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Chapter 39 - Pozo Crésida

Hola a todos. ¿Cómo están? Espero que bien. Aquí les traigo un nuevo capítulo de este fic. Sin nada más que decir, empecemos.

 

Todos los derechos reservados a Eiichiro Oda, creador de la franquicia One Piece.

 

Capítulo 39: Pozo Crésida.

 

En ese mismo momento, en los pasillos del Coliseo Safo.

Jazé y Rebecca se dirigían sigilosamente hacia el lugar donde, según la veterana gladiadora, llevaban a las que incumplían las reglas. Se detuvieron a unos metros de una puerta con la inscripción 'CÁMARA'. —Es en este cuarto, donde ejecutan a aquellas que desobedecen los reglamentos de este aposento— dijo Jazé a una Rebecca aun afligida por lo hecho. Tres minutos después, escuchan un disparo. Jazé bajó su cabeza con resignación mientras que Rebecca tapaba su boca, con sus ojos impactándose debido a lo sucedido.

Ambas irían con cuidado y, a escondidas siguiendo a las guardias que cargaban el cuerpo, tapado con una tela negra. —Bien, una escoria menos— dijo una de las guardias mientras eran seguidas silenciosamente por las dos guerreras. —¿Sabes a que zona debe ir?— respondió la otrora guardia. —Sólo la arrojaremos y ya, como si eso fuera a ser importante— dijo la guardia que habló primero. Las custodias se detuvieron en un punto del trayecto. Una de ellas abrió una escotilla y arrojó el cuerpo dentro de la misma. Las susodichas se retiraron del sitio, con señales de satisfacción en sus rostros.

Jazé y Rebecca esperaron hasta que no hubiese nadie cerca de los pasillos. Jazé hizo un gesto con su mano para que se acercase, a lo que esta última asintió y se aproximó hacia donde estaba la danzante guerrera. Se aproximaron hasta una puerta blindada. Jazé saca una tarjeta de su pantalón y pasa sobre un escáner en el centro de dicha puerta. La misma se abrió y, con sutileza y cuidado, entraron.

—Bien, aquí estamos. El Pozo Crésida— dijo Jazé mientras observaban el interior de esa puerta. —Es en este sitio, donde son tirados los cadáveres de incontables personas, siendo sus cuerpos visibles a simple vista— agregó Jazé. El hedor que allí se respiraba era, con justa razón, horrible. Mismo olor que penetraría en las narices de Rebecca, quien luego de saber la razón de existir del agujero, empezó a sudar de forma excesiva, con leves mareos y una fuerte angustia. —Tengo una jarra con agua atada a mi cintura, si la necesitas…— —¿Eh? E-e-e-sta B-b-b-ien— dijo Rebecca temblando. —Muy bien, iremos por ese sendero— dijo Jazé mientras empezaban a caminar.

A medida que iban avanzando, y a su vez, descendiendo, Rebecca iba observando mas muertos y, su pulso cardíaco empezó a acelerarse de sobremanera, ya que era algo que nunca pensó en experimentar. —//No me equivoqué. Esta niña la han educado como ha de deberse; pero en tiempos como estos, es difícil que alguien mantenga su postura sin siquiera pensar en que, sus seres queridos, pueden morir; y cuando eso ocurre, nadie mostrara piedad sobre ti, y se desharán de tu humanidad. Tendré que hacer lo mismo que hice con la campeona, llevarla al Cocito//— pensó Jazé a sus adentros.

El trayecto había llegado a su fin, para alivio de Rebecca, que se encontraba totalmente estresada por todo lo visto en el recorrido. Pese a ello, llegaron hasta lo que parecía una gigantesca puerta de mármol, misma con detalles sumamente escabrosos. —Debo aclarar sólo una cosa. Lo que hay tras la misma es más indigesto que todo lo que has visto, pero deberás escuchar mi explicación del por que es así y entenderás a lo que me he referido en esa plática que hemos tenido— dijo Jazé sujetando los dos picaportes de la entrada. Rebecca sólo asintió, mientras Jazé procedía a abrir.

La fetidez era mucho más intensa que el pozo en sí. Un gran número de despojos se encontraban allí. Unos colgaban de improvisados ganchos, otros estaban dispersos con muchas de sus partes faltantes, algunos estaban completos, con un grado de putrefacción menor que el de los demás, pero la gran mayoría era indescriptible. Muchos de ellos tenían sus cuerpos unidos en una masa deforme y pútrida, donde la pestilencia era tal, que las entrañas de muchos de ellos, estaban combinadas con las de los otros difuntos.

Tan decadente y pútrida escena fue vista por Rebecca, quien no soportó más y vomitó allí mismo. La repulsión, mezclado con la peste que abundaba en el área, hizo que expulsase lo poco que había consumido, al grado de destilar pequeños rastros de sangre en el mismo. Jazé le suministraría la jarra con agua, que la gladiadora bebería con desespero, como si hubiese estado en el desierto. —Este lugar recibe el nombre de Cocito— dijo Jazé mientras Rebecca secaba su boca con su brazo. Las dos avanzaron, dirigiéndose hacia el centro de la habitación, donde un sarcófago transparente dejaba ver el cuerpo de una bella dama, de cabello lacio y dorado, piel blanca como la nieve, vistiendo consigo un camisón negro con puntos blancos, sujetando entre sus manos una azucena blanca que lucia radiante y vivaz, como si fuera reciente su extracción.

—Aquí van a parar todos aquellos que traicionaron a la Hermandad, a la República y a Dios. Cualquier comentario, por más insignificante que parezca puede llevarte a este lugar…— dijo Jazé mientras observaba la cárcava. —…No importa quien seas, todo comentario ofensivo ante cualquiera de las tres entidades, será suficiente para mandarte aquí, una vez estés muerto o ejecutado. Hombres, mujeres, niños, ancianos, animales, jóvenes; quien sea, puede terminar aquí por unas simples palabras…— Jazé seguía mencionando algunas cosas sobre el lugar, pero Rebecca estaba tan hundida en sus pensamientos, que ignoró completamente las menciones de Jazé. —//¿A…niños? ¿Mataron a…niños y ancianos? ¡¡Malnacidos!! ¡¡¡Son unos malnacidos!!!// Rebecca apretó sus puños mientras rechinaba sus dientes, intentando contener toda su furia. —…es por ese motivo que Crésida esta enterrada allí— Jazé detuvo su explicación al ver a la joven gladiadora haciendo ruidos extraños con sus dientes y los puños cerrados. —¿Rebecca?— —Escorias— —¿Estas…— —Infelices— —…bien?— —¡¡¡¡MALDITOS!!! ¡CANALLAS! ¡CAPULLOS! ¡PATANES! ¡CERDOS! ¡MACARRAS!...— Jazé quedaría sorprendida, con un gesto que mezclaba temor como también satisfacción por haber logrado que una gladiadora comprendiese su mensaje.

Pasado un tiempo, ambas saldrían del Cocito, con Jazé cerrando la entrada del mismo. —Se que todo lo que te mostrado y dicho es muy difícil de procesar para alguien como tu, pero considero que si tu intención es ser valiente, debes de ver esto, ya que una persona brava y determinada atraviesa un infierno que lo lleva a llenarse de ímpetu y coraje para enfrentar los peligros que se presenten. Además, veo en tí, una guerrera serena, protectora e imponente, al que su presencia atemoriza a todo aquel que la rodeé…— Rebecca, aun en shock por la escena, escucharía cada palabra que su compañera y guía menciona, pero con la misma imagen vista dentro de la recamara repetida en su memoria.

Las dos saldrían del pozo, con Jazé verificando que ninguna guardia monitoreé la zona, partiendo rápidamente hacia sus celdas. —¡Jazé!— —¿Si?— —¿Puedo preguntarte algo?— —Si, dime— —¡Quiero entrenar con usted!— Tal declaración de la gladiadora sorprendió a la danzante, quien esbozó una pequeña sonrisa, accediendo en ayudar a la joven, a lo cual sólo mostró un rostro de determinación. —Sólo debo advertirte una cosa…— —¿Qué…cosa?— preguntó Rebecca con cierta timidez. —No seré yo quien va a entrenarte…— La gladiadora se sorprendería, pues pensaba que su guía la entrenaría directamente. —…quien va a entrenarte, es mi mentor, es la persona idónea para lo que tú necesitas— —¿Para lo que…necesito?— —El puede darte ese coraje que necesitas— dijo Jazé con seguridad. —Todo eso, se hará mañana en la mañana, en su campo de entreno— —¿Campo de entreno?— —No te preocupes, te guiaré— —Esta bien, gracias Jazé— —No hay de qué, descansa— —Igual, Jazé— Jazé procedió a regresar a su celda mientras Rebecca se recostaba en la cama de su celda; —//Capitán, no se preocupe, puede que esté pasando por una dificultad, aguárdeme. Me volveré mas valiente para serle de ayuda. Sólo…espéreme//—

Entrenar para ser valiente.

CONTINUARÁ…