Chereads / Dos y un nuevo Mundo / Chapter 56 - El Pequeño Gran Mercenario (V)

Chapter 56 - El Pequeño Gran Mercenario (V)

Al contrario de la mañana, esta vez todos corrieron sin descanso, por eso no pasó más de una hora desde la conversación entre Abel y Leo para que lograran ver los grandes muros de la Capital Nova.

Las grandes ciudades, capitales e incluso pueblos medianos cumplían estrictos horarios de entrada y salida. Obviamente la Capital Nova no era una excepción y el horario en el que la ciudad de encontraba abierta era desde la salida del sol hasta la puesta de este y actualmente había pasado más de una hora desde que este se ocultó, por lo tanto el ingreso estaba prohibido. 

Las grandes puertas al final del puente sobre el canal congelado estaban cerradas y eran patrulladas desde la cima de los muros, y no solo era así en este lugar, sino que obviamente todos los alrededores de la gran ciudad eran patrullados desde las altas murallas que lo rodeaban, y es por eso que si bien estaba prohibida la entrada fuera de horario, se podía observar mucha actividad en las cercanías de esta, especialmente antes del inicio del gran puente. Esto se debe a que gracias a la seguridad esparcida por la cima de las murallas muchos viajeros, mercaderes o comerciantes preferían viajar unos pocos minutos y gozar de esta "seguridad extra". Sin embargo, como cualquier ciudad, la palabra impenetrable no existe y si bien estaba prohibida la entrada, la verdad es que el castigo solo llegaría a ti en caso de ser descubierto, dando así existencia a aquellas personas que se dedicaban al trabajo ilegal de guiarte al interior por el precio justo, más conocido como "Contrabandistas".

Contrario a lo que uno pensaría la verdad es que este tipo de servicio era bastante solicitado, ya que existían muchas personas que no solo sus presencias, sino sus mercancías serían rechazadas, confiscadas y destruidas. Además, como funcionaba de ambos lados este método también servía para extraer materiales o "bienes" desde el interior.

El Rey y sus consejeros habían tomado decisiones y trabajado en tratar de exterminar este oficio, sin embargo, cuando se cree haber tenido éxito y las guaridas y redadas se detienen por unos días este negocio regresa como si fuera algo natural. Es por eso que las grandes mentes que asesoraban al Rey, y lo ayudaban con la carga de gobernar un territorio tan extenso, llegaron con una benéfica propuesta para el Gremio de Mercenarios. 

Esta propuesta fue nombrada como "El Pase libre de Mercenarios" y como se esperaba otorgaba el derecho a los Mercenarios afiliados a entrar o salir libremente de la ciudad incluso en horas fuera del horario establecido, lo cual, como aseguraron, era sumamente beneficioso y cómodo para ellos, ya que en caso de llegar retrasados no tendrían que esperar hasta la mañana siguiente para entrar y poder entregar y descansar de su petición. Sin embargo nada en este mundo era gratis y el Reino tenía condiciones para que esta se dé.

1. Los Mercenarios solo podrán entrar por las rutas de "contrabando" encontradas y reportar si hayan algún camino más para su posterior revisión. 

2. Los Mercenarios serán las únicas personas que puedan entrar, por lo que si se encuentran escoltando a otra persona deberán esperar hasta el amanecer con ella o abandonarla. El Reino se desliga de la decisión tomada. 

3. En caso de encontrar a "Contrabandistas" deberán someterlos y entregarlos con todas sus pertenencias y acompañantes a las patrullas situadas en las afueras de las rutas.

4. Deberán mostrar su identificación al momento de salir y encontrarse con una patrulla, además deberán reportar todas los objetos que lleven consigo.

Claro que como todo en este mundo esta medida no podía ser perfecta debido a la gran mayoría de factores que se presentaban, desde nuevas rutas o rutas sin conocer hasta sobornos a los Mercenarios y a las mismas Patrullas puestas por el Reino, a pesar de ello y aunque hubo quejas de que aquellas "rutas" sean caminos de las alcantarillas, estas se acabaron en poco tiempo, después de todo ser un Mercenarios no era un trabajo donde puedas ser tan quisquillosos o tener un estómago débil. Mostrando al poco tiempo resultados satisfactorios. 

Abel no sabía nada de esto, ya que si bien era un Mercenario la verdad es que aún se encontraba en su iniciación y, decírselo o no, no representaba un problema. Aunque también era cierto que este era un secreto conocido por todos los habitantes de la Capital y era más seguro decir que se olvidaron de decirle suponiendo que podría ya tener conocimiento de ello. 

Al final, cuando llegaron a los muros y se dirigieron a las muchas entradas, "Salidas de drenaje", Abel agradeció tener sus recuerdos del pasado y soportó el olor y la vista con facilidad, claro que también debió agradecer que el cuerpo que tiene en esta vida era especial, pero como no tenía conocimiento de ello poco podía hacer. 

- ¡Como se esperaba de mi discípulo, aguantas muy bien! 

- ¿Lo dices por el olor?

Ya caminando uno detrás de otro por los sorprendentemente espaciosos caminos, Ashley comenzó a hablar tan enérgica como siempre. Su voz resonaba por el lugar, ya que si bien era espacioso para lo que uno esperaba, en verdad estos lugares solo contaban con un pequeño sendero de treinta centímetros y justo al lado, unos pocos centímetros mas bajo, era el lugar donde recorrían las aguas turbias que llevaban todos los desperdicios de la ciudad y Abel solo pudo responder imaginando que sus palabras estaban relacionadas con esto. 

- ¿Qué? Claro que no, yo me refiero al camino de regreso, nunca pensé que un niño pudiera correr tan rápido.

- Ya veo...

- Sin embargo... creo que tienes razón, la primera vez que entré de esta forma no fue nada agradable, aunque soporté debido a que del lugar de donde provengo esta vista y olor no era imposible de ver. 

- ¿Enserio?

Abel fue tomado por sorpresa, no esperaba que un lugar como este pudiera traer recuerdos del pasado y hacer que alguien hable de su vida, así que sorprendido solo pudo continuar preguntando.

- Puedes apostarlo, contrario a los románticos y educados que son las personas detrás tuyo, la verdad es que provengo de una ciudad muy lejos de aquí, además era huérfana y solo podía confiar en mí y en mi......... Esto apesta.

Lastimosamente la conversación fue más corta de lo que Abel esperaba y tendría que quedarse con las ganas de conocer un poco más de este mundo de la boca de Ashley, ya que recordar el pasado a veces puede ser amargo y él más que nadie lo sabía, por eso, reconociendo el disgusto de Ashley incluso sin verla de frente, Abel guardó silencio y quizás debió agradecer.

- ¡...!

Fue una coincidencia, pero justo cuando guardó silencio Abel sintió la urgencia de poner la mano en su pecho y meterla entre sus ropas, entonces tapó el pequeño hocico que había vuelto a la normalidad. 

- ¡Ey, no te puedes detener así, podríamos caer!

Antes de entrar Leo le había dicho al niño que si bien eran alcantarillas no solo el mal olor era lo que te podía atacar, de hecho, como era un lugar donde se encontraba todo tipo de residuos podrían toparse con monstruos pequeños o alguno que otro mediano, por eso, en la fila que caminarían hasta entrar a la capital él se encontraría detrás de Ashley, seguido de los subordinados de ella y al final Leo.

Observando la distribución podría parecer extraña, pero visto de otra forma era una manera de decir que no importaba como fueran, ya que con este nivel de peligro y Ashley al frente no había falta de nada más y tal vez como una forma de divertirse, la persona asignada a ir detrás de Abel fue la mujer que ya lo había regañado muchas veces, entonces, cuando Abel se detuvo para callar a su pequeño tripulante, lo volvió a regañar una vez más. 

- L-Lo siento... 

- ¡Si lo entiendes camina de una vez!

- ... 

Abel suspiró antes de volver a caminar, fue un suspiro de alivio ya que a pesar de que su tripulante había materializado una parte de su cuerpo este no había sido descubierto, sin embargo este suspiro se torno de pesar cuando observó como Ashley había mirado momentáneamente hacia atrás antes de estallar en una carcajada. 

- ... Losiento, pero aguanta un poco más...

- ...Wof...

Abel pensó en lo mal que debería estar pasándolo aquel con un sentido del olfato mucho más desarrollado y solo pudo susurrar lo más bajo posible, tanto que sus palabras se perdieron en los sonidos de los pasos y el movimiento del agua y, entendiendo sus sentimientos y la razón detrás de esas palabras, también se perdió el pequeño quejido de su acompañante. De esa forma, mientras caminaron sin toparse algún otro imprevisto, lograron salir de las Alcantarillas. 

- Alto... sus identificaciones.

Para salir de las Alcantarillas debieron subir unas escaleras pegadas a la pared, entonces, al llegar al a superficie se hallaban en una especie de cuarto lo suficientemente grande para que salgas sin problema y te alistes para continuar por la única puerta en el lugar.

Al salir de este lugar uno por uno se encontraron con una Patrulla de tres soldados, todos perfectamente armados y equipados con sus plateadas armaduras y el escudo de la Familia Sgrowl en sus pechos. Los guardias se sorprendieron por un segundo al ver al grupo que apareció, sin embargo trataron de disimular un poco sus reacciones cuando sus rostros cambiaron a uno de preocupación. 

- ¡Claro, aquí esta!

- ... Ya veo... ¿Algo que reportar?

- ¡No, todo fue muy aburrido!

- Entiendo... adelante...

- ¿Eh? ¿Solo eso? ¿Acaso no quieres que te muestre mis partencias incluso si podría portar algo ilegal?

- ... Esta bien, adelante por favor. 

- ¡Jajaja gracias!

La apariencia de Ashley era "única" en este Reino, así como su reputación, es por eso que unos días después de que el "Permiso" que se les fue otorgados a los Mercenarios una regla no escrita fue añadida entre las Patrullas, "En caso de toparte con Ashley, solo déjala entrar", Ashley misma era consiente de esta regla y sinceramente no le importaba eso o lo que opinen los soldados, por lo que normalmente solo mostraba su identificación y pasaba caminando sin más, sin embargo esta vez hubo una seguidilla de palabras que solo sus acompañantes pudieron tachar como "Raro", pero ninguno pudo decir la razón detrás de eso. 

Contrario a sus compañeros o al ajeno y desinteresado niño, Ashley sonrió y robó una mirada a la pequeña niebla oculta en las ropas de Abel antes de comenzar a caminar, pensando que quizás sería divertido revelar la presencia y la identidad del tripulante, sin embargo pensó que ya había hecho mucho con no revelarlo y decirlo ahora sería desperdiciar ese esfuerzo, además no quería empezar con el pie izquierdo con su discípulo, por lo que solo caminó hasta llegar al Gremio de Mercenarios, donde abrió la puerta con fuerza y cuando todos miraron en su dirección, gritó. 

- ¡Una ronda de cervezas para todos, yo invitó!