Gotas de sangre se repartían por la tierra seca y arenosa.
—¡Cobarde! ¡Cobarde! —unos chicos de la escuela gorrión azul cerca de los sectores urbanos de Nisse rodeaban a uno que se encontraba en el suelo y otro de pie, por lo que se veía un circulo rodeando a unos dos chicos dándoles una paliza; uno bajo de pelo rojo con los ojos rasgados tanto que no podía ver bien y el otro alto de pelo negro despeinado que parecía ganar esa pelea, los nudillos los traía manchados con tono rojizo húmedo.
—¡Pedazo de basura! —sujeto del cuello del chico de pelo negro y con el puño derecho le sacudió la mandíbula de la víctima, el mentón lo traía rojo vivo. Grijo el chico de pelo rubio el sujeto más intolerable de la escuela escogió una víctima más alguien que se había cruzado en su camino, el chico de pelo rojo era un huérfano abandonado por sus padres por ser en parte ciego cuando nació, su origen viene de las ciudades esclavistas de "MER" en el reino del sur de las Galias; delgado con los ojos poco abiertos pues la luz le afectaba dejándole sin poder ver bien. Llego a la ciudad de "Nisse" con seis años de edad, luego que sus padres le abandonaran cerca del puerto cerca donde un rio vertía su contenido hacia el mar, las corrientes de ese rio posiblemente fueron muy fuertes pues poseía barras de protección para que nadie cruzase, Harlan de cinco años camino hacia lo que no conocía ni sus mismos peligros en dirección hacia la muerte, el niño de cinco años como un milagro no se ahogo, su caminar se desvió hacia un suelo con estiércol. Perdido en la ciudad, vago un día y medio en el abandono hasta caer en el suelo llorando y hambriento.
Ahí mismo "Miss Harder" le encontró tendido de un lado con la mejilla derecha tocándole las piedras del camino con los ojos mirando hacia el cielo, ella una mujer de treinta siete años se apiado del él, lo recogió adoptándolo como a uno de sus hijos, ese vivido recuerdo le regreso justo cuando tenía un poco de conciencia por los golpes de Grijo, pero poco después la luz del sol le despertó cegándole y una sombra le tendió una mano o una mera alucinación pensó, la conmoción volvieron algunos de sus recuerdos de cuando vivía en las calles, no podía saber quién era.
Del otro lado gritaba Grijo.
—¡He mierdecilla! ¿Estás muerto?, no duras nada en una pelea —luego se rio a carcajadas.
«Si vuelvo a caer me vencerá o mucho peor me matara». Harlan en el suelo, «estoy perdido». Se sujetaba en el piso arrastrándose mientras le miraban todos los chicos a su alrededor; le dolía todo el cuerpo, las uñas de su manos rascaban la tierra, intentaba alejarse de la amenaza, pero no le permitían, Grijo le tomo del cuello levantándolo hasta su altura, con la otra mano alistaba un puño certero hacia la cara de Harlan.
—Ya estas acabado, no puedes verme ¿verdad?, no me importa —pronto le partiría la cara.
Y el sujeto en el suelo ya no intentaba defenderse ya sabía el resultado de como terminarían las cosas. Como una sombra rápida otro chico se levanto desde atrás salto sobre Grijo y le tiro un puñetazo al mentón Grijo cayo tambaleándose dejando caer al chico que sujetaba, un segundo golpe le tumbo los dientes de la boca, también se derramo sangre desde su nariz; tan confundido como Harlan intentaba ponerse en pie y diviso la sombra.
—¡Por qué no te metes con alguien de tu tamaño! —grito el chico que también traía la cara rajada con golpes y moretones—, ¡es mi hermano menor idiota!, tiene problemas en la vista —atónito Grijo se limpio la sangre del rostro con las ganas de llorar.
—¡Déjame yo no sabía que era ciego! ¡Lo juro de verdad! —aguantando la furia, protegiéndose la cabeza implorando en el suelo, buscando sus dientes en la tierra, el otro chico buscando la forma de tumbarle otros dientes más.
El chico "Jonas Meckel" de pelo negro castaño era todo lo que Harlan quería imitar o intentar convertirse algún día como él; el más hábil en los deportes, como en las amistades, toda la gente era amiga de él en una forma de decirlo era muy popular mucho más de lo Harlan pensaba serlo en un futuro, y el chico en el suelo pronto olvido sus problemas para volver a sonreír.
Harlan de pelo rojo y un poco ciego comenzó a reírse a carcajadas, los otros dos se giraron se detuvieron para verle y que era lo que le pasaba y preguntarse por que se reía de esa forma, al no obtener respuesta solo se contagiaron de la risa del chico luego recatadamente se levantaron hasta huir.
—¿Qué es lo que te pasa? —pregunto Jonas.
—Es gracioso como los problemas me buscan y cuando me doy por vencido tu apareces como si te hubiera invocado, jajaja jhhahah —Harlan que tenía un diente en la palma de su mano—, piénsalo es cierto…
Jonas se contagio un poco de las carcajadas de su hermano menor, al igual que Grijo en el suelo, y la concurrencia igual los chicos se rieron de una manera extraña porque todo había acabado con una carcajada grupal.
Jonas se acerco a Grijo.
—Si te vuelvo a ver golpeando a otros chicos más pequeños te romperé todos los dientes de la boca ¿me entiendes?
—¡Si señor! —repitió Grijo y salió corriendo.
—Vámonos mamá nos debe de estar esperando y ahora como le decimos que perdiste los dientes. —Harlan se limpiaba las ropas, siempre lloraba un momento y luego lo olvidaba o quería imitar a su hermano mayor, rápidamente dirigió su camino hacia su casa, atrás le seguía Jonas.
Harlan metió las manos en los bolsillos de su pantalón, en dirección al vigilante de la posada de "Mis Harder" que le observaba, al mismo tiempo que Jonas se preguntaba por qué su hermano estaba tan tranquilo como si lo que había pasado nada como si lo hubiese olvidado por completo, pero las marcas de su cara dirían lo contrario al entrar en la posada.
—¿Por qué no te defendiste? —pregunto Jonas.
Harlan tartamudeo.
—Lo iba a hacer, además no es nada, como dije lo iba a hacer pero llegaste antes —adelanto su caminar cambiando de tema—; ¿Mira qué es eso? —como iban por el centro de la ciudad se distrajeron de lo que pasaba en las puertas, mucha gente, demasiados amontonándose en las puertas de la Ciudad de Nisse.
* * *
—¡Que dicen del asedio!
—¡Por favor déjenos entrar!
—¡Estamos en peligro! —gritaba la muchedumbre, muchos de ellos llegaron a pie desde "Risenbal" y buscaban refugio en Nisse; los dos hermanos miraban a lo lejos el tumulto escandaloso en la entrada de la ciudad.
La gente ahí se enfurecía.
A mucha distancia los dos hermanos observaban.
De vuelta Jonas comento:
—Es extraño, escuche según lo que decían unos extranjeros que llegaron y se quedaron en la posada que la ciudad de Risenbal había sido tomada por barbaros extranjeros de otro pais.
—Ellos son los supervivientes —Harlan señalándoles con la cara pálida parados junto al edificio de la capilla, uno de los tantos y muy antiguos de la ciudad que datan de hace 600 años atrás—. No puede ser ellos solo son comerciantes que vienen a la feria de este años eso es solo eso.
—Podría ser pero la realidad es que no lo sabemos debilucho. —le golpeo en la espalda.
—Eh porque me llamas así.
—Eso es lo que necesitas. —Jonas alzo los puños.
—¿Qué?
—Defenderte por ti mismo no todas las veces estaré para hacerlo.
—Bueno pero —Harlan contaba con los dedos—, ya son como cinco veces creo que eres como un guarda espaldas.
—JaJa Jaja, no lo creo algún día no estaré para defenderte y ahora mi tarea es enseñarte a pelear.
—Ya lo creo, ¿pero me enseñaras todas tus técnicas?
—Lo veras no son fáciles pero lo intentare, intentare enseñarte todo lo que se.
—Apresuremos el paso, tengo hambre y mamá debe de estar esperándonos —sintió como si no hubiera probado nada durante todo el día—, es raro es como si mi tatuaje se comiera mi comida —exclamo Harlan al referirse al tatuaje tribal en el brazo derecho, una marca muy extraña de nacimiento con formas de serpiente de color negro algo desfigurada, probablemente se la hicieron sus padres cuando nació, se tomo del hombro derecho con la otra mano.
Jonas se le puso enfrente.
—Escúchame tú no eres un demonio eres común como todos los demás, esa marca de tu brazo no es nada, todos la podemos tener yo me la haría, que tal si me lo hago, si un tatuaje en la capital cuando deje la casa —se detuvo—, eso es yo me la hare un tatuaje muy igual al tuya seremos como hermanos gemelos.
—Eso está mal Jonas nos acusaran de demonios, solo me basta con que a mí solamente me llamen así.
—No eres diferente y que nadie te lo diga de lo contrario, porque solo serán mentiras, yo te conozco tienes defectos y virtudes como todos en esta ciudad.
—Mucha gente habla de mi cuando me ve.
—¿Dime eso fue lo que inicio la pelea?
—Si, Grijo dijo que nosotros éramos unos demonios y debíamos irnos de aquí, nos insulto, a ti y a mamá.
—Lo entiendo.
Con un gélido disimulo Harlan entendió lo que pasaba.
—Tienes razón, no me debo preocupar por cosas absurdas como esa, mi tatuaje representa algo misterioso y quizás algún día lo descubra. —sonrió con los ojos cerrados.
Al bajar las calles tan estrechas como para solo dejar pasar unas cuantas personas, faltaban algunas casas para llegar a la posada el "Green River". Jonas sintió como que le seguían desde hace un tiempo siempre lo sospechaba poseía una extraña sensación de siempre estar alerta en esos últimos días.
—No tengo la intención de asustarte pero creo que nos siguen, hay alguien siguiéndonos.
—¿Qué, lo dices enserio?, que nos observan.
—Sí, no des la vuelta o los alertaras, hay un sujeto cubierto por una capucha negra que nos sigue el paso desde hace un momento. —fueron susurros y por la tonalidad de la voz de Jonas fueron palabras serias y frías.
El caminar cada vez más rápido vigilando su retaguardia, el sujeto misterioso no les perdía de vista acercándose cada vez más llegando a las calles más concurridas y céntricas en medio de los mercados donde mucha gente se entremezclaba; niños descalzos, vendedores y otros comerciantes pero después de mocho trayecto ya lo despistaron en el tumulto de la gente.
—¿Lo perdimos? —con su voz agitada.
—¿Creo que si?, no lo veo —llegando por los caminos que nunca tomaría precautelando el camino uno diferente para llegar a su casa, encontraron la posada por un camino diferente pedregoso estrecho pero agradable, esa posada alojaba a mercaderes y por esa ocasión se encontraba abarrotado y ya no cavia más gente, todas las habitaciones se habían ocupado. Al acercarse a la puerta principal esta se abrió de par en par, saliendo de ella Elis de pelo negro largo y lacio hasta la cintura de ojos claros, era la hermana mayor de los tres, de edad de diecisiete años.
—Ya aparecieron los estaba buscando. —dijo Elis su hermana mayor de pelo negro largo, los ojos rasgados, cubierta con un vestido que le cubría todo su cuerpo del cuello hasta la punta de los pies.
—Pero no nos fuimos muy lejos.
—¿Eh pero que te paso en la cara?
—No es nada —respondió Harlan.
—Claro que se fueron y mira como traes la cara.
—Solo se metió en problemas y solo eso paso.
—Es cierto, Jonas solo me ayudaba un poco.
—¿Poco?, pero llorabas como un bebe.
—¡Por supuesto que no!
—Mama les buscaba para hacer las tareas de la casa. —Elis les tomo de las manos y los metió a la posada—, este día el negocio de mama está muy lleno.
—¡Vaya que sí que está lleno! —dijo Jonas al pasar en medio de todas las personas solo en la entrada, las mesas abarrotadas, más gente de la que conto en mucho tiempo, consumían bebidas, cerveza, comidas de la casa, y juegos para entretener a los parroquianos en el interior del salón principal.
—Por eso les busca mamá, hay mucha gente en la ciudad y necesita ayuda.
—Pero con calma me aprietas mi mano —dijo Harlan, Elis le apretó con más fuerza.
—Nunca había visto la posada tan llena, no son de por aquí parecen ser marinos navegantes y comerciantes. No les veas o se molestaran —dijo Elis y siguió el camino.
—Camina con calma Elis que me voy a tropezar —dijo Jonas que traspasaba a la gente—, me caigo.
—Pon los pies en lo alto para no caer Jonas. —pero Jonas se tropezó, Elis le perdió la vista, mientras él se recogía del suelo, pero choco con un mesero y le echo todo el guiso que llevaba en las manos, Jonas bañado en el guiso que se limpiaba los ojos del picante del sazonado.
—Joder, esto solo me pasa a mí. —Todos los clientes se llenaron de carcajadas en un coro que solo ellos los saben subir, Elis se sonrojo sonriendo cubriéndose la boca para no reír también en frente de su hermano.
—Me la hiciste Elis, y porque te ríes —corrió y tomo otro plato de sopa de una mesa y se la arrojo.
—¡He mi almuerzo! —dijo el cliente.
Cuando encontró a la chica la baño con la sopa.
—Jjajajaj esa sopa si la pago —dijo el cliente sin su sopa todavía con la cuchara en las manos, que reía hasta que se sostuvo el estomago, hasta que se agacho por las carcajadas—. Joder eso vale el viaje caro hasta aquí.
Dentro del salón se armo un gran bullicio de risas.