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Chapter 58 - Fin de la Segunda Petición

- ¿Eh...?

- ¡Nada de "Eh"! ¡Pregunté quien eres tú para tratar así a mi discípulo!

El hombre no entendía la situación, de hecho sus ojos mostraban como si estuviera a punto de llorar y su cuerpo temblaba como un ciervo recién nacido, aunque nadie lo culpaba, ya que la sensación de amenaza que emanaba de la mujer solo era superada por el olor a alcohol. 

- ¿Esa no es Ashley?

- ¿Ashley? ¿Te refieres a la "Loca de las peleas"?

- ¿Qué? ¿Cuándo volvió...?

Pronto, incluso siendo oprimidos por la sensación que emanaba de Ashley, los rumores empezaron a sonar alrededor y finalmente Abel pudo reaccionar. Se movió rápidamente y soltó la menor cantidad de electricidad posible en la Niebla que aún giraba alrededor del carnicero, mientras esta se camuflaba con la nieve que caía o se amontonaba alrededor.

- ¡Wouf!

- Losiento, pero tu te lo buscaste.

 La niebla volvió a su forma en parte dentro de la ropa del chico y este se disculpó, aunque también anotó tener que regañarla más adelante. Entonces, escuchando los murmullos de alrededor, se acercó a Ashley. 

- Ashley... creo que deberías-

- ¡Ma - es - tra!

- ... Perdón... Maestra, creo que debería detenerse...

- ¡¿Por qué?! Este bastardo estaba siendo claramente un idiota y para que tu, idiota, lo sepas yo también soy huérfana. 

- ¡Hiii!

Ashley liberó aún más un aura amenazante y el carnicero palideció, no parecía ser tanto por la sensación, sino que parecía que por fin había vuelto en sí y reconocido tanto la situación como a la mujer que lo sostenía.

- Y-Y-Y-Y-Yo n-n-n-no lo sa-sa-sabia.

- ¡¿Qué?! No te entiend-

- ¡Maestra!

Ashley parecía tener mucho más que decir, sin embargo sus palabras se vieron detenidas por la creciente mezcla de diversos alimentos y bebidas que subían por su garganta y Abel tomó esta oportunidad para tomar el brazo de Ashley y guiarla para que se siente.

- ¡Hiiii!

El hombre dejó salir un chillido perfectamente confundible con un animal y salió corriendo a refugiarse en su puesto. Abel no lo prestó más atención, en lo que a él concierne el hombre había pagado más de lo que debía y esperaba que aprenda a medir sus palabras, aunque no todo era precisamente bueno, ya que si bien un problema termino, una mucho más grande parecía empezar.

 - ¡Ni creas que olvidare tu cara!

- Maestra...

- ¿Qué?

- Esta ebria... 

- Losé. 

Abel mantuvo silencio después de este breve intercambio, guardándose muchos puntos y comentarios que quería gritar, pero sinceramente parecía que eso solo sería perder el tiempo.

- ¿Huh? ¿Abel?

- ¿Si?

Fue entonces, cuando Abel observaba a Ashley en el suelo, que una voz familiar sonó a su espalda y volteó con poca esperanza en sus ojos. Ahí estaba Jean y un hombre con rostro tosco muy familiar... Leo. 

- ¿Qué haces aquí? La reunión comenzara pronto y de hecho íbamos hacia allá cuando escuchamos todo este alboroto... 

- Bueno... 

Leo habló, parecía estar un poco ebrio pero sin duda en mejores condiciones que Ashley, a quien Abel miró para responder su pregunta. 

- ...Por eso es mejor mantenerse alejada de ella... 

- Ja...ja...ja

Abel solo pudo reír torpemente a las palabras de Leo, pero aunque no podía negarlas la verdad es que no podía aceptarlas, ya que viendo a la mujer que ahora era su maestra sentía una especie de parentesco y... pena, pena que lo hacía imposible de alejarse y dejarla sola.

- Entonces ¿Qué fue lo que pasó?

- Quería comprar carne y entonces...

- ¿Acaso no te dan comida en el Gremio? Bueno, ya me lo contaras después. Jean, losiento, pero ¿te puedes dirigir hacia el Gremio con el niño? Llevare a Ashley a su casa... 

- Entiendo, no hay problema. 

Abel dio un vistazo rápido a las personas que los rodeaba, entonces Leo pareció darse cuenta que quizás no sea una buena idea continuar con la explicación en ese preciso momento.

Jean aún tenía vendado el brazo donde le había caído la flecha de los Goblins y Abel no pudo evitar fruncir el ceño, entonces Leo se acercó, cargó y se llevó a Ashley quien había caído dormida. Todo fue rápido, pero ni Abel o Jean pudieron evitar escuchar el murmullo de Leo- "¿Cómo una Potenciadora de tu nivel se emborracha a este nivel?"

- ... Entonces... ¿vamos?

Abel sintió que pudo resolver una de sus mayores dudas sobre los Potenciadores, sin embargo el momento y la situación le sentó un mal sabor de boca haciendo que decida ignorarlo. Por otro lado, pensó que tal vez deba averiguar un poco más de Nube y de este mundo antes de salir de compras por si mismo, además que anotó como recordatorio no perderse en sus pensamientos fácilmente, aunque él mismo no se tenía fe en este último punto. Así decidió partir hacia el gremio con Jean y darle su comida a Nube, sin embargo Jean no lo siguió y caminó hacia el puesto del carnicero que seguía escondido y temblando, entonces tomó varios trozos de carne con muy buen aspecto y dejó una moneda de plata antes de ponerlo en una bolsa de tela y volver con el niño. 

- Ten.

- ¿Para mí?

- Si, dijiste que viniste por carne. 

- Si... pero... Oh, permíteme pagarte. 

- Déjalo, esta bien, tómalo como una disculpa y un agradecimiento. 

- … Gracias... 

- No hay problema, esta carne es bastante nutritiva, te ayudara a crecer.

- ¡Oh! ¡Gracias!

Abel se sentía algo extrañado por la situación, ya que desde su punto de vista sentía que era su culpa que Jean terminara en ese estado, sin embargo rechazar el gesto de alguien puede ser grosero, aunque su comportamiento reservado cambió por completo cuando escuchó las palabras finales de Jean y guardó la bolsa de tela con rapidez y habilidad entre sus ropas, abultándolas en el proceso. 

- ¿Qué tipo de carne es esta?

- Pertenece a las Res, una bestia domesticada y criada en cautiverio por toda el Reino de Sgrowl.

- ¡¿Res?!

- Sí, ¿ocurre algo?

- Oh, no, solo que me sorprendió el nombre. 

- ... Es verdad, tu no eres de por aquí. 

- ¿Cómo lo sabes?

- Digamos que Leo dice muchas cosas cuando lo invitas a tomar. 

- Ya veo...

Abel se sentía feliz de una forma inusual al conseguir la carne para Nube, entonces siendo más conversador de lo habitual caminó con Jean hasta el Gremio de Mercenarios. 

Cuando ambos entraron el olor a alcohol los abrumó ya que el lugar estaba hecho un desastre, sin embargo las muchas personas que estaban dormidas cuando Abel salió ahora se encontraban limpiando el lugar por si mismos.

- ¿Es la primera vez que lo ves?

- ¿Qué cosa?

- Me refiero a esta vista, los Mercenarios limpiando el Gremio. 

- Si... 

Abel recorrió el lugar con los ojos y sí, ciertamente era la primera vez que lo veía y tenía curiosidad sobre ello, pero quizás la razón detrás de la pregunta de Jean tuviera una historia más interesante. 

- ¿Lo hacen con regularidad?

- ¿Regularidad...? Sí, podría decirse que si. Verás, el gremio en si esta cerrado por las noches y tampoco es que actué como una posada a la que viajeros llegan a altas horas de la noche, sin embargo el bar y las habitaciones siempre están en funcionamiento ya que los Mercenarios trabajan todo el día y no es extraño ver muchos llegando en la madrugada. 

- Eso lo entiendo... pero...

- ¿Qué tiene que ver? La verdad no mucho, es solo que debido a lo sacrificado que es su trabajo y las historias de algunos... este lugar termina volviéndose el hogar de uno y cuando uno festeja en su casa después tiene que limpiar y, aunque no estoy muy enterado, sé que la Señorita Ashley es una de las personas que más apego le tiene, no solo al Gremio, sino que a los Mercenarios en general. Por lo que si bien las fiestas y celebraciones de varios grupos son algo normal, festejos de este tipo solo suceden cada vez que la señorita Ashley y su equipo regresan de las peticiones.

- Ya veo... ¿Deberíamos ayudar?

- Yo no soy un Mercenario.

- E-Eso es cierto... bueno, Marco y Paul deberían llegar pronto, sería bueno que los esperemos en una mesa, puede adelantarse por mi parte tengo que terminar con un asunto. 

- ... Entiendo.

Abel había sentido desde el comienzo como la pequeña Nube había estado rasgando la bolsa de piel que Jean le había dado, pero no se había preocupado por ello ya que sentía que más que tener la intensión de romperla era una forma de decirle que se apure y vuelva para que pueda comer tranquila. Abel mismo tambien quería eso, pero el nuevo comportamiento de Jean era agradable y la conversación se había extendido antes de darse cuenta. Por suerte la respuesta de Jean sobre ayudar lo había hecho reaccionar y volver a sus prioridades, entonces lo dejó y subió de inmediato a su habitación, donde Nube flotó como niebla y reapareció poco a poco sobre la cama. 

- Ven aquí, mancharas la cama. 

- ¡Wof!

- Sisi, aquí tienes.

Nube bajó y saltó hacia la bolsa que Abel había dejado abierta en el suelo.

- Bien, estaré abajo por un tiempo, asegúrate de comer lo suficiente y descansar, ¿Si?

- ¡Wof!

- ... Lo tomaré como un si. 

Abel bajo y encontró a Jean sentado, frente a él había una bandeja de pan así como un vaso de madera lleno de alguna bebida, él no se había demorado más que un par de minutos por lo que estuvo sorprendido por la calidad del servicio del Gremio de Mercenarios, aunque claro que no había muchos clientes ya que la mayoría estaba limpiando y no le sorprendería de que alguno de ellos haya tomado el pedido de Jean al verlo venir con Abel o quizás porque ya lo conocían, ya que todos en el gremio parecían ser unidos, incluyendo a los cocineros que casi no salían de su lugar de trabajo. 

- ¡Abel!

 Al mismo tiempo que Abel bajó la puerta se abrió y entraron Marco y Paul, quienes corrieron hacia el niño con rostros preocupados y lo tomaron de los hombros mientras se agachaban para estar a la altura. 

- ¿Estás bien? ¿Cómo escapaste del Rey?

- ... Bueno...

- Déjenlo para después, ahora siéntense. 

Abel se sintió un poco acorralado, ya que no recordaba los momentos finales que ocurrieron luego de la explosión de electricidad que causó, por suerte la puerta se volvió a abrir y esta vez fue Leo quien entró y al escuchar la pregunta de los jóvenes, debido a la fuerza con la que hablaban, les ordenó a todos que vayan a sentarse, la reunión iba a comenzar.