Hola a
todos. ¿Cómo están? Espero que bien. Les traigo un nuevo capítulo de este
fanfic. Sin nada más que decir, comencemos.
Todos
los créditos a Eiichiro Oda, creador de la franquicia One Piece.
Capítulo
36: Entre la basura.
Usopp y su
nuevo compañero Rocamonte se encontraban levantando una casa hecha con
chatarra. —¿Cómo se supone que se llama este lugar?— preguntó Usopp mientras
colocaba una placa de metal entre otras placas. —No lo se. Siempre he estado en
el mismo lugar donde me he encontrado, señor Usopp— dijo el pequeño autómata.
Al cabo de unos minutos, ambos terminarían la casa, con Usopp analizando el
panorama de todo el sitio, dándose cuenta que la mayoría de las casas y carpas,
pese a emplazarse en el patio trasero del asilo, este estaba rodeado de
montañas de basura, siendo este un vertedero colosal. De pronto, un grupo de
tres personas se acercaron a Usopp y al autómata. —Oigan ustedes. ¿Qué hacen en
nuestro terreno?— preguntó un hombre de forma matona. —E-e-e-h-h-h y-y-yo,
este….— —Si no se largan en este instante, os haré mermelada— Uno de los
sujetos saca unas manoplas hechas de alambre, se disponía a atacar cuando Usopp
habló; —¡N-N-No te acerques. Tengo un ejército de 8 mil hombres dispuestos a
defenderme!— Dichas palabras hicieron estallar de risas a los tres hombres.
—Hujajajaja— dijo el sujeto del alambre. —¿Quién nos va a atacar, tu juguete?—
—¡No soy ningún ju…¡¡AAAAHHHH!!— Rocamonte no terminó su frase cuando, uno de
los sujetos patea fuertemente al autómata, arrojándolo lejos de donde estaba
Usopp.
Usopp se
molestaría por la acción hecha de parte de uno de los hombres, quien, sin
reparos, había pateado a su compañero. Usopp visualizaría donde estaba su
colega sólo para verlo pulverizado, con varias de sus partes dispersas entre el
montón de chatarra donde estampó al androide. —Vaya, no pensé que uno de "tus
hombres" fuera tan débil.— Esa última palabra, enojó a Usopp de sobremanera,
que, con un solo movimiento, sacó de su bolso un dial. —Dial Destello—
Tal disparo encegueció al sujeto del alambre. Usopp, rápidamente, sacaría su
Kabuto negro y al grito de —¡Midori boshi: Impact Wolf!— arrojaría a los
tres hombres fuera del área donde se encontraba Usopp.
El tirador
iría a por su nuevo colega, pero sin ser consciente de lo que pasaría luego. Rocamonte,
el autómata que había ayudado y acompañado, estaba pulverizado, con sus partes
dispersas en todo el espacio reducido. —¡¡WAAAHHH!! Oye Rocamonte, ¿puedes
oírme?— —Puedo oírte— Al mirar hacia abajo vio a la cabeza del autómata
acercarse dando pequeños brincos. —¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!— gritó Usopp con un
rostro aterrador pero cómico, para de repente, desmayarse por el susto. —Usopp.Usopp..oye…me….escuchas?—
sería lo último que el tirador escucharía de parte del autómata.
Al
despertarse, Usopp estaba recostado sobre una manta, con una cubeta de metal a
su costado. Usopp se levantaría, solo para escuchar unos cuantos golpes de
martillo venir de afuera. Al salir vería a un señor mayor uniendo piezas a
través de unas tachuelas que funcionaban como clavos. Estas piezas reposarían
sobre una mesa de trabajo, donde descansaba la cabeza del autómata. Usopp se
asombraría al punto de tropezar y tirar unos cuantos materiales que hicieron el
suficiente ruido para que el anciano volteara a ver al origen del mismo. —Ah,
eres tu jovencito, esa cabeza parlanchina me pidió que te llevara hasta aquí—
dijo el matusalén. —¿Dónde…estoy?— —Estás en mi casa— —¿Tu…casa?— —Si. Me llamo
Cleto, un placer.— —Usopp.— Ambos estrecharían sus manos, con Usopp desconfiado
en su mirar. —Tu amigo estaba pidiendo ayuda cuando pase por donde estabais.—
Flashback
Cabeza de
Rocamonte: ¡AUXILIO! ¡AUXILIO! ¡Alguien ayúdeme!
Los
habitantes que pasaron por la escena, vieron como la cabeza del autómata pedía
ayuda de forma desesperada e intermitente, llamando la atención del viejo.
Cleto: ¿Qué
es todo ese ajetreo?
Rocamonte: Disculpe,
señor. Ayude a esta alma desamparada.
Cleto: Pero…¡Tu
eres un robot!
Rocamonte:
Lo he escuchado tantas veces que lo memoricé
Cleto cargó
la cabeza del androide, junto con sus partes en una bolsa de madera que llevaba
consigo.
Rocamonte:
Antes de marcharnos, quiero que también lleve a mi colega.
Rocamonte observa
a Usopp y el provecto lo carga en su brazo derecho y la bolsa debajo de su
brazo izquierdo.
Fin del
flashback.
—Me costó
trabajo dejarte reposando en la manta, pero lo logré.— dijo Cleto con una
sonrisa, dejando ver sus dientes frontales y unos cuantos dientes. —Esa cabeza
parlante es única, su modelo es una serie que solo existe en la superficie. De
estas se fabricaron 100.000 unidades para distintas labores…— —/¿Qué es lo
que está diciendo? Apenas puedo recordar que me desmaye, pero, ¿Por qué
menciona todo eso? ¿Será acaso que este abuelo sea quien me ayude?/— —…a lo cual, debo encontrar dicha fuente de
energía y combinarla con carbón de leña.— El anciano se percató que Usopp se
encontraba con una mirada por lo que chasqueo sus dedos frente a los ojos de
Usopp, despertándolo de su trance. —Ah-ah-ah…si— respondió Usopp, aun asimilando
donde estaba. —Mi explicación puede haber sido larga, pero hay detalles que no
debo dejar pasar tratándose de tu amigo. El modelo de tu colega es una replica
de una serie de androides que se construyeron aquí hace 1000 años atrás. El
otrora Reino Antiguo había buscado de mil maneras posibles, igualar o construir
cualquier cosa que viniese de aquí. Se dice que Tartesia era tan avanzada, que el
dichoso Reino sólo alcanzó el 25% de toda la tecnología de aquí…— El teclo
continuaba su explicación. Usopp se mantenía desinteresado en un principio pero
el anciano empezó a detallar ciertas cosas que llamaron la atención del
tirador, sacando de su bolso, una libreta y una pluma, tomando nota de lo dicho
por el abuelo.
Pasaron las
horas y Usopp notaría como el cuerpo satelital que vio junto con Rebecca se
elevaba, cambiando su tonalidad a una diferente de la vista por el dúo,
empezando a oscurecerse al punto de no verse nada, asemejándose más a la noche,
pero sin vislumbrarse las estrellas. Cleto encendería un farol viejo y gastado,
alumbrando su espacio de alguna manera, mientras el astro, con su ojo
penetrante, había cambiado su color a uno morado con tonos blancos, brillando incandescentemente.
—Se dice que antes, se podía ver un cielo diferente del que se ve en la
superficie. Uno donde el mismo era de un púrpura oscuro y profundo. El clero
del Rey eran los responsables de velar por las paz en nuestros cielos y tierra.
Pero un desafortunado accionar de parte de su Majestad, llevó a que el clero lo
derrocara, empezando una era donde sólo aquello aprobado por la Hermandad sería
la norma; esto incluyó, el cercar toda la nación a través de un gigantesco domo
de piedra, creando un hueco para que, nuestra luna, pudiera alumbrarnos. Aun
así, anhelo el día en el que ese maldito domo se destruya por completo y
aquello que nos divide de los otros pueblos, nos vuelva a unir— dijo Cleto con
serenidad mientras observaba la luna.
Usopp había
quedado impresionado. Toda la información que le había dado el provecto, no
sólo le permitió comprender el entorno y su historia, sino que también debía
buscar ciertas piezas para reparar a su nuevo compañero. Pero su breve
pensamiento fue interrumpido por Cleto. —A propósito, ¿Por qué estas aquí?— La
cara de Usopp cambió a una de sorpresa, buscando continuar la conversación. —Bueno
llegué aquí por un objetivo en mente— —¿Objetivo?— —Vera, tengo una tripulante.
Ambos llegamos hasta aquí…— Usopp le contaría lo más importante a Cleto, sin
soltar demasiada información. —…Frutas cristalizadas… Si, las recuerdo. Las
mismas están en manos de la Hermandad Abisal desde hace tanto tiempo. Según
ellos, son materiales idóneos para la destrucción del mundo y de todo lo que
ellos han construido.— El anciano meditó por unos instantes hasta que dio su
respuesta. —Si, te ayudaré niño— —¡¿De verdad?!— —¡Por supuesto!— Usopp
brincaría de alegría. —¡Pero!...— —¿Pero?— —…tendrás que ayudarme con unas
cuantas cosas. A cambio, no sólo te ayudare a reparar a tu colega, sino que te
daré mi arsenal bélico. ¿Qué te parece?— —//Ese abuelo me dará su…¿arsenal
bélico? Con todo lo que me ha dicho debe tener algo entre manos. Aceptaré//
¡Lo acepto!— exclamó Usopp con entusiasmo. —Bien muchacho, comenzaremos mañana,
así que descansa bien. Buenas noches— dijo Cleto mientras apagaba el farol.
—Buenas noches— respondió Usopp mientras buscaba la manta entre la oscuridad,
cayendo cerca de la misma, acomodándose en la susodicha, listo para descansar.
—//Me pregunto como estará Rebecca. Espero que no me lleve mucho tiempo recoger
ese objeto, para así volver a donde los Soberanos. Sea lo que sea no importa,
me volveré un bravo guerrero del mar//— dijo a sus adentros Usopp mientras
cerraba sus ojos.
Un día
concluía y, entre pilas y pilas de chatarra, el tirador sabía el motivo por el
que Tartesia era como era. Comenzará un nuevo día o….¿una nueva pesadilla?
CONTINUARÁ…