Dante se encontraba caminando por las "Calles" del refugio, caminos cubiertos de tierra, piedras y basura al igual que todo el terreno en este lugar. Sus ojos recorrían las diversas tiendas una vez más, leyendo todos los carteles con atención en búsqueda de los suministros que había venido a buscar.
- ... Creo que en este lugar no venden esas cosas...
- Eso es imposible, sería lo mismo que decir que no existen los Recolectores en este lugar y a menos que se alimenten y beban del aire entonces no hubieran sobrevivido todo este tiempo.
- ... Te entiendo, pero no importa como lo mires, todos los lugares parecen estar en decadencia, si es que ya no lo están, y solo aquellos dos negocios parecen prosperar...
- ¿En verdad?... yo creo que te equivocas en eso.
Willt se notaba algo cansado aunque solo se limitaba a descansar en el los hombros de Dante, así que su cansancio era más mental, sin embargo, aunque estuviera agotado mentalmente no pensaba que su observación este equivocada, ya que lo que había dicho era aquello que había observado, la realidad, y aún así Dante lo había negado, por lo que solo pudo voltear a verlo fijamente, buscando y exigiendo la razón detras.
- Observa...
- ...¿Observar qué?...
- Todo, mira más de cerca.
Sin embargo no recibió una respuesta como tal, pero aún asi siguió sus palabras y Willt observó a todas las personas que los rodeaban, además de ver y leer los carteles sin excepción, pero aún así no pudo encontrar la respuesta a la que su compañero se refería.
- ...No lo entiendo...
Dante no era alguien especialmente alegre o bromista, de hecho era lo contrarío, alguien serio y aguafiestas al que le molestaban las preguntas con respuesta obvias, aunque sin duda a veces era sarcástico, pero esta no era una de esas veces y no planeaba alargar más un tema que les competía a ambos
- Me refiero a los matones o guaridas.
- ...¿Qué hay con ellos?...
- No todos son iguales en cuanto apariencia física, algunos más grandes otros más pequeños, pero...
- ... Pero todos visten igual...
- Exacto. Si los dueños de las tiendas fueran distintos entonces podríamos aceptar una o dos coincidencias, pero esas apariencias y características se repiten en todo el lugar a pesar del estado de la tienda, por lo que no creo que nos equivoquemos si pensamos en todos ellos como un servicio prestado o...
- ... O todos los negocios pertenecen a la misma persona...
- Exacto.
Willt observó a los matones una vez más, entendiendo por fin lo que su compañero había visto y, como extra, notó como los ojos de algunos estaban dirigidos a sus movimientos, y fijandose más atentamente observo como personas con miradas fieras se escondían entre la multitud.
- ... Nos siguen...
- Losé.
- ... Parece que me metí demasiado en el papel de mascota...
- No te culpo, además con tus sentidos atrofiados por este ambiente sería extraño que los notaras.
- ... Bueno...apesta...
Dante siguió caminando a pesar del contenido en la pequeña conversación, ya que a pesar del hecho de estar siendo seguido y haber notado las miradas constantes no consideraba que esto represente un problema, por lo que se limitó a cumplir con su objetivo y camino sin dejarse perturbar, así, pronto divisó un pequeño cartel con las palabras, "Se vende piedras purificadoras".
En un mundo como este, donde la humanidad huyo hacia el subsuelo para poder sobrevivir, ocurrieron todo tipo de cambios y los descubrimientos necesarios para la supervivencia empezaron aparecer, algunos por esfuerzo y otros por suerte.
Luego, con los Recolectores quienes traían grandes cantidades de materiales y objetos que ayudaron a mejorar con la mayoría de problemas de alimentación, se reveló una vez más que estos problemas solo eran el inicio, ya que el verdadero problema consistía en aquello de lo que los humanos dependemos aún más que la misma comida, el agua. Pero esto no fue por la ausencia, no, de hecho fue todo lo contrario.
Los Refugios Subterráneos fueron creados en lugares por donde el agua circulaba bajo suelo, creando pozos para extraerla y distribuirla, pero los cambios en el mundo tambien afectaron esta fuente de vida, la cual se contaminó por la viciosa Magia Negra y los humanos lo descubrieron de la peor manera cuando vecinos, familia o amigos bebieron de ella y mutaron o, con mucha suerte, murieron.
Luego de esos sucesos que marcaron una nueva época los Recolectores que salían al exterior se enfocaban en traer más y más provisiones de agua, pero eso no resolvería el problema y la humanidad se enfrentaba una vez más a su extinción, sin embargo, nadie sabe como, cuando o de donde, pero la salvación llegó en forma de unas pequeñas piedras blancas parecidas a bloques de sal, que al juntarlas y solverlas en el agua estas purificaban tanto el agua como las distintas verduras o carnes que hiervas en ella. Finalmente estas piedras se nombraron como "Piedras purificadoras" y la receta de estas piedras se volvieron algo que solo algunas personas del pasado habían recibido, personas que monopolizaron el bien y lo aprovecharon para hacer crecer su poder e influencia enormemente.
Este evento pasó a la historia como un cuento corto lleno de vacíos y era una enseñanza que se había extendido por el mundo, y Dante, así como todos en esta decrépita caverna, lo habían escuchado más de una vez, por lo que el valor que residía en ese letrero era algo tan grande y valiosos que no estaba acorde a la pequeña y vieja tienda al final de la calle.
El pequeño lugar estaba siendo resguardado por cuatro matones, todos con físicos grandes y miradas de nunca haber recibido cariño, y Dante, serio por lo descuidado que era la gestión de los dos materiales más importantes para la humanidad, caminó hacia el lugar sin interrumpir su ritmo.
- ...
- ...
Los matones lo siguieron con la mirada desde que notaron su presencia e intercambiaron dudas volteando a ver al otro.
Dante no traía puesta su mascara, aunque la mantenía en su cintura junto a su hoz, y solo caminaba cubierto por la capucha de su larga gabardina ya que si mirabas los alrededores y el interior de los lugares esto no era algo extraño, de hecho era tan común que podrías llamarlo una especie de norma, así que los matones no pudieron hacer más que abrir la puerta-tela para darle la bienvenida, aunque dos de los cuatro matones entraron detrás de Dante, el nuevo cliente.
- Bienvenido...
Dentro de la pequeña tienda se encontraba un hombre alto, de casi 190cm, con cabello sedoso y castaño, vestido con un traje plomo bastante entallado, además de una corbata roja que contrastaba con su pálido tono de piel. Este hombre estaba acomodando algunas cosas en el pequeño mostrador que separaba a los clientes de él, y además era lo único en la tienda a parte de una silla de madera.
El hombre con una mirada filosa saludó a Dante sin siquiera apartar la vista de sus manos, sin embargo, al no recibir una respuesta levantó los ojos ligeramente y finalmente dejó de lado lo que hacía para erguirse y ver a Dante a los ojos, dejando notar levemente como su mirada filosa dudó y mostró una ligera sorpresa.
Dante observó tanto a los dos matones detrás como el hombre, además que Willt movió sus serpientes en la cola como para indicar algunos detalles sobre los perseguidores, entonces suspiró y habló, yendo directo al punto.
- Quiero dos bolsas.
- ¿Dos?
- Sí.
El hombre no pareció sorprenderse, de hecho sus reacciones parecían decir que estaba un poco decepcionado y Dante lo notó aunque no dijo nada y el hombre retomó la conversación con un tono divertido.
- Como sabrás, estos vienes no son nada baratos, si desea dos entonces puedo entender que tiene como pagarlo, aunque claro, si no lo tuviera también tenemos un plan de prestamos con bajos intereses, sin embargo... Primero escuchemos su respuesta.
El hombre miraba de pies a cabeza a Dante, hablando mientras poco a poco se sentaba e inclinaba en la silla, pareciendo saber o, mejor dicho, retando a Dante para que este demuestre tener lo necesario para pagar dos o más bolsas.
- ¿Esto será suficiente?
- ... Claro que sí.
Dante, como se esperaba, no era del tipo de personas que se inmiscuiría y reaccionaría al pequeño juego de provocación que se le estaba planteando, así que no reaccionó y buscó en sus bolsillos para sacar una bolsa de sal más grande que la de ayer.
La mirada del hombre tembló levemente ya que mientras Dante buscaba en sus bolsillos pudo divisar como pequeñas bolsas de distintos materiales se encontraban ahí, pero su mirada llena de codicia y vicio fue muy bien encubierta, así que evitando saltar sobre Dante se limitó a hablar despacio tratando de no tartamudear. Entonces, con la mano de Dante sosteniendo la bolsa de sal en la mesa, había llegado su turno y el hombre buscó entre sus pudientes ropas, sacando dos bolsas pequeñas, cada una con varias y pequeñas rocas blancas, cuyo diámetro no era más grande que la punta del dedo meñique.
- Aqui tienes.
- ...
El hombre dejó las pequeñas bolsas en la mesa y Dante movió su mano para tomarlas al mismo tiempo que dejaba la sal, sin embargo, justo cuando lo hizo, el hombre movió rápidamente su mano y lo tomó del antebrazo, sosteniéndolo con fuerza.
Willt dejó su posición acostada entre los hombros y espalda de Dante y se irguió mirando fijamente al hombre, entonces las serpientes en su cola empezaron a sisear, demostrando estar listo para atacar en cualquier momento. Los matones en el lugar dudaron un momento al oír el siseo, sin embargo dieron un paso adelante, pero la mirada del hombre los hizo retroceder y al mismo tiempo Dante levantó la otra mano para detener a Willt, ya que si quisiera podría librarse fácilmente y más, además, la verdad es que Dante se había dejado agarrar adrede ya que sintió un poco de curiosidad sobre los pensamientos de este hombre.
- ¿Ocurre algo?
Dante miró fijamente a los ojos del hombre y este se la devolvió, sin embargo, contrario a Dante, su espalda se humedeció de sudor mientras sentía como era absorbido poco a poco por la oscuridad en ellos y luego de un par de segundos tuvo que apartar la mirada, aunque no lo soltó.
- ...No, solo tengo una pregunta.
- ¿Y?
- ...Me gustaría que la escuches.
- ...
Su agarre se afirmó sobre el antebrazo de Dante, como si le dijera que no lo dejaría ir hasta que le responda y, ante el silenció del mismo, el hombre pensó que estaba de acuerdo, procediendo sin demora.
- Me preguntaba si eres un recolector de otro refugio.
- ... ¿Enserio?
El silencio se adueñó del lugar y luego de unos segundos se pudo escuchar a Dante suspirar y preguntar como si la pregunta, o todo el asunto, hubiera sido una decepción
- ...¿Qué?
El hombre no se esperaba esa reacción, después todo daba por hecho que Dante le respondería, y en su rostro por fin se aclararon sus expresiones, sin embargo a Dante no le importaba y tiró de su brazo para zafarse del agarre. El rostro sorprendido del hombre se cubrió de dolor, ya que sintió como si Dante fuera a arrancarle el brazo de no soltarlo, y una vez más trató de mirarlo a los ojos, pero este ya se había dado la vuelta y caminaba a la salida.
- El Jefe aún no ha terminado de hablar conti-
- ... Detente, déjalo ir.
De inmediato uno de los matones trató de interponerse en el camino de Dante, pero no pudo hacer más que apartarse cuando escucho la voz del hombre.
- ...Nos vemos pronto.
- Espero que no.
Finalmente el hombre se despidió y Dante respondió sin siquiera voltear a verlo, aunque ni él ni Willt pudieron evitar escuchar el susurro que se perdió cuando la puerta-tela se cerró.
- Así que este es el joven...
El hombre que los atendió resulto ser el tan aclamado Jefe, quien parecía ser el único en este refugio que conocía la receta para las "Piedras Purificadoras", lo que explicaba en gran medida la influencia que tiene en este lugar, aunque Dante no lo sabía y sinceramente no le importaba, pero sintiendo como se juntaban las miradas que lo habían seguido y estas nuevas, sabía que los problemas o, mejor dicho, molestias se acercaban.