Tuve la oportunidad de meterle una flecha por la cabeza, por dios, hubiera sido tan fácil, pero ¿por qué no pude hacerlo?, era un humano extraño, pero un maldito humano al fin al cabo, de seguro ellos nunca tuvieron un remordimiento cuando mataron a los de mi raza, entonces porque ahora yo no pude matarlo, ¿a cuantos humanos yo ya he mandado con su Dios?, ¿por qué sentí que me traicionaba al dispararle? ¿Quién era ese muchacho? ¿Por qué sus ojos me recordaban a mi padre?
Año de nuestro señor 1295 D.C
Logre que una dama se apiadara de mí, me dejo dormir en el establo, sobre la paja que ahí había, se notaba en su cara que desconfiaba de mi o no, era más que eso, ella me tenía miedo, ver un tipo mal herido con sangre, con ropa extraña, un forastero, por supuesto que me tenía miedo.
Me deje caer sobre la paja totalmente rendido, estaba todo empapado, el frio calaba en mis huesos, aun no estaba seguro, pero creo que retrocedí en el tiempo, o tal vez en otro mundo...
-No es ridículo...
Como si haber retrocedido en el tiempo fuera una ida muy normal, tengo que averiguar qué está pasando, y más importante tengo que saber si Hero está en algún lugar, sea lo que sea por favor, que no esté pasando lo mismo que yo.
Una mujer abrió la puerta del establo, se acercó hacia mi algo molesta.
Era bonita, de caderas anchas, pero se notaba que estaba mal alimentada, su largo cabello castaño estaba envuelto en un pañuelo blanco, tenía un vestido de color lila desgastado por el uso, era joven, tal vez un poco más que yo.
-Mi prima menciono que dejo a un forastero dormir acá.
Si, muchas gracias.
-Que asco tú manera de hablar, mira ingles no queremos problemas, ya suficiente tenemos con los impuestos de tu rey, te dejaremos dormir para que te refugies de la tormenta, pero a primera hora de mañana te largas.
Pero que le pasa a esta tipa.
-Si disculpa, mañana partiré, también pido disculpa por mi manera de hablar, sé que es algo torpe, pero no estoy acostumbrado a combinar dialectos.
-Ingleses
-A todo esto, mencionaste un rey, ¿podrías decirme su nombre?, y sé que te parecerá extraño, pero también ¿podrías decirme el año en el que estamos?
Su cara cambio de golpe, paso de mirarme con odio, a uno de extrañeza.
-¿Me estas tomando el pelo, forastero?
No, enserio, como puedes ver, recibí un golpe en la cabeza, y no recuerdo algunas cosas. Obviamente mentía recuerdo todo, pero necesito información para saber dónde carajos estamos.
Se notaba en su rostro que desconfiaba de mí.
-Eduardo piernas largas, puede que me equivoque con esto, pero creo que en el año de su Dios es él 1295
Cuando termino de hablar escupió al suelo.
Hey... 1295... realmente estoy en el pasado, carajo, no sé si aterrarme o emocionarme, esta época está marcada por el conflicto entre Irlanda, Escocia e Inglaterra, sino estoy mal, es cuándo William Wallace enfrenta a el rey Eduardo primero.
-¿Estas bien?
Creo que noto la mezcla de estrés con emoción en mi rostro.
Debo tener cuidado con lo que diga, ella odia totalmente a los ingleses, no ni siquiera debería preocupar eso, joder si viaje de alguna manera al pasado cualquier cosa que haga podría cambiar el futuro, o al menos mi futuro, incluso ya con mi presencia pude haberlo cambiado.
-Ingles te estoy hablando...
-Si, mil disculpas, me encuentro bien, gracias... ¿señorita?
-Mi gracia es Helen
-Gracias Helen, mi nombre es Gran, por cierto.
-Como sea, recuerde largarse de aquí por la mañana.
Tome, aprovecho de entregarle esto, le servirá para pasar mejor la noche.
Pese a su manera de hablar es amable
Me levanté a recibir la manta, pero apenas di un paso, sentí que todo me dio vueltas, las pocas fuerzas que tenían en mis piernas desaparecieron y caí, o al menos eso había pensado, Helen evito mi caída.
¿Ingles que te sucede?
-Me siento muy cansado, me duele la cabeza...
Ella puso su mano en mi cabeza mientras aun me sostenía.
-Por el amor de Dagda, estas sangrando mucho, con cuidado le ayudare a recostarse.
Que extraño, pensé que la herida había cicatrizado, probablemente cuando me levante se abrió, siento como si me desvaneciera, escuchaba el pulso de mi corazón distante.
-Acaso estoy muriendo.
-Gran, te dejare recostado aquí, volveré enseguida.
-Vaya, al fin dices mi nombre...
Las cosas después de eso no fueron muy claras, sé que Helen volvió, luego sentí un parde clavadas en mi frente, me dijo algunas cosas que no logre entenderle y todo se volvió negro.
Señorío de Irlanda de la Monarquía inglesa.
Dublín 1 semana antes
-Sir Willfest de Poart, es un halago uno de los caballeros más importantes y confiables del Rey Eduardo acuda a nuestra ayuda para enfrentarnos a estos Barbaros gaélicos.
Me acerque lentamente al Lord de Irish, sus guaridas me miraban con atención, ellos estaban atentamente de cualquier acto hostil que pudiera presentar, me arrodille ante el Lord, saque mi espada, en ese momento los guardias hicieron lo mismo, pero con un ademan con su mano Lord Irish los detuvo.
Idiotas acaso creen que podrán contra mí, yo mismos los entre intentos de caballero, si tuviera intensiones de acabar con Lord Irish ya lo hubiera matado, que mal acabaron estos frutos verdes.
Proseguí con lo mío tomé mi espada con las palmas de mis ambas manos y se la ofrecí.
-Mi Lord, estoy bajo sus justas palabras, sus órdenes son la extensión de las palabras del rey Eduardo, estoy aquí para servirles por órdenes de mi rey.
-OH, pero que encantador sir Willfest, por supuesto que tomare tu servicio, pero que lástima que tu nombre se hayan manchado por lo sucedido con el barón de Mons.
Levante mi cabeza para verlo a la cara, su rostro mostraba la depravación misma, incluso se lamia contestemente el labio.
-Una verdadera lástima, pero dime en que pensabas cuando decidiste insultar al barón, hubieras dejado mejor que el barón tomara la pureza de tu hija mientras veía, dime en que pensabas cuando tomate tu arma contra el primo menor del rey.
El siguió insultándome mientras se reía.
-Si fui...
Me mordía la boca por decir lo siguiente.
-Fui un necio, mi Lord, perdí la calma.
-¿he? Que detestable, mi mano derecha aquí en Dublin te dará tus órdenes.
Una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro.
-Muy bien Sir Willfest, tenemos problemas en una aldea con los impuestos, los barbaros llevan retrasados un mes con sus pagos y necesitamos ese dinero lo más pronto posible, a y espero que nuestro pasado no nos interfiera en nuestro trabajo.
-Esa voz...
Maldita cucaracha te voy a matar.
Por la puerta apareció un hombre regordete, con cara de sapo, el Barón de Mons, su rostro estaba adornado con un paño que cubría su ojo izquierdo, el cual yo mismo había cercenado.
Saltándome todo el protocolo decidí enfrentarlo.
-Que hace usted aquí.
-El gran Lord Juan de Irish solicito mi ayuda unos meses atrás incluso antes de que usted me adorna el rostro, deberías agradecer que mi primo el rey decidió personar su ofrenda por tus logros militares y tu servicio a Inglaterra.
-Yo ya agradecí a nuestro rey personalmente, pero a usted solo le debe emparejarle el rostro.
El barón de Mons comenzó a soltar carcajadas.
-No olvides tu lugar Willfest sans Terre, ya perdiste tus sagradas tierras, tu esposa te abandono, un paso en falso más y tu cabeza servirá para alimentar a los cuervos.
-Hijo de perra me las vas...
-Detente Willfest, le recuerdo que esta ante mí, tú Lord, y frente a un Barón.
Tomé un largo suspiro para calmarme, volví a arrodillarme.
-Lo lamento mi Lord, este viejo perro aún tiene mañas traídas de las guerras.
-Olvidare esta ofrenda grave con una disculpa, solo por esta vez.
-Me arrepiento totalmente por mi falta de compostura mi...
-A mí no Willfest.
El rostro de Lord Irsih se desfiguro con una sonrisa.
-Al Barón.
Me comí mi orgullo, si no hacia lo que me pedían perdería mi cabeza, pero no era por eso por lo que decidí disculparme, sino por mis hijos, ya manché demasiado su futuro.
-Disculpe mis faltas de respeto, "gran" barón de Mons.
-Tranquilo sir Willfest puedo aceptar sus palabras si me deja a su hija menor, Denia ha florecido de manera maravillosa...
Estaba seguro de lo que había pasado en ese segundo, mis instintos más pulidos salieron a flote, años en guerras han hecho que perdiera parte de mi humanidad, solo basto con una mirada asesina para que el barón cerrara su inmunda boca, pero mi ansia asesina se expandió por todo el salón, incluso los guardias estaban nerviosos, y el rostro del Lord estaba pálida.
-Solo estaba bromeando sir Willfest, por supuesto que no me acercare a su hija... por ahora.
Decide cambiar de tema, porque si continuaba probablemente no iba a poder controlarme más de lo que ya he hecho.
-Mi Lord, también mi hijo y mi bastarda están dispuesta a servirle, si es posible pedir, y perdone mi atrevimiento por esto ultimó, si podrán estar bajo mi mando, en mi estadía.
-Como usted quiera Willfest, le pido que se encargue del problema de los impuestos lo más pronto posible, ahora retírese... a una cosa más, nos llegó esta carta hace unos días, al parecer hay un problema extra, encárgate de eso también.
-Si mi Lord.
Sali rápidamente de la habitación del trono.
-Lord Irish, no cree que Willfest, el perro del rey nos traerá problemas.
-No te preocupes de eso, ese desgraciado perdió todo cariño de nuestro rey en el momento que decidió atacarte, al final tus perversiones fueron útiles Klos, dime ¿cuántos años tiene la hija menor de Willfest?
-Cuando intente tomarla, se veía tan preciosa, esa piel tan blanca, su cabello de oro, tan sublime, esa flor tenía 13 inviernos, pero hace poco cumplió sus 14.
-No salives en mi presencia puerco desagradable.
-Disculpe mi Lord es que no puede contenerme con ese ángel, de tan solo pensar en su cuerpo desnudo, es maravilloso.
-Tus deseos carnales me dan asco Klos, pero al menos esta vez podrían sernos útil, por ahora no intentes nada con su hija, cuando llegue el momento y Willfest ya no nos sea útil te la serviré en bandeja de oro.
-Oh, mi Lord no merezco tanta generosidad.
Dos de mis hijos me esperaban afuera del Castillo, Roy era alto como yo, con pelo rubio y tenía un rostro de pocos amigos como el mío, peso a eso el heredo la labia de su madre, a muy temprana edad siguió mis pasos y ahora a su mayoría de edad (16 años) es un soldado hecho y derecho.
Junto a él estaba Lay mi bastarda y primogénita (19 años), por desgracia a las semanas de casarme tuve que ir a guerra contra Francia, no voy a ponerme escusas, en un desliz tuve un amorío con una francesa que me salvo la vida, al tiempo después me enteré de que la embaracé, ella murió en el parto, y por su puesto me hice cargo de mi hija, no fue fácil, pero con el tiempo mi esposa la acepto, pero nada más que eso, nunca le dio amor materno.
Lay heredo la belleza de su madre por suerte, pero su mirada siempre tenía una mezcla de frialdad y tristeza que era resaltada por su pelo ceniciento, hablaba muy poco, ella se hizo soldado pese a que estaba en contra, yo hubiera preferido que fuera una doncella, pero se las arregló para desobedecerme con la ayuda del príncipe, al menos logre que la transfirieran a mi escuadrón.
-Padre, ¿Como fue todo con Lord Irish?
-Digamos que bien Roy, Lay diles a los muchachos que preparen las cosas partiremos mañana a penas salga el sol por el horizonte, una vez termines con ello, prepara las cosas de Denia viajara con nosotros.
Lay asintió sin decir ni una palabra.
-Sin duda no estarán muy felices los soldados por partir apenas llegamos, pero padre no sería mejor dejar a la pequeña Denia descansar del largo viaje.
-No, no la dejaremos sola aquí, menos con el barón Mons merodeando.
Roy perdió un poco la compostura.
-¿Como que el Barón está aquí?
-Lord Irish pidió su ayuda para unos asuntos.
-Maldito cerdo el debería estar en la puta horca.
-Padre Willfest, casi nunca te he pedido algo, pero déjame matarlo.
Por un momento me quede helado, eso era algo que esperaba que dijera mi hijo Roy, pero nunca Lay, no sabía ni como contestarle.
-Perdónenme por tener un Padre inútil.