Abel y su grupo volvieron a la ciudad y luego de esperar a su turno e ingresar a la ciudad se dirigieron directo al Gremio de Mercenarios, donde una mujer sonriente estaba esperando.
- ¡Oye, pequeño pupilo, por aquí!
- ... ¿Deberíamos...?
- ... Supongo.
La mujer no era otra que Ashley y Abel preguntó a Leo, después de todo este era algo reacio en acercarse a ella por un pasado en común o simplemente por su comportamiento, sin embargo Leo solo dudó un poco ya que la mirada severa de Ashley había caído en ambos como si les reclamara haber escuchado la pregunta, entonces Leo solo pudo aceptar.
- Maestra, es un gusto verla.
- Eres un niño descarado si mientes de sin pestañear.
- ...
Abel saludó a Ashley de la forma más cordial posible, sin embargo la reacción no era lo que uno esperaría de la otra persona, sin embargo con los breves intercambios que tuvieron Abel podía decir que esta respuesta era la que su Maestra daría. Abel aprovechó el silencio incómodo para pensar un poco sobre este trato de Maestro-Aprendiz, dándose cuenta que hasta el momento este no era más que palabras vacías, así que planeo preguntar sobre los planes del futuro en este encuentro fortuito.
- S-S-Señorita Ashley... un-un placer verla de-de nuevo.
- ¡Oh, pequeño, no conseguirás nada alabándome!
Marco saludo a Ashley mientras se sonrojaba de pies a cabeza y a pesar de la respuesta de Ashley, ella sonrió ampliamente mientras empujaba un vaso de madera frente al joven, este estaba lleno de cerveza, sin embargo, aunque no hay leyes que prohíban tomar alcohol a los menores, Leo interrumpió y apartó el vaso lejos todos.
- Aburrido...
- Enserio... Bueno, acabamos de volver pero es nuestra última reunión para finalizar la iniciación, así que...
- Tranquilo, losé, tomate tu tiempo, escuchare tranquila.
- ...
Tanto Abel como Leo quisieron gritar de inmediato que eso era imposible, sin embargo se callaron ya que tenían miedo a morir en el intento. Así Leo comenzó a hablar con los menores después de sentarse junto a Ashley.
- Bien, como sabrán la Iniciación consta de tres pruebas donde tratamos de enseñarles y corregimos lo que aprenden sobre el trabajo de un Mercenario. Eso significa que con el final de esta a partir de ahora dejan de ser un grupo bajo mi cuidado y son libres de elegir el camino que prefieran. Felicidades lo hicieron muy bien.
- ... ¿Eso es todo?
Para sorpresa de todos no fueron Marco o Paul aquellos que preguntaron, sino Abel, ya que no esperaba nada emotivo, pero al menos esperaba escuchar algunas palabras luego del poco tiempo que llevan saliendo de la ciudad juntos y compartiendo el peligro. Leo se dio cuenta de esto y pensó para si mismo que quizás si se estaba comportando muy ajeno a la situación, sin embargo eso era porque él no sabía como actuar en estas situaciones. Así que rascando su cabeza con movimientos torpes no pudo evitar mirar a los niños frente a él. Era verdad que habían crecido y una especie de orgullo latía en su pecho, además el niño que llegó y lloró el primer día ahora estaba vestido frente a él luego de haber cazado una bestia enorme, haciéndolo suspirar una vez más.
- ¿Qué les puedo decir? aún son jóvenes, pero sin duda son el grupo más talentoso que he supervisado, solo no se conformen ni se vuelvan vanidosos, ya que siempre habrá alguien más fuerte que tu. Además, sé que nos seguiremos viendo y esto no es más que una despedida temporal, pero... Asegúrense de sobrevivir y no tengas pena en buscar ayuda.
El brusco rostro de Leo lució conmovido y una enorme sonrisa creció en el rostro de Ashley, quien con mucho esfuerzo logró contener su risa, al mismo tiempo Abel estaba sorprendido por sus palabras y el ambiente que no iba con su enorme cuerpo, y quizás por eso sintió un pequeño latido de su corazón, así como unas palabras que subían por su garganta.
- Leo... gracias por todo-
- ¡¿En verdad eso es todo?! ¡¿Qué pasa con nuestro puntaje, clasificación, algo de eso?!
Pero lastimosamente el momento fue interrumpido cuando los dos jóvenes gritaron reclamando una clasificación sobre su rendimiento, demostrando que fueron los únicos que no se habían olvidado de la apuesta pendiente.
- ¡Ustedes dos...!
- ¡Arhg!
Leo solo respondió con un puño estrellándose en sus cabezas y hundiéndolos en sus asientos, volviendo el ambiente a uno más parecido a él, pero a pesar de la respuesta el contenido de la apuesta había dominado por completo la mente de Abel, ya que él no podía permitirse perder.
- ... Enserio...
Al ver los ojos de los tres menores frente a él Leo solo pudo suspirar lamentando haberse abierto sentimentalmente con estos niños y, sin darle más vuelta, respondió.
- Algo como eso no existe.
- ¿Qué?...
Leo respondió con la verdad, algo que había pensado desde que escuchó el contenido de la apuesta, ya que si bien los Mercenarios estaban divididos en niveles no eran rankeados dentro de estos, eso sin contar Los Mercenarios Superiores. Entonces los jóvenes parecieron impactados por la noticia y a la vez comenzaron a ponerse nerviosos, lo que no le dejó otra opción que explicar un poco más sobre ello y finalmente terminar dándoles una noticia que parecía no haber llegado a ninguno de los presentes.
- Además, aquel mocoso con el que hicieron la apuesta ya no es un Mercenario, por lo que de alguna forma se podría decir que es su victoria.
- ... ¿Ya no, por qué?
- Ah... si no mal recuerdo fue porque ese niño en verdad es un Noble, o bueno, hijo de uno, y este no estuvo enterado de lo que hacía, entonces cuando lo hizo ordenó su aislamiento en su casa.
- Ya veo...
Marco y Paul asintieron con la cabeza, sin embargo no parecían convencidos o especialmente contentos, ya que es verdad se esforzaron para ganar y Abel notó eso especialmente el día de hoy, donde ambos cubrieron los defectos que Leo mencionó el primer día y no lo retuvieron. Leo parecía ser consiente de esto y dejarlos con ese mal sabor de boca era algo que no quería para su última reunión, así que suspiró una vez más antes de hablar, pensando que si se repetía lo anterior no se detendría con solo un golpe.
- Pero, si me preguntan, ese mocoso había fallado su segunda petición, por lo que ustedes que completaron todas sin duda hubieran ganado aunque no se haya retirado.
- ¡¿Enserio?! ¡Ya veo...!
El cambio fue instantáneo y Leo no pudo evitar sonreír, pensando que así debieron reaccionar antes. Abel lo miró como si supiera que era lo que pensara y, de la misma forma, no pudo evitar sonreír.
- ¡Bien, entonces todo esto ya se acabó! ¡Pasemos a los regalos!
- ¿Regalos?
Ashley se levantó enérgicamente ahora que la conversación parecía haber terminado y todos voltearon confusos por sus palabras, sin embargo, por más que preguntaron, solo fueron ignorados y Ashley buscó en sus ropas sacando así un papel enrollado que se lo tendió a Abel.
- ¡Felicidades pupilo!
- ...
Abel no pudo evitar sorprenderse y a la vez sentirse un poco culpable, ya que hace unos minutos pensó en su relación como algo vacío, pero Ashley, no, su Maestra parecía pensar completamente lo opuesto y, con la vista de todos sobre él, tomó el papel que le tendieron, desenrollándolo y leyendo en voz alta.
- "Permiso Especial de Posesión de Bestias" ... ¡Esto es!
Le costó un poco entender por completo el significado detrás de las palabras confusas que fueron declaradas a continuación, pero al comprenderlo no pudo evitar levantarse de la misma forma que su Maestra y mirarla a los ojos mientras cambiaba de un lado a otro.
- ¡Sí, una vez completes lo que falta en ese trozo de papel me encargaré de lo demás y podrás pasear tranquilamente con tu pequeño amigo! ... aunque no debería haber problema con que lo presentes en estos momentos.
Abel sintió una alegría parecida a cuando Nube accedió a volver con él y cuando aceptó su nombre, entonces sin poder contener esta alegría subió en la mesa y abrazó a Ashley, quien abrió los ojos de la sorpresa al punto que se le podrían haber salido.
- Gracias...
Abel susurró las palabras en su oído, aunque todos pudieron escucharlas, y luego se separó, bajó de la mesa y volvió a su asiento, entonces miró a su pecho y habló una vez más.
- Ya puedes salir.
El escandalo había llamado la atención de todos los Mercenarios presentes, quienes hablaban mientras prestaban atención al desenlace del emotivo momento, sin embargo todo cayó en silencio cuando una Niebla emergió del cuerpo de Abel y tomó una forma de lobo en la mesa frente a él.
- ¡E-E-E-E-E-E-E-E-E-E-E-E-ESO ES....!
Abel escuchó los distintos tartamudeos de todos los presentes y no le molestó que estuvieran escuchando a escondidas, por el contrario, ya que tenía la atención de todos, pensó que sería un buen momento para preséntala de manera oficial a aquellos que lo aceptaron en su hogar.
- ¡Ella es Nube!
- ¡Tú..... enserio.....! ¡¿Sabes que es eso y aún así lo ocultaste?!
- ¿Acaso importa? Mi pupilo esta feliz, además, no es como si yo no estuviera presente.
- ....
Abel estuvo curioso de que esta vez sea el turno de Leo, quien se levantó y en vez de gritarle a él volteó hacia Ashley, quien desinteresadamente acarició la cabeza de la pequeña Nube.
- ¡Garrr!
Nube reaccionó a esto y la mordió, sin embargo sus filosos dientes no lograron penetrar la piel de Ashley, quien solo dio una mirada burlona a Leo y miró a su pupilo.
- Deberás entrenarla bien.
- ¡Sí!
Abel no entendió el porque de toda la situación, sin embargo los que lo rodeaban llegaron a pensar que había momentos como este donde el niño monstruosos podría llegar a ser algo ingenuo y despistado.
- ¡Bien, hoy es tarde, así que tomate el día y descansa bien que mañana comenzara tu entrenamiento!
- ¿Entrenamiento?
- ¡Por supuesto, después de todo soy tu Maestra!
- Entiendo.
- ¡Bien, baja a las Salas de entrenamiento cuando salga el sol y prepárate!
- ¡Sí!
La energía de Ashley hizo latir el corazón de Abel, quien despues de esta sorpresa sin igual no podía esperar más a que llegara el día de mañana, sin embargo la curiosidad que sintió también era enorme y más cuando pensaba que podría enseñarle Ashley, claro, ella era extremadamente más fuerte que él, sin embargo nunca hablaron de los detalles y a pesar de que Abel había visto sus espadas en la cintura no podía asegurar que sería sobre esto, aunque siempre se mantuvo expectante. pero fue por eso que no pudo evitar preguntar.
- ¿Qué me enseñara, Maestra?
- ¿Cómo que "que"? ¡Obviamente a usar una espada!
Abel parpadeó un par de veces, sí, lo había estado esperando desde que vio una espada en este mundo, sin embargo el recuerdo de sus padre emocionado diciéndole que quería enseñarle pasó por su mente, pero, aunque este recuerdo pesaba, también recordó que debía sobrevivir y volver para que esto pase y para eso necesitaba ser fuerte, ya le pediría una escusa a su amigo o lo explicaría apropiadamente cuando llegue el momento, así que por el momento tomó a Nube de la mesa y a pesar de que el sol aún estaba por ocultarse, subió a su cuarto a descansar.
Al día siguiente Abel bajaría antes de la hora indicada y esperaría listo mientras ocupaba su mente en como podría mejorar la Respiración básica, pero eso solo mostró que para hacerlo aún le faltaba mucha experiencia y, cuando abrió los ojos, Ashley estaba delante suyo, sonriendo.
Abel pasaría muchas penurias aprendiendo de Ashley, sin embargo este encuentro era algo que el destino le había entregado, ya que los problemas comenzarían pronto y muy cerca de él.
Al mismo tiempo, a las afueras de un bosque con arboles como edificios, un par de niños se encontraban recibiendo lecciones sobre la Magia, ambos tenían muchas similitudes y podrían pensar de ellos como hermanos, sin embargo, obviando de sus distintas ropas, ambos tenían el cabello blanco, pero aquello que delataba el poco o ningún parentesco familiar, es que uno de ellos tenía unas orejas de lobo en cabeza.