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Chapter 14 - 14(Karlo)

El frio que congelaba hasta las hojas de los arboles, pero en las habitaciones de la fortaleza, se contemplaba un entorno de hielo de inverno pero no lo era se consideraría cálido dentro los interiores; ahí en el interior se observaban mesones antiguos, la cama muy amplia con terminados de madera de caoba antigua.

«Esto es horroroso», se quedo grabado en su memoria, se sujeto su cabeza con ambas manos, «Dentro de poco ellos vendrán por mí, ha hacerme una entrevista; el Lord en persona, pero de ninguna manera debo de mencionar lo que le dije a Jenya».

En tono sombrío la puerta de la habitación sonó tres veces; entraron cuando todo parecía acabar, entraron tres guardias de armadura azul oscura brillante regentes de la "fortaleza de las cadenas".

El primero de ellos se pronuncio:

—El lord espera por usted, su visita le será de mucha ayuda —súbitamente salieron para esperar a que se aliste y se vista de mejor forma. Karlo se vistió deprisa y fue guiado con los guardias hacia el salón principal de la fortaleza. Con cada paso que lo acercaba; Bronn lo esperaba junto con sus siete generales; el Lord vestido con sedas de color azul dorado con tonos oscuros.

—Bien por fin llegaste Karlo —se pronuncio anunciándolo con los brazos abiertos extendidos mostrándole donde debe de sentarse, en el centro donde todos los ojos le vigilaban, el extraño con temor se sentó—. Como he dicho bebed un poco de vino o agua lo que queráis —señalando para que le sirvieran un vaso relleno del liquido que escogiese—, como hemos sido informados, que eres probablemente uno de los sobrevivientes del norte, es ¿que acaso me equivoco? —pregunto Bronn.

—No señor, está en lo correcto —repuso el extraño un poco nervioso por lo que tenía que decir a continuación.

Bronn se acerco a los ventanales para mirar el cielo de esa mañana.

—Es importante lo que digas y a quien se lo digas Karlo ¿si ese es tu nombre?

—¿Por qué pregunta eso mi Lord?, yo sé quién soy, soy un guardia rojo que estuve ahí cuando se nos quito el norte mi ciudad —se agito el corazón se le salía y la respiración se le dificultaba—; mi nombre es Karlo Arkans hijo de una familia de herreros mi padre como lo era mi madre, estuve ahí con mis camaradas hasta el último momento cuando perdí la razón.

—¡No hay noticias del norte! ¡Nada!, según los informantes que tenemos, como los exploradores, lo importante de la información es que nadie sobrevivió ahí, la masacre y los muertos están enterrados en sus territorios, ahora ¿cómo me puedes decir?, que solo un sobreviviente esta consiente y está sentado a mi lado, son muchas respuestas las que he de recibir y las porque aun respiras.

Sudando, las manos le temblaban incluso que la respiración no podía ser normal, quería quitarse las vendas de la cara.

—Yo sé quién soy, ¡Soy un guardia rojo!

—¿No sé quién eres?, como tampoco quien te saco con vida a rastras de Risenbal, como demostrarlo sin hacerte daño.

—Ahora como todos lo ven estoy con la cara destrozada, tres costillas rotas y mi brazo no es el mismo, estoy hecho un desastre —sopeso—, puedo comprender lo que dice las dudas sobre mí, pero ¿cómo demostrarles quien en verdad soy?

—Eres ávido en las artes de la esgrima con dos manos defensa total como lo dicen muchos.

—Dígame por favor como puedo demostrarle quien soy yo.

—Es sencillo lo que tienes que hacer es derrotar a esos dos hombres —señalando a los guardias que protegían la puerta—, pero solo lo harás con una espada de entrenamiento. Claro ellos utilizaran sus armas reglamentarias. —los sirvientes trajeron dos espadas de madera oscura de roble de entrenamiento, las colocaron encima del mesón.

El extraño trago saliva, se levanto tomo las espadas de entrenamiento hechas de madera oscura. Sin poder notarlo los dos guardias cayeron al suelo sujetándose las gargantas por el impacto de la madera en la manzana de Adán en el cuello en solo un parpadeo no reaccionaron a la velocidad del extraño era casi sobrenatural.

—¿Pero qué ha pasado? —sobresaltado uno de los generales sentados que miraron en un instante lo que ocurrió frente a sus ojos.

—En solo un momento Karlo ha derrotado a los guardias que deberían de protegerme, sin duda mi cuello ya estaría cortado antes de darme cuenta —Bronn sonrió de manera terrorífica—, pero lo que digo ahora es que aquí veis a nuestro nuevo capitán.

—Estaré a su disposición para hacer lo que me diga mi señor. —hizo una reverencia con la cabeza agachada.

—Por ahora tu trabajo será entrenar a nuevos reclutas, además que hemos escuchado de los exploradores algo importante, muy al norte a ciento treinta leguas se instalaron mil tiendas un campamento, pero en realidad no sabemos el número exacto de los enemigos, otra cosa importante que olvide mencionar acerca de los rumores fue de que muchos ciudadanos mencionaron de que la privilegiada guardia roja no pudo contener por mucho tiempo el asedio en Risenbal.

—¡Mi señor solo son rumores!

—Perdonad, este asunto te sobresalta, no soy tu señor, si no el de medio millón de habitantes de estas tierras y mi deber es de proteger a la gente del pueblo, yo soy su protector. —bebió un poco más de cerveza—. Pero dime cuéntame todo lo que recuerdas de ese día en Risenbal, ¡Por el bien de los niños, mujeres y ancianos! —Bronn se irguió imponente ante el extraño— ¡Karlo ayúdame a protegerlos! —la reacción en su rostro fue la de un sujeto enloquecido por la paranoia.

A Bronn le brotaban lágrimas al explicarlo, el exguardia rojo agacho la cabeza.

—Le contare todo lo que recuerdo sin omitir detalles —dijo el extraño—. Todo fue muy repentino, nos tomo por sorpresa, el vigía Saúl avisto fragatas desconocidas llegando en el amanecer, se informo a todos los superiores de la ciudad incluido al Lord Ivike, pero no presto atención; pese a las dudas todos los guardias juramentados nos armamos para resguardar las fronteras.

—¿Por qué dices eso?, hay algo más que quieras contarnos para basarte en ese hecho en concreto —el Lord esperaba los argumentos mientras lo veía con el rabillo de los ojos.

—Según lo que el comandante dijo, nos hablo de eso que tenía una teoría, en el tenía en mente, que la ciudad albergaba meses antes a un número no calculado de espías infiltrados que dedujeron nuestro número de efectivos, nuestras fortalezas y los puntos débiles de la ciudad. Ellos ya sabían más de nosotros, tenían una estrategia anticipada y lo peor era que había demonios junto con ellos.

Un hombre mayor cubierto en canas le susurro al Lord situado junto a él.

—Mi señor es probable, que solo este bajo efectos traumáticos de la batalla —dijo Janos Kel general de marina experto en defensa en mar abierto, conocido mejor como bandera del reino del norte con experiencia en múltiples misiones encomendadas por el mismo rey "Kannen"—, puede que se haya asustado y solo está hablando alucinaciones antes de morir eso suele ocurrir como traumas de soldados que sobrevivieron a una batalla, hay muchas explicaciones yo he viajado por todos los rincones de este mundo; las personas antes de morir explican solo alucinaciones de sus terrores más inconscientes y los plasman como demonios que vienen a atacarles.

El extraño escucho lo que decían mientras lo observaban. «Es un general de alto rango, debo de callarme o esto se irá a peor».

—¿No vieron lo que vi? —miro al general—, usted no vio lo que yo vi ese día.

—Empieza ya soldado —exclamo Bronn—, que es hora de que lo contéis todo.

—Mis camaradas festejaban con premura; terrible error, una lluvia delicada caía de entre las nubes todavía lo recuerdo, limpiaba la sangre del terreno una calma antes de la tormenta. Bert, Mike, el comandante Brent, Jay, Erlo, Benjen, Lucas, Milos; todos muertos en acción —cogió entre sus dedos la empuñadura de la espada de entrenamiento—; aunque haya luchado con todas mis fuerzas no pude hacer mucho no serví para proteger a mis camaradas, a mi familia pero sé que puedo hacer algo para restablecer su honor.

—Rebanarles el cuello en un estado como lo estas ahora es difícil deberías de recuperarte por completo, lo podrías hacer de seguro, pero lo de tu mirada dice lo contrario, no quieres morir todavía y sientes miedo, es lo que estás dispuesto a hacer y lo harás, en cierta forma quieres vengarlos, te hare una última pregunta, te harás cargo de los reclutas o puedes marcharte no habrá ninguna reprimenda como tampoco una deuda con la ley. ¿Qué decisión tomaras?

Recordó las palabras de Jenya que si seguía describiendo lo que vio seria al contraproducente.

—Mi señor ya tome la decisión es la misma la de hace unos momentos me encargare de pasar mis conocimientos de esgrima a las personas que usted me diga.