Hola a todos, ¿Cómo se encuentran? Espero que muy bien. Les traigo un nuevo capítulo de este fanfic. Sin más que agregar, comencemos.
Todos los derechos reservados a Eiichiro Oda, creador de la franquicia One Piece.
Capítulo 42: Invasión.
Al mismo tiempo, en las inmediaciones del Asilo Arbor.
El monigote y el tirador caminaron hasta las proximidades del asilo. El dueto llegaría hasta un rejado. Usopp se aproximó al arado metálico. -¡No lo toques! ¡Puede estar electrificada!- exclamó Ćororo. Usopp haría caso a la advertencia del harapo. -El lugar se encuentra fuertemente vigilado por una organización llamada LOGI- -¿LOGI?- -Desconozco lo que significan las letras, pero deduzco que son acrónimos o siglas inentendibles- dijo Dïrza.
El Asilo se encontraba siendo fuertemente vigilado por la antes mencionada organización. Los mismos estaban vestidos con trajes de oficina, tanto hombres como mujeres. Tenían una pistola de corte futurista, entre otras armas de fuego de similar estilo. -¿Y ahora que hacemos?- preguntó Usopp ansioso. -No te preocupes, conozco una forma de llegar hasta allí- respondió Ćororo con seguridad. Usopp seguiría al harapo hasta una tapa cilíndrica que el pelele retiraría con algo de esfuerzo. -Bien, sígueme- dijo Dïrza con un aire de confianza, mientras Usopp chocaba sus dedos índices entre sí mientras seguía el paso del muñeco.
Ambos se adentraron hasta llegar a una escotilla. -Muy bien, en cuanto la abramos, entraremos al asilo- dijo Ćororo sujetando la manecilla del portillo, para luego abrirla y, con ello, entrar.
El dúo ingresó al lugar pero, tan pronto como ingresaron, una alarma empezó a sonar. Ambos se escondieron en un lugar donde no fuesen avistados mientras observaban lo que pasaba. -¡Den un paso al frente!- Las celdas se abrieron y con ello, pasos empezaron a escucharse. -¿Puedes ver algo?- preguntó Usopp intrigado. -No, no puedo ver nada- respondió Ćororo con desanimo. -Escúchenme bien, par de sopla nucas. El Carmaquest dio inicio, les toca salir. No quiero a ninguno haciendo nada. Ya saben las reglas, y saben lo que les pasa a aquellos que no la acatan. ¡Firmes y marchando!- dijo la voz de autoridad mientras unos pasos empezaban a oírse. -Y ahora...¿Qué hacemos?- preguntó Usopp. -No te preocupes, me conozco un pasadizo para llegar hasta el segundo piso. Sígueme- dijo el harapo haciendo un gesto de que lo siguiera.
El dúo subiría por un cobertizo que conectaba a la segunda planta, llegando así al segundo piso del asilo. Tan pronto como abrieron el portillo, se encontraron con un pasadizo lleno de ropa. Siguieron avanzando hasta llegar a una puerta, que al abrirla hacia afuera, caerían hacia el piso. -Hemos llegado- dijo Ćororo. -¿En donde...?- -Amalia, necesito que lleves estos platos a los estantes- una voz de un hombre, aparentemente mayor, se oyó detrás de una puerta más grande. -Estamos en un bar, dentro de una de las celdas del segundo piso- dijo Ćororo con serenidad. -¿Un...bar?- dijo Usopp un tanto confundido. Pero no tendrían tiempo de pensar cuando, la puerta se abrió; dejando ver a una joven que se espantaría al ver a los dos foráneos en el sitio. -¡AAAAAHHHHH!- -¿Qué ocurre Amalia?- -H-h-h-h-...- -¡Di algo!- -¡¡HAY PERSONAS EN EL DEPÓSITO!!- Tras oír eso, el señor se dirigió hasta el sitio rápidamente, llegando hasta el lugar y viendo a los dos foráneos allí mismo. El sujeto no tardó ni dos segundos en reconocer a uno de ellos.
-Ah, eres tu muñeco- -¡Señor Pocolino!- Ćororo se levantó y fue a abrazar al sujeto. -¿Qué lo trae por aquí?- -Debería yo de preguntarte eso- respondió Pocolino. Pocolino es un hombre de tamaño mediano, ya entrado en edad; que lleva puesto una camiseta a rayas blancas y grises, un pantalón amarillo y zapatos marrones. -¿Lo...conoce?- preguntó Usopp al señor. -Si, conozco al maestro de este fantoche- respondió Pocolino. -Sobre eso...- Ćororo empezaría a contar lo que le pasó a su maestro. -Ya veo...Por eso estas aquí- -Si, debo comunicarle a Harakusa sobre su deceso- Pocolino empezó a observar todo el sitio, hasta llegar a un punto en concreto. -Escóndanse aquí- señaló un portillo al costado de unos estantes de platos. Pero en eso, Amalia llegó. -Jefe, los agentes llegaron- -¡¿PERO QUEEEÉ?!- El dúo se subiría hacia el portillo antes señalado, con tan mala suerte que los dos, por el escalamiento, tirarían algunos platos, pero llegando al mismo y escondiéndose, mientras escuchaban algunos gritos y la orden de ¡Firmes! -¿Y...ahora que?- preguntó Usopp. Ćororo observa el entorno y ve una suerte de luz en un sector. -Sígueme- dijo Dïrza mientras avanzaban hacia la dichosa luz.
Ambos llegaron al origen del mismo, percatándose de que se trataba de, una celda. -¿Habremos llegado al tercer piso?- preguntó Usopp. Ćororo sólo encogió los hombros y simplemente abrieron la escotilla que emanaba la luz visualizada por ellos antes. Abrieron la misma, viendo una celda pobremente alumbrada, una 'cama' de piedra y un ambiente muy pesado.
-¿Quién anda ahí?- dijo una voz femenina, apuntando con un quinqué en dirección hacia donde se encontraban tanto Usopp como el harapo. El dueto simplemente se aproximó hacia donde se encontraba la voz. -No buscamos problemas, sólo queremos subir hasta el penúltimo piso- respondió el pequeño espantapájaros. La joven simplemente bajo el quinqué, sentándose de rodillas en el proceso. -Esta bien- dijo la muchacha con desanimo.
Usopp buscaría alguna manera de poder salir de la celda y llegar a la siguiente planta, mientras el muñeco se acercaría a la jovencita. -No queríamos molestar...- -Esta bien. Es la primera vez en mucho tiempo, que veo a alguien del exterior. Ni yo misma se, como llegue aquí- -Y, ¿Cómo te llamas?- preguntó el retal parlante. -Eilonwy- dijo la joven.
Eilonwy llevaba puesto una túnica color herrumbre, con un colgante que representa una medialuna plateada. Su cabello era de color jengibre y sus ojos de color azul brillante. Llevaba consigo un bolso negro con cierre de cordón negro. Su celda no tenía ningún tipo de decoración, pero resaltaba el hecho de poseer: una espada, una lanza, un arco con un carcaj con flechas dentro, un hacha pequeña, un lucero del alba, una ballesta y un palo de madera con distintas cosas atadas en su extremo superior.
-Y..., ¿Qué son todas esas cosas?- preguntó el guiñapo parlador. -Son armas que he recogido de la basura cuando me tocaba hacer limpieza de área. Es una de las tantas tareas que tenemos aquí. Encontré varios objetos y me los escondía debajo del vestido y me los traía aquí, después de todo, sólo tenía mi báculo- dijo Eilonwy señalando el palo de madera. -Espera, eso quiere decir...- -Si, se defenderme. He intentado buscar la manera de salir de aquí. Pero cada que lo intentaba, recibía una reprimenda del jefe de sección- -¿Jefe de sección?- -Hasta donde sé, las tres plantas tienen tres personas de alto rango encargadas de la seguridad de sus respectivas zonas. Si un motín se llevase a cabo, estos seres apaciguarían el mismo a base de pura represión- -Eso es horrible- Usopp regresaría hacia donde estaba el harapo para notificarle algo. -Oye, Ćororo- -¿Qué ocurre señor Usopp?- -¡Encontré una salida!- -¡¿QUUEÉ?!- preguntó exaltada Eilonwy, mientras Usopp se adelantaba hasta el dichoso descubrimiento.
El mismo consiste en un pozo tapado con ladrillos que Usopp retiró para poder ver la profundidad. -¡Maldición, todo este tiempo estaba ahí!- exclamó Eilonwy mientras agarraba todas sus cosas. Pero cuando estaba acercándose hacia donde estaba el dúo, la alarma sonó. Un guardia ingresó al lugar dando la orden de firmes. En ese instante, todas las celdas se abrieron. Pero Eilonwy, lejos de intimidarse, se escabulló en el hueco, con tan mala suerte que el custodio acabaría por verla junto a los dos foráneos. -Salga inmediatamente- la orden no fue acatada, por lo que el guarda sacó un dispositivo mientras les ordenaba a los tres reclusos restantes bajar, ya que el Carmaquest había iniciado, por lo que debían presentarse. Tanto Usopp como Ćororo saldrían de ese pozo, con las manos levantadas. Sin embargo Eilonwy, quién había sacado su hacha pequeña que escondía en su largo vestido, la arrojaría hacía el guardia, asestando el ataque en su cabeza, pero desafortunadamente, este último logró presionar el botón del aparato.
Un pelotón de soldados cayeron al lugar, escoltando a un sujeto que vestía una túnica negra, seguido de un cinturón y un escapulario del mismo color. -¡Disparen!- el fraile dio la orden y el grupo de soldados empezaron a disparar.
Usopp ordenó a Ćororo que se escondiera en las escaleras que conducían a la siguiente planta, orden que el harapo acató. Eilonwy, por su parte, había vuelto a su celda y buscado la espada, la lanza y el arco, no teniendo tiempo de sacar las demás armas, ya que las balas empezaron a hacer mella en los barrotes, llegando hasta su cuerpo, provocándole un intenso dolor, que sería devuelto al lanzar su alabarda, perforando el pecho de uno de esos soldados, que salió disparado y acabó estrellándose contra una pared. El pelotón continuo atacando, con Eilonwy sacando de su celda el lucero del alba, que acabaría rompiéndose producto de las lluvias de balas que la convicta esquivaba con gracia. Usopp, por su parte, pudo reducir a unos cuantos usando bombas de humo y estrellas metálicas. El ataque continuó, con Eilonwy rematando con sus flechas a la mayoría de soldados. Cuando el último de los susodichos cayó, sólo el jadeo de ambos era escuchable.
-¡Bien hecho! Lo hicimos bien- dijo Usopp con la lengua entre fuera. -¿Hicimos? Fui yo quien hizo todo el trabajo...- -Vaya, con que ustedes acabaron con todos ellos, menudos penitentes- interrumpió el sujeto vestido con la túnica.
-¡Ahg! Ahí va de nuevo otro sermón suyo, Frodo- -¿Fro...do?- preguntó Usopp, a lo que Eilonwy asintió y respondió. -Si. Es el jefe de sección de esta área. Su nombre es Claudino Frodo y es alguien que...¡¿sabes que?!, ni yo se que hace, pero que es peligroso, es peligroso- Dicha respuesta dejo un poco confundido a Usopp.
Pero no tuvieron tiempo de procesar quien era, que el sujeto mostró consigo sus poderes, levitando la pequeña hacha arrojada a la cabeza del guarda mientras susurraba. -La justicia divina requiere sacrificios...-
Sin mediar mucha palabra, cargó hacia Eilonwy, quien sólo pudo usar su arco como escudo, pero la fuerza ejercida por Frodo era tal, que partió el arco en dos, viéndose Eilonwy obligada a sacar su espada. Usopp intentó intervenir, disparando bolas de humo, pero la velocidad de Frodo era sobrehumana, arrinconándolos a ambos hasta el borde de lo que fue una pared que ahora estaba descubierta, dejando ver el exterior. En ese momento, un orbe dorado se cayó y estaba rodando hacia el precipicio. -¿Eilonwy?- preguntó Usopp a lo que Eilonwy se giró mirándolo. -¿Esa esfera es tuya?- Usopp señaló el esférico, lo que hizo que Eilonwy se olvidara que estaba acorralada y corrió a salvar dicho objeto.
Pero en ese instante, el fraile se lanzó a atacarlos, con tan mala suerte que, terminó tropezando con la pierna de Eilonwy, perdiendo el equilibrio y cayendo al vacío. Su cuerpo acabó estrellándose contra el seco piso de fuera del asilo, dejando consigo una gran mancha de sangre.
Usopp vería la escena. -Eso fue...intenso- a lo que Eilonwy respondió. -Nunca subestimes a las personas, jamás se sabe lo que pasará- para volver a su celda y buscar la ballesta y el palo, con ambos subiendo a las escaleras donde los esperaba Ćororo.
Cuando llegaron vieron al muñeco recostado en el piso y al frente una puerta encadenada de par en par. Eilonwy patearía al pelele, chocando este contra el portón. -¡Aauuch! ¡Eso dolió!- se quejó Ćororo mientras tocaba su cabeza. -Eso te ocurre por dormir mientras nos encargábamos del viejo mañoso- -Oye, Ćororo, ¿no has podido abrir esta puerta?- pregunta Usopp, a lo que Dïrza solo responde moviendo la cabeza negativamente. -Tal vez deba de abrirse con algún mecanismo- -Mas que mecanismo creo que deberíamos desarmar las cadenas de allí arriba...-
Tanto Usopp como Ćororo seguían pensando, en voz alta, como poder abrir dicha puerta. Eilonwy, por su parte, se percataría de un candado semi-cerrado unido pobremente con todas esas cadenas. Viendo que sus dos compañeros no hacían nada, Eilonwy sacó su ballesta y, usando la culata de la misma, daría un fuerte golpe al candado, cayéndose este y con ello las cadenas, permitiendo que el trio pueda pasar. -¡Ja! ¡Eso fue muuuy complicado!- dijo Eilonwy con sarcasmos, dejando al otrora dúo con cara de sorpresa. -No se queden mirando, vamos- -Un momento Eilonwy- respondió Ćororo y agregó. -No sabemos que hay allí...- -Yay, esta bien, me quedo junto a ustedes, pero uno tendrá que ir delante...- Tanto Usopp como Eilonwy observaron al muñeco. Este, lejos de preguntar, comprendió lo que querían decir y, con vergüenza, abrió la puerta.
Lo que vieron tras de sí es algo que ni el más valiente de los guerreros pudo imaginar, algo inquietante o sólo es un mero capricho, eso nadie lo sabe. La única pista, una densa y oscura niebla que no hacía más que dar muchas preguntas pero pocas respuestas.
¿Qué hay en la penúltima sala?
CONTINUARÁ....