Harlan leía un libro grande de aventuras del "Pirata Tortuga del Mar"; un libro fantástico que mencionaba la travesía en un misterioso camino, la lectura era uno de sus pasatiempos.
Elis con Jonas, Robyn jugaban con una pelota y una cuerda en el patio, en medio de la noche pues la Luna emergía con toda su luz. Una niña de cuatro años de edad "Gerd" su nombre hija de Elis, sus hermanos incluida su madre siempre se preguntaron quien era su padre pero Elis siempre lo negaba, nunca pronuncio el nombre del padre o si alguna vez estuviese en la ciudad con lo que lo hacía un misterio total, ya muchos decían que la niña era un fruto de un fantasma.
Frente a ellos Gerd caminaba lentamente con sus primeros pasos, su pelo castaño-rojo, ojos claros azules, llevaba un vestido verde que se lo hizo Mis Harder. Solo los miraba pero quería participar en el juego pero era muy pequeña
* * *
En la otra habitación Miss cocía telas como un segundo trabajo llegando a la habitación de Harlan.
—Es algo que siempre te ha gustado ¿verdad? —su madre se sentó junto a la ventana de su habitación.
—Eso de conocer lugares extraños y lejanos me llama mucho la atención y sobre todo los océanos, es eso que dicen que no tiene un fin y si lo encuentras encontraras la verdad ese misterio.
—Mis padres me contaron que el océano es inmenso, hasta que llegas al punto más extremo donde la gravedad y el clima cambian, en medio del océano existe un muro gigante hecho de piedras.
—Estáis jugando conmigo lo veis.
—Son como los he leído en mis libros —señalo en su cuarto ahí apilados un su biblioteca personal—; tengo muchos libros de navegantes de que demuestran su existencia. Solo los marinos y piratas pueden darse ese lujo de navegar en las profundidades del océano y los lugares más alejados del ser humano.
—No mamá, pero la verdad me guastaría algún día conocer otra parte del mundo.
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Ya se acomodaban para acostarse, pasadas las horas Harlan volvió a tener una pesadilla esta vez el sujeto de los tatuajes encendía la ciudad las llamas lo consumían todo y las casas de sus vecinos ardían hasta los cimientos; despertó alarmado y agitado.
El brazo le ardía como el fuego y ver la ciudad en llamas; cada vez más frecuente como una premonición aterradora.
—Vamos Har —Jonas le despertaba de su sueño, de hecho fue una pesadilla ya que su totalidad de los días anteriores fueron lo mismo.
—Tengo pesadillas, las mismas de la ciudad en llamas y hielo.
—Bueno entonces te quedaras hoy tenemos que ir de excursión, los pavos ya tienen polluelos, te dejo para que sigas durmiendo. —antes del amanecer.
Harlan se levanto de inmediato, se puso los pantalones de campo una camiseta verde brillante con botones negros, se lavo la cara y salió al patio, por un momento el sol le encegueció, lo imaginaba como todo normal, pero sería la última vez que estaría con ellos en un día de campo común de fin de semana.
—Es hora de irnos, apúrate Har —exclamo Miss Harder de guía de los corceles y las carretas que habían preparado en la mañana, en el asiento del cochero, ya se dirigían al norte donde tenían unos terrenos con una cabaña y animales un lugar distinto hacia los demás siempre iban cada fin de semana para quedarse uno o dos días.
Jonas de diecinueve años de pelo castaño; Harlan de quinde años pelo claro rojizo un poco de nariz aguileña, se le irritan mucho los ojos y por esa razón no le gusta andar sin un sombrero; Elis de pelo negro largo lacio de diecisiete años, vestida con un traje café negro con encajes en ella hacían relucir su belleza natural y su sonrisa, su primera hija Gerd de pelo castaño rojo, ojos azules claros de cuatro años de edad la alegría de Elis nunca se separaba de ella y era la mimada del grupo de hermanos y por ultimo Robyn el bonachón de la familia, tenia pecas en las mejillas y un pelo rojo rizado de dieciséis años de edad, experto en la cocina pues es el primer cocinero dentro de la posada.
—Como se te ocurre estar somnoliento Har, si te la pasas durmiendo creo que es hora de que hagas ejercicio —Robyn que sostenía una tarta en las manos y repartió la mitad dándosela a Har.
—Es que no he tenido una buena noche.
—Si le escuche anoche cuando grito —Elis le miro—, deberías de contarlos lo que sueñas ¿es que te ha pasado algo?
—Solo unas pesadillas, me ha ocurrido mucho estos últimos días no sé como contárselos.
—Tal vez esos sueños son solo tonterías, deberías de olvidarlas —Jonas que se dirigió hacia los corceles.
La cabaña cerca de un riachuelo junto a las montañas, donde los bosques a sus pies se formaban como un verde profundo y oscuro; Mis Harder dueña de las propiedades de dos terrenos, una caballeriza con cinco corceles para la venta, era uno de los pasatiempos de la familia cuidar y quedarse en ese lugar por tres días cada dos semanas.
Al transcurrir el día Jonas junto con sus hermanos paseaban y recorrían el lugar, algunas veces recorrían por las montañas, Elis ayudaba a su madre a preparar la cena, después se iban a jugar con sus hermanos a la pelota, otras veces solo pescaban cerca del rio.
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Cuando las yemas de los dedos tocaban la superficie del agua, las ondas crecían y al mismo que contenían y a veces se congelaban, en cierta forma no tenía el control de lo que hacía como tampoco el origen de cómo funcionaba, el se sentía normal y a la vez lo contrario.
El calor del sol le quemaba, la temperatura aumentaba pero con solo el rosar con la mano congelaba el lecho de los caudales tiñéndolos de un color blanco transparente.
Jonas noto lo que hacía su hermano sin hacer mucho ruido se acerco para asustarle. Harlan cayó al agua por el susto.
—¡AAAHHH! —Harlan intentaba salir sujetándose de las ramas de los bordes, nadando torpemente, Jonas salto también para sacarlo sujetándolo de la chaqueta lo sujeto hasta la orilla, con las bocas arriba respirando agitadamente. Los dos escupieron bocanadas de agua al salir.
Robyn que llego en ese momento.
—¿Qué hacen locos? —pronto les tendió una mano.
—Pues pregúntale a Harlan —Jonas tosió y se levanto para retirase.
Paso mucho tiempo hasta llegar el ocaso, y se disponían a volver después de la excursión; Jonas supo algo de su hermano menor, un secreto que tarde o temprano saldría a la luz.