El comandante Brent era el mando de 320 guardias para defensa de la ciudad, el mismo Brent eligió personalmente a los reclutas, y solo escogía a aquellos que pasaban las pruebas, para ser precisos existían dos pruebas: la primera consistía en el manejo perfecto de ambas manos empuñando dos espadas de doble filo, en el brazo izquierdo como el derecho, la batalla podría suceder y una desventaja era una posibilidad y tener que pelear hasta lo imposible con esa técnica tendría el valor en combate contra dos o múltiples adversarios por esa razón esta guardia era una de las más famosas de todo el norte, la segunda prueba era el de trabajo en equipo de no retroceder y tampoco abandonar a un camarada por difíciles que fueran las circunstancias.
Enfrentarse a la guardia Roja era una decisión estúpida, conocidos en el continente entero como el grupo más exclusivo y letal de las fuerzas especiales. Eran considerados la elite sobre la elite de los dos reinos, ambos extremos del mundo competían para saber que fuerza especial prevalecía también se mostraban el armamento y tecnología, al terminar los entrenamientos se les tomaba una última prueba; al recluta se le ponía a enfrentar con espadas de entrenamiento para que pueda combatir él solo contra otros cuatro reclutas, si lograba contenerlos sin caer durante un tiempo prolongado ingresaba como nuevo recluta para la "Guardia Roja". Al contrario de pasar la prueba derrotándolos a todos lo ascendía a capitán primero.
* * *
Como la ciudad costera de Risenbal era prospera en la pesca y el comercio denominado también como una de las ciudades más ricas del norte y como tal podría ser invadido por ladrones, piratas, ellos contrataron a la mejor defensa que podrían pagar con dinero, la ciudad poseía la capacidad de contratar a un ejército para defenderse. La lealtad de la Guardia Roja era admirable eran pocos pero eficientes en su trabajo.
El gobierno era pacifico, los comerciantes y presidentes de distintas partes del mundo llegaban a los puertos, transportaban café, textiles, animales, pieles, madera, oro, etc.
Los 207 recién graduados y los 113 veteranos escuchaban al Lord comandante. Brent seguido de los mejores capitanes primeros: Mike de pelo rubio corto una poco aguileño con pecas en la cara cuadrada, un chico de familia criado en los barrios muy alejados de la ciudad y que vivió por un tiempo en las calles pero al encontrarse con peleas nunca perdía su instinto de supervivencia no se dejaba caer aunque estuvo a punto de morir muchas veces, el segundo era Karlo el más hábil de todos los espadachines incluso escribían canciones acerca de sus hazañas, algunos lo proclamaban como si solo el valiese como cincuenta hombres en batalla, de pelo negro largo hasta la espalda, nunca mostraba su rostro puesto que siempre llevaba un cubre-bocas negro con dibujos de colmillos, de edad de veintiséis años hijo bastardo de un pirata "Engrish Balos", un pirata buscado en los ocho mares, el precio por su cabeza vivo o muerto sobrepasaba los 1000 Cenitz de plata. A él no le importaba esa recompensa si el pudiese el mismo traería la cabeza de su padre, en cambio la furia que retenía lo liberaba en su trabajo y en los enfrentamientos. También vio en el Lord comandante como un mentor y este como a su pupilo 10 años tras, incluso se diría que Karlo es la imagen en el espejo de Brent.
En el tercer puesto muy atrás de pelo rubio Bert ojos claros de 19 años algo joven, no era alguien que se debía de subestimar incluso la velocidad de Bert superaba a la Karlo y Mike.
* * *
Partieron el camino era sinuoso lleno de piedras y a los lados encontraban los bosques nublosos, la ciudad se encontraba en regiones lluviosas húmedas.
En el camino Brent se detuvo para hablar con sus capitanes a medio camino antes de llegar a la fortaleza del "Lord Ivike Forhos" señor de ese territorio.
—Esto es una situación sería como ya comprenden nunca nos enfrentamos a un enemigo que no lo hemos visto ni sabemos cómo es, es un riesgo y es grande lo veamos como lo veamos. —dijo Brent.
Mike interrumpió.
—Perdone comandante, ¿es la razón porque vemos ahora a el lord del Norte?
—El Lord de la ciudad es un sujeto difícil, pero la ayuda que le pediremos no solo para salvar esta ciudad es también para salvar su cuello a veces me gusta exagerar —lo dijo con tono burlón el Lord del norte era un sujeto extraño y poco comunicativo—, será lo que diga él y solo será eso después nos reuniremos en la frontera donde se espera que será el ataque supuestamente.
—A ese no le importa la gente de esta ciudad rara vez da a conocer su presencia y pocos nobles lo han descrito como un buen anfitrión. —Karlo sin mirarle masticando unas hojas de menta que traía siempre consigo y que a veces confundía su acento.
—¡Lo repetís!, podrían colgarte por decir eso capitán. —Bert el más joven a un lado el más educado sobre las leyes dictaminadas en la ciudad y un estudioso de derecho legal.
—Debo decir que Ivike ya que estamos en confianza es un sujeto codicioso, unas veces llegue hasta su fortaleza para prestar servicios de esgrima para su hijo mayor Dume creo que se llama así, bueno las únicas veces que he hablado con él siempre se dedicaba a contar las monedas en su mesa y a reclamar por los impuestos que llegaban a ser cobrados tarde, creo que tampoco le preocupaba el aprendizaje de su hijo mayor, por lo que pienso esta salida no será provechosa para nosotros.
—¡No dirán nada o hablaran de lo que mencionaron!, solo abrirán la boca cuando yo les ordene! —recito Brent—, solo yo hablare con el Lord Ivike. ¡Entendido!
—¡Entendido capitán! —recitaron en coro.
Siguieron el camino, llovía de forma lenta y con suavidad. Al aproximarse a la fortaleza a las afueras de la ciudad, vieron un gran destacamento de soldados armados junto con caballeros; mallas de acero, yelmos, escudos blindados, los estandartes pertenecían a la casa "Forhos", en lo alto la cabeza de un leviatán de color rojo sobre la tela negra.
Presumiblemente 1500 soldados y 500 arqueros formados en las torres de la fortaleza.
—¡Detened el paso lo ordena el Señor del Norte! —un soldado de la primera fila de los formados, que luego les interrogo un momento—, ¿mi señor a pedido su audiencia?
Brent mostro un pergamino.
—Podéis pasar —hablando directamente con Brent, los cuatro se adelantaron, primero paso el comandante y el soldado extendió el brazos con los ojos furtivos—, solo puede pasar el Lord comandante —procuro el soldado.
Brent se dio vuelta.
—No os preocupéis iré yo solo —dio la orden a sus subordinados y continuo el camino—. Yo también iba a pediros lo mismo es una charla personal y de suma importancia —Brent dejo su corcel para ir a pie a la entrada de la fortaleza acompañado del soldado.
Dentro de la fortaleza el general que comanda ese ejército le recibió, un sujeto de cara cuadrada, pelo en rastas y un tatuaje en la cara.
—Debemos una charla con usted y el señor feudal —dijo este general de nombre Yeil de Gri, vestido para una batalla como lo hubiese anticipado de la manera en que las probabilidades lo sugerían—. Conocemos la situación, Lord Forhos recibió un mensaje enviado por el maestre de la costa de Risenbal esta madrugada, esa información dice de un posible ataque en las costas por esa razón nos llamo, como vera el Lord se asusto demasiado para hacernos llamar tan de madrugada para proteger la fortaleza.
—Eso explica toda la formación ahí afuera, pero solo para proteger la fortaleza, no es que pregunte demás ¿pero la reunión y mi presencia aquí es solo para hablar algo importante con el Señor feudal o enseñarme este grupo armado?
—Lo entiendo pero todo este grupo es para proteger la fortaleza, mis hombres no se moverán de este sector son las ordenes del señor feudal.
—Es una cuestión difícil por su parte de las ordenes y estas deben de cumplirse.
—Son las órdenes del señor feudal y son lo primordial en mi labor.
* * *
A las afueras los tres sujetos se preguntaban por la formación que solo se proyectaba en las puertas de la fortaleza.
—Son unos cobardes ellos no marcharan hacia la ciudad —desde atrás alguien les escucho. Karlo oyó los pasos detrás de él y el sujeto levanto el puño y Karlo le sostuvo sujetándole con mucha fuerza—, decir la verdad no es nada complaciente, decir que son unos cobardes escondiéndose atrás de la ciudad es aceptable desde su punto de vista, siento pena por ustedes que no comprenden el valor de un servicio.
—¡Estúpido niñato! novato imbécil ¿contaste tus dientes?, te los voy a sacar a golpes. —se separo preparándose para enfrentar a Karlo.
—No lo entiendes tu estas atrapado —apretó con más fuerza el puño soltándole, con su codo golpeo el mentón del soldado que cayó al suelo como si se tratase de un mosquito molesto.
Mike se interpuso entre ambos.
—No armemos un alboroto todos están mirando harán que el comandante tengas más problemas en un momento tan oportuno. —Mike se llevo a Karlo y el soldado se levanto con la cara llena de tierra y los ojos sedientos de ira mirando a los extraños de capa roja.
* * *
—Recibo únicamente ordenes de lord Forhos y si eso lleva a estar al otro lado es lo que se hace, ¿no es cierto comandante? —dijo Yeil luego siguieron el camino hasta llegar al salón del lord feudal.
—Atentamente es lo correcto no debo discutir las ordenes de un superior.
—Ya lo verá el señor lo tomara en cuenta.
Ingresaron al salón, repleto de luces proyectadas por muchas velas que rodeaban en el asiento principal del Lord ahí él los esperaba.
* * *
Miken, Karlo y Bert desenfundaron las armas, los tres dieron un paso hacia atrás, no entendían todavía si esto era en serio si iban a pelear ahí.
—No es momento para pelear y derramar sangre que no es del enemigo. —pronuncio uno de los capitanes de los que llevaban armaduras negras—, este es un momento de tensión y no debemos dejarnos llevar por lo que dicen las circunstancias, como ven ellos son de la guardia roja, somos aliados en esta ocasión lleva de vacios. —Giro hacia los caballeros de armadura negra.
Karlo también hablo.
—Nosotros de la guardia Roja somos guerreros juramentados y también servimos al lord Forhos y a la gente de la ciudad, ahora lo que hacemos es esperar a nuestro comandante que está en una audiencia solo esperamos a las respuestas y nos marcharemos eso será todo lo que haremos y eso es lo que hare. —volvió a guardar su espada en la funda.
Los soldados no dijeron nada, pero el enojo se notaba en los rostros; Karlo pateo unas rocas en suelo haciéndolas volar al mismo tiempo que maldecía en silencio.
* * *
El Lord comandante camino solo por el largo pasillo para entrar al salón del señor Feudal. La fortaleza de las cadenas una edificación con cuatro torres gigantescas delimitando todo el entorno y de considerable altura, en el pasillo central Brent se encontró con un mayordomo vestido de negro con los pantalones de metal del mismo color.
—¿Es una audiencia importante con el Lord Forhos?
—Lo es —respondió, el sujeto y le dejo entrar al salón del Señor.
"Ivike Forhos" sentado en su asiento comiendo unas manzanas cortándolas con un cuchillo de pulido de calidad y con empuñadura de marfil de algún animal gigantesco.
—Brent tiempo sin verte —dijo Ivike y comió un pedazo de fruta.
El comandante al entrar observo que a ambos lados de Ivike se encontraban dos guardias personales, las armaduras eran diferentes a los soldados del exterior y podía notarse que eran muy hábiles con la esgrima uno llevaba sujetado en la espalda cuatro espadas dos sobresalían por los hombros de cada lado. El otro guardia era de una estatura descomunal iba protegido por el acero en todo su cuerpo imaginándose que le era casi imposible moverse con facilidad si llevaba puesto tanta protección era más una armadura que un hombre, en el brazo derecho sujetaba una maza con el mango más largo que su propia estatura. La lógica era perspicaz e imaginativa, una combinación indestructible; el primero era muy ágil y el otro era el escudo y la fuerza. Brent también noto a uno de ellos en particular.
«No puede ser, ese sujeto», cambio un poco el tono de su voz, como el color de su piel, en definitiva él no era un humano común era otra cosa, los pobladores los llamaban los monstros de pelo negro y los ojos del diablo, comúnmente como monstruos errores de la naturaleza, su nombre por el que no les llamaban casi nunca son los "Aesir", pueden ser o muy iguales a los humanos normales pero ellos son distintos en todo aspecto y biología.
Entendió por que llevaba cuatro espadas en la espalda, para una persona común utilizar cuatro espadas al mismo tiempo es imposible pero para un "Aesir" no lo es, y como lo suponía el era demasiado ágil incluso alguien con muchos años de entrenamiento no podría ni igualarle en velocidad o fuerza. En toda su vida solamente había luchado con un Aesir, por el contrario el Aesir logro asesinar a más de veinte de sus hombres armados dejándolo solo a Brent vivo y muy mal herido, eso sucedió hace diez años atrás cuando él esta joven pero ahora no podría enfrentarse a uno de nuevo y salir con vida, pero el rencor hacia a aquellos seres que aun todavía lo enfurecían y hacían hervir su sangre. Ese día perdió a muchos de sus camaradas y amigos.
Brent se acerco hacia el sillón principal de Ivike en la sala principal se arrodillo con la cabeza baja con una palma en el suelo.
—¿Quieres algo para beber? —pregunto Ivike.
—No, estoy bien mi señor. Pero he venido aquí para preguntarle y pedirle algo.
* * *
Karlo miro a su alrededor, el ejercito jugaba dormitaba, comían y hacían otras cosas como un descanso sin ningún mando era un tiempo libre en frente de la fortaleza.
—Esto es deshonroso, los entrenan para recibir las ordenes de un señor que no puede cumplir con la protección de su gente demás de que es un ser codicioso y pensar que les pegan un buen sueldo y lo que hacen es comportarse como unos novatos.
—No les culpes son reclutas como lo éramos nosotros hace unos años, ¿acaso no lo recuerdas? —Mike secándose el sudor con un pañuelo.
—Aun así de lo que lo dijeron que pronto más probable es que nos enfrentemos en una batalla y ellos no están preparados para una ser una buena vanguardia ¿no lo crees Mike?, ellos estarán muertos tirados en los suelos si es lo que dice ese mensaje que mando la ayudante del vigía del puerto.
—Creo que eso los Dioses lo decidirán —Mike permanecía quieto con los brazos cruzados—, pero si las cosas se ponen difíciles nosotros somos el escudo que proteja a los pobladores seremos los que los detendremos y no avancen a la ciudad.
—¡Rayos Mike eres el que tiene la sabiduría y valentía del grupo! —Bert esto ya está en otro nivel, ¿quiénes serán los enemigos?, orcos, goblins, o demonios.
—Deja tus libros de cuentos Bert ya no eres un niño.
—¿Algún enemigo conocido y en el que creéis que pueda ser?
Mike escucho eso y se pronuncio.
—El mundo es un lugar gigantesco y no conocemos lo que hay al otro lado de los océanos, sobretodo la muralla en los mares que divide al mundo en dos porciones.
—La verdad es que no sabemos nada. —Bert cruzado de brazos.
—En una forma de decirlo ahora lo que ves es la fuerza del Lord Forhos. Y nos ves a nosotros, somos la muralla que protege a la gente de la ciudad eso es lo que cuenta, protegemos a los débiles, ese ¿acaso no es uno de nuestros lemas?, debemos mejorar nuestras habilidades de combate para defender a nuestras familias en la ciudad. Es una ley mía. —casi lo recito como de memoria.
—Esperemos al comandante y sabremos la respuesta si la guardia Roja estará sola en el frente.
—No me importa si nos ayudan o no nos dan refuerzos yo estaré al frente porque toda mi familia vive en la ciudad y ni el dinero más vasto me haría cambiar de opinión y si tengo que luchar en desventaja muy bien lo hare —dijo Bert luego se levanto, se sentó en el suelo y se quedo quieto rascando la tierra y tomo un pedazo de pasto— ves esta tierra, todos llegaremos algún día allí debajo. —la capa se regaba por el suelo ensuciándose, se quito el peto, las hombreras y el casco—. Tengo mucho miedo ahora mismo jajjaj tanto que pienso dejar la guardia sería algo interesante pero no me puedo quitar las palabras de la boca después de todo lo que dije. —se sujeto la frente para secarse el sudor.
—¿Qué quieres decir Bert? —pregunto Karlo.
Karlo le cubrió del sol.
—¡Levántate haces el ridículo!, y ponte tu armadura.
—Es cierto no deberíamos estar haciendo esto en medio de ellos —Mike que le mostro donde los demás soldados les miraban con extrañeza a ese grupo de tres rojos.
—No lo repetiremos de nuevo Bert nos haces parecer débiles ante ellos —Mike elevo la voz, que las palabras las empezó a decirlas a modo de susurro agresivo—. La paz entre los dos reinos siempre ha sido algo en que no se lo toma con mucha atención es mas ni siquiera se debe hablar de ello, tal vez la Paz de tanto tiempo acabe. ¿Eso es lo que piensas?, que pronto habrá días oscuros o conflictivos, ¿Qué el enemigo podría ser el reino del Sur? Y estas algo meditabundo ¿es eso lo que piensas Bert?
—Guerra es cuando dos reinos dictan esa orden, y lo que vemos es una invasión sin algún listado o roto de los tratados de Paz. —expreso Karlo.
—No lo olvides que es un punto estratégico, tomar esta ciudad que es una de las más ricas del norte, claro después de la capital, si perdemos esta ciudad los acontecimientos venideros podrían suceder e ir a peor.
Mike apoyado junto a un árbol respiraba agitadamente pues el calor le molestaba mucho.
—Podría ser el ejército del Rey Darío —todos acallaron por un momento.
—No es posible, los Eldren fueron expulsados a algún lugar donde solo los sabios lo conocen incluso sin un ejército lograr llegar hasta este territorio es muy costoso, pensar en que tuvieron que viajar desde el sur hasta norte solo para visitarnos sería algo poco creíble ,viajar al otro lado del mundo para atacar tardarían en llegar alrededor de un año, sin mencionar que les sorprenderíamos con mucha anticipación, ellos llegaron de otro lugar pero sería una tarea demasiado costosa hacerla en este momento.
Bert intervino.
—Pero cien navíos extranjeros llegaron al extremo norte, es claramente como Karlo lo menciono un asedio de fuerzas desconocidas.
—Así es, no pudimos predecir su llegada pero estamos aquí esperando órdenes.
—Puras idioteces, solo debemos de derrotarles como lo hacemos con los clanes de barbaros y ladrones de la capital, un trabajo limpio. —Mike se recostó en el pasto cubriéndose del sol con parte de su yelmo.
* * *
El lord del norte continuaba en la reunión con Brent.
—Los hombres son encargados de mi protección, pero a que ha venido las preguntas anteriores y la de tu visita en esta mañana de mierda.
—He servido a la corona de Theone y lo he servido a usted con mi lealtad al señor del Norte, pero también es un deber decir que la protección de los ciudadanos también es la con ellos, una de las funciones del señor de estos territorios es la de proteger a sus fieles vasallos.
—¡Que es lo que estás diciendo! ¡Repítelo! —Ivike enfurecido que golpeaba con los puños el sillón—. Pretendes decir que no hago mi labor y que estoy asustado.
Brent no temía por su vida era algo que no le importaba desde ya hace mucho tiempo, pero sus pupilos se encontraban ahí afuera esperando y lo peor la guardias seria acusada de traición.
—Mi Lord es también el de proteger a los ciudadanos y me temo de preguntar otra vez lo que ya supone —respiro por un momento la agitación ya se notaba en su respiración—, ¿Por qué ese ejército se sitúa detrás de los muros de esta fortaleza?, ¿detrás de las líneas por detrás de la ciudad?
Rápidamente se disponían alrededor suyo cubriéndole por todos los flancos.
—Insecto como te atreves a cuestionar al señor. —exclamo el sujeto pesado con su voz áspera.
—Es simple la misión, ese ejercito esta bajo mis órdenes y ellos protegerán la fortaleza de su noble, ¿no está claro?
—El enemigo pondrá pie en tierra nuestra tierra, su tierra, la tierra de todos, y debo de decir que la guardia roja será la primera línea de defensa, esta será la última pregunta mi Lord como protector de la gran ciudad de Risenbal ¿Obtendremos su ayuda en lo que nos enfrentamos al enemigo?
Ivike inconforme bebió otro trago sin tomarle mucha atención.
—¿No es acaso la ciudad más rica del norte?, que maneja la mayoría del comercio en el norte y que las compañías son tan ricas que son capaces de pagar a la mejor guardia de elite del mundo que el dinero pueda dar.
—No conocemos nada del enemigo y la situación porque llegaron hasta aquí además de que los mensajes que mandamos al extremo norte no tienen ninguna respuesta.
—He escuchado que también hay otra opción.
—¿Cuál es mi señor?
—Es la de reunir un tributo, si se paga el tributo lleno de productos, oro, comida y otros, ellos reconsideraran tomar otra ciudad e ignorarnos, es algo imposible de aceptar pero será mejor que la paguen los presidentes de los distritos y repito los soldados se quedaran en la fortaleza, soportaremos eso desde aquí, ¿Que diría el Rey Kannen si el lord fuese el primero en morir?
—La ciudad no caerá mi señor, y la respuesta solo apunta que la fortaleza estará segura mi Señor —dijo Brent y se levanto con despacio ya que se encontraba rodeado.
—Espera —Ivike le detuvo al momento en el que se dirigía hacia la puerta—, te enviare la mitad de mis arqueros e infantería juntos en la vanguardia.
Brent bajo la cabeza para presentar agradecimiento.
—La ayuda será bien recibida —se inclino de nuevo en modo de reverencia—, la defensa me espera mi señor —tosió—, recibirá las noticias oportunamente. —se dirigió hacia la puerta para retirarse.
Después de que Brent ya se alejo del salón.
—¿Mi Lord es acaso que le tiene confianza a ese sujeto? —hablo el guardia de la derecha.
Y el de la izquierda también se dirigió hacia el Lord como sus hombres de confianza.
—Podría acabar con él si lo deseara, mi maza desaparecerá su rostro nunca lo encontrarían sus subalternos, si lo desea —el hombre de la armadura colosal.
—Si algo le pasase al comandante haría rugir el enojo de la guardia roja, son hombres leales, temibles y exigirían respuestas y ustedes no les contendrían no los detendrían tan fácilmente incluso terminarían perdiendo mucho pero claro les exterminarían a todos, mejor cuando acabe todo este alboroto y sus fuerzas hayan disminuido algo pasara, se los dejare a ustedes todo el trabajo.
* * *
Brent salió de la fortaleza de las cadenas acompañado de Erige un soldado de yelmo negro, Bert, Mike y Karlo esperaron a que el soldado les dejase solos.
Luego llego Noma el capitán de los arqueros, el sujeto de barba en candado y cejas pronunciadas pelo negro corto, alto o más que Brent.
—He escuchado muchas cosas sobre los rojos, que se convierten en un ejército con tan pocos hombres —dijo mientras los observaba entusiasmado por su participación—, mis hombres también tienen un entrenamiento efectivo como también la disciplina, nos probaremos en lo que aparezca —sonrió con los ojos cerrados—, las ballestas y arcos serán útiles sobre los muros al frente de la ciudad —luego saco un mapa de la ciudad lo desplegó en el suelo, señalando con los dedos—, estaremos en la primera línea, los refuerzos estarán en las torres con mis arqueros mas entrenados.
—¿Acaso comandante Noma está pensando en retirarse? —Dijo Bert que se sorprendió al ver la reacción de Noma que por lo cual Noma se preguntaba si los sujetos de la guardia roja eran tácticos o eran unos completos lunáticos idiotas que atacaban sin pensar.
—Atacar a veces es la mejor defensa —dijo Karlo—, ellos pensaran que estaremos cubriéndonos y abriremos una breca para que entren todos, pero haremos dos grupos de ataque, el segundo grupo será la defensa y ataque contra el enemigo. Y el primero en la línea de defensa sabrá que hacer y solo hará su trabajo. Enemigos como ellos nunca arriesgan tan grande compañía sin tener un arma secreta que les de ventaja ya lo hemos visto antes en combate.
—Es eso ellos no sabrán que somos los mejores en combates y en defensa además que tenemos a los arqueros cubriéndonos —dijo Brent—. Sera una victoria sencilla.
Las palabras estaban llenas de confianza que la trasmitieron a Noma.
—¡Podemos hacerlo! —alzando el puño en lo alto luego tosió—, es un buen plan.
—Eso es la verdad, veremos si pueden soportar el ataque, pero si nos sobrepasan utilizaremos el último medio. — Brent masajeándose el mentón absorto ignorando a Noma.
—¿Quieren meter al enemigo a la ciudad?, para ver qué tipo de combate tienen. Eso no tiene sentido —Noma que acallaba más la voz sujetándose de los cabellos.
—Es un sacrificio que haremos si los enemigos son capaces y buenos pero eso nunca ha sucedido, lo veras esta estrategia ya la pensamos como dos veces. —Karlo explicándole el plan de emergencia.
Bert se acerco.
—Es un juramento que hicimos es saber siempre lo mejor y aprender todo lo que podamos del enemigo incluso si utilizar sus mismas estrategias en combate nos hace evolucionar como grupo, y lo más importante no temer aunque seamos superados en número, para entrar a la guardia Roja es un requisito pagar con nuestras vidas firmando un papel sagrado sino es así la vacante nunca se la da a un recluta que no asuma los juramentos de la "Gran Guardia Roja".
Noma se preguntaba como sabían que el enemigo tendrá un arma secreta para asumir tales riesgos, «Es cierto unos barcos de guerra quieren probar la reacción y respuesta de la ciudad y enfrentarse a la mejor guardia que conoce el norte, será un cambio favorable para nosotros, la ventaja de verlos en acción y contraatacar esta a poco tiempo de suceder.
—El enemigo quiere hacer la prueba con nosotros como lo hizo en los poblados del extremo norte pues no existen noticias de esos lugares, nos enfrentaran con cierta seguridad a nosotros si no fuera como lo hicieron en los poblados, pensaran que tienen la ventaja sobre nosotros. —Karlo mirando el firmamento y el cielo sombreado por las nubes de esa tarde.
—El Lord también sabe que un dominio que ataca al mejor destacamento tiene algo con que hacerle frente por esa razón llamo a todas las casas menores y reunió ese ejército en poco tiempo. —Bert que no quería dejar de pasar esa información ante el grupo.
Mike les dejo claro.
—Es probable que el enemigo se haya infiltrado con enemigos detrás de nuestras puertas, para ver los puntos débiles de la ciudad como las puertas debilitadas y salidas, lugares donde se almacenan los alimentos y los animales de carga. —dijo Mike.
—No lo sabemos pero ellos si pensaron eso y es frustrante, esto será un poco más complicado de lo que vimos—Bert salto para ponerse en marcha y seguir el camino—. ¿Y si eso es verdad el mensajero de Saúl esa chica se encontraría en peligro?, no sabemos en donde se encuentra ahora.
Al atravesar el camino a paso vivo, fuera de Risenbal ya llegando a la ciudad los cinco jinetes, esta vez acompañados del capitán de los arqueros Noma, se dirigían a planificar la defensa del puerto y de la ciudad. El clima no los favorecía por una leve caída de lluvia antes de la tormenta por las nubes en el cielo oscurecido poco a poco.
Galopaban a una velocidad extrema sobre el camino pedregoso pasando los enormes pastizales, campos de maíz y de trigo, los bosques nublosos. Mike tomo la delantera para acercar su corcel al lado del corcel del comandante.
—¿Por qué se ve tan seguro comandante?, esta situación es extrema como prueba para nosotros y como para usted —pregunto Mike y bajo la cabeza al modo de decirlo como una ofensa.
El comandante seguía el camino sin distracciones, sin embargo su corcel no perdía la velocidad pese a la fuerza que ejercía en la carrera, y la cara de Brent seguía impasible con el viento y las gotas de llovizna golpeaban su rostro sin hacerle cambiar de gesto.
—Mi primera misión fue cuando se me dio el cargo de comandante y la de entrenarlos enseñarles el manejo de las espadas el arte de la esgrima, les enseñe todo lo que aprendí en mi vida como mercenario y además de eso lo mejor para salvar sus vidas, en parte siento esa seguridad por eso son buenos o mejor de lo que yo era a su edad, pero aun así me preocupo por ustedes y a la vez siento que están muy preparados para esto, eso me llena de confianza. Eso no es todo, en los últimos meses trabaje en un proyecto junto con Saúl, como un plan a futuro de lo que pasaría si esta o la ciudad del norte quedarían en una situación como la de este día, que hubiera un accidente provocado por los territorios del Sur y como lo vamos a probar.
—¿De qué se trata comandante?, no sería mejor saber antes de lo que pase o no suceda pero seremos los que tendremos la ultima voz en pie.
El comandante estaba seguro de su palabra y confiaba en sí mismo como en la de sus subalternos dejando intrigado a Mike aun más.
Faltaba poca distancia para llegar al cuartel donde los esperaban.
Toda la guardia roja completa, los 320 guardias y los 150 arqueros preparándose y protegiéndose de la llovizna. Noma comandante de los búhos negros, ese grupo especial de arqueros entrenados en el ataque a larga distancia pero pésimos en combate cuerpo a cuerpo. Noma es un experimentado comandante que participo en la guerra por el dominio "Godo" en el continente de Borea unos años atrás. Múltiples condecoraciones le fueron otorgadas pero aun así nunca participo en una defensa al mando de la Guardia Roja. Más de diez años de experiencia en combate de distancia, sus estrategias siempre eran infalibles pocas veces fracaso en las tareas, como lo que se espera será detrás de los muros de la ciudad tienen una ventaja y la importancia una dificultad que tenía en mente es que Risenbal no poseía una muralla de protección de enorme proporción frente a otros dominios. Se enfrentarían a un ataque sin protección de muros altos, que pondría su eficacia en combate. El sudor sobre su cien mojaba su rostro lleno de ansiedad, sentía temor, la mano derecha le temblaba involuntariamente.
Cientos de personas se preguntaban qué era lo que hacían todos alborotando la ciudad con las compañías armándose, las carretas llenas de armamento, alimento, cobijas y animales vivos.
La marcha roja se enfilaba alrededor de las puertas de la ciudad para hacer la bienvenida a los extranjeros, formado esperando desde lo lejos hasta dentro de la ciudad llegaba un jinete rojo buscando a Brent espabilado cansado que no reponía el aliento, al encontrarse con el comandante grito a voces.
—¡Capitán ha ocurrido algo!, mi Lord —de nombre Brine con mucha fuerza se podía mantener en pie para poder recuperar el aliento.
—¿Dilo ya que sucede?
—Las caballerizas las han tomado, quemaron a todos los corceles, es nuestro medio de transporte y de los jinetes no tenemos caballería mi Lord. —se arrodillo para respirar mejor.
El humo se proyectaba hacia ellos desde la distancia dentro de la ciudad, no lo notaron, fue después de que se marcharon de sus cuarteles.
Bert acariciando a Sillo su corcel pensando que lo dejaría ese día a beber agua y tomaría otro transporte en una forma de decirlo le salvo del fuego.
—En cuestión estos son los únicos corceles que están con vida —los corceles de los allí presentes