.... cuando vas de caza tienes que controlar las pulsaciones. Si quieres abatir una presa debes apretar el gatillo sin titubeos y para ello tienes que dominar las emociones convirtiendo al ser vivo en un objeto inerte....
.... la barbarie nuclear que vi me sirvió para no titubear. En mi camino hacia la inmortalidad me crucé con copias de bípedos racionales, copias clónicas de hombres, y cuando cumplieron su función experimental, los maté para impedir que se interpusiesen con su original....
.... yo nunca había cazado y mi primera montería fue para ir a matar hombres, aquellos animales irracionales que habían causado la barbarie nuclear. Teníamos la orden de ejecutar con microsayones a los dirigentes cantonales responsables de la masacre nuclear.
Los microsayones son la mayor arma letal jamás inventada, la que hizo obsoleta las guerras y terminó definitivamente con los conflictos bélicos. Son armas biológicas de activación instantánea. Hartos de soportar escaramuzas bélicas y atentados integristas, nuestros científicos se dedicaron a investigar sobre los procesos celulares y han conseguido bioprogramar los comportamientos de células como si fuesen autómatas, de forma que cuando reciben la orden éstas se activan según las pautas predeterminadas, que pueden llegar hasta su autodestrucción. Nosotros, los de la NRBQ, fuimos los encargados de contaminar a los miembros del gobierno de Cantón, infectaríamos su cuerpo para reprogramar sus células y hacer que éstas les coagulasen la sangre. Actuaríamos de paisano y nos infiltramos por su retaguardia hasta localizarles e infectarles. Fue la única misión ofensiva que hice durante mi obligatoria vida miliciana.
Notaba como mi ritmo cardiaco se aceleraba a medida que nos acercábamos al policía de fronteras cantonés. Llegábamos en un vuelo procedente de Varsovia y de todos los componentes del comando, yo era el más tenso. Como una jauría de cazadores, nos dirigíamos hacia el coto y yo no estaba preparado para rastrear carne humana. Era novato y la intranquilidad que tenía estaba entumeciendo mis músculos.
El ancho pasillo del aeropuerto se cuarteaba en pequeños cajones que obligaban a pasar a los viajeros, nos separaban como si fuésemos ganado que va al matadero. Al lado de cada barrera se encontraba un agente que seleccionaba aleatoriamente a los transeúntes para cachear. Creía que todos los policías me estaban mirando y sólo aguardaban a que llegase a su altura para arrestarme. No tuve que esperar a que el guardia me interpelase, nada más cruzar el arco láser de identificación, una esfera de diodos led se alumbró en naranja.
- Señor Rus diríjase a la zona de chequeo número cuatro. – Ordenó el sistema automático de vigilancia personalizada.
A mi izquierda se abrió una puerta cromada, encima del dintel un panel rectangular mostraba mi fotografía. Hacia ella me dirigí, intentando calmar mi ansiedad. En la pequeña estancia había una mesa, una silla, una percha y una cabina de reconocimiento neuronal. El policía me pidió que me desnudase completamente y que me tumbase en la camilla para que
el magnetoscopio hiciese un holograma del cerebro, que comprobaba la veracidad entre lo que uno pensaba y lo que uno decía. Era un detector infalible de mentiras.
Al quitarme los pantalones me sobresalté, noté con mis dedos el comunicador móvil CPC y me quedé helado. Si me alejaba sin apagarlo, éste se formatearía y para mí se habría acabado la misión al quedarme incomunicado del resto del comando. Inmóvil pensaba en las instrucciones que recibí cuando me dieron el sofisticado material necesario para realizar este operativo y buscaba una forma imperceptible de apagarlo.
- ¡Señor Rus dese prisa!, sólo disponemos de cuatro minutos por persona para realizar el holograma de descarte.
- Lo siento, pero nunca me había visto en una situación similar y estoy un poco nervioso.
- Tranquilícese, es inocuo, rápido y no duele, el único inconveniente es que debe desnudarse para realizarlo.
Al cabo de un rato me indicaron que bajase y me vistiese, la prueba había finalizado.
- Disculpe por las molestias, ya puede marcharse, su holograma cerebral se destruirá cuando cruce el vano de la puerta.
Me vestí, recogí el equipaje y comprobé que mi comunicador estaba inactivo. Con la garganta reseca por la inmensa tensión recién sufrida, me marché a la cafetería a tomar una botella de nutrientes isotónicos y pensar cómo localizaba a mis compañeros. De pronto llegó un mensaje al CPC pidiéndome que confirmara la reserva de mi hotel que caducaba en una hora. Me tranquilicé por saber que seguía conectado y hacia dónde dirigirme.
Por razones de seguridad estuvieron jugando conmigo al gato y al ratón, querían asegurarse de que no había sido descubierto y me estaban utilizando como señuelo para atrapar a todo el comando. Durante cuatro días, recibía mensajes que me indicaban puntos de encuentro para una vez alcanzados, desilusionarme pidiéndome que regresase al lugar de partida y al final los encontré.
Dejé el hotel y me trasladé a la casa de campo donde estaba montada la base de mi comando. Me contaron como vivieron ellos la odisea del aeropuerto.
- Tuviste suerte en el control de aduanas por no apagar el CPC. – Comentó el especialista en comunicaciones – De haberlo hecho estarías detenido.
- ¿Cómo que me hubiesen detenido?
- Alex el holograma se utiliza para saber si hay contradicciones entre la psiquis y la acción. Detecta todos los engaños que se producen al hacer cosas diferentes o contradictorias con lo que pensamos. Al verte entrar activé, desde mi comunicador, la función emisión de holograma, de manera que comprobaron una imagen coherente y falsificada de tus pensamientos....
.... no aprendí que la vida es lineal y el azar la domina. Me dejé llevar por ellas sin acordarme de que la vida es aleatoria y cambia de forma imprevisible. Me dejé arrastrar por Natividad, por Doménica, por Estela, por la vorágine del instante y por mi pasión. Por ellas acepté clonarme y hacerme un homograma sin tener en cuenta que la vida es fortuita. Me
clonaron y llenaron el cerebro vacío de mi homo-latente, que es la copia resumida de mi vida y perdí la nostalgia. No sabíamos que al vaciar un cerebro desaparece su proceso intuitivo y la capacidad para asociar ideas. Los homogramas tienen que adquirir esa habilidad de asociar experiencias, que es la base de la intuición, para vivir plenamente la vida eterna. Paradójicamente esa aptitud se adquiere viviendo, por lo que necesitaba pasar tiempo junto a ella, pero Natividad murió y no la pude regenerar. Con su copia hubiésemos construido juntos el porvenir, pero ahora, con mi soledad a cuestas, sólo la muerte nos unirá en la eternidad....
.... sonó un mensaje en el comunicador CPC pidiéndome que en una hora estuviese preparado y en el lugar donde había sido destinado. El capitán Alfaro acababa de iniciar la montería de la venganza, por fin había reunido a su jauría y como buen cazador estaba dando las ultimas órdenes a sus sabuesos para que nos centrásemos en nuestros objetivos de forma coordinada, como si de un sólo perro y de una sola presa se tratase. Habiendo sonado el cornetín, era cuestión de tiempo para que corriese la sangre de la ignominia. Por fin aparecieron las primeras instrucciones, indicándonos el lugar donde se encontraban los objetivos a eliminar. Disponíamos de dos días para completar la operación y así lo hicimos.
Una vez contaminados todos los miembros del gobierno, Fátima activó el programa enviándonos el mensaje, "la diáspora de los elegidos ha comenzado". Hora mi comando tenía que aletargarse durante quince días y luego marcharnos hacia el mar dónde seríamos rescatados.
Tras ocho días de comida racionada, doscientos kilómetros de marcha por bosques y montañas, llegábamos exhaustos a nuestro destino. Al poco de confirmar nuestra posición una unidad de transporte aéreo nos recogía en la playa para conducirnos a la fragata que nos esperaba en aguas internacionales para llevarnos apaciblemente a casa. Rápidamente pedí noticias sobre el conflicto que habíamos desencadenado.
- Todo resuelto, teniente, salvo las bajas de las primeras escaramuzas, se firmó la paz. - ¿Cómo es posible que sucediese?
- Los microsayones disuadieron al nuevo gobierno de Catón. El uso prudente que ordenó
nuestra Emperatriz les demostró la inutilidad del conflicto. Sabían que podíamos causarles las bajas que quisiésemos y sólo les produjimos fiebres descontroladas.
Los microsayones, unas armas biológicas, selectivas y contundentes llevaron al mundo a la paz más duradera que jamás el hombre ha conocido. El miedo a la muerte nos ha convencido de que tenemos que convivir en armonía. Pero el temor en el hombre es pasajero y siempre habrá alguien que terminará por perturbar el equilibrio.