"Todos tenemos un secreto guardado bajo llave en el ático del alma"
AINHOA
No había podido dormir en toda la noche, tuve que consolar a Lucretia por lo que le había pasado a Walburga y una vez que se durmió no pude dejar de darle vueltas a lo que me había dicho Dumbledore en su despacho. La cabeza me dolía y tenía unas grandes ojeras alrededor de los ojos, a duras penas había podido levantarme esa mañana para ir a clases y de paso acompañar a Lu a la enfermería.
-Anhi, ¿Te encuentras bien? - Suspiré agotada y asentí sonriéndole. - Pues no parece...
-Fue una noche muy larga, llena de inconvenientes y simplemente estoy algo cansada. - Lu me sonrió de lado y enlazando su brazo con el mío entramos en la enfermería. Mi sorpresa fue grande al ver que Riddle seguía inconsciente en la camilla, solté a Lucretia y corrí a buscar a Madame Anabela en su oficina. - Disculpe, Madame. - Ella levantó la cabeza y cruzando los brazos sobre su escritorio esperó a que continuara, se le veía cansada. - Anoche retiré la maldición que mi tío lanzó sobre Riddle y cuando me fui después de usted darle una poción del sueño me dijo que no había de que preocuparse, que por la mañana se podría ir...
-Sé lo que dije, Grindelwald. - Algo no iba bien, ella no me estaba diciendo algo. - Pero...
-Pero tu tío lanzó otra maldición junto con la que retiraste. - Dumbledore colocó una de sus manos en mi hombro derecho y con la otra me señaló la silla que estaba frente a Madame Anabela. - Claramente, la maldición no era para él. - Comenzó a masajear su barba al tiempo que caminaba de un lado para otro en la habitación. - Sabes que también maneja la magia sin varita, la primera maldición fue una distracción y la segunda la invocó de forma no verbal. Es magia muy antigua y realmente no sé qué hechizo ha utilizado...
- ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!- Grité fuera de mí, me paré de la silla de una forma tan brusca que esta cayó con un fuerte sonido y salí de la enfermería azotando la puerta tras de mí. Me acerqué a la camilla de Riddle y apuntándole con la varita comencé a conjurar un hechizo detector, pero éste no me arrojaba ningún resultado.
-Ya lo he intentado, pero no hay nada. - Me senté a su lado y hundí la cara entre mis manos. - Solo puedo decirte que al parecer es una maldición que consume a la persona poco a poco, se levantó muy temprano preguntando por ti y segundos después se comenzó a quejar de dolor de estómago, le dio fiebre y se desmayó. - Negué con la cabeza.
-Tengo que hablar con Gellert. - Jamás había llamado a mi bisabuelo por su apellido, si antes lo odiaba, ahora el sentimiento iba más allá.
-No es seguro, lo de ayer fue un aviso y lo sabes. - Suspiré con cansancio, esto era demasiado para mí. - Ya hemos hablado de esto anoche, me costó demasiado contenerlo y he tenido que poner demasiadas protecciones en el colegio para evitar que pueda infiltrarse aquí, ahora que te ha encontrado te has vuelto su prioridad. - Cuando levanté la vista se había ido, dejándome con un nudo en la garganta, mil ideas en la cabeza y un sentimiento que no reconocía.
-Ainhoa, ¿Estas bien? - Saqué la cabeza de entre mis manos y busqué con la mirada los ojos de Walburga, se mordía el labio inferior y esperaba una respuesta de mi parte junto con Lucretia que masajeaba las manos de su prima. - ¿Tu... ¿Tu tío estuvo aquí anoche? - Dándole una última mirada a Riddle y después de asegurarme de que seguía dormido, me levanté y caminé hasta donde se encontraban ellas.
-Sí. - El aceptarlo en voz alta lo hacía real y por ende lo hacía peligroso, solté el aire que no sabía que tenía retenido en los pulmones y me quedé de pie mirando a Walby; no era la mujer insoportable y malaleche que me contó Sirius, no sabía que la había hecho así. - ¿Te sientes mejor? -Aun sentía culpa de lo que había hecho y no podía mirarla a los ojos, gracias a mi impulsividad casi evito el nacimiento de Sirius y si lo hubiera hecho jamás me lo hubiera perdonado.
-Pues sí, fue muy extraño. - Frunció el ceño. - Madame Anabela no me deja salir, dice que debo estar en observación un poco más. - Se encogió de hombros y le sonrió a Lu.- Ya no llores Lu, se me rompe el corazón cuando lo haces. - Lucretia sonrió de lado y acarició el cabello de su prima, derramé una lágrima al recordar que la última vez que desperté en la enfermería de Hogwarts, la primera persona que vi fue Lavender, ella lloraba desconsolada y cogía mis manos con fuerza. Nadie me advirtió que unos días después yo la vería morir en primera fila y no podría hacer nada para evitarlo.
- ¡Mierda, les vino el periodo a las tres, Dolohov! - Las tres nos sobresaltamos al escuchar la voz de Orión, quien se escondía detrás de Anthony, solo pudimos soltar una carcajada. - No sé tú Anthony, pero yo me mantendré unos seis metros lejos de ellas. - Se acercó al oído de Anthony y le susurró algo que todos escuchamos. - Se ponen más odiosas.
- ¡Orión Arcturus Black MacMillan, le diré a mamá que andas ventilando las fechas de mis periodos! - Lucretia hinchó sus cachetes y se cruzó de brazos en un gesto infantil, todos los presentes soltamos una carcajada al ver como el rostro de Orión se ponía blanco.
-Lu, hermanita preciosa, tú no harías eso ¿Verdad? - Se arrodilló frente a ella, ella asintió en afirmación y le sacó la lengua. - Mamá... eso sería una exageración... además no es verdad, siempre te viene a fin de mes. - Lucretia abrió los ojos como platos y aprovechando que se encontraba de rodillas frente a ella, le dio una patada en su amiguito.
-Oww. - Dijimos los demás al mismo tiempo al ver como Orión se cogía con ambas manos donde su hermana lo había pateado y giraba sobre sí mismo en el piso. - Eso fue muy muggle, Lucretia. - Lucretia, Anthony, yo y hasta el mismísimo Orión que dejó de removerse en el suelo, fijamos la vista en Walburga. El tono de su voz había sido despectivo y su cara era de asco.
-Pues yo no le vi nada de malo. - Dijo Anthony despreocupado y viéndola con recelo. - A veces un golpe muggle duele más que un hechizo, ¿A que no Orión? - El aludido asintió sentándose en la camilla junto a su prima, su rostro aún tenía una expresión de dolor incalculable.
-Como sea, somos magos, usamos magia. - Fulminó con la mirada a Dolohov. - ¿Qué pensaría tía Melania o tío Arcturus si te hubieran visto hacer eso? - A excepción de Anthony, todos teníamos la boca abierta y éramos incapaces de articular palabra alguna.
-No dirían nada Walby, ya nos han visto hacerlo antes. - Respondió Orión con tranquilidad y sin querer entré en su mente y confirmé que lo que decía era verdad. - Incluso prefieren que hagamos eso a que usemos la magia para dañar al otro con un hechizo. - Se encogió de hombros y abrazó a Lu, quien le devolvió el abrazo y le pidió disculpas por golpearlo. - No sería capaz de levantar la varita en contra de mi sangre. - Dijo dando por terminado el tema.
-En fin, Walburga. - Me respondió con un "Mmm" sin dejar de fulminar a su primo. - ¿Sabes qué pasó con Charlus? Anoche cuando traje a Riddle, él también estaba en la camilla. - Todos, sin excepción fijaron la mirada en mí con sorpresa. Bien hecho, Ainhoa, bien hecho. Eres la inteligencia andando.
- ¿Qué hacías con Riddle? - El primero en romper el silencio fue Dolohov, su mirada iba más allá de la curiosidad, era temor y entonces recordé la discusión que tuvo con Riddle la noche que lo seguí hasta donde torturaba a Mulciber. - Ainhoa, responde.
-Eso no es de interés suyo. - Respondí con sequedad. - ¿Qué secreto te guarda y no quieres que nadie sepa? - Se puso tan pálido como el papel y casi parecía que el alma se había escapado de su cuerpo. - Anthony, responde. - Usé el mismo tono que había usado minutos antes conmigo.
-Eso no es de interés tuyo. - Apretó los puños y caminó a paso firme fuera de la enfermería, Orión me miró con tristeza y disculpándose lo siguió corriendo.
- ¿Qué fue eso? - Dejé de mirar la puerta por la que se habían ido mis amigos y volví la mirada hacía mis amigas.
-Nada, olvídenlo. - Ambas asintieron poco convencidas. - ¿Entonces Walby?
-Pues dejaron que Charlus se fuera hoy por la mañana, las heridas se le habían curado y lo único que le molestaba era el dolor que tenía en la columna, por lo demás estaba perfecto. - Se encogió de hombros y se mordió el labio tratando de recordar algo más. - Aunque estaba desorientado, no recordaba cómo había llegado aquí, ni cómo había terminado tan mal herido. - Se cruzó de brazos. - Supongo que debió ser alguno de los seguidores de tu tío. Ainhoa, deberías alejarte de ese mestizo y buscar alguien como nosotros. En Slytherin seguramente más de uno querría salir contigo. - Abrí la boca por la sorpresa al igual que Lucretia.
-Odio que hables así, Walby. - Dijo Lucretia sin poder borrar la expresión de decepción que tenía en el rostro. - No puedo creer que eso haya salido de tu boca.
-Ni yo tampoco. - Las tres giramos la cabeza en dirección a donde se encontraba Anastasia cruzada de brazos. - ¿Tanto te afectó la ruptura con ese Hufflepuff en el verano? - Walburga bajó la mirada y Anastasia dio unos pasos más hacia nosotras, quedándose de pie junto a mí a los pies de la camilla.
- ¿De qué estás hablando Ana? - Las palabras surgieron de mi garganta sin siquiera poder procesarlas primero.
-A ver...
- ¡Cállate Greengrass, cállate! - Anastasia movió la cabeza en negación e ignorando la orden de Walburga continuó hablando.
-Su nombre era Michael Hopkins, un chico simpático y gracioso. No sé cómo se fijó en nuestra amargada Walburga, pero bueno. - La aludida le lanzó pájaros que invocó con un hechizo, Ana soltó una carcajada y los incineró. - Ellos comenzaron a salir a finales del año pasado...
-Por eso desaparecías tanto. - susurró Lucretia con una sonrisa pícara. - ¿Por qué me lo ocultaste? - se cruzó de brazos y se hizo la ofendida.
-Como decía...- Fulminó con la mirada a Lu y ella se disculpó. - Ellos andaban de arriba para abajo durante las clases que llevaban juntos, por los pasillos y por los jardines; por los meses de mayo él se le declaró y Walby aceptó, pero vinieron las vacaciones y...
-Y quise presentárselo a mis padres. - Suspiró con cansancio Walburga. - Pero al oír su apellido mis padres me castigaron, comenzaron a gritarme, a él le dijeron que era un sangre sucia y lo botaron de la casa. - Una lágrima resbaló de sus ojos. - Me encerraron y cuando regresamos a clases este año, pues él simplemente me ignoró. - Se abrazó a Lu y comenzó a llorar, ahora entendía por qué odiaba tanto a los mestizos e hijos de muggles.
-Va a ser hora de cenar. - Madame Anabela se acercaba para revisar a Walburga. - Creo que ya estás bien, regresa mañana para monitorear como sigues. - Anastasia y Lu la ayudaron a vestirse y la acompañaron al gran comedor, yo les dije que iría en un rato ya que tenía que ir a dejar los libros que llevaba.
Los libros pesaban demasiado así que opté por hacerlos levitar mientras caminaba hacia las mazmorras, cuando llegué a la puerta de entrada dije "Sangre Pura" y esta se abrió, algunas cosas no cambiaban aún con el tiempo.
-Díselo antes de que Riddle se te adelante, entonces. - La voz de Orión hizo que me detuviera en mi lugar, ambos conversaban en uno de los muebles de la sala común, como estaban de espaldas a mí ninguno se percató de que había entrado. - Él manipulará las cosas a su favor, lo conoces.
-Ella me odiaría, dejaría de ser mi amiga. - La voz de Anthony sonaba triste y llena de preocupación. - Ainhoa no puede enterarse de...
- ¿De qué no puedo enterarme? - Ambos dieron un pequeño salto sobre sus respectivos lugares y giraron la cabeza para encararme, levanté una ceja y me crucé de brazos esperando una respuesta de su parte. Ambos se miraban y en silencio discutían si decirme o no la verdad. - Más vale que hablen, saben que soy muy buena en la legeremancia y fácilmente podría sacarlo de sus mentes.
-No me corresponde a mí decírtelo. - Orión se paró del mueble y caminó hasta la entrada de la sala común. - Pero si no te lo dice, me veré obligado hacerlo. - Retrocedió sobre sus pasos y abrazándome por la espalda me dijo al oído. - Mantén la mente abierta y no digas nada hasta que termine, pequeña arpía. - Me dio un beso en la mejilla y salió de la sala común.
- ¿Entonces Dolohov? - Asintió y palpando el lugar que había dejado Orión me indicó que me sentara ahí. Hice lo que me pidió y con un hechizo hice que mis libros volaran hasta mi habitación.
-Primero que nada, no me interrumpas hasta que haya terminado, por favor. - Asentí y coloqué una mano en su hombro izquierdo infundiéndole confianza. -Segundo, te pido que no me desprecies.
-Me estas asustando Anthony, hablas como si hubieras matado alguien. - Apoyó los codos sobre sus piernas y hundió la cara entre sus manos. - ¿Anthony? - Comenzó a sollozar y señaló su cabeza. - No pienso entrar en tu mente, quiero que tú me lo digas.
-Hace un año yo estaba comprometido con una chica de Ravenclaw, estaba muy enamorado de ella. - Habló tratando de calmarse. - Era sangre pura así que mi padre no se opuso y mi madre la adoraba. Su nombre era Romina Prince.- El apellido me sonaba de algún lado, pero decidí ignorarlo y me acerqué más a mi amigo, comencé a hacerle círculos en la espalda para que se relajara.- Romina era muy inteligente, la mejor de Ravenclaw, tenía un carácter fuerte y era algo reservada con sus sentimientos; cuando estábamos a solas era muy dulce y tierna, pero comenzó a cambiar, sus ideas cambiaron cuando empezó a juntarse con Rosier y Nott.- Apretó los puños con furia.- Un día ella se acercó a mí y me dijo que teníamos que hablar, la seguí hasta la sala que viene y va. Comenzó a reclamarme el hecho de que hablara con sangres sucia, le dije que no tenía nada de malo y me respondió que magos como nosotros no podían tener ningún tipo de roce con esa gente, que seríamos tildados de Traidores a la sangre. - Abrí la boca por el asombro y junté las manos sobre mi regazo escuchando atentamente lo que decía. - Romina me dijo que era mejor romper el compromiso, ella no podía estar con alguien cuyos amigos eran de esa clase. Orión fue un gran apoyo para mí al igual que Lucretia. A las dos semanas de que termináramos se corrió por todo el colegio la novedad de que Romina había empezado a salir con Rosier, fui a buscarla y cuando se lo pregunté me lo confirmó sin ningún tipo de culpa. Orión no dejó que me batiera a duelo con Rosier después de eso, así que no tuve mejor idea que emborracharme y buscarla. - Su voz se quebró en ese punto, sabía que le dolía revivir aquellos recuerdos, me miró a los ojos con suplica y volvió a señalar su cabeza. Suspiré y entré en ella.
"Anthony caminaba con dificultad por los pasillos, una que otra vez había tenido que sostenerse de los muros y parpadear varias veces para poder ver por dónde iba. Llegó a un pasillo que había antes de llegar a las escaleras que llevaban a la sala común de Ravenclaw, Riddle conversaba serio con Romina y ella negaba con la cabeza.
-Te juro que no he podido descubrir nada sobre los Horro...- Ella guardó silencio al ver que Anthony se dirigía hacia ellos.
-Hablamos luego, Prince. - Riddle se dio la vuelta dejando tras de sí a mi amigo y la bella chica.
- ¿Qué quieres Dolohov? - Se le veía cansada y algo decaída, llevaba el cabello alborotado y un moretón adornaba su rostro en una de sus mejillas.
-Quiieeero hablar contigoo. - Anthony arrastraba las palabras y a duras penas sabía lo que decía. - ¿Por qué lo elegiste a él?
-Anthony, estas demasiado borracho. - Lo alejó un poco de ella, pero la tomó de los brazos e intentó besarla. - Suéltame. - Lo empujó y corrió hasta las escaleras que se dirigían a su sala común. Anthony tenía la mirada perdida y la seguía como cazador, de pronto todo se vuelve negro."
-Pero que... ¿Por qué me expulsas de tu mente? - Dije algo confundida. - ¿Qué pasó después?
-No lo sé, cuando volví en mí, Riddle estaba a su lado y ella estaba muerta.- Nuevas lágrimas se escaparon de sus ojos.- Estaba desorientado y bañado en sangre, ella tenía la cabeza rota.- Comenzó a respirar con dificultad.- Él me dijo que yo lo había hecho, no sé cómo logro que todo se viera como un accidente, jamás me pidió nada a cambio de su silencio pero siempre me lo recuerda y la culpa me carcome a diario, Ainhoa.- Había algo mal, por muy ebrio que estuviera no podía tener una laguna tan grande en sus recuerdos.- Maté a la mujer que amaba.- Necesitaba ver lo que había sucedido, recordé un viejo hechizo que me ayudaría a recuperar hasta los recuerdos más alejados de su mente, le apunté con la varita y él se quedó dormido. Comencé a buscar hasta que encontré la pieza perdida.
"-Anthony, escúchame. - Su voz sonaba ahogada y su cabeza sangraba por la parte de atrás. - tienes que resistir la maldición. - ¿Ella dijo maldición?
-Digna Ravenclaw. - Esa voz... Conocía muy bien esa voz. Riddle. - Has sido muy útil, Romina. Lastimosamente no puedes seguir respirando, ¿Nunca has escuchado que un secreto se guarda mejor si uno de los involucrados está muerto? - ¿Qué demonios sucedía? - Mátala. - Anthony volvió a impactar su cabeza contra el suelo, ella dejó escapar un grito, al parecer Riddle había silenciado el pasadizo para que nadie escuchara a Romina.
-Anthony, deb-debes resistir a-a la-a maldición Imperio. - Eso era, Anthony no la había matado por voluntad propia, Riddle lo había obligado hacerlo. - An-Anthony- Una lágrima resbaló por su mejilla, quiso zafarse de debajo del cuerpo de Dolohov, pero él volvió a estrellar su cabeza contra el cemento. - Siempre te amé. - Susurró Romina antes de cerrar los ojos para siempre, llevé una de mis manos a sofocar mi propio sollozo.
-Apártate, Dolohov. - aún con los ojos en blanco lo hizo, Riddle verificó que estuviera muerta y retiró el hechizo de Anthony…"
Riddle era el culpable de que Anthony asesinara a la mujer que amaba, él había arruinado la vida de mi mejor amigo. Anthony vivía nervioso y triste por ello, decidí alterar sus recuerdos. Suprimí el asesinato de Romina de su mente, solo dejé el hecho de que terminaron y de que la busco, el solo recordaría que no se vieron y que se enteró de su muerte como todos los demás del colegio. Ya hablaría con Orión luego para que no metiera la pata. ¿Aún piensas que mini-voldy tiene salvación? Estúpida consciencia estaba mejor sin ti.
Salí de la sala común en dirección a la enfermería, tenía cuentas que ajustar con alguien.