Chereads / The Zodiacs: Disasterology / Chapter 5 - 4. La Chica Que Podía Brillar.

Chapter 5 - 4. La Chica Que Podía Brillar.

—Ahí… estás…

El Demonio Nebulosa... estaba hablando.

Las distintas capas de bramidos macabros resonaban tan profundo, que los escalofríos eran cosquillas comparado a lo que verdaderamente transmitía.

Tétrico, lúgubre, horrorizaría a quien lo escuchase, justo como a Hope, que estaba petrificada frente a sus traumas encarnados.

Aunque pareciese más pequeño y tosco que los anteriores, a escala, era igual de terrorífico, notable incluso en la manera de abanicaba su mano para arrasar con todo.

La pelirroja reconocía esa intención, viendo a través de esas pupilas penetrantes, pero estaba tiritando del miedo y sin lugar donde correr.

No había nada que pudiese hacer, su cabeza se perdió en esa zarpa acercándose violentamente y, con ojos compungidos, decidió aceptar su destino mortal.

¿Se acabó? Era obvio que ya no podía sentir su mano, pero ese sentimiento se extendió al resto de su cuerpo, una sensación tan extraña…

Una familiar luz violeta le hizo reaccionar súbitamente. Sus brazos ahora cruzados, adoptaban una postura defensiva, y el anillo que poseía en su dedo anular titilaba en respuesta.

Hope inconscientemente bloqueó su brutal ataque. La poderosa onda de choque producto de la bestia sacó volando a Hope con destino a estamparse contra una pared.

Pero aunque estuviese desorientada, no sintió nada más allá del dolor creciente en sus extremidades, ya que no hubo impacto contra ninguna superficie como debió al salir disparada.

—¡Hey! ¡¿Te encuentras bien?!

Reenfocó su vista, y solo alcanzó a ver que fue atrapada por alguien… ¿Yvonne?

Portaba una máscara, así que solo la reconoció por su voz, su extraño traje recubierto de placas negras delataba su grácil figura.

Sus brazos y piernas aparentaban estar malladas, un estilo simplista que unía color negro, gris metálico y tintes rosa neón.

—Mis… brazos… —chilló Hope adolorida, ambas extremidades estaban al rojo vivo.

—Lo siento, se me está haciendo difícil explicarte…

Yvonne dirigió su mirada al demonio, quien sostenía su rocosa extremidad expresando dolor, lucía poseer mas consciencia que cualquier otro, incluso para llegar a sentir emociones comunes.

Era extraño; normalmente esas bestias medirían 4 metros como mucho, este apenas superaba a Hope en altura.

Su apariencia era más grotesca, debido a la carne y piel aún notable entre los pedruscos, pero todo apuntaba a una forma distinta comparado a sus predecesores.

Un rugido infernal la sacó del tren de pensamiento. Destellos violetas en forma de rayos rodeaban el cuerpo de esa criatura, que parecía estar influyendo negativamente en el entorno.

Las luces se opacaban, la estructura se estaba deteriorando, e incluso el demonio mismo estaba sufriendo daño…

—¡¡HOPE, CORRE!!

Yvonne sujetó a Hope con la intención de huir, pero ya era tarde. El fulgor de la bestia convergió en una luminosa onda de choque que, combinado con la gasolina expuesta, dieron lugar a un feroz estallido, desapareciendo la estación en su totalidad.

De donde solo quedaba llamas y humareda, salieron la pelinegra y Hope, rodando dentro de una esfera de energía hacia un área alejada.

Fuera del peligro, la pelirroja simplemente se desplomó, estampando su cara contra la carretera, aunque el dolor de sus músculos era tan abrumador que era en lo único que pensaba.

—¡DUELE! ¡¡DUELE MUCHO!! —gritó Hope retorciéndose, las cicatrices de sus heridas interiores se estaban reabriendo.

—Comando 015: desacoplar —ordenó Yvonne.

Al decir estas palabras, las extremidades superiores de su traje se comprimieron en unos brazaletes de grosor considerable, los cuales puso meticulosamente en las muñecas de la pelirroja para devolverlas a su estado original.

»Estos tienen tecnología de control térmico, deberían calmar la inflamación…

—¿¡Que está pasando!? ¿¡Que es lo que…?! —gritaba Hope alterada, pero fue interrumpida por la extranjera.

—¿Querías saber de la vida de Ansel? Entonces necesito que me escuches.

«

»Te lo diré de forma simple, él era parte de una asociación conocida como "Los Zodiacos".

—Q… ¿Qué? —preguntó la pecosa en completa confusión.

—Él, yo, y otras diez personas nos dedicamos a combatir a los Demonios Nebulosa desde hace 7 años —explicó Yvonne, a su vez mostrando su dedo anular.

—¿Esto era lo que él…?

El corazón de la pelirroja se hundía en la presión, el dolor, tanto físico como mental no la dejaban entender claramente.

—Estos anillos son productos de la astrología, la energía proveniente de las constelaciones zodiacales nos dan estas habilidades —continuó la enmascarada pelinegra.

»Yo soy Sagitario, y el anillo que tienes representa la constelación de Géminis.

Yvonne fue interrumpida por el potente resonar de unas pisadas provenientes de la llamarada, y por más que el humo intente cubrirle, su olor natural a gasolina sobresalía de la que estaba ardiendo.

El Demonio Nebulosa sobrevivió. Sus "pupilas" ahora de color violeta se movían como si se tratase de un exorcismo, acercándose despacio a su posición.

—Escúchame, Hope, Ansel siempre me hablaba de ti, de que eras alguien de alma fuerte.

»Si ese anillo sigue contigo, significa que vió algo en ti. S'il vous plait, necesitamos tu ayuda.

Las miradas fijas se opacaron bajo la sombra del monstruo, cuyo cuerpo ahora tiritaba agresivamente frente a ellas entre destellos violáceos.

El tiempo de reacción fue nulo. Aquél frenesí provocó que el demonio se abalanzase al ataque, apoyando todo su cuerpo para provocar el máximo daño posible.

—¡Hey! ¿¡Pensabas que te podías escapar, peñón con patas!?

Un grito agudo resonó en la humareda, para que sin previo aviso, saliera la responsable propinándole un severo puñetazo en su "cabeza", suficiente para marcar el suelo con su caída.

—¡Acuario! —exclamó Yvonne.

Una nueva enmascarada entró a la acción; como su nombre indicaba, su traje negro contaba con elementos marítimos que adornaban el destacable color azul verdoso.

El patrón de su torso exhibía un aspecto similar a unas escamas, filos individuales en cada antebrazo como colmillos de tiburón, y su cuello abierto hacia parecer a unas branquias. Un traje notablemente más llamativo que el de Yvonne.

Cabello verdoso como algas marinas y de baja estatura, sin embargo a su vistosa indumentaria le salpicaba un aura intimidante, no por nada pudo fácilmente tumbar al demonio al piso.

—¿¡Dónde están los demás!? —preguntó Yvonne entre gritos.

—¡No me grites, franchuta! El par de pelmazos están evacuando civiles, algo desactivó la electricidad en toda el área —respondió Acuario con cierto disgusto.

»Así que… ¿ésta es la nueva Géminis?

Abrió su máscara, solo para que sus ojos achinados reflejaran con desprecio a la pelirroja que yacía adolorida en el suelo.

—Ocúpate del monstruo mientras termino de explicarle, ¿puedes?

Entre toda la discusión, se notaba como la criatura salió de su aturdimiento y se levantó para atacar nuevamente.

—Me ofende que dudes, ¿¡olvidas quien les salvó el culo en Alaska!? —exclamó la peliverde.

—¡¡Sadalmelik!!

La llamada Acuario dejó salir un grito de guerra, que inmediatamente la envolvió en una flagrante aura cerúlea. Sin medir distancias, se abalanzó al demonio para empezar un combate cuerpo a cuerpo.

De sus extremidades el fulgor era más vibrante, tanto que la luz las camuflaba completamente. Pero solo un golpe bastó para que las partículas se desvanecieran, dejando entrever su poder.

Unos puños mecánicos que recorrían desde la mano al antebrazo, casi duplicando su grosor. Incluso contaba con pistones a presión que aumentaban el retroceso y la potencia de cada ráfaga atinada al Demonio Nebulosa.

—¿¡Te gusta, calabacín!? ¡Estos Tiěquán son diseño propio! —exclamó Acuario, refiriéndose a Hope.

—¿De donde… sacó eso?

—Cada constelación abarca un espectro diferente de sentimientos. El de Acuario es la creatividad, y ese es su poder —explicó Yvonne.

»Ella puede crear cualquier cosa que se le ocurra, su mente imaginativa es la razón por la que fue elegida.

—Yo… —Hope estaba anonadada. Incluso dentro del temor, sentía la necesidad de mantenerse atenta.

—Con mi poder, puedo buscar dentro de cualquier objeto o persona y hallar su punto débil.

—¿Pero por qué… a mí me lástima tanto? —sollozó la pelirroja, aún quejándose de las heridas.

—Desgraciadamente, no tienes entrenamiento ni estás equipada para controlar el anillo, pero dadas las circunstancias, necesitamos que nos ayudes con un último ataque.

—Me duele… demasiado…

—No te preocupes, tenemos como ayudarte. Solo diré que tuvimos que hacer un poco de trampa mientras te recuperabas en el hospital.

»Confía en nosotros, ¿d'accord?

—…

Tras aquél muro de llamas, el enfrentamiento entre Acuario y la feroz bestia se intensificaba. Era un combate con notable inclinación hacia la peliverde, asestando un ataque tras otro con los artefactos de sus manos.

Pero esta criatura no destacaba por su fuerza destructiva. Después de la sobrecarga producto de la energía de Hope, era evidente la increíble resistencia que obtuvo.

Más de la que su cuerpo deforme podía soportar, ya que con cada ola de ataques, sus cuerpo pedregoso se agrietaba. Aunque pudiera regenerarse, recibía más daño del que podía reconstruir.

Viendo cómo podría derivarse a una pelea de resistencia, la joven de cabello atado retrocedió reformulando su estrategia.

—No te gustan mis amiguitos, ¿me equivoco? —bromeó Acuario.

—Apár… tate… —vociferaba el demonio, haciendo eco con su tétrica tonalidad.

—Que grosero, aprendiste a hablar y solo dices sandeces…

»A las alimañas como tú hay que darles tratamiento especial.

La chica rápidamente hizo desaparecer los aditamentos de sus puños y se lanzó de frente contra el demonio, balanceándose con la intención de seguir atacando.

El sonido de un corte limpio inundó el lugar. En las manos de Acuario ahora había un mandoble, que blandió con una fuerza tal que, al levantar la mirada, solo podía ver como el monstruo caía cortado a la mitad.

—Jù Jiàn, siempre confiable.

—Z… zo…

—¿Decías algo, carboncito? —dijo la peliverde de forma burlesca.

El Demonio Nebulosa se deshizo en una pila de piedras, para luego reconstruirse a su forma "normal". Se puso de pie lentamente, dejando escuchar entre alaridos:

—Sucio... zo… diaco…

Seguidamente soltando un zarpazo directo contra la asiática, en un intento de aplastarla como si de una mosca se tratase.

Ella lo sostenía con una mano, mientras que el suelo debajo de ella empezó a resquebrajarse debido a toda la presión ejercida, pero incluso en esa situación, dejaba ver una gran sonrisa presumida en su cara.

—¡Klaus!

Una disparo conciso de energía atravesó el abdomen del engendro descontrolado, haciéndole retroceder casi de inmediato.

En los ojos de Yvonne se reflejaba el punto de mira, la debilidad del monstruo, y una muy común en los seres humanos.

—Uy, Sagi-sagi, pensé que no vendrías.

—No es momento de tu parloteo, nos estamos exponiendo demasiado —contestó Yvonne notablemente irritada por el comportamiento de su compañera.

—Cierra el hocico, yo funciono a mi manera, por esto no estamos en la misma alineación.

—¿¡No lo entiendes!? ¿¡Acaso quieres terminar como Escorpio!? —gritó la pelinegra afligida.

—… No solo lo dices por él, ¿cierto? —gruñó Acuario, clavando su atemorizante mirada en Sagitario.

—…

—Ni trates de mentir… solo dime cuál es el maldito plan.

El demonio se levantó ferozmente, esos destellos violetas aún no desaparecían, y con cada segundo que pasaba era evidente como sucumbía ante el furor de la sobrecarga.

—¡¡GRRAAHHHH!!

Dejó salir un escalofriante rugido, retumbando tan fuerte que incluso despedazó su mandíbula.

Como ningún otro demonio visto, despegó instintivamente cargando contra ambas heroínas.

En su perspectiva eran solo un par de manchas brillantes, las cuales estaba designado a "erradicar", ese era su único pensamiento, si es que se podía considerar uno.

—¡¡Ahora!!

Acuario se deslizó debajo de las piernas de la criatura embistiendo, y se posicionó rápidamente a sus espaldas.

Sagitario, haciendo ademán de un arma de fuego con sus dedos, apuntó justo donde le había disparado anteriormente, para luego soltar en ráfaga proyectiles hechos de su aura.

El Demonio Nebulosa estaba retorciéndose, oportunidad que fue aprovechada por la peliverde, que arrojó de sus muñecas unas cadenas de hierro que había creado.

Aunque con dificultad, ambas sujetaron firmemente las deformes extremidades del monstruo, cumpliendo con el objeto de someter a la criatura.

—¡Hope, no podemos aguantarlo por mucho tiempo! ¡¡Dispara!!

Y efectivamente, el brillante fulgor de las llamas dejaba entrever a Hope delante de ellas, sosteniendo sus brazos al frente, dando a entender que es la pelirroja quien tendrá que dar el golpe final.

«El poder de Géminis es controlar la energía alrededor. La llave para acceder a él, y al mismo tiempo su limitante, es tu convicción».

Fueron las palabras dichas por Yvonne. La constelación de Géminis es la representación de la curiosidad; un sentimiento primigenio que deriva en todas las demás.

El espectro de emociones debe estar en sincronía para dar paso a esta singularidad.

—¡Hope! ¿¡A que esperas!? —gritó Yvonne.

Algo que todos poseen, pero nadie es capaz de controlar. No es solo el: ¿Y si lo hiciera?, más bien es:

Voy a hacerlo, ¿pero que pasará después?. Sin la convicción necesaria, ese último fragmento solo se agrieta y se oscurece.

—¿¡QUE CARAJOS HACES!? ¡¡HAZLO YA!! —gritó Acuario a todo pulmón.

Hope estaba… en blanco, perdida en lo profundo de su mente, donde se encontraban sus temores. El miedo a la soledad, al rechazo…

… A fallar.

Su piel lacerándose, el sonido de sus huesos a punto de quebrarse, fue lo que la detuvo en seco. ¿Y si fallaba?

—¡¡REACCIONA, POR FAVOR!!

¿Pero no era lo que buscaba? ¿Que todo se acabase? Su cerebro batallaba entre dos decisiones mortales, y no sabía cuál lado quería que ganase.

El sonido del acero tensado la mandaron a esa habitación oscura de nuevo, sus ojos volvieron en sí solo para ver esa vela en la mesa, solo que en vez de derretirse, había un fuerte viento amargando en apagar la llama.

Ella aún quería saber si su vida era en vano.

El eco de una voz inolvidable resonaba, estaba gritando su nombre:

—¡¡HOPE!!

Abrió sus ojos, viendo a ambas enmascaradas estaban al limite, incluso sus trajes se estaban deteriorando por la fuerza que ejercían, mientras el demonio intentaba zafarse salvajemente.

Hasta que las cadenas terminaron cediendo, cayendo ambas sin fuerzas, mientras que el monstruoso ser sintiendo un fulgor más potente, cargó endemoniado contra lo que había frente suyo.

Era todo o nada; Hope desgarró su garganta en ese último grito:

—¡¡¡PÓLUX!!!

De las palmas de sus manos, salió una centella gigantesca de luz violeta, impactando a quemarropa contra el Demonio Nebulosa.

Su propio cuerpo no podía soportar el retroceso, pero no importaba. Por una vez en su vida, quería saber lo que es ser alguien, mientras el deseo de morir quedaba subyugado bajo ese lumbre cegador.

Un brillo inmenso cubrió completamente la zona, más que el fuego, incluso casi tanto como el sol abriéndose entre las nubes.

Y de repente… todo se apagó.

—¿Qué… fue lo que…? —balbuceó la peliverde. Su expresión era la viva representación del shock.

—… ¿Hope?

Yvonne llamó a su nombre, pero la respuesta estaba ahí mismo.

La pelirroja estaba tirada de espaldas, con sus 4 extremidades totalmente rotas y, si no fuera por los aditamentos del traje, hubiera sufrido un daño irreparable en sus brazos.

Pero delante de ella… estaba aquél hombre que fue transformado en un monstruo.

Conectó el ataque… lo había logrado.

Sagitario se acercó a ver a su compañera, su mirada estaba perdida en el dolor agonizante pero, contra todo pronóstico, aún mantenía consciencia.

—Aguanta, por favor. Los demás están a punto de llegar.

—Y… vonne… —murmuró Hope, podía sentir la sangre de su garganta colándose fuera de su boca.

»Crees que... Ansel… ¿Esté orgulloso…?

La pelinegra abrió su máscara, dejando ver el rímel corriendo de sus ojos llorosos junto a una sonrisa nerviosa.

—…Totalmente.