Mientras la contienda se desenvolvía, Kasir observaba de reojo a su discípulo, quien apretaba los puños en señal de frustración. "Esto será beneficioso para él", pensó Kasir. "Ver cómo es el mundo".
Jiro sentía la presión del combate cuerpo a cuerpo, notando que ni siquiera su técnica del Dios del Rayo lograba marcar la diferencia. Decidió cambiar de enfoque, consciente de que estaba perdiendo terreno.
—Esa es una técnica bastante impresionante —comentó Retzu, observando con curiosidad el cuerpo de Jiro envuelto en energía—. ¿Sabes cuál es el problema de tu técnica?—.
Estas palabras hicieron que tanto Kasir como Leonar y Jiro prestaran suma atención a lo que Retzu iba a decir.
—La Técnica del Dios del Rayo es una habilidad concebida para un cuerpo marcial perfecto .La carga que inflige a tu cuerpo es extrema. No puedes verlo, pero yo sí; tus músculos y tu centro de energía se están desgarrando. Es una técnica letal, pero para ti también. Debes saber que usarla puede causarte lesiones irreparables o incluso la muerte puede ser una carta de trinfo o muerte—.
Jiro frunció el ceño, sintiendo una mezcla de frustración y sorpresa. Sabía que Retzu tenía razón observando los ojos de Retzu en el proceso.—Tus ojos ahora lo entiendo ven más de lo que las personas normales pueden ver —.
Kasir, observando la escena, reconoció la sabiduría en las palabras de Retzu y las habilidades oculares que poseia. Sabía que este momento sería crucial para el desarrollo de su discípulo. La anciana sacerdotisa, desde su asiento, observaba con una leve sonrisa, comprendiendo que este combate no era solo físico, sino también una lección vital para los jóvenes presente.
—¿A qué se refiere con eso, maestro? —preguntó Danis, su voz cargada de incertidumbre, como un niño que descubre algo nuevo y no lo entiende.
Kasir, llevándose la mano a la barbilla en un gesto pensativo, respondió:
—La técnica del Dios del Rayo es una técnica de refuerzo y a la vez, una técnica de amplificación.
—¿Me dices, maestro Kasir, que es una técnica de ataque y defensa usando Qi de forma no convencional? —preguntó Sara, tratando de entender.
Kasir asintió.
—Pero, maestro Kasir, amplificar y reforzar son técnicas difíciles de combinar. Usarlas con energía de rayo que es una de las energías más violentas es casi imposible. Las técnicas de rayo utilizando Qi son complejas y destructivas, pero no defensivas por eso son más usadas con hechizos que con Qi.
Kasir asintió, reconociendo la lógica en las palabras de Leonar.
—Eso es cierto. La energía del rayo es inmensamente poderosa y difícil de controlar. Muchos guerreros se han rendido al intentar dominarla, Ya que las lesiones internas ocurridas por usar esta energía son extremadamente complejas. Sin embargo, hubo un genio que emergió de un pequeño dojo, un maestro en el arte de la guerra, que nos mostró lo devastadora y versátil que puede ser esta energía cuando se domina por completo creando la tecnica Dios del rayo o destello del Dios del rayo —dijo Kasir con tono reverente.
—Recuerdo que mi padre me contó que una vez, en una misión, luchó contra él y casi muere —comentó Leonar.
El grupo se giró para escuchar a Leonar, cuya voz temblaba levemente al evocar aquellos recuerdos. Las.
—Como alguien de casi mi misma edad se hizo tan fuerte es algo fustrante yo pensaba era fuerte maestro más fuerte que el —comento Danis así llorando de fustracion .
—Es natural que te sientas así —dijo Kasir con tono comprensivo—. La Técnica del Dios del Rayo no es algo que uno espere ver a menudo, y menos aún de un joven guerrero. Pero debemos recordar que el poder no discrimina por edad; lo que importa es la voluntad y el corazón del que lo maneja.
—Tus ojos no se han rendido eso me hace pensar que tienes algo más bajo la manga eres alguien fuerte Jiro tu estás muy por encima de la media que tienes para mí — esto diciendo lo de una forma desafienta.
Jiro sonrió mientras se lanzaba a gran velocidad, dejando una pequeña nube de polvo a su paso. Retzu iba a contraatacar, pero su atención se desvió por un instante y decidió esquivar el ataque de Jiro. Este había envuelto todo su cuerpo con la Técnica del Dios del Rayo, aumentando su velocidad considerablemente. Retzu saltó hacia atrás, evitando el golpe.
Mientras estaba unos segundos en el aire, tres círculos mágicos verdes aparecieron en su espalda. Los círculos se activaron y expulsaron unos torbellinos de viento tan fuertes que azotaron a Retzu contra el suelo y varios árboles antes de que pudiera recuperarse del ataque. Jiro continuó, lanzando un ataque de palma que generó una onda expansiva, destrozando varios árboles en su camino.
Retzu, agitado pero determinado, notó que los ataques de Jiro se volvían cada vez más rápidos, más agudos, más fuertes y más letales. A medida que esquivaba, se vio forzado a retroceder. Antes de que pudiera reaccionar, un círculo mágico de color rojo apareció bajo sus pies, desatando una llamarada que lo encerró en un anillo de fuego, quemándolo sin piedad.
Retzu luchaba por mantenerse consciente mientras las llamas lo rodeaban. Jiro, viendo la ventaja, se preparó para el final.
Retzu quedó atrapado en un torbellino de fuego que no lo dejaba salir. Sara, preocupada, intentó ayudar a su hermano, pero Leonar la tomó del brazo.
-Perdón por mi rudeza, joven señorita, pero esto es un duelo que ambos aceptaron. No podemos intervenir, y menos con la sacerdotisa observando.
Sara, entendiendo la situación, solo pudo suspirar.
—Era obvio que perdería esta pelea. Jiro es el abanderado del norte, un genio inigualable—.
Jiro gritó:
—¡Ríndete, Retzu, y te sacaré de la prisión de fuego!—.Con un chasquido de sus dedos, aumentó la fuerza del hechizo.
Mientras todos daban por perdida la pelea, la columna de fuego que encerraba a Retzu fue partida en dos. Un corte horizontal atravesó el pecho de Jiro sin darle tiempo a reaccionar, la fuerza del ataque fue tan intensa que cortó varios árboles a su paso.
Jiro no supo qué había pasado. No se dio cuenta de nada, solo vio cómo el torbellino de fuego se desvanecía y su cuerpo caía sin entender lo que ocurría. Mientras caía, miró hacia el frente y vio aquellos ojos carmesí que se tornaban casi oscuros como la noche, saliendo del hechizo como si nada.
El silencio se apoderó del campo de batalla. Retzu, con una determinación implacable, se erguía entre las llamas, su figura resplandeciendo con una energía aterradora.
Jiro, debilitado y atónito, sin saber cómo había terminado en el suelo, solo pudo observar cómo su oponente se acercaba.