"¡!"
"¡¿Que rayos fue ese recuerdo?!"
"...."
Abel estaba sumamente confundido cuando un repentino recuerdo del pasado comenzó a circular por su mente.
El recuerdo era bastante vago y realmente no podía entenderlo en su totalidad ya que era borroso y bastante confuso de entender.
"¿Que fue eso...?"
Intento recordar dicho recuerdo pero por mas que lo intentaba no podía recordar absolutamente nada de ello, era como si fuera un recuerdo que nunca había sucedido.
"....."
"Ah... Olvidémonos de todo eso, por ahora esto no tiene relevancia mayor relevancia"
Pensó mientras se olvidaba de ese valioso recuerdo que su mente olvido en la oscuridad, dejo de lado ese recuerdo y se centro completamente en el presente.
"Bien, es momento de tener tu favor, Amelia Sunnflare..."
.
.
.
"¡¡Te odio padre!!"
"¡¿Como puedes hacerme esto?!"
"¡¡TE ODIO!!"
"...."
"P-Por que tenias que h-hacerlo..."
"P-Por que...."
La princesa Amelia salió huyendo del lugar completamente enfurecida por el estúpido compromiso que su padre la estaba obligando a tomar. Ella se marcho sin rumbo fijo, con algunas lagrimas derramándose desde sus ojos y con una evidente ira que no la dejaba pensar con claridad.
Ella ni siquiera supo a donde era que se dirigía, simplemente corrió frustrada para intentar calmar la ira que sentía.
Una profunda ira que estaba contra su padre ya que él le había fallado a ella.
"¡¿Acaso olvidaste la promesa que me hiciste?!"
"¡¿No me dijiste que era libre de hacer lo que yo quisiera con mi vida?!"
"¡¡Tsk!!"
"¡¡Te odio!!"
Su rabia era vidente, estaba cegada por la rabia que sentía hacia su padre que no sabia a donde era que era que el destino la estaba guiando, ella simplemente siguió su instinto y sin siquiera saberlo, lentamente se acerco al lugar donde toda su vida iba cambiar para siempre.
La irá de Amelia lentamente comenzó a desvanecerse y cuando su mente volvió a aclararse ella se dio cuenta que estaba en un lugar hermoso que nunca antes había visto en su vida.
"Wow..."
"Que hermoso lugar..."
"Jamás había visto esto en mi vida..."
"...."
"Es..."
"¡Es Bellísimo!"
Sin darse cuenta, Amelia se dirigió a un lugar que solo se podia catalogar con una sola palabra.
Increíble.
Esa era la perfecta definición de lo que era este jardín para los ojos de Amelia, podían decirse muchas cosas de él pero para Amelia era un lugar místico y fantástico donde la belleza se desbordaba por todos los lugares, este lugar, no era otro que el jardín real de la familia Drakastar.
El lugar mas hermoso que Amelia haya visto en su vida.
El paraíso.
Amelia exploro los pasillos del jardín y mientras mas los exploraba, mas fascinada se encontraba, flores de todo tipo y colores con hermosas apariencias que solo podían ser descritas con perfección y belleza.
No solo había flores en este hermoso jardín sino que también había hermosos arboles de cerezos que se expandían alrededor de todo el jardín, hermosos cerezos rosados que daban esa sensación de tranquilidad y belleza al ya de por si hermoso jardín.
Amelia se perdió en este bello lugar y exploro con tranquilidad y paz el hermoso sitio donde se encontraba.
Su enojo y furia se desvaneció hasta el punto de olvidarse de todo lo que había pasado minutos atrás, ahora se encontraba bastante tranquila, con una sensación de paz que desbordaba por todo su ser.
Ella siguio explorando el lugar mientras apreciaba las hermosas flores a su alrededor, pero mientras exploraba los pasillos del jardín ella centro su mirada en algo algo que se asomaba a lo lejos.
Sus instintos la guiaron y ella lentamente se acerco a un lejano árbol que estaba apartado del jardín donde se encontraba.
No sabia por que, pero este árbol llamo su atención por su peculiar apariencia.
El árbol no era igual a los demás, era un árbol gigante que media alrededor de 40 metros de altura, tenia un tronco grueso que no se comparaba a ni un otro árbol que ella hubiera visto, tenia hojas doradas que brillaban incluso en la luz del día.
Era un árbol magnifico que hipnotizo los ojos de Amelia.
Era extraño y nunca antes había visto un árbol tan hermoso como este.
Pero a pesar de la belleza de este árbol lo mas hermoso era el paisaje que lo acompañada. A los alrededores del árbol estaba un enorme campo floral repleto de bellas flores que no se equiparaban con las flores que había visto anteriormente.
Estas flores eran simplemente impresionantes, eran de un tono rojizo casi en su totalidad con pétalos contraídos y una especie de patas que eran similares a los de una araña, su color era rojizo pero también algunos toques dorados que hacían de esta hermosa planta algo de otro mundo.
Estas flores eran increíbles y hermosas pero su hermosura no acababa en su apariencia, la verdadera belleza de esta flor era el aura que estas desprendían.
Contrario a otras flores, estas flores estaban desprendiendo aura mágica y al desprender su aura estas flores hacían lucir el lugar como algo místico y de otro mundo.
El aura del lugar era una tonalidad morada, como si fuera un limbo creado por los dioses.
Amelia estaba fascinada y cuanto mas exploraba el campo mas se perdía en su peculiar belleza.
Ella se perdió en sus pensamientos y simplemente siguio su camino hasta el hermoso árbol que la llamaba a la distancia, ella lentamente se acerco hasta que finalmente estaba posada frente al árbol.
Lentamente se acerco al tronco del árbol hasta que su mano finalmente alcanzo la corteza del tronco.
Su mano lentamente comenzó a tocar el tronco y al momento de tocarlo, una extraña sensación recorrió los confines de su cuerpo.
Era extraño siquiera explicarlo, era como si su cuerpo hubiera viajado a un lugar astral donde solo los dioses podían vivir y existir.
En dicho lugar solo existía la luz y la oscuridad quienes la observaban mientras descubrían cada centímetro de su ser.
Los recuerdos y la sensación era borrosa, sin embargo, lo poco que su mente pudo sentir, fue un extraño recuerdo del futuro que demostraba algo terrorífico que a la vez era desalentador.
Al momento de sentir esa extraña sensación recorrer su cuerpo, inmediatamente quito su mano del árbol y se alejo lo mas rápido que podia del árbol.
-¡¿Qué fue eso?!-
Pensó mientras miraba el árbol con algo de miedo en sus ojos.
Amelia sentia miedo al sentir ese extraño sentimiento, era inexplicable describirlo pero lo único que podia decir era que este sentimiento era algo raro que no quería volver a experimentar nunca mas en su vida.
Por el miedo que sentia, ella retrocedo lentamente y sin darse cuenta, se tropezó con una roca que estaba justo detrás de ella.
"¡Kyhaa!"
Ella cayo al suelo y se dio un duro golpe sobre su espalda.
"¡Argh...!"
Recibió un duro golpe que hizo doler todo su cuerpo.
Amelia estaba tirada en el suelo mientras gemía de dolor, su ropa ahora estaba manchada de tierra y su pulcra imagen ahora estaba manchada por la suciedad que se impregno a su vestido.
Su cara mostraba los diferentes sentimientos que sentia en ese momento, ira, un poco de tristeza y algo de decepción, estaba decepcionada por todo lo que había pasado en este día.
Y mientras sus sentimientos se desbordaban, ella no noto la presencia de alguien que estaba tras de ella.
Sin que Amelia se diera cuenta una voz la llamo sobre su espalda.
"¿Estas bien?"
"¿?"
Al momento de girar su mirada, Amelia noto la presencia de Abel quien simplemente le sonreía y le extendía su mano para ayudarla a levantarse del suelo.
Al ver de quien se trataba, varios sentimientos pasaron por su mente, desde la sorpresa hasta el desden por ver al chico que iba a arruinar su vida.
Quisas no era su culpa pero al final por él su vida iba a cambiar para siempre, no habia razon para odiarlo, pero el simple hecho de casarse con alguien a quien no amaba, hacia que la ira y el odio de Amelia aumentara a niveles incomprendidos.
Sin tener la culpa, Abel recibió su odio y ella lo demostró en cuanto lo miro.
A pesar de su gesto, Amelia no tenia una mirada feliz en su rostro, su mirada demostraba odio y desdén, como si Abel no fuera nada para ella.
Sin embargo, no era una mal educada, así que amablemente tomo su mano y agradeció su gesto.
"Gracias..."
Lo dijo con un tono seco y frio.
"No hay de que..."
Abel por otro lado se mostraba contento y con una sonrisa en su rostro, generalmente esa era su personalidad así que siguio acorde a como solía ser siempre.
Abel ahora mismo sabia lo mucho que ella lo odiaba a él, hasta cierto punto la entendía y sabia que ella estaba siendo encarcelada en algo que ella no deseaba hacer, por ello iba a hacer algo para tener su favor de su lado, iba a ser complicado pero tampoco era imposible hacerlo, ahora que era libre, Abel podia hacer lo que quisiera si se lo proponía, por ello, iba a iniciar su plan para ganar el favor de Amelia, no por que le gustara o por que la amara, simplemente por que era importante para el futuro y claro, era importante para que Abel sobreviviera, así que, por ello inicio con el plan, el plan para ganar el favor de la santa de la llama oscura.
"...."
Cuando Abel la ayudo a levantarse, ella simplemente no dijo absolutamente nada mas, mas que darle las gracias, solo se quedo mirando hacia otro lado sin siquiera dirigirle la mirada a Abel.
Era duro e incomodo tratar con este tenso ambiente, sin embargo, Abel hizo todo lo posible para intentar captar algo del interés de esta mujer, no con la intención de impresionarla y hacer que se enamorara de ella, si no para que ella viera que era una victima mas de este maldito compromiso forzado.
"Este lugar era el jardín de mi madre"
"¿?"
"Esto fue lo que ella construyo en el pasado, era amante de las flores y construyo en enorme jardín donde colocaba todas las flores que a ella le gustaban... Colecciono todo tipo de flores, desde flores sencillas y comunes hasta flores impresionantes que eran poco comunes encontrarlas..."
"Como esta flor, llamada Rosa del infierno carmesí"
"...."
Su mirada y sentimientos no cambiaron, sin embargo, Amelia estaba concentrada en lo que Abel le contaba, no entendía por que le explicaba todo esto, sin embargo, agradecía que lo hiciera ya que sentia bastante curiosidad del porque construyeron un hermoso jardín como este.
"Las rosas del infierno carmesí son plantas que a mi madre le encantaban, planto tantas rosas que al final logro construir este enorme jardín que no parece que nunca va a acabar. Sin duda alguna amaba las plantas mas que nadie en el mundo, era alguien dulce que no dañaba absolutamente a nadie, era alguien que no le gustaba la violencia, no le interesaba el oro, el poder, la posición social ni nada por el estilo, simplemente era alguien que amaba ser libre... O bueno, al menos eso me dijo mi padre sobre ella, lamentablemente la vida se la llevo antes de siquiera poder conocerla... Ahora este es el único recuerdo que queda sobre ella, es duro recordar que ella ya no esta con nosotros, es triste pensarlo aunque quizás ahora sea libre tal como ella lo quiso durante toda su vida, quizás esto sea lo mejor para ella, ahora esta allí, disfrutando de la libertad que otros no pueden tener..."
"...."
Las palabras de Abel contenían diferentes sentimientos en su voz, melancolía, tristeza y nostalgia eran los sentimientos que desprendía en sus palabras.
Con tristeza en sus ojos, Amelia miraba el hermoso campo mientras escuchaba la historia de Abel.
Su mirada cambio ligeramente, ahora estaba un poco triste por la historia que tuvo que vivir Abel, era duro pensar no poder conocer a la mujer mas importante de la vida, ella no podia ni imaginarlo y sentia lastima por saber que Abel tenia que vivir con tal peso durante su vida.
Ella no pudo decir mucho, simplemente le dijo que lo sentia.
"Lo siento..."
"Esta bien, no es necesario disculparse por ello, es algo que fue dejado en el pasado. Es duro pensarlo pero ya me acostumbre a ello..."
"...."
Hubo un ligero silencio entre ambos donde solo miraron el campo de flores sin decirse una sola palabra.
Sin embargo, Amelia un tanto durativa sobre este asunto, por esto le pregunto a Abel por que le decía estas palabra.
"¿Por que me cuentas todo esto?"
"Bueno, solo quería contarte la historia de este campo, vi que estabas fascinada por el jardín de mi madre así que decidí contarte la historia de la creación de este jardín, no tenia otra intención, la realidad solo quería contarte esta historia por que simplemente se me apetecía hacerlo, no quiero hacerte creer absolutamente nada, seguramente ahora pensaras que intento ganarme tu favor contándote una historia triste como lo es la historia de mi madre, se que lo piensas pero la realidad es que no tengo interés en este matrimonio..."
"¿Por que?"
"Por que el amor no se puede forzar en lo absoluto..."
"...."
Amelia simplemente se quedo en silencio mientras miraba al horizonte donde el campo de flores se extienda sin poder verse el fin de este.
Ambos se quedaron en silencio durante unos minutos antes de que el silencio se rompiera por completo.
"Abel... tengo algo importante que decirte"
"Claro, escuchare lo que tengas que decirme así que habla, seré todo odios"
"...."
Dudo unos segundos sobre si decir lo que ella tenia que decir, sin embargo, soltó un suspiro algo cansado antes decir lo que ella quería decirle.
"Yo-"
Justo cuando ella estaba por hablar un potente grito resonó en todos los alrededores.
"¡¡¡GROOOOOOOOOOOOOOHHHRRGGGHHH!!!"
"¡!"
El grito resonó en los alrededores, tanto Abel como Amelia se sorprendieron profundamente al escuchar el potente grito que se había generado, fue un grito desgarrador a la vez de monstruoso, era casi como si una bestia hubiera salido del mismismo suelo.
Nunca antes lo habían escuchado, de hecho Abel estaba igual o mas sorprendido por escuchar tal grito, jamás lo había escuchado durante sus mas de 40 veces reencarnando en este infernal mundo.
Por ello su sorpresa completamente genuina y de verdad estaba sorprendido como nunca antes, sin embargo, su sorpresa cambio repentinamente cuando sincitio una extraña sensación recorrer su cuerpo.
Era un extraño sentimiento que pocas veces había sentido durante su vida.
Esa sensación fue algo que desarrollo luego de morir durante muchas veces en su vida.
En el momento que su muerte llegaba, esa sensación llegaba a su cuerpo indicándole que pronto iba a morir de una u otra forma.
Esta vez esa misma sensación recorrió su cuerpo y al momento de sentirla no dudo ni un segundo de lo que sea que pudiera pasar.
Por ello, inmediatamente se lanzo contra Amelia y sin dudarlo ni siquiera un poco, ambos se tiraron al suelo.
Amelia en ese momento no lo entendía.
Fue bastante rápido y cuando ella quiso reaccionar, todo a su alrededor cambio por completo.
"¡¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMM!!!"