- Bueno, primero lo primero, Jean.
- Sí.
Con todos reunidos, incluyendo a Jean que estaba actuando como el representante del grupo de Alea, la reunión empezó con Leo cediendo la palabra. Jean se notó muy tranquilo, como si lo estuviera esperando o como si hubiese sido hablado previamente.
- Primero quiero agradecerles a todos por asegurar mi bienestar y el de mi grupo.
- N-No... eso...
De inmediato Jean bajo la cabeza y el gesto tomó por desapercibido a Marco y Paul, quienes solo pudieron actuar torpemente.
- Insisto.
- Eso... gracias...
Jean levantó la mirada y la convicción en sus ojos no dejó espacio para que nadie pueda continuar con la modestia o negación y una vez que los dos jóvenes aceptaron, continuó sin pausa.
- Ahora, hablando de la petición, la verdad es que a pesar de no haber conseguido la totalidad de lo que buscábamos ustedes cumplieron su trabajo y por esa misma razón la recompensa se les será entregada como acordamos, sin embargo no se sientan mal, ya que el gremio nos ofreció la compañía de un grupo experimentado para escoltarnos mientras adquirimos lo que nos faltó, aprovechando el tiempo para revisar el área por ellos mismos.
- Entendemos...
Marco y Paul parecían estar más cómodos al escuchar que el gremio tomaría cartas en el asunto y revisaría la zona con Mercenarios más experimentados y fuertes para disminuir la posibilidad de que este encuentro se repita, sin embargo, el niño sabía que esa no era razón suficiente para que se tomen la molestia de venir y ese pensamiento estaba muy presente en su mirada penetrante.
- Bien, bien, la petición terminó y ustedes hicieron un buen trabajo, sin embargo hay muchos puntos que mejorar, aunque no puedo decirles más que eso es "experiencia", lo que necesitan es pura y completa experiencia.
Leo retomó la palabra ahora que el asunto sobre la petición estaba aclarado y sus palabras, así como la sonrisa burlona que apareció en su rostro, fue lo que corroboró los pensamientos de Abel.
- Es por eso que su tercera y última petición ya está lista, pero no se sorprendan ni me lo agradezcan.
Leo miró a Jean y asintió con la cabeza como señal para que este buscara entre sus pertenecías y, uno tras otro, tres pequeñas botellas de vidrio fueron dejadas en la mesa.
- Esta petición consiste en rastrear y cazar a un Jabalí Gigante por su cuenta. Entiendo que puede sonar como algo difícil, ya que su duro pelaje y gruesa piel es algo difícil con lo que lidiar en su nivel, pero gracias a los sentimientos de Alea y su grupo pudimos conseguir estos remedios que los ayudaran.
- ...
- ¿Por que tan tensos?
Abel no entendía a los nerviosos Marco y Paul, después de todo ellos se habían enfrentado o topado con situaciones mucho más comprometedoras y lograron salir vivos, aunque en cierta parte agradecía que no se volvieran engreídos, sin embargo Abel no podía negar que no sentía ni las mínima ansiedad porque quizás no conocía el terror de la presa que les habían ordenado cazar, ya que desde su punto de vista un jabalí gigante sonaba extrañamente natural.
- Y... Señor Leo, esos remedios que menciona... ¿Qué son?
- Jajaja buena pregunta. Veras, estos remedios son pociones o medicina que ayuda a los potenciadores en el proceso de regeneración, sin embargo hay un problema y es que no funcionan en Potenciadores por encima del tercer nivel.
Nuevamente los jóvenes se mostraron algo tensos, ya que entendían la respuesta a la que Leo quería que lleguen, en pocas palabras, esta petición iba a doler. Al mismo tiempo el niño pensó que tal vez no sería una buena idea decir que, según la descripción de ese producto, no funcionaría en él, por es se quedó callado.
Luego de profundizar un poco en el sector donde estas bestias suelen vivir y demás, cada uno de los integrantes tomó uno y procedieron a separarse. Por su parte, Abel, se dirigió a su cuarto y observó a la pequeña Nube durmiendo, entonces se dirigió a aquella tienda donde encargó su vestimenta y repitió la solicitud, luego volvió sin demoras y, aunque tenía ganas de bajar a las Salas de entrenamiento, volvió a su cuarto donde profundizó su concentración y se enfocó en la Respiración básica, pensando que quizás era tiempo de cambiarla, ya que encontró sus límites mientras se enfrentaba al Rey. Así llegó la noche, donde bajó a comer para luego volver a subir e ir a dormir.
Dos días después Abel vestía su nuevo equipo y una niebla envolvía su cuerpo mientras caminaban y buscaban rastros siguiendo lo aprendido de la anterior petición, se tomaron su tiempo, pero al final lograron encontrar al Jabalí Gigante y lograron acabar con él. La petición no fue especialmente difícil debido a los incidentes recurrentes que vivieron, sin embargo no fue fácil y tanto los jóvenes como el niño aprendieron la importancia de tener una arma y equipamiento decente, aunque no se puede negar que el pequeño Abel sufrió una gran carga mental debido a tener que lidiar no solo con la resistente piel del Jabalí Gigante, sino también con las interminables veces donde Nube trató de ayudar o, mejor dicho, comerse al Jabalí. Esto ayudó un poco más a Abel a entender los gustos de su nueva compañera, sin embargo pensó que debía encontrar lo más pronto posible una respuesta a la presencia de la pequeña.
Por suerte para el niño una enorme sorpresa lo esperaba y sería algo por lo que esté agradecido hoy y siempre.
****
Unas horas antes, cuando Abel recién había encontrado a su objetivo, una mujer de cabello rojo caminaba sin preocupaciones por el distrito Noble.
El enorme castillo estaba cada vez más cerca y no solo las personas, sino que los soldados la miraban con recelo, sin embargo no se detuvo y pronto fue recibida por un mayordomo.
- Lady Ashley, en un placer verla de regreso y sana.
- Ahórrate los halagos, sabes muy bien que no soporto estar en este lugar, así que avísale a tu amo que vengo por mi recompensa.
- ...Entendido... por favor sígame, la verdad es que el Duque ya la espera.
El mayordomo parecía tener muchas cosas que decir, sin embargo mantuvo la cordura mostrando sus años de experiencia y Ashley lo siguió como algo natural, pero sus ojos se movieron en todas las direcciones como si estuviera buscando algo o a alguien.
El castillo es realmente enorme, como se esperaría del mismo, por eso no solo la familia Real, sino que consejeros y Nobles de alto estatus Vivian en las diversas viviendas dentro de este, así Ashley pronto llegó a una de muchas mansiones.
- Señorita, por favor.
- Si la tocas estás muerto.
La puerta fue abierta sin ninguna señal y tanto mozos como criadas se acercaron a atender a la invitada, Ashley les dio su abrigo y algunas pertenencias que llevaba encima, pero ambas espadas permanecieron en ambos lados de su cintura, entonces, cuando un mozo se acercó y estiró las manos para recibirlas, una sed de sangre congeló el cuerpo de todos los presentes, haciendo que sus palabras se escucharan como gritos.
- *Toser* Cough, lo sentimos Lady Ashley, esa persona es nueva y no conoce el valor de sus armas para usted, por favor entiéndalo.
- ... Como sea.
El mayordomo sudaba frio, sin embargo su experiencia también lo volvió capaz de hablar tranquilamente y explicar la situación, entonces Ashley se calmó y caminó sin esperar al hombre, actuando como si ya conociera el camino. Finalmente llegaron a una puerta enorme, no tan grande como las del Salón de audiencias, pero sin duda una persona normal tendría problemas para abrirla. Normalmente el mayordomo llamaría a la puerta y esperaría la respuesta, sin embargo esta se abrió en el momento que Ashley puso un pie frente a ella, dejando ver el interior lujoso de la habitación.
Un hombre fue el que abrió la puerta y estaba armado de pies a cabeza con una armadura reluciente y una espada tan hermosa que volvería loco a Abel, además que en un hombre estaba sentado en los lujosos sillones mientras bebía una taza de té.
- Ashley, te estaba esperando.
- Eso me dijeron.
- ...
El hombre bebió de su taza como si quisiera calmar el mal humor que le ocasionaba que alguien le hable de esta forma y luego la dejo en la mesa baja frente a él.
- Entonces ¿Conseguiste lo que pedí?
- Por supuesto, sin embargo fue mucho más molesto de lo que dijiste, así que debemos hablar sobre el precio.
- … Entiendo.
Algo interesante del Gremio de Mercenarios es que puedes realizar peticiones específicas a Mercenarios, sin embargo esta es normalmente una opción limitada solo para los más adinerados, ya que el Gremio exigirá un pago dependiendo del nivel del Mercenario al que decidas presentar la petición y no se hará responsable de la discusión sobre la recompensa, además que en caso de que el Mercenario rechace la oferta el dinero pagado con anterioridad no será devuelto. Teniendo en cuenta esto, un Mercenario Superior como Ashley costaría elevadas monedas de oro por el simple hecho de hablar y quizás por el gasto que ya había implicado o lo mucho que deseaba el éxito de esta petición es que el hombre accedió al egoísmo de la mujer.
- ¡Perfecto! Entonces, primero lo primero.
Ashley buscó entre sus ropas, sacando una pequeña botella con un líquido rojo en el interior.
- ¡Eso es-!
- Sí.
El hombre frente a ella abrió los ojos hasta el límite, como si un niño obtuviera el juguete de sus sueños, entonces se estiró para tomarlo pero en ese momento Ashley lo agarró de vuelta. El hombre cuya posición era una de las más altas en el Reino, Duque, quedó con el brazo estirado y su emoción había desaparecido, algo que debió herir su orgullo, por lo que el hombre armado movió su mano y agarró el mango de su espada, sin embargo fue detenido por el Duque mismo, quien levantó su mano en su dirección y luego volvió a tomar asiento.
- ¿Qué deseas?
- ¡Ji! Por eso me gusta tomar peticiones de personas inteligentes.
Ashley sonrió mientras jugaba con la botella en su mano y miraba a los ojos al Duque.
- Primero, el dinero del que pactamos se quedará igual y sobre aquello que adicionaré...
- ¿Qué es...?
El Duque seguía el movimiento de la botella en la mano de Ashley, ya que esta parecía estar varias veces a punto de caer la ansiedad en su cuerpo era evidente, sin embargo, a pesar del poder que este hombre poseía, Ashley solo se tomaba su tiempo y se divertía. Entonces finalmente habló, dejando el frasco en la mesa una vez más mientras un dedo suyo estaba sobre el corcho que funcionaba de tapa.
- Quiero un permiso especial.
- ¿Un permiso?
- ¡Exacto! Quiero un permiso especial que me permita tener una mascota exótica dentro de la ciudad.
- ¿Qué...?
Al escuchar las palabras de Ashley, el Duque dejó de ver el frasco y miró a la sonriente mujer, su mirada era imperturbable, como si la ansiedad anterior nunca hubiera existido.
- Ya me oíste, eso es lo que quiero.
- ... Eso es imposible...
El Duque lo pensó durante un tiempo, sin embargo no hubo una respuesta favorable.
- ¿Hablas enserio?
- ... Sí, como sabrás la presencia de las bestias y criaturas dentro de la capital está estrictamente prohibidas para el público por razones claras y específicas.
- Ya veo, sin embargo, sin contar a la familia Real, aquellos que se dedican al transporte y comercio entran y salen con bestias.
- Eso es distinto...
- Para mi no.
El Duque permanecía imperturbable, pero no pudo hacer más que dudar al escuchar el argumento de la mujer, ya que sabía que la ley que mencionó podía ser aprovechada de muchas maneras para expedir permisos especiales al demográfico que mencionó, sin embargo tuvo que negarlo, puesto que desde que escuchó las palabras de la mujer sabía que el permiso que pedía era uno mucho más complejo y problemático, ya que Ashley no era una joven delicada que quería un gato o perro para que la espere en casa, no, ella era del tipo que traería una cría de dragón para jugar.
- Tranquilo, no te preocupes, no es nada peligroso o extremo.
- ...
Los pensamientos del Duque se reflejaron en su silencio y luego de mirarse por unos momentos Ashley habló tratando de aliviar y apurar la situación. Sin embargo el Duque no tenía planeado ceder.
- Me temo que tendrás que cambiar tu petición, no puedo accede-
- Esta bien, entonces mejor olvidémonos de todo.
- ¿Qué...?
Lastimosamente para el Duque, quien ya lo sabía, Ashley tampoco era el tipo de mujer que obedecería o se rendiría. Así, cuando el Duque se negó una vez más, la mujer tomó el frasco, se levantó y empezó a caminar hacia la puerta.
- Detente, el Duque aún está hablando contigo.
- Haaa...
Cuando Ashley llegó frente a la puerta el hombre que la había abierto desenfundó su espada mientras proclamaba esas palabras con una ira y resentimiento claro, por lo que Ashley solo pudo suspirar y, a pesar de la espada cerca a su cuello, tomó una de sus propias espadas.
- ¡Que crees que hac-!
El hombre trató de cortar el cuello de Ashley, ya que tomar su arma frente al Duque sería considerado un acto imperdonable y su muerte sería completamente justificada, sin embargo no pudo terminar sus palabras y tanto la espada como la armadura y el cuerpo del hombre se hicieron cenizas. Entonces Ashley volvió a guardar su espada, a pesar de que solo la había desenvainado unos centímetros, antes de voltear y mirar al Duque.
- Deberías elegir bien a las persona que contratas como cortina, elegir a hombres tan sentimentales e inmaduros solo hará caer en vergüenza tu honor y el de tus seguidores. Aunque... tal vez es mejor decir que no puedes... ¡Oh claro!
Ashley habló como si la muerte del hombre fuera algo completamente irrelevante y contrario a lo que uno haría luego de ver tal acto de "rebeldía", el Duque estaba sentado mirando imperturbable a los ojos de la divertida Ashley, quien parecía saber más de lo que uno pensaría.
- Creo que tengo una sugerencia, Duque.
- ... Habla.
- Sería una pena haber pasado por tanto y desperdiciar este valioso recurso, así que usted deme el permiso y yo se lo daré, ya que no quisiera tener que ir buscando interesados y vendiéndolo a algún peligroso extraño.
- .... Sebastián...
El Duque estaba acorralado, por lo que solo pudo asentir y llamar a al mayordomo que recibió a Ashley. Él mayordomo traía un tablero sobre el que había una hoja en blanco y un sello, así como cera.
El duque escribió el permiso en el acto y procedió a firmarlo y sellarlo, solo faltando llenar los nombres de la criatura y del propietario. Sebastián tendió la pluma hacia Ashley y ella se acercó, pero no tomó la pluma, solo agarró, enrolló y guardó el papel antes de sonreír y dejar la botella en la mesa.
- Por eso me agradan las personas inteligentes.
El Duque observó a Ashley caminar hacia la puerta mientras maldecía en su mente porque sabía lo que significaba el no haberlo firmado en el acto, sin embargo no podía decir nada y Ashley abrió la puerta para irse, pero, justo cuando el Duque estaba a punto de soltar un suspiro, la mujer se volteó y observó a Sebastián, cuya apariencia era la de un hombre en sus sesentas con lentes y cabello gris.
- Entiendo que tu verdadero trabajo es proteger a tu Señor y morirías por ello, sin embargo, si no quieres morir sin cumplir tu deber no vuelvas a apuntarme con un arma, ya que la próxima vez, aunque haya una montaña, te mataré.
Sebastián sintió un escalofrío recorrer su cuerpo por completo y tocó su cuello, entonces la puerta se cerró marcando la partida de Ashley.
- Esa mujer es terrorífica...
- Tiene razón, Señor, aún así no puedo permitirme seguir sus palabras, mi deber es protegerlo y hacerlo respetar.
- Jajaja, siempre tan leal... sin embargo, solo con ella preferiría que lo dejaras pasar...
El Duque conversó y rio tratando de relajarse un poco, ya que la botella frente a él significaba el comienzo de muchos eventos, además que, aunque la sensación fue dirigida solo a su Mayordomo, el Duque vio pasar su vida frente a sus ojos.
- ... Trataré de hacerlo.