Chapter 10 - Refugio Subterráneo N.18 (II)

Un deplorable asentamiento humano, sin casas o construcciones de cualquier material, eso era lo que Dante observó. El lugar era una enorme caverna en la cual podía verse distintos ductos de ventilación por el techo del lugar, además, estaba completamente lleno de tiendas de campaña o de intentos de estas con algunas telas puestas sobre palos, así como de montones de basura.

Habían personas regadas por todo el lugar, echadas bajo y dentro de estos lugares fumando, bebiendo o comiendo, así como habían otras tumbadas sobre las pilas de basura que te hacían cuestionar si seguían con vida, además podía verse a algunos pocos caminando con la mirada perdida y a otros con ojos agudos o una mirada viciosa.

El lugar estaba repleto y uno podría cuestionarse si estas eran condiciones apropiadas para la vida, pero observando y sabiendo la realidad así como de la cantidad de peligros y criaturas del exterior uno podría llegar a entender la situación y aunque algunos podrían pensar que este refugio subterráneo era la excepción, Dante opinaba lo contrario mientras miraba este lugar con ojos que demostraban su conocimiento y pensamientos, dejando en claro que esta era La realidad y que en la actualidad era más común que, sin importar donde vieras, las personas parecían y vivían como animales.

- ... Vamos...

Había distintas personas sentadas y de pie al costado de donde Dante había bajado, sin embargo la mayoría no le prestó atención a él, y los que podría decirse que si en verdad miraban a Willt con unos ojos llenos de locura y deseo, aunque nadie se atrevería a jurar o apostar diciendo que era una mirada de hambre.

- No hables, causará problemas.

- ... Míralos, aunque bailara frente a ellos dudo mucho que pensarían en ello como la realidad... 

- ...

Dante observó los distintos tipos de objetos y materiales a su alrededor, desde desechos humanos hasta raros bultos de colores asquerosos, entendiendo a lo que se refería Willt.

- Primero busquemos algo para comer.

Resignado, Dante solo pudo suspirar tratando de exhalar fuera y lejos de él el horrible aroma del lugar y comenzar a caminar. 

Conforme más se adentraba en el lugar más personas se hacían presentes, sin embargo, el estado en el que se encontraban era el mismo para todos, con ojos perdidos o viciosos, todo mientras disfrutaban de alguno de los varios placeres de la vida. 

Al cabo de unos minutos Dante y Willt habían llegado casi al centro del Refugio, donde tiendas de campaña más sofisticadas se podían ver poco a poco y frente a ellas se podían ver todo tipo de carteles ofreciendo varios servicios diversos, aunque a pesar de la diversidad todos estos lugares compartían la presencia de matones que actuaban como guardias. 

Tal vez podría encontrar un lugar mejor, pero Dante no quería tentar a la suerte dando una vuelta y perdiendo tiempo, por eso entró en el primer lugar con un letrero que ofrecía comida, una tienda de campaña descuidada, gastada y antigua, relativamente grande ya que en cuyo interior habían tres mesas con sus respectivas sillas que, aunque no pareciera ser mucho, hay que tener en cuenta el tipo de lugar que era este y el espacio limitado que existía, por eso, aunque desgastado, poder mantener tanto espacio mostraba el nivel de influencia que podía tener este lugar.

En la entrada, como en las demás, un matón alto y gordo estaba de pie mientras vestía ropas oscuras sucias por el polvo. Él hombre siguió a Dante con los ojos mientras este se acercaba y levantó la mano para impedirle la entrada justo cuando llegó frente a él. 

- No se permiten máscaras. 

- ... 

El hombre habló con una voz sosa bastante agresiva, además era ronca y tosca como si este hombre no hubiera tomado agua en mucho tiempo o como si una enfermedad le hubiera quitado gran parte de su voz, aunque nada de eso le importaba a Dante, incluso estaba dejando pasar el hecho que le haya levantado el brazo y negado la pasada ya que ese era su trabajo y, aunque parecía un basurero, una ciudad así como la sociedad debe tener normas para que no se autodestruya, además, en lo personal, Dante no tenía problema con quitarse la máscara, ya que esta parecía ser más simbólica o con algún significado fuera de ocultar su rostro, así que, mirando de pies a cabeza al hombre frente a él, se la quitó. 

- ... Pasa.

Dante se quitó la máscara y una mirada de sorpresa y envidia fue claramente visible en el matón, ya que sorprendentemente la cara de Dante era una sin imperfecciones, con piel suave y lisa como si la cuidara a diario y, a pesar de la diversa y extraña iluminación, presumía de un color ni muy blanco o bronceado, además que tenía ojos tan negros como la noche que si los vieras te perderías en su profundidad y encanto.

A pesar de su reacción el hombre parecía saber que no ganaba nada dejándose llevar por los celos, un pensamiento y razonamiento necesario para sobrevivir en un lugar tan vicioso y engañoso como este, limitándose a bajar su brazo y dejarlo entrar, aunque claro, no sin antes darle una mirada a lo que él llamaría un gato, ya que nunca había visto uno. 

- ¡Bienvenido.... oh, una cara nueva!

De inmediato, cuando Dante entró y se sentó en la mesa más alejada, una mujer salió de detrás de una tela que parecía cumplir la función de puerta y habló con un tono alegre, pero descarado.

- ¿Conoces a todos los de aquí?

- ¡A todos los que podrían comer aquí!

- Ya veo. 

La mujer mantuvo su tono alegre a pesar del contenido de sus palabras, además que no le importó siquiera ocultar sus ojos avariciosos que miraban y revisaban cada parte del cuerpo de Dante.

- Entonces ¿Qué comerá? Puedo ofrecerle el especial de la casa y como segunda opción tenemos el especial de la casa. 

- ... Tomaré lo que sirvas, me da igual. 

- ¡Excelente elección!, pero antes...

Finalmente, cuando sus palabras cesaron, la mujer tendió la mano y no hacía falta que explicara más. De inmediato Dante buscó en uno de los varios bolsillos con los que contaba y sacó una pequeña bolsa con un polvo amarillo, aunque gracias a la iluminación y la cantidad se veía negro, pólvora. 

- ¡Eso es pólvora...!

- Sí. 

Dante la colocó en la mano de la mujer y esta se la llevó sin demora, entrando por donde salió y sin pasar más de unos segundos salió cargando cuatro platos, todos de diferentes formas y contenido distinto.

- ¡Gracias por la espera, aquí tiene la especialidad, además agregamos ingredientes extras por su generoso pago!

No hacía falta decirlo, pero en un mundo como este, donde las personas viven como animales esperando su muerte y sufriendo el día a día, el dinero electrónico, el efectivo y muchos tipos de joyas no tenían valor alguno, instaurando el viejo y desgatado sistema de comercio, el trueque y, no solo en lugares como este donde prestan un servicio, sino que en una tierra donde los recursos son escasos es normal tener que pagar antes de recibir, utilizando todo tipo de artículos materiales que puedan ayudar con la supervivencia o incluso con la autosatisfacción. Entre ellos la pólvora era especialmente valiosa, así como el oro o la plata, ya que con ellos podías fabricar objetos o usarlo para dañar a ciertas criaturas de la noche. Razón por la que la mujer no se lo pensó dos veces y lo tomó. 

La comida fue puesta frente a Dante y esta consistía en cuatro recipientes en los cuales la carne estaba presente, aunque su color medio verduzco y la usencia de ganado te haría preguntar que tipo de carne era, pero claro que era mejor no preguntar, además que con el paso del tiempo y la cada vez más baja cantidad de suministros, hoy en día todos comerían cualquier cosa sin importar el aspecto o el sabor con tal de sobrevivir y Dante no era la excepción, además, él y Willt habían comido cosas peores en el pasado, así que tomó el cubierto de madera que le fue entregado junto a la comida y empezó a comer. 

- Ten. 

También le tendió uno de estos platos a Willt, quien tampoco consideró el aspecto turbio de la comida y procedió a devorarla. 

- ¡Te estoy diciendo que han acabado con la bruja!

- Eso es imposible, ¿Cuántas veces debo decírtelo?

Dante y Willt podrían considerarse hábiles y rápidos comedores, pero, mientras llenaban sus estómagos, entraron dos hombres al lugar, ambos gritando y discutiendo sobre el tema más polémico del mundo actual, cosa que hizo que Dante empezara a tomarse su tiempo para terminar. 

Los hombre observaron a Dante antes de caminar hasta sentarse en la mesa más alejada de él y disminuyeron el volumen de su voz, comenzando a susurrar. 

- Pero te lo digo enserio, hubo una trasmisión que hablaba sobre la ausencia de la Bruja del Paraguas...

- ¿Ausencia? Las brujas no mueren con el tiempo, no verla por unas horas o incluso unos años no quiere decir que ha muerto o ha sido cazada.

- Tienes razón... pero...

- Hombre enserio, deberías volver a la realidad sino terminaras igual que él último grupo lleno de entusiastas.

- ... En ese grupo estaba mi amigo... 

- Losé y tu eres mi amigo, por eso estoy haciendo lo que debiste hacer, impedir que hagas unas locura. Entiende, salir es lo mismo que morir, inclusobsi la bruja ha sido casada...

- ¡Hola, que bueno volver a verlos...!

La mujer interrumpió la conversación que, lamentablemente para ellos, había sido escuchada por completo tanto por Dante como por Willt, aunque lamentablemente para ellos en este intercambio no hubo alguna información que pudiera resultar util o interesarle, así que ambos terminaron de comer y se levantaron para irse, entonces, justo cuando habían salido del lugar, se escuchó. 

- No sé... tal vez tengas razón, pero en verdad creo que la "Resistencia" ha acabado con esa bruja.

Quizás uno de los hombres había logrado convencer al otro de abandonar las ideas que incluso Dante, sin saber el contexto, consideraba estúpidas. Pero pudo sentir una leve esperanza en aquellas últimas palabras. Así, Dante y Willt caminaron adentrándose hasta el centro de este deplorable asentamiento humano.