Esa tarde llovía de forma suave acariciando los techos de las casas, el pasto, las calles de la ciudad brindando una aroma que solo una llovizna delicada daría en un clima perfecto.
Janos Helk, Bronn y el extraño con la cara envuelta en vendas, juntos con seis guardias inspeccionaban las puertas de pie a cabeza incluso daban rondas alrededor de la habitación y las calles una vez cada tiempo, estaban muy bien resguardadas para que nadie oyese o logre acercarse.
—Para abrir las puertas se necesitarían diez personas con herramientas para cada puerta, en ambos extremos y con ayuda de poleas las podrían abrir, también con carros de asedio muchos para ser exactos.
Y desde las torres los guardias vigilaban atentamente el pasar del noble con sus ayudantes.
—Es cierto podríamos sellar las puertas, ¿pero cuanto tiempo podríamos soportar hasta que se nos acabasen los alimentos? —repuso Janos Helk al grupo selecto de estrategia de la ciudad.
—Es lo más común un lugar sellado para medir la resistencia sin mencionar que ahí afuera estamos dispuestos a que nos ataquen o peor que en mi propia casa haya infiltrados; pero a lo que íbamos como en esta situación en dos días por contar soportaríamos sin alimentos pero tenemos agua, multiplícalo por medio millón de personas cuanto tiempo soportaríamos hasta que las tripas nos rugan ¿un mes o dos?, sin contar el ejercito que ahora mismo aumenta, encerrarnos eso sería una buena idea pero ¿por cuánto tiempo?
—Mi señor lo que puedo decir es no esperar y estar a salvo sin sellar las puertas, podríamos atacar antes que ellos lo piensen. —exclamo Janos, pero Janos observo al extraño a su lado, pero de pronto Bronnse asomo con vista hacia el extraño.
—¿Alguna sugerencia Karlo? —pregunto Bronn—, te perdone la vida deje que tu cabeza siguiera pegada a tu cuerpo, porque yo lo quise así y no dices nada que nos pueda ayudar.
—Yo soy el que más quiere vengarse de ellos mi señor, si por mi fuera iría yo solo para intentar buscar al que los dirige y cortarle su cuello personalmente —lo pronuncio con la cabeza gacha y luego continuo—, creo que cerrar las puertas seria un último recurso.
Janos ahora se dirigió hacia el Lord.
—Mi Lord tiene la decisión, ¿Qué es lo que va a elegir?
Bronn medito en un instante, extendió las manos por fuera de las ventanas, vio sus palmas de las manos que se iluminaban con el clima del sol de esa mañana y como las gotas de una llovizna atravesaban sus dedos.
—No cerrar las puertas —se apoyo sobre las ventanas sacando la cabeza por la ventana giro hacia ellos—, lucharemos con todo nuestro valor.
—¡Que! —salto Janos—. ¿Qué es lo que haremos?
—Pondremos contenerles con nuestras fuerzas si es como lo dicen que no conocemos nada de ellos, y fueron detenidos por el norte por la guardia roja; además que he mandado mensajeros a "Lures y a "Magros ", pidiendo ayuda como refuerzos llegaran en tres días a tardar, con el ejercito que tenemos por el momento protegeremos a mi gente antes de saber a que nos enfrentamos y tu —observando al extraño—, serás el comandante del segundo escuadrón de vanguardia en la primera línea de defensa afuera de los muros, tienes la experiencia ¿verdad como lo dices?, les enfrentaremos con toda nuestra fuerza y les haremos huir al lugar asqueroso que llaman hogar.
El extraño apretó los puños, levanto la mano para levantarse y apoyarse hincarse en el suelo.
—Mi señor le serviré como ordene y voy a demostrarle mi valor con la espada como con la defensa de esta de la ciudad. —el extraño con el rostro vendado con las cicatrices del impacto del último recuerdo que le quedaba y aun sintiendo un ligero dolor sobre las marcas en su rostro reacciono a las ordenes de Bronn.
—Eso es lo que espero, pero hay una última pregunta ¿estás dispuesto a morir por el nombre Theone?
—¡No quiero morir! Y ¡No lo voy a hacer porque todos los enemigos morirán bajo mi espada!
—Te ganaras todo mi respeto cuando lo hagas y me traigas las cabezas de los responsables, ¡Porque el Dios del Sol favorece a los valientes!, Sol Invictus te ha elegido como prueba de tu fe y aun sigues con vida.
—¡Traeremos sus cabezas! —gritaron todos en el salón.
—Te daré a cien hombres, serás su instructor y comandante los entrenaras les enseñaras todo lo que sabes reivindicando el nombre de la Guardia Roja vengando a los tuyos y así me probaras tu lealtad, Karlo caballero protector del Norte.
—Es un honor serviros mi señor.
—Empezaras mañana por la madrugada —Bronn se alejo seguido por sus generales antes de pronunciar algunas palabras—. No tengo que decírtelo que será fácil.
Al salir de la fortaleza ayudado por los sirvientes, desde lejos de las torres sentía que lo seguían vigilando en espera de la primera falla en su labor para meterle en prisión.
Al día siguiente cabizbajo bajo la sombra por la mañana sin noticias de su señor, se interrogaba si en verdad le dio tal misión, que incluso preparo cuarenta espadas de entrenamiento para los campos de entrenamiento. En su posada ya no concebía el sueño como el hambre siempre resguardando a que le buscasen.
«¿Es en serio toda esta situación?», recostado en la puerta de la entrada. «No me lo creo de entrenar a soldados de otra región». De pronto se sobresalto.
Golpearon su puerta llamándole.
Al salir al exterior encontró a Bronn cabalgando en su corcel vestido en armaduras que dirigía la cabeza de un gran grupo y otros sujetos vistosos y los reconoció de inmediato como los reclutas que menciono anteriormente, le seguían y todos venían mal vestidos no parecían habitantes de la ciudad si no al contrario venidos de las prisiones de la ciudad, pues solo sus ropas pertenecían a prisioneros de los calabozos.
«¿Es en serio toda esta situación?»,
—Como veis te he traído a los futuros guerreros que salvaguardaran el feudo.
«¿Es en serio toda esta situación?»
Bronn mostrándole a los futuros reclutas, pese a lo que se imaginaba al Lord le parecía optimista con lo que trajo, pues no mostro ninguna carencia en su positivismo al expresarlo.
—Mi señor, ha cumplido con su palabra no os fallare —Karlo haciendo reverencia con la rodilla derecha en el suelo y la palma derecha apoyada en la tierra.
—Ahora son tuyos comandante Arkans veremos lo que puedes hacer en dos semanas cuando los barbaros lleguen.