- ¡Jefe!
Los gritos crecieron, todos parecían felices y esperanzados al ser consientes de la presencia del hombre a cargo de todo el Refugio, pero un sonido extraño cortó ese sentimiento al mismo tiempo que algunas de las vidas que quedaban.
- ¡Arg-!
Algunos de los matones observaron como una especie de destello reflejó y cegó sus ojos momentos antes de que sus vidas o, las de sus compañeros, se apagaran. Entonces, los que corrieron con la suerte de no ser los afectados observaron al hombre enmascarado.
La hoz giró rápidamente y cortó rápidamente el aire creando un sonido atroz, entonces no pasó mucho antes de que sea lanzada y manipulada una vez más para que esta cortara el aire y todo lo que encontraba en su camino.
- ¡¿Como te atreves?!
El Jefe observó esto y comenzó a presionar el gatillo una y otra vez, sin embargo Dante no esperó en su sitió y contrario a las anteriores veces corrió y giró para esquivar los proyectiles al mismo tiempo que recogía y lanzaba la hoz una y otra vez.
- ¡Jef-!
La hoz voló y cortó con cada sonido de disparo. Algunos de los matones empujaron y cubrieron al Jefe para detener el filo que perseguía su vida mientras ofrecían la suya.
También, el cuerpo de Dante sangraba, las heridas se podían ver a través de sus ropas ya que estas habían sido atravesadas por las balas, sin embargo a Dante no parecía importarle y solo se movía o ponía fuerza en su cuerpo haciendo que estas sangren más y más. De esa forma se detuvo una vez más y lanzó la hoz para luego tomar de la cadena y cambiar la dirección de esta, cortando todo horizontalmente y dejando marcas de sangre caer por el lugar, aunque estas se perdieron en el suelo teñido de rojo.
- ¡Jefe-Arhg!
Una vez más uno de los pocos matones que el Jefe había traído saltó cubriendo a este con su cuerpo, entonces cuando el sonido de disparo revotó por todas las paredes del lugar, los gritos del matón se oyeron con gran intensidad mientras la hoz se clavaba en su espalda y luego era tirada con fuerza de la cadena para desgarrar la espalda de este y volver con su dueño.
- ¡Tú...!
El Jefe observó a su subordinado caer muerto al suelo y sus ojos expresaron su ira, algo irónico ya que su muerte fue causada por la avaricia que aún estaba presente y destellante en ellos, pero consiente o inconsciente de este hecho, el Jefe volvió a presionar el gatillo y un nuevo sonido estridente se escuchó, pero...
- ¡Argh!
Un grito se escuchó y este no fue de Dante o de cualquier Matón, más bien fue del mismo Jefe, ya que el cañón de la pistola había explotado y este se había quemado la mano ya que si bien era una pistola esta no era como las del pasado, esta era solo una tosca imitación que fue fabricada por ellos en este mundo decadente.
- Maldito...
El Jefe observó su mano y maldijo como si la culpa no fuera suya, sino del hombre con la mascara blanca, cuyo ojos yacían imperturbables a pesar del estado de los alrededores.
- ¡Me las pagaras!
El Jefe lanzó la pistola destrozada y hurgó con fuerza en el pecho de uno de los dos matones que quedaban a su costado, tomando una nueva pistola con la mano izquierda, la mano contraria a la que uso antes.
- ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Muérete de una vez!
El Jefe comenzó a disparar, pero esta vez a pesar de que Dante se quedó de pie en su lugar, ni una bala estuvo cercana a darle, ya que el brazo del hombre temblaba y se movía a pesar de los intentos desesperados de mantenerlo quieto. Entonces, con una mirada fría, Dante dio un paso hacia él.
- ¡Muerte y deja todo!
El hombre no se detuvo y luego de la decima bala el cañón de la pistola estaba cambiando de color y parecía estar a punto de explotar y repetir la situación anterior, pero los ojos de ira del Jefe ya no se notaban más y solo quedaban unos gritos vacíos que trataban de ocultar la verdadera avaricia que se dejó ver al final de sus nuevos gritos.
Dante no se detuvo, solo tranquilamente daba un paso tras otro mientras dejaba caer la hoz hasta el suelo y comenzaba a arrástrala dejando un rastro con cada paso, y finalmente la pistola del Jefe volvió a explotar, esta vez quemando su mano izquierda.
- ¡Argh! ¡¿Que hacen viendo?! ¡Vayan y mátenlo!
El Jefe gritó de inmediato a los dos matones que le quedaban y estos, nerviosos por el comportamiento del Jefe, así como por la escena de masacre y muerte de sus compañeros, dieron pasos cortos y tímidos mientras seguían sus ordenes, pero a pesar de que se las arreglaron para llegar frente a Dante solo pudieron caer al suelo mientras mojaban sus pantalones, pues el aire y la sensación que rodeaban a Dante ahora era una que haría dudar y despertaría el miedo en los Expertos Recolectores.
- ¡¿Q-Qué creen que hacen?!
El Jefe gritó con rabia al ver a los matones caer, pero viendo como Dante se acercaba cada vez más no pudo evitar arrastrar sus palabras y tartamudear, pero a pesar de eso y del temblor que empezaba a aparecer en su cuerpo, demostró que el miedo o respeto de las personas en el refugió no era únicamente por ser el dueño de la receta de las Piedras Purificadoras, y tomó un cristal roto del suelo, cortándose las palmas de las manos en el intento.
- ¡Muérete!
Corrió contra Dante con todas las intenciones de acabar con él, pero tener la intensión y ser capaz de lograrlo son cosas distintas, por eso Dante esquivo facilmente moviéndose de lado mientras dejaba su pierna y hacía tropezar al Jefe, haciendo que este caiga al suelo y grite de dolor al raspar la carne viva de las quemaduras y empeorando los cortes en sus manos por los distintos objetos en el suelo.
- ¡Aaaaargh!
El grito no fue el peor que haya sonado en estos últimos minutos, pero por alguna razón heló la sangre de los pocos sobrevivientes, sin embargo a Dante esto no le importaba, el Jefe codició lo suyo y atentó contra su vida y en un mundo como este no podías dejar vivir a alguien que haga eso, ya que en el futuro lo volverá a intentar no solo por quererlo, sino por venganza y Dante recogió la cadena y tomó la hoz en su mano sabiendo esto, pero...
- ... Detente...
Willt saltó frente a Dante y se interpuso entre el Jefe y él. En sus ojos felinos solo podía notarse un profundo dolor mientras observaba a su compañero, cuya mirada fría trataba de encubrir unos sentimientos mucho más profundos y cuya mascara cubría una expresión que nunca debería ser revelada.
- Willt...
- ... Detente, Dante...
Los ojos fríos de Dante se calmaron ligeramente mientras su compañero se acercaba a él clamando su nombre y finalmente Dante soltó su agarre sobre la hoz.
- ¡Arrrrhg, Maldito, al menos mátame! ¡Mátame!
El jefe se levantó y volteó a ver a Dante fijamente a los ojos. Muchos, por no decir todos, en el pasado habrían rogado y festejado al poder sobrevivir, sin embargo los tiempos han cambiado y el Jefe miraba a los alrededores guardando sus propias razones mientras pedía su propia "Clemencia".
Dante observó los alrededores, más allá del paisaje de sangre y muerte que había creado, y observó como los distintos habitantes del lugar lo miraban con ojos sentimentales, aunque a pesar de la variedad todos guardaban significados de odio, y finalmente volvió a ver al Jefe, quien cayó de rodillas al suelo.
- No te mataré...
Dante tomó de su máscara, no para quitársela, sino para asegurarse de que esta estuviera firme y luego miró al techo, recordando como el Refugio Subterráneo era solo un lugar de vicios donde las personas esperaban su muerte y, tomándose unos minutos mientras sentía como los espectadores se acercaban, habló.
- Sinceramente no creo ser mejor que las brujas, pero tu... tu tampoco eres mejor que ellas...
- ¡¿Qué sin sentidos hablas?! ¡Mátame!
Dante por fin dejó de ver el techo del lugar y observó el estado lamentable del Jefe, sintiendo al mismo tiempo como Willt saltaba y se posaba sobre su hombro.
- ...Pero de alguna forma cumples el papel de líder, ya sea con miedo o con otros métodos.... y por eso no te mataré, no, mejor dicho, no puedo matarte.
Dante recordó como quemó a las personas que no pudieron seguir adelante, personas que ya se habían rendido a vivir o intentar hacerlo en este mundo decadente, y no se arrepentía por ello, sin embargo, era cierto que aunque sabía que muchas no la tomarían, él les dio una oportunidad y estas personas también la merecían, no el Jefe o los matones, sino los demás.
- Las personas en este lugar están perdidas, pero al menos pueden vivir y viven sin matarse o destruirse entre ellos debido al régimen impartido por ti... si te mano sería lo mismo que matar a todas estas personas inocentes y eso... no creo que sea algo que quiera.
- ¿Qué...?
El Jefe se quedó en blanco, su rostro había perdido toda emoción por un segundo debido al gran conflicto en su interior al escuchar esas palabras, pero un segundo es un segundo y de inmediato una ira distinta a la anterior salió acompañada de palabras que desgarraban su garganta.
- ¡¿QUE NO LOS QUIERES MATAR?! ¡¿Así que ahora te quieres hacer el noble?! ¡Mira a tus alrededores, esto fue hecho por ti!
- ... Tu...
Willt estuvo a punto de saltar y acabar con el Jefe, parecía seriamente enojado erizando su pelaje, pero Dante lo detuvo levantando la mano y entonces una vez más se acercó lentamente, doblando su cuerpo para quedar cara a cara frente al Jefe.
- No me hago el noble, aunque no me importa si así quieres verlo, pero no te confundas, aunque después de que me vaya los masacraras a todos eso no me afectaría en lo más mínimo, yo... no quiero matarlos por ser inocentes, pero esa inocencia desaparecerá cuando hagan el más mínimo movimiento contra mi, al igual que tus hombres...
Los ojos de Dante no eran fríos, aún yacían sin emociones pero a pesar de que el Jefe los vio directamente no sintió que se perdiera en ellos o fuera absorbido, no hubo escalofríos por su cuerpo o se orinó, más simplemente no pudo hablar, ya que en ellos no hubo ni una pizca de duda.
- ¿aún así... sigues creyendo que soy "noble"?
- ...
Finalmente el sonido de no solo los alrededores, sino de todo el Refugio, se había detenido y dejaron escuchar los pasos de Dante, quien comenzó a caminar y luego subir las escaleras para salir del lugar.