La luz de la luna se filtraba por las cortinas, bañando la habitación en un suave resplandor plateado.
Yūto sentía el calor reconfortante de Akane a su lado mientras compartían el futón.
Había algo mágico en la cercanía que habían desarrollado en los últimos días; una especie de conexión silenciosa que no necesitaba palabras.
"Este hábito se está volviendo una costumbre," pensó Yūto, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba al estar junto a ella.
Estaba a punto de caer en un sueño profundo cuando escuchó la suave risa de Akane.
—Definitivamente no deberías acostumbrarte a esto —murmuró Akane, aún medio dormida.
Yūto dejó escapar una risa suave y respondió en un susurro, sin abrir los ojos.
—Sí, definitivamente no debería... —Pero, en su interior, sabía que le resultaba cada vez más difícil imaginar dormir sin ella cerca.
El silencio llenó la habitación de nuevo, y poco a poco, ambos se deslizaron hacia el mundo de los sueños.
Esa noche, Yūto soñó con la excursión del día anterior, los momentos en el mirador, el cielo estrellado... y la oportunidad que dejó pasar.
La mañana siguiente llegó demasiado pronto.
El sol brillaba a través de la ventana, iluminando suavemente el futón donde Yūto y Akane habían dormido.
Cuando Yūto abrió los ojos, Akane ya no estaba a su lado. Se incorporó lentamente, notando que la casa estaba inusualmente silenciosa.
Después de vestirse y salir de la habitación, encontró a Akane hablando en la puerta con alguien.
Se acercó un poco más, reconociendo al nuevo estudiante, Haruki, de la clase vecina. La forma en que estaban hablando parecía... familiar.
—No quiero que me sigas hablando de eso —dijo Akane en voz baja, pero firme—. No importa lo que haya pasado antes.
Haruki se encogió de hombros con una sonrisa.
—Akane, simplemente quiero ser tu amigo de nuevo. Después de todo, compartimos algo especial, ¿no?
Yūto se detuvo en seco.
Una extraña sensación se asentó en su pecho.
¿Qué estaba ocurriendo?
¿Qué compartían Akane y Haruki que él no sabía?
Algo se removió en su interior, un leve pero creciente sentimiento de celos.
Akane lo notó y se giró, encontrándose con la mirada inquisitiva de Yūto.
—Oh, buenos días, Yūto —dijo Akane, tratando de sonreír como siempre, pero él podía ver que había algo diferente en sus ojos. Un rastro de preocupación.
—Buenos días... —respondió él, con la voz algo tensa—. ¿Todo bien?
—Sí, sí, todo bien —respondió rápidamente—. Haruki solo quería... ponerse al día. —No miró a Yūto a los ojos cuando dijo esto.
Haruki sonrió y se despidió con una leve inclinación antes de alejarse.
Yūto sintió cómo sus pensamientos empezaban a arremolinarse en su mente.
Akane nunca había mencionado a Haruki antes, y mucho menos que compartieran un "pasado especial".
Después de que Haruki se fue, Yūto no pudo evitar preguntar:
—¿Qué quería él?
Akane dudó un segundo antes de responder.
—Nada importante... solo quería hablar —respondió, intentando sonar despreocupada.
Pero Yūto sentía que había más. Algo que Akane no le estaba diciendo.
El resto del día transcurrió con una sensación de incomodidad entre ellos.
En la escuela, Yūto notó que Haruki seguía buscando a Akane, siempre con esa sonrisa despreocupada.
Y cada vez que lo veía acercarse, sentía una punzada de irritación.
Decidió que tenía que hacer algo al respecto.
Esa tarde, después de las clases, Akane y Yūto caminaban de regreso a casa. La tensión entre ellos era palpable.
Akane hablaba poco, como si estuviera sumida en sus propios pensamientos.
Finalmente, Yūto no pudo contenerse más.
—Akane... ¿Quién es realmente Haruki? —preguntó de repente, deteniéndose y mirándola directamente.
Akane se detuvo, sorprendida por la pregunta tan directa. Durante un momento, parecía que iba a decir algo, pero luego sacudió la cabeza.
—Solo alguien del pasado. No es importante, Yūto.
—¿De verdad? Porque parece que sí es importante... para él, al menos. —La voz de Yūto tenía un tono de irritación que no podía ocultar.
Akane bajó la mirada, sintiéndose atrapada entre la necesidad de mantener algunos secretos y su creciente preocupación de que estos pudieran afectar su relación con Yūto.
—Es complicado... No quiero que te preocupes por eso, ¿vale?
Pero Yūto no podía simplemente dejarlo pasar.
No cuando sentía que algo más estaba ocurriendo.
Sintió un nudo en el estómago y una inseguridad que no había sentido antes.
Quería confiar en Akane, pero el comportamiento de Haruki y la forma en que ella lo manejaba lo hacía dudar.
Cuando llegaron a casa, Yūto decidió mantener cierta distancia. No sabía si era lo correcto, pero necesitaba tiempo para procesar lo que estaba sintiendo.
Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Yūto se quedó en su cama.
Miró el espacio vacío junto a él, donde solía estar Akane, y pensó: "Se siente raro no dormir con Akane...".
Pero esta vez, no se movió hacia su futón. Decidió que tenía que resolver esto primero.
Afuera, en el pasillo, escuchó de nuevo la voz de Haruki hablando con Akane en voz baja.
Esta vez, decidió no intervenir, pero su corazón se llenó de dudas y un temor que nunca había sentido antes.
¿Qué pasaría si esto cambiaba todo entre ellos?
Yūto se quedó despierto, mirando al techo, sintiendo que la noche era más larga de lo habitual, y la distancia entre él y Akane crecía, aunque solo estaban a unos pocos metros de distancia.