Cuando él recuperó la conciencia, se encontraba parado en una colina que se extendía suavemente, cubierta por un manto de pasto verde esmeralda. El cielo, teñido con tonalidades rojizas del crepúsculo vespertino, anunciaba la caída del sol, anticipando la llegada de la noche. A medida que se ajustaba a su entorno, sus ojos captaron los detalles: un bosque se extendía a un lado de la colina, sus árboles oscurecidos por la sombra del anochecer; al otro lado, se alzaban las ruinas de un edificio que alguna vez fue una majestuosa iglesia, ahora testigo del paso del tiempo y la historia.
—Así que esto es otro mundo... —murmuró, mientras sus ojos exploraban el paisaje con una mezcla de fascinación y desconcierto. —No parece tan diferente de mi mundo anterior.
De repente, una sensación extraña lo envolvió: su propia voz. Era suave y melodiosa, como el murmullo de un arroyo en calma, fluyendo con gracia y delicadeza. Cada palabra estaba impregnada de ternura y dulzura, cálida y reconfortante como un abrazo que tranquiliza el alma. Su melodía encantadora lo dejó cautivado y embrujado. De pronto, con un estallido de sorpresa y desagrado, dirigió su mirada hacia su propio cuerpo.
—¡Esto debe ser una maldita broma!
Su piel tenía una hermosa tonalidad intermedia entre el moreno y el blanco, iluminada por los últimos rayos del sol que se desvanecían en el horizonte. Su cabello plateado caía en suaves mechones que rozaban sus hombros con gracia y elegancia.
Cada movimiento de su cuerpo atlético irradiaba una delicadeza y sensualidad cautivadora. Su figura esbelta y elegante, con líneas suaves y proporcionadas, sugería una armonía perfecta. Su porte, erguido y seguro, realzaba su atractivo, mientras los contornos suaves y delicados de sus brazos, piernas, cintura, caderas y pecho invitaban a la contemplación.
Cada gesto estaba impregnado de una elegancia innata, capaz de cautivar miradas y despertar los deseos más íntimos de quienes lo observaban. En resumen, su cuerpo era el de una hermosa y joven mujer, emanando una energía que combinaba misterio y encanto.
El atuendo que vestía recordaba el hábito de una monja, pero estaba diseñado de manera que realzaba algunas partes de su cuerpo, sin sacrificar la comodidad ni la libertad de movimiento. De su cuello colgaba un collar que recordaba la forma de un rosario, acentuando su apariencia misteriosa y espiritual.
Guiado por una curiosidad irresistible, levantó ligeramente su hábito para observar su ropa interior. Se encontró con unas bragas de encaje negro que conferían a esa parte de su cuerpo un aspecto sensual y elegante al mismo tiempo. En la parte superior de esas bragas, sobre su vientre, descansaba una decoración en forma de mariposa negra, añadiendo un toque de misterio y fascinación a su apariencia.
Él no podía creer lo que estaba pasando, y por unos segundos, sintió un ligero dolor de cabeza. Cuando el dolor cesó, una revelación le inundó la mente: información desconocida sobre el material de su hábito de monja y su ropa interior. Descubrió que estaban confeccionados con seda demoníaca, una fibra extraída de una rara oruga demoníaca.
La oruga demoníaca, una criatura legendaria, solo tejía su capullo cada cinco mil años para emerger transformada en una mariposa demoníaca. El capullo dejaba tras de sí una escasa cantidad de seda, insuficiente para la fabricación de la seda demoníaca.
Por tanto, este material era extraordinariamente caro y escaso, no solo por su dificultad de obtención, sino también por los poderes que confería. Los ropajes confeccionados con esta seda tenían la capacidad de proteger a sus portadores del frío y el calor. Aunque aparentemente frágil, la seda demoníaca era capaz de resistir cortes de ciertas armas y el desgaste del tiempo. Cada fibra del hilo era más resistente que el Mithril que los enanos de ese mundo forjaban para sus armas y armaduras.
—¿Acaso acabo de adquirir conocimiento sobre algo que me era desconocido? —se preguntó a sí mismo, contemplando su hábito con asombro y curiosidad. —¿Será que experimentaré dolor de cabeza cada vez que mi mente se llene de nueva información?
Cuando volvió a mirar su propio cuerpo, una oleada de impulsos primarios se apoderó de él, como si su voluntad estuviera siendo eclipsada por una fuerza irresistible. En cuestión de minutos, su mirada se sumergió en un trance de excitación, donde cada centímetro de su piel parecía vibrar con un deseo latente.
Sus manos comenzaron a explorar su cuerpo, siguiendo el rastro de cada curva con una intensidad casi frenética. La estimulación de sus zonas erógenas desencadenó una cascada de sensaciones placenteras que lo envolvieron como una ola ardiente. A medida que el placer lo embriagaba, su capacidad de razonar se desvanecía lentamente, aunque era plenamente consciente de sus actos.
El éxtasis lo envolvió, convirtiéndose en una cascada de sensaciones abrumadoras que lo dejaron exhausto y sin aliento. Con un suspiro entrecortado, se desplomó en el suelo, sintiendo el peso de su cuerpo sobre la tierra, incapaz de mantenerse en pie después de la vorágine de emociones que acababa de experimentar.
—¿Por qué hice eso? —murmuró para sí mismo, mientras luchaba por recobrar el aliento y la compostura. —Ah… mmm… Antes solo estaba pensando que tenía un cuerpo sexy… mmm… y luego… me dejé llevar por la corriente… mmm… ¿Qué diablos me pasó?
La confusión y el desconcierto se reflejaban en su voz, mientras trataba de comprender los motivos detrás de sus acciones impulsivas, perdido en un mar de sensaciones y preguntas sin respuesta.
La confusión y el desconcierto se reflejaban en cada inflexión de su voz mientras se esforzaba por desentrañar los motivos que lo habían llevado a actuar de manera impulsiva, envuelto en un torbellino de emociones y cuestionamientos sin respuesta.
Con un esfuerzo mental, intentó retomar el hilo de sus pensamientos, pero de repente, una ligera punzada atravesó su cabeza. El dolor cedió paso a un torrente de información sobre su propia identidad, como si las respuestas estuvieran inscritas en lo más profundo de su ser.
Descubrió que se llamaba Luxuria, una sacerdotisa de la Iglesia de Chaos, el dios de la Guerra y el Caos. Era una hechicera oscura de combate, dotada de un amplio repertorio de habilidades inherentes a su oficio, además de aquellas concedidas por el dios del Caos y la Guerra, que parecían pulular en lo más profundo de su ser.
Inmóvil en el suelo, se sumergió en una profunda introspección, desmenuzando cada una de las habilidades que yacían dentro de ella. Un destello de ironía iluminó su rostro al comprender el origen de su cuerpo y las habilidades que lo acompañaban.
—Por actuar como una damisela en peligro o una princesa desprotegida, se me ha otorgado un cuerpo de mujer... —murmuró con una mezcla de incredulidad y desesperación, una chispa de locura titilando en sus ojos. —Mi anhelo de recuperar a mis padres fallecidos me ha conferido la habilidad para resucitar a los muertos. Ser objeto de burlas y crueldades ha engendrado la habilidad "masoquista", aunque esta característica no me define. Y las demás habilidades, ¿serán acaso reflejos de deseos ocultos que yacen en mi subconsciente? Pero ese nombre... es evidente que alude a uno de los pecados capitales de la santa religión.
Comenzó a reírse como un loco, dejando que la carcajada resonara en los alrededores de la colina, como si las mismas piedras y árboles fueran testigos de su momentánea demencia. El eco de su risa reverberaba en el aire, como si la naturaleza misma estuviera respondiendo a su excentricidad momentánea.
—Quiero poder y riquezas —Dijo parando su risa de golpe y mirando el cielo —tener una buena vida no es gratis.
Una vez que la risa se desvaneció y sus pensamientos se aclararon, se erguió lentamente, sintiendo cómo la urgencia de explorar las ruinas que se alzaban a lo lejos descendía por su espina dorsal. La curiosidad se convirtió en un impulso imparable, guiándola hacia el desconocido mundo que se extendía colina abajo, donde las ruinas yacían en silencio, esperando ser exploradas.
Con cada paso, la noche se iba adueñando del cielo, tejiendo un manto oscuro salpicado de estrellas sobre su cabeza. Al llegar a la entrada de la iglesia, contempló la puerta casi desprendida, cuyas bisagras oxidadas apenas sostenían su estructura. Con cuidado, empujó la puerta entreabierta, y el sonido crujiente de la madera antigua luchando contra el paso del tiempo la acompañó en su entrada.
Una vez dentro, su mirada recorrió la desolación de la capilla. Bancos de madera, antes testigos de la fe y la devoción, ahora yacían rotos y cubiertos de tierra y moho, como vestigios olvidados de un gran pasado. El altar, cubierto por una manta ajada, parecía aguardar en silencio el regreso de los fieles que nunca vendrían. Por encima, el techo presentaba un gran agujero que permitía que la luz de la luna y las estrellas se filtrara en la oscuridad, arrojando sombras sobre los restos en ruinas.
Frente a ella, el objeto de adoración: un sol, símbolo de luz. Al fijar la mirada en aquella representación divina, el suave dolor de cabeza regresó, acompañado de la revelación de la identidad de aquel símbolo y su pasado vinculado a una secta adoradora de la luz, ahora extinta y olvidada por el mundo.
—Bueno... Por ahora, esperaré al amanecer y pensaré en qué hacer —susurró, sus palabras resonando en el vacío de la iglesia abandonada, mientras la noche envolvía su figura solitaria.
Con gesto reflexivo, tomó la vieja manta que cubría el altar y se acomodó en un rincón resguardado, envolviéndose en ella para protegerse del frío nocturno. Mientras la oscuridad se cernía sobre el mundo exterior, él se sumergía en sus propios pensamientos, contemplando el incierto camino que se extendía ante él con la llegada del nuevo día.
Ajeno a su presencia, en las sombras de la noche, un gran ejército avanzaba en dirección a la iglesia, su marcha firme y decidida, un presagio silencioso de acontecimientos por venir.
***
Nombre: Luxuria
Clasificación: Hechicera Oscura de Combate.
Ocupación: Sacerdotisa de Chaos
Edad: ¿?
**Habilidades Pasivas:**
- Masoquismo: Luxuria posee la habilidad de reducir el daño físico y mágico recibido en un asombroso 90%, convirtiendo el dolor en fortaleza. Esta capacidad le permite resistir los embates más feroces de sus enemigos y salir fortalecida de las batallas más intensas.
- Regeneración avanzada: Su cuerpo posee la capacidad única de regenerar heridas de manera acelerada y restaurar partes perdidas. Esta facultad, aunque poderosa, no es gratuita, puede utilizarla en sí misma sin coste alguno, pero en otros individuos requiere un coste mágico significativo.
**Habilidades Activas:**
- Resurrección: A través de oscuros rituales, Luxuria puede reanimar los cuerpos sin vida para crear abominaciones conocidas como "no muertos", soldados de la oscuridad que sirven fielmente a su voluntad y propagan el terror entre sus enemigos.
- Resurrección avanzada: Mediante una plegaria cargada de energía oscura, tiene la capacidad de devolver a los muertos a la vida, aunque este acto de profanación implica un alto costo mágico que solo los más poderosos hechiceros pueden soportar.
- Alivio de las Sombras: Invocando las sombras más profundas, Luxuria puede liberar a un individuo marcado de cualquier enfermedad o maldición. Sin embargo, este favor de las sombras no es gratuito y aquellos que buscan su alivio deben estar preparados para pagar un precio misterioso.
- Expiación: A través de un ritual, es capaz de absorber instantáneamente la energía de todos los objetivos afectados por su expiación, nutriendo su propia fuerza con la desesperación y el sufrimiento de aquellos a quienes alcanza su maldición.
- Explosión mental: Dirige una descarga de energía oscura hacia la mente de sus enemigos, infligiendo un daño psíquico devastador y sembrando el caos entre aquellos que se atreven a desafiarla.
- Miseria: Con un simple gesto, puede hacer que la miseria y el sufrimiento se abatan sobre sus enemigos, envolviéndolos en un manto de dolor y desesperación.
- Rendirse a la locura: Invoca una maldición aleatoria sobre su objetivo.
- Purgar ardiente: Utilizando el fuego del inframundo, purga a sus enemigos con llamas que consumen el cuerpo y el alma, infligiendo un daño que puede extenderse a todos los que se encuentren cerca del objetivo.
- Control mental: Por un breve instante, puede tomar el control de la mente de un objetivo cercano, manipulando sus acciones según su voluntad.
- Disipación en masa: Con un poderoso conjuro, restringe el uso de la magia en un radio de 10 km, sumiendo la zona en la impotencia mágica durante un tiempo prolongado.
- Disipar habilidad: Tiene la capacidad de anular temporalmente una habilidad específica del objetivo, privándolo de una de sus herramientas más poderosas y dejándolo vulnerable ante sus ataques.
- Evaluación: A través de su conexión con las sombras, Luxuria puede obtener información sobre personas y objetos, aunque esta capacidad está limitada por la presencia de ocultaciones mágicas que protegen ciertos secretos.
- Plegaria a la tierra: Con una plegaria, fortalece a sus aliados en un radio de 10 km, infundiendo sus cuerpos con la energía oscura.
- Armería del Inframundo: Le otorga acceso a las armas del inframundo, permitiéndole empuñar las armas de la oscuridad y desatar su furia sobre sus enemigos durante un tiempo prolongado.
- Ritual de sangre: Para obtener nuevas habilidades, Luxuria debe realizar un ritual que requiere el sacrificio de cien individuos, un tributo de sangre que alimenta su poder y le otorga nuevas y temibles capacidades.