Alex agonizaba, apenas le quedaban unas horas de vida, ese era el tiempo que me separaba de la más funesta de mis victorias. No utilicé mis conocimientos de medicina para sanar a un enfermo, sino para que muriese y que venciese su voluntad, él no quería curarse. Debía aprovechar el momento de lucidez que se produce antes de la muerte, para saber las causas que hacían de Alex el enemigo público número uno. Allí estaba Blanca para descifrármelo.
- ¿Te apetece un reconstituyente?
- Sí, muchas gracias. Germán, ¿qué va a suceder ahora?
- Sus órganos comenzarán a fallar en cadena hasta que se produzca un colapso metabólico que le
cause la muerte. - ¿Sufrirá?
- No, ni sufrirá ni será consciente, el TE-4G al que está conectado calcula, en cada instante, la dosis de sedación que necesita hasta inducirle el coma momentos antes del desenlace.
- Me gustaría estar presente cuando éste se produzca.
- No creo que aguante más de ocho horas. Cuando estemos cerca te llamaré, desde que entre en coma tendrás una hora para venir.
- No hace falta, siendo tan inmediato no me iré y desde aquí realizaré mi editorial. ¿Podemos ir a un sitio más discreto?, necesito descansar antes de ponerme a trabajar.
Con las bebidas en la mano la llevé a mi despacho. Sentados en la mesa de confidente, me contó la importancia que los gobernantes daban a su vida. Los dirigentes políticos quieren dar pública coherencia a sus actos y eso de la inmortalidad les sobrepasa. En tono monocorde me contaba la versión de la historia que yo desconocía y que estaba en las entrañas de la situación actual.
- Todo empezó hace setenta años cuando el servicio médico personal del emperador le pidió a Alex que su equipo tratase la primera clonación regia. Así comenzaron las primeras sesiones para preparar el proceso. Debido a que él y sus descendientes directos no tenían un homo-latente, los plazos se alargaron más de la cuenta, pues hubo que esperar a que se realizasen los clones del emperador. Las visitas de trabajo se fueron intensificando y el asiduo contacto terminó por convertirlo en un confidente de adalid. En sí misma la clonación era la etapa menos complicada, pues al fin y al cabo se trata de obtener un espécimen biológico idéntico a otro, sea noble o lacayo técnicamente es irrelevante. El dilema comenzó a plantearse cuando se trató el asunto de la copia mental. Realizar una copia del cerebro era conocer los pensamientos y vivencias del emperador, las vulgares y las selectas, las públicas y las secretas, las confesables y las inconfesables. ¿Quién debería realizarla?, ¿quién y dónde guardarla? y ¿quién se encargaría de destruirla? cuando el proceso de clonación integral hubiese terminado. Todas esas preguntas de Estado afectaban al emperador y a su gobierno. Por esto el fallecimiento de Valerio V, está creando dudas y se cree que ha sido un complot. La persona que estuvo a su lado, que la aconsejó, que conoce sus últimos secretos y que además es la que ha inventado este negocio de la inmortalidad, es Alex. Además, ¡oh azar!, también se muere en la planta de un hospital que puede curarle. ¿Qué pensarías?
- Que lo han asesinado.
- Dime, Germán, si no te parece que detrás de este velo se contornean figuras de conspiración. Quién se creerá esta historia de que Alex no quería vivir.
- Nadie.
- Si Arturo declara que quería salvarle, y Alex, la única persona que puede levantar las sospechas, ha muerto, implícitamente las pruebas te incriminan.
- En efecto, todos pensarán que he sido la mano ejecutara de una trama y que no ha fallecido de muerte natural.
- Estate tranquilo que no te acusarán sólo a ti, no se conformarán sólo contigo, esparcirán la duda sobre la actual clase gobernante. Bueno ya es suficiente
Se levantó sentándose en el sillón de mi escritorio, se quitó los zapatos, recostó la cabeza sobre el respaldo y cerró los ojos. Agotada, el sueño de un duro día la venció de inmediato. Los ojos, ya relajados me indicaban que estaba soñando, pero a diferencia de Alex, los suyos no se volcaban en el ordenador central de back-up cerebrales del hospital....