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Chapter 16 - LA INERCIA DE LA VIDA -1-

Cumplí mi promesa y volví a verle para contarle minuciosamente la batalla que acababa de librar con Arturo. Alex se encontraba en la cama, tumbado boca arriba, con los ojos cerrados. Cuando notó mi sigilosa presencia giró la cabeza y esbozó una leve sonrisa de satisfacción.

- ¿Qué tal ha ido la lucha con su jefe?

- Mal, en todas las guerras se acaba mal, incluso cuando se gana.

- ¿Cómo lo sabes si nunca has participado en una?

- Porque en la que ahora estoy librando, ya he perdido a un amigo.

- O has conocido a un colega, en estos tiempos de relaciones superficiales se confunden los

compañeros con los amigos.

- Me llevaba bien, me caía simpático, le respetaba.

- Pero no era un amigo.

- Va a contraatacar, presionará a todo el equipo médico hasta que uno ceda. Sabe que con la

decisión que tomaste, nos has eximido de toda responsabilidad, pero debe ser contundente porque cada vez le queda menos tiempo para curarte y mantenerte vivo.

- ¿Dejarías que me reprogramase el cerebro, manipulando mi libertad?

- Tú sabes que es la única alternativa que le queda, si los políticos ganan la batalla legal y te curan, él tiene que quitarte ese pensamiento para evitar que te suicides y hagas prevalecer tu paranoica voluntad.

- Germán, te digo que, salvo que vacíen mi cerebro, estos pensamientos volverían a surgir, ellos no

nacen de células anómalas, son fruto del amor, de mi gran amor.

- ¿Qué quieres decir?

- Nada, no quiero hablar de ello, sólo pretendía señalarte que, aunque ganasen ahora, sólo

conseguirían la victoria de una batalla, no ganarían la guerra.

- No estés tan seguro, te escanearían completamente el cerebro hasta encontrar los pensamientos

anómalos y reprogramar todas las ideas que te inducen a no querer vivir.

- Esas ya no se encuentra en mi cerebro. Déjame, me siento cansado quiero cerrar los ojos y

saborear mis últimos sueños.

Le miré las constantes y pedí que aumentasen dos miligramos la sedación durante un par de horas

para que se recuperase del esfuerzo. Abandoné su lecho y me dirigí a mi despacho a estudiar la jurisprudencia del asunto que me ocupaba. Ahora tenía otras inquietudes que me apartaban de los sueños que el TE-4G estaba enviando al ordenador central de back-up cerebrales del hospital ....