.... me encontraba abatido, sin lucidez para pensar por las continuas trabas que teníamos que superar. Cada día las decisiones que debía tomar se tornaban más difíciles, el fino equilibrio entre lo permisible y lo permitido hacía que el sendero por el que ascendíamos a la cumbre de la vida se tornase en precipicio. Tuvimos que esperar cincuenta años a que Hera creciese para poder continuar con nuestros experimentos prácticos. Era el tiempo que la ley nos exigía, esperar que ella madurase. Posteriormente, un comité validaría que el proceso de gestación exógena no producía taras físicas ni psíquicas en la persona, en cuyo caso autorizaría su utilización.
Doménica tenía claro lo que quería y estuvo durante muchos años teorizando y desarrollando, en el laboratorio, técnicas de fecundación exógena, pero ya había tocado techo y necesitaba validarlas aplicándolas a los homínidos. Quería dar un paso más y desarrollar un feto grande como un adulto. Había llegado a la conclusión de que era posible pasar de un embrión hasta un hombre a través de un proceso embriogénico artificial. En los embarazos naturales el cuerpo de la mujer limita el crecimiento de los fetos, con las gestaciones extracorpóreas sería posible ir más allá y desarrollarlo completamente hasta obtener un cuerpo adulto. Para ver con claridad sus peticiones nos reunimos ella, Hugo y Estela para tratar este espinoso tema.
- Las primeras muertes por colapso cerebral comenzarán, si nuestros cálculos no fallan, en poco tiempo. Por lo que necesitamos cerebros vírgenes para grabar las copias resumidas. – Les dije para hacerlos reflexionar
- Tendremos que vaciar el cerebro extrayendo la información esencial de las personas para que éstas continúen viviendo. – Prosiguió Hugo.
- De acuerdo, pero antes de optimizar las mentes demos un paso intermedio y aprendamos a realizar duplicados de cerebros de aquellas personas que fallezcan por accidente. – Puntualizó Estela
- Esto nos obligaría a disponer de un almacén de cuerpos clonados que serían una copia biológica de seguridad. – Le contestó Hugo
- Resulta inviable alimentar un submundo de clones para utilizarlos cuando nos hagan falta. – Continué
- Creo que es más factible engendrar el clon por gestación extracorpórea y en una década, tras copiar el cerebro, la copia vital estará andando por ahí. – Sentenció Doménica
Después de la exposición detallada que hizo sobre sus teorías y simulaciones de laboratorio se abrió un profundo debate teórico. Analizada la técnica, comenzamos el enhebrado debate ético del cuerpo y del cerebro, de la vida y de la muerte, del huevo y de la gallina. Habíamos desarrollado un modelo teórico por el cual podríamos tener un cuerpo adulto dentro de un cascarón uterino. Sin vivencias su mente estará vacía, estaremos ante un cuerpo vegetativo sin consciencia humana, a ese cuerpo lo llamaremos homo-latente. No es un hombre, es un sapiens que espera tener vivencias emocionales.
Estábamos cerca del horizonte, el amanecer de la inmortalidad nos esperaba a la vuelta de la esquina. Un trasplante de cerebro sería la alternativa para las muertes traumáticas, hasta dominar la técnica de programación cerebral completa, la inmortalidad tendría que esperar. Cuando se desarrollen los traductores encefálicos programables, se podrán realizar copias mentales y, cuando liberemos los recuerdos inútiles de la memoria, alcanzaríamos la eternidad.
Ese era la parada final y ello nos obligaba a definir los derechos de una persona que quiere vivir eternamente frente a las de un homo-latente, que es su clon adulto no nato. Teníamos que resolver muchos dilemas para los cuales no podíamos utilizar los arcaicos conceptos éticos que germinaron en la antigua Grecia y se han adaptado hasta nuestros días. Si queríamos ser dioses debíamos de razonar como dioses, pero ¿cómo razona un Dios?, ¿cuáles son los criterios que utiliza para tomar decisiones? Ese era el problema, el conocimiento era el problema y a la vez la solución. Nunca conoceremos más allá de donde alcanza nuestra vista si no andamos en esa dirección. Vayamos hacia lo desconocido para conocerlo, acorralemos a la ignorancia para que cada vez le quede menos espacio donde reinar, recorramos el infinito camino que nos lleva al horizonte.
Tenía que informar a Jerónimo, como director del hospital Memorial Cinco de Enero debía estar al corriente de los pasos que queríamos dar y luego los gobernantes nos tendrían que autorizar. Volví a subir los pesados escalones de la burocracia, comencé por la junta de gobierno del hospital. Necesité un mes para exponérselo al secretario del ministerio que lo consideró interesante y urgente, por lo que pudimos obtener cita con el ministro seis semanas más tarde.
- En resumen, señor ministro, lo cascarones uterinos se tendrían que adaptar al tamaño adulto que es el homo-latente. En el cascarón primario pasaríamos de un embrión a un bebé, en el cascarón secundario de un bebé a un niño, en el cascarón terciario de un niño a un adolescente y por fin en el cascarón cuaternario mantendríamos un cuerpo adulto con una mente en blanco preparado para ser utilizados según necesidad. Esas son las etapas para obtener un homo-latente.
- ¿Qué pasará el día en que se puedan grabar ideas en ese cerebro?
- Que tendremos una copia idéntica de la persona clonada, lo que denominamos una copia vital. El problema se planteará cuando seamos capaces de manipular las copias informáticas de los cerebros, entonces podremos hacer hombres que piensen a la carta.
- Si utilizamos mal tal herramienta sería catastrófico, pero este temor no puede pararnos. En cualquier caso, no podemos permitir que otros gobiernos tomen la alternativa obteniendo ventaja. Adelante con el experimento.
- Señor ministro, – le dijo Jerónimo – no hemos abordado los problemas éticos que se pueden plantear con la conservación, intercambio y utilización de estos cuerpos.
- Lo abordaremos más adelante. Queda claro que el proyecto es de alta confidencialidad y prioridad. Necesito resultados en el menor tiempo posible, la falta de recursos no debe ser una excusa. Quiero un informe mensual del proyecto y de su grado de avance.
De pronto se abrieron las puertas para desarrollar el programa Eros para la obtención del homo-latente. Con el fin de minimizar riesgos y acelerar al máximo los resultados lo subdividimos en dos, el programa Eros que obtendría dos homo-latentes siguiendo el ciclo natural de crecimiento, ellos nacerían a los treinta años. Y el programa Eros-C o concentrado que, aplicando técnicas de crecimiento acelerado de órganos, los dos homo-latentes llegarían a la edad adulta de los treinta en doce años. Además del material biológico, necesitábamos material psicológico, es decir cerebros saturados de gente longeva a punto de colapsar. Utilizamos dos voluntarios que desconocían el verdadero origen de su aportación experimental. A ellos se les dijo que participaban en un experimento para calcular la saturación mental del cerebro con el paso del tiempo.
Pasaban los años y a medida que nos dirigíamos hacia el horizonte éste quedaba más lejos. Según se acercaba la fecha de despertar al primer homo-latente, mis temores crecían. Llamamos a los donantes para hacerles otro encefalograma y ver cuál era su nueva saturación tras lo doce años de vivencias. Ellos no sabían que los habíamos clonado, ni que habíamos realizado un el duplicado de su cerebro. Lamentablemente uno de ellos, había muerto, lo que nos dejaba sin margen de error.
Me reuní con el ministro de sanidad para explicarle los últimos pasos del proceso y le presenté la problemática con toda su crudeza.
- Señor ministro estamos en condiciones de poder culminar el experimento. Uno de los donantes ha muerto y sólo dispondremos de un homínido para activar.
- Bueno haremos el salto mortal sin red. ¿Cuál es el verdadero problema?
- Obtendremos la copia vital de la mujer y al acabar el experimento tendremos que destruirla.
- No entiendo por qué.
- No podemos permitir que haya dos personas idénticas en el mundo una de las cuales sea un duplicado salido del laboratorio.
- Entonces, ¿qué problema hay con destruirla?
- Eso significa matar a una persona.
- En absoluto, en este caso es como si destruyésemos el espejo que está reflejando la
imagen.
- Ahora sí, en el futuro no. Entonces será la imagen la que continuará y será tan real
como el original.
- Me pone usted ante un dilema.
- Esa es la gran pregunta, si queremos avanzar hay que asesinar.
- Alex, ¿no podrías pasar de los detalles y pedirle autorización global para terminar el
experimento? – Dijo mi jefe
- No, Jerónimo creo que es conveniente que todo el mundo conozca las implicaciones éticas que esto conlleva, que las compartamos y que asumamos los hechos como un paso imprescindible para que la humanidad evolucione.
- En este negocio no sólo hay técnica. Pedí estar informado con detalle y quiero seguir estándolo. ¿Qué más problemas hay? – Apuntó el ministro
- Además, tendremos que contravenir las leyes y no decirle al donante el verdadero uso que vamos a dar a su copia mental.
- ¿Por qué no podemos informarle?
- Señor ministro si lo conoce la donante, su copia vital sabrá que es un duplicado y que la vamos a matar. ¿Se imagina el sufrimiento que sería cuando despertase sabiendo que al cabo de cuarenta días será sacrificada? Habíamos previsto que cuando reanimemos a la copia vital o versión B, le diremos que acaba de salir del coma tras un colapso metabólico y la estamos curando.
- Tiene mi acuerdo para saltarse el capítulo informativo del protocolo de donaciones experimentales, de lo demás no he escuchado nada. – Sentenció el ministro.
Cuando terminó la reunión concerté cita con los baños árabes Medinamayrit de la calle Atocha tomaría una sesión de baño y masaje para después comer en su restaurante y pasar relajado la tarde. Llegué a casa y me quedé transpuesto hasta las siete y media. Necesitaba compañía y llamé a Itziar para ver si quería cenar conmigo, estaba de viaje y salvo que fuese a Buenos Aires no podría comer con ella. Lo intenté con Igor, pero no me contestó. No tuve más remedio que afrontar en soledad mis temores e inquietudes, yo sabía que no todo el mundo aceptaría nuestra forma de proceder.
A los pocos días, recibí, por sorpresa, una llamada del ministro quién tras reflexionar sobre lo hablado, había decidido crear un comité que definiese las normas de los procesos de regeneración externa y que velase por la integridad ética de sus aplicaciones. Me pidió que fuese miembro, ¿cómo podía negarme a ello?, prefería controlar lo que podíamos hacer a que lo hiciesen otros. Así se creó el CeCAR o Consejo Ético de Clonación y Aplicaciones Regenerativas que a partir del próximo mes comenzaría a funcionar. Estaba claro que el ministro no quería asumir la responsabilidad, ni verse involucrado en todo el debate ético y religioso que se produciría tras el anuncio de los primeros resultados del proyecto Eros-C. Por eso propuso crear un comité que le hiciese de escudo protector.
Estela y Doménica se encargaron de obtener la copia mental. Para realizar la transferencia, decidimos utilizar el traductor de cuarta generación, necesitábamos una tener copia cerebral exacta para compararla con el modelo natural. Por fin, todo estaba listo y procedimos a despertar al homo-latente.
Con suma precisión los cirujanos injertaron las interfases de la conexión trilobular directa para que Hugo pudiese conectar los bornes del TE-4G y comenzar la transferencia de datos mentales a la masa encefálica del homínido que aún yacía en el interior del cascarón cuaternario y convertirla en una mente humana. El grabado fue un éxito, no hubo necesidad
de retocar nada. El equipo de anestesistas comenzó a reanimar a la, no sabría en estos momentos como denominarla, pero para mí ya era una copia vital, aunque para ello tuviese que superar el test de Giorgio. Cuatro horas más tarde teníamos el primer contacto físico con ella. La psicóloga de forma personal y el resto a través del circuito cerrado del hospital.
- Petra, buenas tardes, soy la doctora Báez, ¿cómo se encuentra?
- Aturdida, muy desorientada y dolorida, como si me hubiese caído en una trituradora. - No se preocupe, es normal después de lo que ha sufrido. Necesito hacerle ciertas
preguntas para comprobar su estado de salud, ¿se encuentra en condiciones de hablar conmigo?
- En condiciones no me encuentro, estoy muy cansada, pero si es para diagnosticarme, adelante, le ruego sea lo más breve posible.
- Permítame que la moleste durante cinco minutos, después llamaré a una enfermera que le pondrá inhibidores del dolor y relajantes para que descanse profundamente. ¿Recuerda lo que le ha pasado?
- No, no me acuerdo de nada, me cuesta pensar.
- Bien, comencemos por el principio. Hace dos meses sufrió un colapso metabólico por ingestión de alimentos adulterados que le produjeron un coma profundo. Desde entonces fue ingresada en este hospital y tratada para resolver los problemas físicos. Yo estoy aquí para ver cuáles son sus secuelas mentales y psíquicas. Su cuerpo lo hemos curado y poco apoco adquirirá el tono normal, permítame que ahora recuperemos su mente, pero debemos de trabajar juntas y me tendrá que ayudar mucho. ¿Ha entendido lo que le acabo de decir?
- La entiendo, pero aún no me sitúo.
- Es normal, estamos ante un proceso lento y poco a poco irá recobrando su tono mental. ¿Se encuentra preparada?
- Sí, adelante.
- ¿Dígame como se llama y qué edad tiene?
- Soy Petra Colorado y tengo doscientos años tras una regeneración.
- ¿Qué es lo último que recuerda desde que perdió el conocimiento después del colapso
que sufrió?
- Lo último que recuerdo, lo veo borroso, ¡ah, sí, ya lo recuerdo!, estuve haciéndome
unas pruebas en el hospital.
- ¿En qué hospital?
- En, en el Memorial Cinco de Enero.
- ¿Qué pruebas?
- Fui porque necesitaban realizarme unas pruebas para cerrar unos estudios de
saturación cerebral.
Su mirada se quedó en blanco, como buscando algo que de repente le hubiese sucedido,
daba la impresión de que sentía que su vida se le interrumpió en esa consulta. - ¿Se encuentra bien?, la veo aturdida, por hoy vamos a dejarlo.
Cuando al terminar hablé con Estela, me confesó que la última respuesta la había ruborizado y huyó de la habitación, tenía miedo de que la reconociese y acabó repentinamente la consulta.
Me contó que la auténtica Petra, antes de hacerse la copia, estuvo hablando con ella y con Doménica y podía reconocerla. Debíamos de seguir el programa y empecé a ver dudas en el equipo, el miedo a lo desconocido comenzaba a atenazarlos. Les pedí que nos reuniésemos para intercambiar opiniones, cruzar temores y decirnos frivolidades, en definitiva, ajustar nuestros comportamientos para alcanzar el objetivo que nos habíamos marcado.
- Nos ha sorprendido lo rápido que Petraclon hace de Petra, cuando nos debíamos alegrar. Esa es la prueba que consolida nuestros estudios. – Rompí el fuego.
- He de reconocer que vi en su mirada la pregunta inquisidora, aquella que aparece cuándo das forma a una idea después de que la mente se te haya quedado en blanco. Presentí que me había reconocido e iba a culparme de ser la causa de sus males.
- ¡No, Estela!, – le dije con un tono circunflejo para darle seriedad a mis palabras – Petra pensaba acusarte de haber creado su clon y de tenerla secuestrada mientras éste usurpaba su verdadera vida.
- ¡¿Cómo lo sabes?!, ¡eso fui lo que sentí cuando me miraba fijamente!
- Me preocupaste, cuándo saliste de la habitación, te noté perturbada y fui a verla para saber que había sucedido, confesándome lo que te acabo de decir.
- ¡No es posible!, ella no sabe nada de nuestro experimento y por tanto que es una clon. No pudo hacerte dicha afirmación.
Se le cortó el habla cuando se dio cuenta de mi sarcasmo. Sonreí para rebajar su tensión y admitir que le había gastado esta broma para quitarle los temores que el primer contacto con Petraclon le había producido.
- Alex, no vuelvas a tener una actitud tan canallesca conmigo, me has asustado, por un instante dudé de mis conocimientos y de mi trabajo.
- Lo siento, pero quería abrirte los ojos, tu comportamiento empático era irracional. Todos debemos tener claro que no podemos implicarnos sentimentalmente y debemos de actuar como lo que somos, unos investigadores profesionales.
- Sí Alex, pero podías haberlo, dicho de otro modo, sin necesidad de socavar los sentimientos de Estela. – La apoyó Doménica
- Bueno, me he pasado un poco y pido disculpas, zanjemos el asunto y continuemos según el protocolo establecido. ¿Estela, tienes fuerzas para seguir comprobando el estado psicológico de Petraclon? Tienes que garantizar que, mental y emocionalmente, es idéntica a la original.
- Sí, pero hoy no puedo continuar, necesito reponerme.
- No te preocupes, tenemos tiempo, cógete el resto del día libre. Mañana, cuando despiertes, verás que el horizonte estará allí, lejano, esperándote para que lo atrapes.