"Pff...."
"Que pesada es la maldita vida..."
Abel ya había regresado de vuelta a su habitación y ahora se encontraba descansando ya un tanto cansado por todo lo que le estaba pasando.
"Ah.."
"Estoy cansado de todo. Solo quiero ducharme y relajarme profundamente en una ducha refrescante..."
"..."
"Ahh"
"Solo espero que esta vez sea diferente..."
"O de lo contrario podría volverme loco en este lugar..."
"..."
"En fin, por ahora solo queda seguir fingiendo ser el mismo de siempre. Ya después veremos que es lo que haremos si en dado caso por fin salgo de este maldito ciclo infinito. Por ahora solo queda esperar un poco mas y soportar todo en silencio..."
"..."
Abel estaba sumamente perdido en sus pensamientos, estaba sumamente cansado y lo único que deseaba era descansar de una maldita vez.
"Toc. Toc*"
"Adelante. Pasa"
La puerta de su habitación se abrió y de ella salió una hermosa mujer con una belleza de otro mundo, literalmente de otro mundo, tan bella como la porcelana, tan hermosa como el mar, sus ojos, su rostro, su belleza deslumbraba por todos lados, esta chica era la sirvienta principal de Abel, era la nieta de Isaac y era quien se encargaba por completo de las necesidades del joven amo de la familia Drakastar.
Ella era Isabella Astareth, nieta de Isaac y una de las personas mas leales al joven Abel.
Ella era una chica de apariencia de ensueños, muchos hablan que ella pertenecía a la realeza pero la realidad a veces es mas sorprendente que lo que muchos pueden imaginar ya que ella era simplemente la sirvienta del joven amo de la casa Drakastar, una sirvienta con una apariencia de princesa.
Vamos, incluso algunas princesas no se comparaban con su belleza, por ello era objeto de envidia para muchas chicas importantes quienes simplemente no podían entender como es que ella era tan hermosa, para ellos era injusto, sin embargo, solo era parte de la naturaleza y los hermosos genes que la formaba ya que ella tenia muchas razones para parecer una verdadera princesa.
Su rostro era delicado y hecho como si ella fuera una muñeca de porcelana, su hermoso cabello negro le daba un toque especial a su hermosa apariencia, su corte le llegaba a los hombros y eso le daba un toque lindura a su bella apariencia.
Sus ojos azules eran tan claros como cielo en verano, era una chica de apariencia esbelta, alta, delgada pero con ciertos lugares proporcionados que resaltaban su hermosa feminidad.
Era una chica amable y un tanto fría con las personas, sin embargo, quizás ese toque de frialdad hacían resaltar aun mas su belleza, era una hermosa reina de hielo que pocos podían dominar y obtener, sin embargo, para aquellos que lograran obtenerla, se ganarían una mujer leal, hermosa y muy obediente, demasiado diría Abel.
Isabella era una chica leal que incluso en los peores momentos, mantenía su inquebrantable voluntad, vamos, Abel la ha visto miles de veces y generalmente termina de la misma manera.
A pesar de lo podrido y asquerosas que podían ser las decisiones de Abel, ella seguía manteniendo su lealtad hacia su amo, no lo cuestionaba, mas bien lo ayudaba con sus actos despreciables, incluso si eso significaba el abismo, Isabella se iba junto con él.
Abel no entendía en lo absoluto lo que había en su cabeza, muchas veces intento quebrantar dicho pacto, intento salvar a la inocente y leal sirvienta que le sirvió durante muchas vidas, pero por mas que lo intentaba, ella simplemente no dejaba de serle leal.
No sabia si ella estaba enamorada de él o si simplemente era por algo mas que Abel no podia comprender.
A pesar de ello, estaba agradecido con su lealtad, tan agradecido que esta vez le iba a recompensar su lealtad.
-Isabella, esta vez no voy a ser un bastardo, tengo deudas pendientes que saldar contigo y pagare cada deuda que te debo en las cientos de vidas que me serviste, eres una chica especial y voy a pagarte por ser la única que confió en mi...-
-Ni siquiera mi padre tenia tanta confianza en mi como tu la tenias, fuiste la única que no se corrompió ante la divinidad del héroe. Todos cayeron ante sus pies. Incluso moriste por mi y eso es suficiente para saber quienes estan de mi lado, es por eso, que pagare tu lealtad con bondad y te recompensare por todo lo que has hecho por mi...
-Esta vez te daré lo que mereces...-
"El baño esta listo joven amo"
"Claro... Gracias por ello.."
"¡!"
Isabella se sorprendió por las palabras de su amo, sin embargo, no lo mostro en lo absoluto y simplemente mantuvo su rostro frio de siempre.
"No hay de que mi señor Abel, es mi trabajo hacerlo..."
A pesar de su sorpresa, Isabella mantuvo su postura de siempre.
Abel simplemente sonrió al ver que ella era la misma chica de siempre. La chica fría y amable.
"Por favor, venga conmigo joven amo"
"Claro..."
Isabella guío a Abel hacia donde se encontraba las bañeras como de costumbre.
Durante el camino, ella no dijo una sola palabra y mantuvo su postura respetuosa y servicial.
Abel miro esto con una pequeña sonrisa al saber que ella nunca cambiaba su forma de hacer su traba, era agradable pero iba a cambiar esa forma de tratarlo ya que necesitaba alguien demasiado confiable, si bien le era leal, la realidad es que también desconocía los objetivos que Isabella tenia en mente, por ello, iba a intentar adentrarse en su corazón para intentar ganar por completo su favor y que ella nunca traicione su palabra.
Eso era lo que necesitaba, alguien importante que hiciera trabajos que nadie mas podia hacer para él.
-Definitivamente te convertirás en una pieza importante para el futuro próximo de mi vida, tu, te encargaras de cosas importantes que solo tu puedes cumplir. Eres la indicada para este trabajo...-
Era la chica indicada y por ello era el paso mas importante a cumplir.
"Adelante. La tina esta lista para usted"
"Claro..."
"Muchas gracias por esto"
Ella simplemente agacho al cabeza mientras lentamente se retiraba del lugar.
"Ah... Es momento de disfrutar de un buen baño caliente..."
Abel se quito toda la ropa y rápidamente entro a la bañera que Isabella le había preparado.
Lentamente se metió en ella y luego simplemente disfruto del momento, relajándose y sintiendo la paz interior de la libertad.
"Ojala pudiera quedarme aquí para siempre..."
"Es tan relajante estar aquí..."
Pensó mientras se relajaba y cerraba los ojos con alegría.
Abel estuvo un buen tiempo en la ducha, se limpio correctamente la suciedad de su cuerpo, era bastante, pero con algo de esfuerzo logro quedar como nuevo y resplandeciente.
Cuando finalmente sintió que era suficiente, Abel salió de la tina y rápidamente se puso la ropa.
En cuestión de minutos ya estaba vestido con su ropa elegante.
Ya estaba como nuevo, resplandeciente y brillante.
Abel se miro a le espejo y presencio su belleza sin igual.
Ya se había acostumbrado a este cuerpo, vivió cientos de vidas en el y ahora estaba completamente acostumbrado a esta belleza que tenia incrustado.
No era por ser narcisistas, pero sin duda alguna era alguien bastante hermoso.
"Bien... Vayamos con Papá"
Abel dejo de lado todo y se dirigió a la oficina de su padre, no tardo demasiado tiempo en llegar a la oficina y cuando finalmente llego al lugar, trago algo de saliva antes de atreverse a tocar la puerta.
"Toc. Toc*"
"Pasa..."
-Tan frio como siempre...-
Abel trago algo de saliva antes de tomar la manija de la puerta.
Lentamente abrió la puerta y luego pudo verlo ahí sentado como siempre, con una mirada imponente y una postura que reflejaba la superioridad que tenia sobre todos.
Su cabello rubio brillante, su basta barba que mostraba su madurez, su mirada aguda que reflejaba su dominio sobre los demás.
Jin Drakastar.
Señor supremo de la familia Drakastar.
"Toma asiento. Hijo..."
"Si..."
Abel se sentó un tanto intimidado por la mirada de su padre.
Todo era silencioso y un tanto incomodo, Abel no tenia idea de que decir o hacer, siempre tuvo problemas para hablar con él, era frio y poco expresivo así que era bastante complicado poder saber lo que pensaba, por ello Abel estaba un poco asfixiado por su imponente mirada.
Por ello, simplemente espero a que él hablara.
Fueron segundos muy incomodos para Abel, sin embargo, por suerte su viejo salvo dicha situación.
"Hijo. Se que hace algunas horas tuvimos una pequeña pelea innecesaria, sin embargo, quiero que olvides ese tema y nos centremos en lo mas importante y el por que te mande a llamar..."
"...."
"Bien... Esto puede que no te guste pero te pido de favor que aceptes mi petición..."
"¿De que se trata, Padre...?"
"...."
"Abel... Mañana tenemos una visita importante... Muy importante y que vienen con un solo proposito en mente..."
"...."
"La familia Sunnflare viene en busca de una alianza con nuestra familia"
"¿Y eso que tiene que ver conmigo?"
"Bueno... Es bastante simple hijo mío. Las amistades se forjan mediante el matrimonio y es probable que mañana la familia Sunnflare proponga hacer un matrimonio con nosotros..."
-Mierda...-
"Abel. Tu compromiso es inevitable y mañana tienes que elegir una decisión que solo tiene una elección"
"...."
"Abel. Te casaras con la hija de la familia Sunnflare"