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Chapter 40 - Preparación

Hola a todos. ¿Cómo se encuentran? Espero que bien. Aquí les traigo un nuevo capítulo de este fanfic. Sin nada más por añadir, doy inicio.

Todos los derechos reservados a Eiichiro Oda, creador de la franquicia One Piece.

Capítulo 40: Preparación.

En el Burden.

Usopp se levantaría confundido, extrañado y adolorido, debido a los golpes recibidos durante el linchamiento. Al frente suyo, una figura lo observaba plácidamente.

—Bienvenido a Arbor, la morada de aquellos a los que su imaginación será aplastada bajo el yugo de aburridos señores de túnicas largas— dijo el extraño espécimen. —Me llamo Ćororo Dïrza, he sido el ayudante y primer creación nacido del Maestro Cleto Jacarero, que por medio de su chispa, le dio a este harapo la oportunidad de vivir en su gran salón, confiando tras de sí, su existir a cumplir todo lo que "El Gran Ingeniero" me pidiese— dijo Ćororo.

Su aspecto era el de un espantapájaros pequeño. Llevaba consigo un sombrero de copa puntiaguda, de ala ancha. Su cabeza era una bola de tela desgastada, con ojos redondos, nariz triangular, boca con detalles de estar cocida y cejas angulares, dibujado a mano. Su torso era una remera naranja hecha a su medida. Sus brazos y piernas estaban hechos de prendas de dos colores: gris en sus brazos y rojo en sus piernas. Sus manos estaban reforzadas en sus muñecas con un alambre de cobre, dejando salir tras de sí, unos dedos de paja, resguardados por unos guantes de tejido grueso blanco. Sus pies estaban hechos de madera, siendo planos en su planta y base, y cilíndricas sus piernas. Todo su relleno es de paja, debido al espacio sobresaliente de sus manos.

—Mi…mi nombre es Usopp, un bravo guerrero del mar— —¿Del mar? Aquí no hay mar— Usopp se sorprendió. —¡Me estas mintiendo!— La expresión de Dïrza cambió a una de enojo, mientras el rostro de Usopp mostraba signos de pánico. —¡¡Y lo que menos me gusta es cuando la persona mi!!— —¡¡¡Vengo de la superficie!!!— dijo Usopp tapando sus ojos. —¿De la…superficie?— —Si. De hecho, vengo del East Blue, de una aldea llamada Villa Syrup, donde crecí y aprendí muchas cosas que me servirían….— La palabra 'superficie' desbloqueo en el pequeño trapo andante un recuerdo lejano.

Flashback.

Ćororo: Maestro Cleto, ¿Qué esta haciendo?

Cleto: Estoy aumentando la potencia de los guanteletes Toba, para que su capacidad de destrucción sea…

Ćororo: ¿…similar a la suya?

El matusalén se detuvo por un momento.

Cleto: Ah, pequeño. Me traes a mi un añejo y nostálgico momento.

Hace 800 años atrás.

Una guerra estaba en curso, la misma era de tal proporción que ninguna nación se vio exenta de semejante conflicto.

El Reino de Tartesia se involucró en el hecho debido a que, una de las naciones que entró en dicha batalla fue el Reino Antiguo, desconociendo la fuente del problema, pero uniéndose en su favor luego de tantas ayudas que el dichoso Gran Reino hizo por Tartesia, pese a que, para ese momento, la tecnología del primero apenas era una parte de todo lo ya adquirido y aprendido por parte del segundo.

El Ejército Real de Tartesia tenía una caballería considerada de las más temidas, producto de su descomunal y desconocido poder, aun así, no eran los únicos temidos en ese entonces.

—Leven ancoras— dijo un sujeto desde el timonel, con sus hombres haciendo caso a su pedido. Teas ello, el barco, siendo una fragata de tamaño medio con tres radares en cada extremo y cinco en su torre central.

El personal, con uniforme de marinero de rayas blancas y turquesas se encontraba realizando distintas tareas de mantenimiento y reacondicionamiento mientras la fragata se movilizaba hacia donde los destellos, producto de una guerra sin cuartel.

—¡Firmes!— a la orden del mismo que estaba en el timonel, todos se pararon en seco y lo miraron fijamente. —Tenemos un enemigo que es impredecible en todo lo que pueda hacer, así que pido especial concentración y cooperación con nuestros aliados. ¿Entendido?— —¡Entendido, general!— dijeron los reclutas.

—Cleto Jacarero— dijo el general. Tras lo dicho, un joven de una apariencia tosca, pelo naranja y un bigote pequeño, da un paso al frente, cargando consigo un balde y un trapeador. —¡¿Si, general?!— —Diríjase inmediatamente al sótano de provisiones, haga limpieza del mismo y no suba hasta que yo de la orden, ¿comprendido?— —¡Comprendido, general!— Cleto se puso en marcha, pero transcurridos unos segundos, se tropieza, generando risas entre sus compañeros; Jacarero se levantaría y se iría hasta el lugar consignado.

La fragata llegaría hasta el área donde la hecatombe tenía lugar. Todos, a excepción de Cleto, tomaron sus armas, mientras entraban en posiciones, iniciando el ataque. Por otro lado, Jacarero se encontraba limpiando uno de los barriles de cerveza, siendo estos de un tamaño considerable. —Bien, este es el último— Cleto bostezaría muy profundamente para luego apoyarse en uno de los toneles y, luego de otro boqueo, cerrar sus ojos, echándose a dormir.

[Cleto….Señor…Maestro..] Ćororo: ¡Señor Cleto!

Cleto: Ah, disculpa, he estado pensativo. ¿Qué querías preguntarme?

Ćororo: Si esos guanteletes reflejan su fuerza.

Cleto: Si, por supuesto. Veras, cuando era joven, me destacaba por tener una fuerza inconmensurable luego de consumir unos brócolis plantados por mí.

Ćororo: ¿Brócolis?

Cleto: Exactamente. Mis músculos se anchaban y mis piernas también. Era capaz de levantar montañas a mi antojo, pero lo que mas destacaba era mi fuerza…

Recuerdo de Cleto.

Fin del recuerdo de Cleto

Cleto:…Es por eso que, desde entonces, he creado varios artefactos que me ayuden en mi labor, como también, en algún momento, replicar mi fuerza de antaño.

Ćororo: ¡Guaaauuu! ¡Asombroso!

Cleto: ¡Así es!

Ćororo: Aunque, tengo una pregunta.

Cleto: Si, dime.

Ćororo: ¿Cómo nací?

Cleto se detuvo por un momento, mientras observaba una imagen de los Soberanos en su mesa de trabajo.

Cleto: Tu nacimiento…fue una mezcla de fortuna y, al mismo tiempo de gratitud por una ayuda que he hecho a personas muy importantes.

Ćororo: ¿Personas…importantes?

Cleto: Lo único que puedo decir es que, fue gracias a ello que, aprendí todo lo que en construcción se refiere.

Los ojos de Ćororo se iluminaron en demasía.

Fin del flashback.

—…Desde ese entonces, he estado aquí— Usopp se percataría que el muñeco no tenía respuesta, por lo que mueve su cabeza con la intención de despertarlo de su 'trance'. —¡Hah! Disculpe— dijo Dïrza agitando su cabeza de lado a lado. —Así que, eres el último discípulo del Maestro Cleto— —Sí— —Y, ¿has probado alguna de sus invenciones?— —Por supuesto, estaba…— —¡Quiero verte usándolas!— dijo el pequeño harapo parlante. —E-esta bien— —Muy bien, iremos al campo de pruebas— dijo Ćororo poniendo rumbo al sitio.

En el campo de entrenamiento.

Usopp volvería al rincón con una bolsa con las herramientas que utilizaría. —Bien, ya estamos aquí— dijo Ćororo. —¿Y ahora que?— dijo Usopp. —Quiero que me muestres las armas que el Gran Ingeniero te ha enseñado— dijo Ćororo mientras se sentaba en el suelo.

Usopp sacaría un pequeño ventilador, con dos antenas y una ranura con un lente rojo, incrustados en la parte superior del objeto. —El viejo me dijo que esta cosa era capaz de congelar, pulverizar y corroer un objetivo al mismo tiempo. Lo llamaba…— —Fotorrolante— respondió Dïrza con asombro. —El aparato expulsa vientos con la potencia de un huracán. El ciclón en sí, ejerce una presión de categoría 4 aunque, por medio de un amplificador, puede llegar a la categoría 5. Accionando un interruptor es capaz de expulsar material congelante en estado líquido, enfriando el área o zona afectada por el ciclón en un breve tiempo, dependiendo de la velocidad a la que vayan sus vientos, y la ranura con lente rojo, expulsa, por medio de otro interruptor, un laser de zafiro, capaz de atravesar y hacer pedazos al punto fijado, que se debe fijar previamente con la calibración de dicha hendidura— dijo Ćororo haciendo una pequeña demostración. El trapo parlante apretó un botón, encendiéndose el aparato y empezando a mover sus hélices, desplegando un pequeño viento intenso. El artificio posee un regulador con cinco clasificaciones, siendo la última la más potente. A medida que la palanca se movía de acuerdo a la clasificación siguiente, la potencia del viento aumentaba, siendo a partir de la tercera clasificación, donde la fuerza del vendaval era monstruosa. —Es aquí donde se utiliza los congelantes— dijo Ćororo apretando un interruptor, desatando un líquido incoloro que, al entrar en contacto con las rocas, estas eran congeladas al instante. —Lo divertido, es detonarlos— dijo Dïrza para luego, por medio de un botón, las ranuras expulsarían una onda laser que pulverizó dichas rocas congeladas. —¡Increíble!— dijo Usopp anonadado.

—Y bien, ¿que otras armas has elegido?— preguntó Ćororo. Usopp sacaría un instrumento que le resultó curioso a la vista. —Esto…¡es un matamoscas!— dijo Usopp con asombro. —En realidad, es más que eso…— Dïrza tomaría el objeto y, frente a una roca, golpearía al susodicho para romperlo en unos cuantos pedazos, poniendo Usopp una cara de arrobo graciosa. —Esto tiene la potencia suficiente para romper un objeto con facilidad si se utiliza con la debida fuerza. Con un pequeño agregado…— El trapo llevaría el objeto hasta la planta de fundición, prendiéndose en llamas con el contacto mínimo de calor. Las rejillas del artilugio estaban al rojo vivo pero, sin perder mucho tiempo, Ćororo maniobra el artefacto como si tratara de matar una mosca, pero, durante dicha acción, unas llamas con la forma de la rejilla del instrumento, eran expulsadas del trasto, dejando con más estupor a Nariz larga. —¿Hace falta una explicación?— —No, no, no. Lo entendí— respondió Usopp agitando sus manos de lado a lado. —El Maestro la llamó 'Matarada'— —¿Mata…rada?— —Combina la forma y construcción de un matamoscas con el efecto de llamarada al aproximarla al fuego o área caliente, siendo la mejor forma de apagarlo con agua o reposándolo en una zona blanda y densa de arena o cualquier compuesto con densidad superior a esta manualidad— dijo Ćororo.

—Y, ¿esto que es?— preguntó Usopp al tomar un arma blanca de la bolsa. —El Maestro la llamo 'Esparrada'— —¿Esparrada?— —Es una espada corta con dientes afilados de crobaquel, que es un metal que se encuentra en un descampado próximo al asilo— Usopp vería el arma; teniendo este la simetría y forma de un machete con varios dientes en el lugar donde estaría su filo. Usopp la separaría junto con las demás herramientas.

Usopp retiraría la ultima arma de la talega, siendo esta una vara con una liga de goma atada a un utensilio afilado. —Eso es una arponera casera, hecha por el maestro— dijo Dïrza mientras Usopp miraba el objeto. —Fue la primera herramienta que construyó el maestro Cleto para usarla como arma durante el primer Carmaquest— —¿Carma…quest?— —Es un evento anual donde los prisioneros y algunos pobladores de las zonas chatarreras compiten por gloria y reconocimiento, teniendo la peculiaridad de que, en dicha competencia, muchos pueden morir durante las acciones que allí se desarrollen— dijo Ćororo.

Usopp estaba guardando todos los aparatos que utilizaría, pero el harapo lo detendría. —¡Espera un momento! Quiero mostrarte algo…— Dïrza llevaría a Nariz larga hacia una cueva que esta en el campo de pruebas. Ćororo retiraría una lona, dejando ver tras de sí, una carreta mediana donde, en su caja y a la vista de ambos, se halla un trabuco recortado con una boca acampanada. —Esta arma se llama 'Dragón'— —¿Dragón?— —Tiene la capacidad de disparar un fogonazo similar a una bola de fuego, siendo capaz de albergar hasta cuatro municiones diferentes— dijo el retal charlador. Usopp tomó el bocarda, notando que este no tenía una llave para accionar el sofión. —Oye…— —¿Si?— —¿Esto…?— —Ah cierto, su llave…— Dïrza busca el mecanismo dentro del carro, encontrándolo y llevándolo a donde estaba Nariz larga y colocarlo en la zona correspondiente del trabuquete. —Listo, esta completo— dijo Ćororo, a lo que agregó; —¿Sabes como se usa?— —Si, pero…— —No es necesario que la uses frecuentemente, es para ocasiones que ameriten una fuerza o amenaza mayor— dijo el andrajo.

Usopp colocaría todo lo que utilizaría en la caja de la diligencia. —Bien, sólo falta una cosa…— dijo Ćororo a un Usopp quien aún seguía preparando los objetos. —Necesito pedirte un pequeño favor…— Usopp se detuvo de sus quehaceres y volteo a ver al pequeño espantapájaros. —El Maestro Cleto tuvo cinco discípulos, de los cuales sólo uno, aparte de mí, sigue con vida. Quiero que lo encuentres y lo liberes, ya que es alguien que puede ayudarte en tu objetivo— Nariz larga se lo pensó por unos momentos, —//Liberar a alguien que puede apoyarme en mi objetivo, y que fue alumno de ese viejo… Debe ser alguien muy fuerte// Bien, ¿en donde se encuentra?— —En el Asilo Arbor— La cara de Usopp se llenó de espanto, con una expresión graciosa. —¿A-a-a-a-as-s-s-s-ilo A-a-ar-ar-ar-ar-ar…?— —Antes de que colapses, no tengas miedo, voy a acompañarte. Pero no iremos con la carreta; por lo que, tendrás que llevar un solo artilugio— Usopp se tranquilizó y, de la caja de la carreta, tomó unos guanteletes negros, con detalles bermejos en sus nudillos. Ćororo vería que Usopp llevaba atado a la abertura de su bolso y se sorprendería. —Oye, oye, oye. ¿De donde las has sacado?— preguntó Dïrza con un halo de preocupación, a lo que Usopp respondió. —Cleto me enseñó esto, me dijo que podía usarlos…— —¿Estas seguro de querer usarlos? Su poder es abrumador. Estos guantes emulan la potencia de una explosión super volcánica— —¿Super…volcánica?— —Quiero decir, el mismo guantelete posee distintos índices de potencia, siendo ocho en total— —¿Ocho?— —Bueno, hay un grado más, pero tanto el ocho como el último sólo pueden usarse como último recurso, ya que son muy devastadores…— El jirón andante iba explicando cada uno de las cotas, mismas que dejaban sorprendido al mismo Usopp, quién escuchaba con perplejidad todo lo que el muñeco decía.

Mientras tanto, en el Parque Hedónica.

Rebecca se levantó sobresaltada, respirando agitadamente; había tenido una pesadilla. Lejos de pensar el por que de ese mal sueño, se alistó para ir a buscar a Jazé. Rebecca la encontraría en un teatro de estilo romano. La danzante se encontraba en un duelo, aparentemente de práctica, donde manejaba una tuifa contra un oponente que empleaba una espada corta. Jazé controló en todo momento a su oponente llegando a derribarlo en multitudes de ocasiones. —Tiempo— dijo un señor con pelos revueltos y barriga grande. Jazé regresó a las gradas donde vería a Rebecca sentada. —Ya estas despierta— dijo Jazé. —Si, he estado buscándola para…— —Maestra, maestra. ¡Eso fue increíble!— una joven con una armadura de bikini, una correa que cargaba una daga, botas y guantes de cuero se acercó hasta donde estaban las dos. Jazé asintió a su entusiasmo y procedió a presentarla. —Rebecca, ella es Kaia, mi alumna— dijo Jazé. —Un placer— dijo Kaia a Rebecca quien estrechó su mano. —Maestra, debe en algún momento enseñarme a usar la tonfa— —Mmmm…— —Vamos maestra— —Esta bien, te enseñaré— —¡¡¡SIIIIII!!!— —Pero antes, llevaré a la colegui a un sitio importante— —¿Importante?— preguntó Kaia, a lo que Jazé respondió haciendo señas de un toro, mismas que dejaron en blanco a la joven de cabello corto de color marrón.

Las tres habían caminado un rato hasta llegar a una cancela de hierro con detalles de figuras de todo tipo. La misma no tenia ningún letrero o cartel que implicase que había detrás de la morada. Jazé golpearía el portón y un guardia con una armadura pesada les abrió. Jazé hizo un gesto que sus dos acompañantes no distinguieron, pero el centinela les cedió el paso.

Por dentro, el lugar era gigantesco, con varias habitaciones, cada una con personas siendo entrenadas por un instructor. —Kaia, espérame en el 5 cobertizo— dijo Jazé mientras llevaba a Rebecca al fondo del pasillo. —Si maestra. Nos vemos después— dijo Kaia mientras se alejaba.

—¿Adonde vamos, Jazé?— preguntó Rebecca. —Te llevare con la persona que va a transformarte en una implacable guerrera— respondió Jazé mientras avanzaban hasta la última puerta, de aspecto y diseño árabe. Jaze golpearía la puerta. —¡Adelante!— dijo la voz detrás del portón.

—¡Hah! Pero si es Jazé— —Rebecca, el es Atus Alhambra, patriarca y líder de los Guerreros Alhambra— dijo Jazé, al tiempo que la gladiadora estrechaba la mano.

Atus es un hombre alto, de piel morena, sus pupilas eran de un inusual color azul marino, tan profundo como el mar. Su cabello estaba tapado por un Fez de color rojo, apenas vislumbrando que su melena era de un áureo intenso. Lleva puesto una chilaba morada, tapando todo su cuerpo y calzando unas babuchas blancas. Cargaba consigo una cimitarra y un escudo circular con un león dorado en su centro.

—Bien Jazé, ¿para que has venido hasta aquí?— —La joven aquí presente fue quién venció a Olga en el Pancracio— Atus, quién estaba bebiendo un té de menta, al escuchar lo hecho por Rebecca, escupiría el mismo del asombro. —¡¿Q-Qué? ¿Venció a Olga en el Pancracio?— Antes que Jazé pudiera responder, Rebecca intervino. —Nunca fue mi intención el matarla…— —Pero lo hiciste, y eras tu o ella— respondió Jazé, ante la mirada pensativa de Atus. —Si, pero…— antes de terminar de completar su frase, el patriarca intervino. —Olga fue un problema para la mayoría de los objetivos, tanto míos como de Jazé. Esa 'señora' era una especie de controladora. Inclusive, si uno quería llegar lejos en lo que a Coliseo o Circo se refiere, si eres hombre, debes de hacer todo lo que diga, siendo muchas veces, tareas de carga, cortar sus uñas, entre otras cosas. Pero si eres mujer, debes acostarte con ella para poder tener mayores oportunidades de ocupar mejores combates— dijo Atus, a lo que agregó; —Aunque hay casos en donde, los circenses o gladiadoras, por su talento y destreza, no pasan por todo el martirio— concluyó Alhambra mientras Jazé escuchaba cabizbaja y Rebecca apretaba sus puños y dientes de la frustración. —Por tu expresión, veo que…te contienes, ¿no?— La pregunta de Atus descolocaría a Rebecca. —Ah, p-p-p-e-e-e…— —Rijajajajajajajaja, ahora entiendo por que me la has traído hasta aquí Jazé— La danzante levantó brevemente su cabeza, afirmando la respuesta que podría dar el mastodóntico hombre. —Niña, espérame detrás de esa puerta— Atus señaló una puerta de piedra adornada con telas translúcidas. Rebecca pasaría por detrás de la misma, a la espera de quién va a entrenarla. —¿Conque ella venció a Olga?— —En efecto— —Esa mujer no hizo más que traernos problemas, pero sin ella en el medio, será mas sencillo para mí y para ti, lograr nuestros objetivos— —¿Qué clase de entrenamiento vas a darle?— La pregunta de Jazé pareciera que haría dudar a Atus en como entrenaría a la gladiadora, pero este ultimo, ya tenía una respuesta preparada. —La entrenaré de forma rápida— la respuesta hizo levantar una ceja a la danzante. —Es alguien que se contiene, por lo que sólo será necesario el que ella abrace la violencia— —Te has dado cuenta— —Es similar a la campeona. Lo que la diferencia, es que la ganadora no ha padecido, en carne propia, las inclemencias de la sociedad y el desprecio. Esta joven sí, es palpable su ira. El haber mencionado de que Olga abusara sexualmente de otras gladiadoras, dicho con otras palabras, hizo que se enfureciera— Jazé volvió a agachar la cabeza. —Si, ese detalle lo pasé por alto— —No te preocupes, en unas horas, saldrá convertida en una violenta guerrera. ¡Te lo aseguro!— Jazé solo afirmó, despidiéndose en el proceso de Atus, quien entró hacia donde se había dirigido Rebecca.

—Y bien, ¿estas lista?— preguntó Atus mientras observaba a Rebecca sostener su espada firmemente. —¡Si!— —Muy bien, ¡empecemos!— dijo Atus con una sonrisa orgullosa.

Hora de dejar la compasión.

CONTINUARÁ…