Nada más llegar a mi despacho comencé a indagar sobre toda la normativa legal relacionada con los derechos que tenían los enfermos terminales. Quería saber a qué me estaba enfrentando para no dejarme manipular por mi paciente y decidir libremente.
La cirrosis fue una enfermedad mortal, que se encontraba incluida en la ley de asistencia a enfermos terminales. Superada por los avances científicos, nadie cayó en la cuenta en derogar ciertos artículos que hoy permitían a un enfermo pedir que se le dejase, absurdamente, morir. ¿Quién iba a imaginarse que una persona se negaría a que la curasen?, un simple trasplante de un hígado clónico, y el bloqueo de las células de metástasis, era suficiente para salvar su vida. Si el cáncer no estuviera tan avanzado, tratado con células madre, se le hubiese regenerado el hígado y no habría contorneado la ley. Éste no era el caso. Además, como buen conocedor del sistema médico y jurídico, él repudiaba el único tratamiento que le permitiría curarse. Hechizado por el enigma de su negación, yo quería entender por qué el hombre que abrió las puertas de la inmortalidad y que hizo posible traspasarla, quería morir.
Cuando terminé de navegar por los entresijos jurídicos, me sentí reconfortado con toda la información que obtuve, no había dudas de mi buen proceder y me encontraba mucho más seguro. Ahora yo sabía que Alex podía pedir una cicuta para acortar inmediatamente este sainete y no lo había hecho. Era sorprendente ver cómo, en su lecho de muerte, le apetecía jugar a pulsos de poder. Esto me intrigaba a la vez que me atrapaba en su potente tela de araña
Muy despacio ese cuerpo se iba degradando, llegaría un punto en que, de forma irreversible, se asomaría al precipicio para caerse en el vacío de la expiración. Me preocupaban los momentos de lucidez, pues son el paso previo a la muerte y temía que ésta nos cogiese por sorpresa. Al pensar esto me estremecí y me sobrevino la desesperanza de que falleciese sin desvelar las causas de su obcecación. Pensé con rubor que tal vez el ordenador central de back-up del hospital, que recibía las sinuosas ondas de todos los sueños de Alex, conociese el secreto que yo buscaba....