Me sentía débil y el estómago me rugía de hambre, inevitablemente abrí los ojos por la luz que entraba por la ventana, todo estaba borroso, me encontraba recostado en una cama.
-Así que estoy en mi habitación, fue toda una pesadilla, que bien, me alegro, debería comer algo.
Me intente sentarme en la cama, pero me faltaban fuerzas, aun así, el moverme me hizo dar cuenta que no estaba en mi casa.
-¿Dónde estoy?
-Te encuentras en mi casa Ingles, Helen te trajo acá una vez te desfalleciste, por lo viste habías perdido mucha sangre, pero ella te coció la herida de la cabeza.
Mierda entonces todo lo que paso no fue un sueño
Me lleve la mano hacia la herida, tenía puesta una venda en la cabeza.
-Muchas gracias por su ayuda.
El corpulento señor que estaba en el linde de la puerta se largó a reír, era calvo a expresión por un único mechón en el medio de su cabeza, a su duro rostro le hacía compañía un mostacho bastante grueso y una barba densa y larga de un color anaranjado.
-Tu forma de hablar es muy graciosa forastero, es como si estuviera hablando con un bebe que está amantando la teta de su madre.
-Perdone por mi manera de hablar, y le agradezco mucho haberme dejado hospedar en su hogar.
-No te preocupes por eso, ya vere como puedes compensármelo, ahora debo admitir que había apostado con mi esposa a que no ibas a sobrevivir.
Que le sucede a este sujeto
-¿Supongo que es el esposo de Helen?
-Me haces morir de la risa, podría mearme encima, nunca desposaría a esa escuálida solterona mal genio, Helen es la prima de Fress el amor de mi vida.
-Entiendo disculpe la confusión, tuve que haber estado muy mal para que apostaran por si sobrevivía.
-Si te quejabas a cada rato, además no te podíamos darte medicina, el padre de Fress lleva un tiempo enfermo de gravedad, y tú eres un desconocido invasor de nuestras tierras, así que creo que entiendes por dónde voy.
-Comprendo bastante bien, pero... donde están mis modales, ¿cuál es su nombre señor?
-¿Señor?, hey hombre enserio me vas a matar de la risa, me llamo Finley, y guárdate el "señor" para los tuyos.
-Bien, Finley, si no es mucho pedir también preferiría que me llames Gran y no inglés, además yo no vengo a invadir sus sagradas tierras, tampoco me invia ningún rey, por cierto.
-Lo que tu digas Gran, hasta tienes un nombre gracioso.
Es normal que no me crea, a fin de cuentas, soy un extraño, necesito comer algo.
Puse un pie fuera de la cama, a penas lo ocupé de apoyo, me fui de bruces contra el suelo, mis piernas no pudieron soportar mi peso.
-¿Qué me sucede?
Finley se acercó a mí, me levanto y me sentó en la cama.
-Tómatelo con más calma muchacho, estuviste 3 días durmiendo.
-¿Como que estuve 3 días durmiendo, tan mal estaba?
-Si parecía como si fueras un maldita Fetch gritando de noche, decías unas palabras incomprensibles.
Finly imito mis gritos como si estuviera muriendo.
-Jero, Jero Jero, o algo por el estilo por eso aposte en tu contra.
Inconscientemente tuve que haberme aferrado a Hero, entonces nuevamente me salvo, junto con esta familia.
-A todo esto, aparte de mí no ha llegado a este pueblo una mujer de ojos rojos, con una mirada, como lo digo como si te estuviera juzgando.
-Que especifico, pero te aseguro que no ha pasado ninguna mujer por acá, pero ya terminemos esta charla, toma, vístete, mi esposa tuvo la cortesía de limpiar tu extraña ropa.
En ese momento recién me di cuenta de que estaba completamente desnudo.
¡¡Porque no me dijiste que estaba desnudo!!
Helen fue la que te desnudo para curar tus heridas, pero no te preocupes no le diré a nadie de tu pequeño pajarito.
Finley comenzó a jugar con su dedo meñique.
Que alguien me mate ahora, Dios si existes que me caiga un rayo.
Con la ayuda de Finley pude vestirme, por lo visto su esposa había lavado mi ropa, curiosamente las prendas estaban suaves y extremadamente limpias, incluso había sacado las manchas de sangre.
-Finley, tu esposa hizo un trabajo esplendido dejo mi ropa como si estuviera nueva.
-Me alegro de que te guste, tus ropas son extrañas, pero se nota que son muy finas, acaso eres algún Barón, o algo por el estilo.
-No, digo no creo, honestamente hay cosas que no recuerdo desde el golpe de mi cabeza.
No hay duda de que son buenas personas, pero será mejor mantener la mentira que le dije a Helen.
-Helen nos mencionó algo de que no recordabas algunas cosas, supongo que si no las recuerdas, no deberían ser muy importantes, a todo esto, esto se encontraba en el bolsillo de tu abrigo, me temo que se mojó.
Por unos segundos quede atónito, agarre rápidamente mi celular de las manos de Finley, intente prenderlo, pero no funciono... rayos, se tuvo que haber estropeado cuando lavaron mi abrigo.
-Es un objeto extraño, dime ¿qué es?
Como le respondo ahora... necesito pensar en algo.
-Es un recuerdo, de algo que no puedo recordar.
Mierda, ni siquiera yo podría creerme eso.
-Entiendo, no te desanimes en algún momento tus recuerdos volverán.
¿Qué?, ¿este tipo es tonto? ¿Pero cómo se tragó eso?, como sea al menos esto evitara más preguntas.
-Finley cambiando de tema, discúlpame, pero podrías darme algo de comer, necesito recuperar fuerzas.
Finley nuevamente me tomo en brazos
-No hay problemas mi linda esposa ya preparo el desayuno.
La casa era bastante grande, si hablamos en referencia al tamaño de las construcciones de esta época, en totalidad era de madera, la cocina y el comedor era una misma instancia, ahí estaba la señora Fress preparando una especie de guiso en una olla gigante, en la mesa, había unos vasos con una hogaza de pan y unas uvas.
-Mira amor, mira a quien la diosa Morrigu escupió de vuelta a la vida.
-No invoques malos augurios Finley, pero me alegra que el señorito al fin despertó.
-Gracias señorita Fress, una cosa, mencionaste a Morrigu, ¿hablas de Morrigan la Diosa de la muerte y la presente en todas las guerras?
-Si otro nombre, pero la misma Diosa, depende del pueblo que visites en nuestra bella Irlanda te dirán uno o el otro.
-Querido, solo dime Fress, lo de señorita es un halago de un jovencito como tú, pero no es algo que me guste.
Fress, es la misma persona que dejo quedarme en los establos como ya había dicho es un poco regordete, pero tiene un rostro muy amable.
Ella comenzó a poner unos platos de madera sobre la mesa, de un pequeño mueble de cocina saco un plato distinto, al parecer de plomo.
Finley se sentó enfrente mío, agarro un pedazo de pan y comenzó a comerlo
-Amor ese guiso huele increíble, ya quiero comerlo.
Cuando Fress trajo el plato de plomo, por el camino Finley le da una nalgada en el trasero a su mujer.
-Amor tenemos visitas, además es muy temprano, para juguetear.
-Fress mi ángel, es que saber que Morrigu bendijo esta casa salvando al inglés, me pone como oso saliendo de hibernación.
Ah, sí, Morrigu también es conocida como la diosa amante, del amor y del deseo sexual... esto se pone incomodo.
Fress nos sirvió comida a cada uno, también sirvió un cucharon de guiso en el plato de plomo, lo puso sobre una bandeja y se lo llevo.
-Iré a dejarle la comida a mi padre y vuelvo enseguida.
Gran no digas nada, no es asunto tuyo, si dices algo la vas a cagar, no puedo cambiar las cosas...
-Fress ese plato de plomo que tienes llego un poco antes de que tu padre se enfermara... Finley me conto que tu padre está enfermo.
Mierda, porque sigo hablando, aun puedo retractarme.
-Ahora que lo dices, si mi padre lo gano en una apuesta, estos platos están de moda últimamente, pero son caros, y el pide que le den su comida en ese plato.
-Tu padre de esas casualidades tendrá estos síntomas ¿anemia, cambio de personalidad, vómitos, dolores de cabezas?
-Si, pero ¿cómo sabes si ni siquiera lo conoces?
Tanto Fress como Finley estaban sorprendidos.
Como se lo digo sin levantar sospechas... ya lo tengo.
-De dónde vengo teníamos platos de plomo, muchos comenzaron a enfermar después de cambiar la vajilla, con el tiempo descubrimos que, al tener contacto con ciertos alimentos ácidos, el plomo del plato envenenaba la comida, provocando envenenamiento en la sangre por plomo.
Fress me miro por un rato.
¿Qué debo hacer entonces?
-Lo primero es votar ese plato, darle de comer comidas blandas, limpiar bien su cuerpo, sobre todo su manos y caras, para evitar que tenga polvo de plomo en su cuerpo, también recomiendo limpiar su habitación, más que eso no sé qué tratamiento darle, algunos se curaron con el tiempo, otros fallecieron... creo que lo mejor sería rezarle a quien crean que deben rezarle.
La esposa de Finley dejo caer el plato al suelo, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Gran lo que dices es cierto?
-Me temo que si Finley, ¿desde hace cuánto él come en ese plato?
-Desde casi un año.
¡¡Un año!!, ¿cómo carajos ese señor sigue con vida?
Lo siguiente fue que Fress limpio la comida del piso, voto el plato, luego sirvió una nueva comida en un plato de madera y se lo llevo a su padre, se escucharon unos gritos de queja de la habitación de arriba, pero al cabo de un rato se calmó.
-Disculpa por el griterío, está mal que yo lo diga, pero el padre de Fress tiene un carácter de mierda.
Descuida, además yo soy el agradecido con ustedes, me salvaron la vida.
-Hijo, si todo lo que dijiste es verdad, creo que pagaste tu deuda con creces.
Es la primera vez desde que estoy hablando con Finley que toma una postura seria, y me hablo como si fuera su igual.
Me quede mirando un rato el cesto de basura, en concreto el plato de plomo.
Un momento recordando la conversación que tuve con Helen estamos casi al inicio del siglo XIV, lo que significa que este tipo de bajilla aun no debería ser una moda.
- ¿Podrían decir quien puso de moda esa vajilla?
El patán de Lord Irish, es el actual gobernante que puso piernas largas en Irlanda, el junto con la "nobleza" pusieron de moda esa vajilla.
De nuevo ese nombre, nunca oí de el en toda mi época de estudio, y eso que la historia de este lugar me la se al revés y al derecho... según lo que se el gobernante para el año que estamos debería ser otro, ¿qué estará sucediendo?
Comencé a comer antes de que se enfriara la comida, no solo olía delicioso, sino que también sabia sabroso, mientras más comía sentía que de apoco las fuerzas volvían a mí.
-A todo esto, ¿dónde está Helen?, me gustaría darle las gracias, por lo que hizo por mí.
-La escuálida se fue ayer, solo estaba de visita, ella trabaja en... volvió a su trabajo en Dublín.
-Que lastima, me hubiera gustado hablar con ella.
Finley se levantó de la mesa fue a buscar algo a la habitación de al lado y volvió.
-Esto también estaba dentro de tus cosas, Fress no quería que te lo devolviera, porque te tenía miedo, y tener armado a un forastero no es algo muy sensato, pero como guerrero que soy no me gustaría estar lejos de mi hacha.
Finley me entrego mi cuchilla.
-Es una hoja bellísima, el pomo esta bellamente adornado sin interferir en el agarre, un equilibrio es existo y además nunca había visto una hoja de color negra, ¿dime que maestro herrero hizo ese trabajo?
-Este cuchillo fue un regalo de mi padre, tiene una gemela la cual fue dada a mi hermana, esta arma es importante para mí, te agradezco que me la devolvieras.
-No hay de que muchacho, que tu hoja beba mucha sangre en el porvenir.
Que inquietante fue eso.
-Realmente preferiría no tener que usarla nunca.
-Creo que ese sería un destino muy cruel para tan bella arma.
Me tomo otros cinco días poder recuperarme y poder volver a caminar por mí mismo, tanto Fress y Finley fueron buenos conmigo durante ese tiempo, además el padre de Fress comenzó a pedir más comida, lo que al menos era un síntoma de mejoría.
Intente hacer pan para ayudar un poco con las tareas de la casa, pero como nunca he hecho con anterioridad podrán imaginarse que más que pan termine haciendo una más dura que la roca.
-Se nota que la cocina no es tu fuerza joven Gran.
-Fress te pido disculpa, quería ayudarlos un poco, pero por lo visto solo le hice gastar más recursos de lo necesario.
-No te preocupes cariño, ven coge más harina yo te enseño, primero, toma la levadura mézclalo con un poco de azúcar y échale un poco de leche tibia, ahora hay que dejarlo reposar un rato.
Honestamente Fress ha tenido una paciencia única conmigo, me estuvieron cuidando, lo que significa que gastan muchos más recursos por el hecho de estar con ellos, se nota que no son adinerados, además tiene la amabilidad de enseñarme, me recuerda un poco a mi madre.
-¿Tengo algo en la cara Gran qué te quedas mirándome?
-No, solo me recordaste a mi madre, ella tenía tu misma amabilidad y paciencia.
-Gran eres muy amable, pero créeme no me compares con tu madre, te aseguro que no merezco esas palabras.
Aun así, me lo decía con una sonrisa en la cara, preferí cambiar el tema, ya que, ni yo sabía porque hable de aquello, mi madre es algo de lo que no suelo hablar, de hecho, es algo que incluso evitaba hacerlo con Hero.
-Entonces que hacemos ahora.
-Ahora echamos la harina, 3 cucharaditas de sal por un kilo de harina y amasamos hasta que nos quede una masa uniforme, ven mete tus manos en la masa.
-¿Así?
-Si, ahora dobla la masa con fuerza, eso bien hecho, sigue así.
Seguí amasando hasta que la masa quedo listo.
¿Ahora que hay que hacer?
-La dejamos reposar con un pacho encima hasta mañana para que la masa crezca.
Comprendo, ahora entiendo porque me quedaron como piedra los panes que hice... Fress sé que voy a ser reiterativo con esto, pero en verdad te agradezco lo que han hecho tú y Finley por mí, prometo que llegare a compensárselos.
Fress me miraba con lastima, no podía entender el motivo de esos ojos.
-Gran no te disculpes más, nos has ayudado bastante con la enfermedad de mi padre, no nos debes nada muchacho.
Esas palabras me hacían sentir cálidas, haber llegado a esta familia provoco que lleve de mejor manera las cosas que me han pasado.
-Ya no queda más agua, iré a buscar más al pozo.
-Déjamelo a mí, yo voy por el agua.
-No te preocupes, voy yo misma.
Fress se fue, y al mismo tiempo entro a la cocina Finley.
-Muchacho ve preparándote, mañana te enseñare a cazar.