*Estelle*
Gabe por fin había podido organizar una reunión del consejo con los líderes de las otras manadas de la zona. Llevaba semanas intentando que todos se tomaran en serio la actividad de los rebeldes. No fue hasta que se violaron las fronteras de otro territorio que parecieron dispuestos a escuchar.
Gabe estaba irritado porque su palabra no había sido suficiente, y no lo culpaba. Tenía la sensación de que las cosas con las otras manadas eran más complicadas de lo que creía.
Me advirtieron que me mantuviera alejado del salón donde tendría lugar la reunión. Gabe me había dicho que ignorara cualquier grito que oyera. Parecía que las relaciones diplomáticas estaban más que tensas.
Val y yo estábamos en la biblioteca hojeando registros familiares en busca de cualquier mención de pelaje rojo o naranja. Era tedioso, en el mejor de los casos, y ya nos habíamos tomado dos tazas de café hoy. Era sólo el segundo día de nuestra búsqueda de respuestas sobre mi familia.