de confesar sus sentimientos a Akane se había plantado firmemente en su mente, y aunque el miedo no desaparecía, la esperanza de que tal vez, solo tal vez, ella sintiera lo mismo, comenzó a crecer dentro de él.

(Aquí Finaliza El Primer Volumen De Mi Novela, la verdad me está gustando mucho hacer esto, así que continuaré subiendo 2 o 3 o incluso mas capítulos diarios, gracias a todos por leer este primer volumen, cualquier cosa que queráis decirme podéis comentarlo.)