Abel despertó, su cara no mostraba señal alguna de cansancio, aunque si se notaba una ligera molestia debido a que anoche la ronda de cervezas que empezó Ashley se convirtió en una noche de caos y gritos que no se detuvo hasta muy tarde.
- Wof...
Al mismo tiempo, a contrario de Abel, el pequeño cachorro salía lentamente de las frazadas mientras bostezaba pareciendo extremadamente cansado.
- Jajaja Buenos días.
Abel sonrió mientras miraba como el pequeño se estiraba antes de lamer su mano.
Abel no era especialmente romántico, así que no tener a sus padres para saludarlo en la mañana era algo que no consideraba triste, sino más como la inevitable situación actual y de hecho no pensaba mucho en eso, sin embargo, una sensación de calor aparecía en su pecho mientras acariciaba al pequeño cachorro.
Cuando llegaron anoche tuvo que tomar una ducha rápida antes de ir a dormir ya que el olor de las alcantarillas se había pegado a su ropa, cabello y al pelaje del pequeño, él podía resistir el olor y dormir pensando que todo se solucionaría con bañarse y lavar las frazadas cuando despierte, pero no podía hacerle lo mismo a este pequeño con el sentido del olfato altamente desarrollado, así que luego de tener que ir a recoger agua al pozo detrás del gremio y llenar una bañera de madera más parecida a un gran barril, se dio un baño junto al pequeño. Debido a que no contaba con productos de limpieza en este mundo Abel había preferido desde pequeño en recoger flores o hiervas que puedan cubrir el olor del sudor entre otros, así que en su ida y vuelta para llenar la bañera recogió algunas que echó al agua y posteriormente la calentó con la electricidad en su cuerpo. Esto último fue lo que más trabajo tomó, pero Abel no quería arriesgarse a que el pequeño se enfermara.
Por suerte todo parecía haber salido bien y mientras Abel acariciaba al pequeño pensaba en sus diversos asuntos pendientes, debía conseguir más equipo para las peticiones, también tenía que averiguar sobre el pequeño y hablar con Leo sobre el mismo cachorro, ya que de ser un delito tenerlo sin avisar podía ser sumamente peligroso por las mismas reglas de los Mercenarios, sin embargo el pensamiento que podía resolver más rápido y que más peso tenía en su mente era el como debía referirse al pequeño - "¿Sus padres le habrán puesto un nombre?" -, era una de sus dudas ya que con la avanzada inteligencia que parecían tener y el extraño y desconocido mundo donde ahora vivía podían volver realidad esta inquietud, pero luego de pensar varios minutos sin poder encontrar alguna forma de averiguarlo, suspiró antes de volver a hablar.
- ¿Cómo debería llamarte?
- ¿Wof?
- Lo imaginaba...
Preguntó por si acaso, pero la respuesta que obtuvo fue la misma de siempre y la esperada, por lo que solo pudo volver a pensar que agradecía estar a solas con el pequeño. Entonces sin más pausas tomó una decisión y cargó al pequeño cachorro frente a él para revisar los puntos importantes antes de tomar una decisión.
- ¡oh! Así que eres una pequeña.
Abel se sintió un poco sorprendido e incomodo ya que siempre se estuvo refiriendo a él como un macho, pero ahora que había revisado se dio la sorpresa que era lo contrario.
- ¡Wof!
La pequeña ladró como si estuviera reclamando la torpeza y tardanza del niño y este solo pudo ponerla en la cama para volverla a acariciar como disculpa.
- Veamos...
Abel observó como a la pequeña tratando de encontrar un nombre perfecto para ella, pero nada se le venía a la mente mientras apreciaba los hermosos colores de su pelaje y ojos, por eso pensó un poco más a fondo y recordó las habilidades que había mostrado, es decir como se convertía en niebla, entonces mientras acariciaba el pelaje esponjado de la pequeña sus labios se movieron por si solo y una palabra fue pronunciada.
- Nube...
- ¡Wof!
La pequeña respondió a la palabra, o mejor dicho al nombre que Abel había susurrado, demostrando que estaba encantada, de hecho fue el sonido más fuerte hasta el momento y le preocupó que este pudiera haber sido escuchado, sin embargo eso ahora era secundario y volvió a cargar una vez más a la pequeña, esta vez diciendo su nombre.
- ¡Nube! ¡Tu nombre será Nube!
- ¡Wof!
La pequeña cachorro, ahora Nube, movió la cola emocionada y respondió al nombre con un ladrido cada vez que Abel lo mencionaba, pero no era solo ella, Abel mismo sentía una especie de emoción bastante fuerte y dejó a Nube en la cama para alistarse y comenzar el día, pensando que hoy sería capaz de averiguar más de ella.
El niño se cambió rápidamente con uno de los conjuntos que compró junto al equipo de piel de Jabalí Gigante y repasó una vez más los distintos asuntos pendientes para él día de hoy, entonces volteó para agarrar a la pequeña que se había acostado en la cama, ya que debían repetir lo mismo de ayer hasta estar seguros que pueda estar en la ciudad, sin embargo...
- Bueno, vamos Nube.
- ¡Raw!
- ¿Nube?
Cuando Abel estuvo por tocarla Nube se volteó en el acto y le mordió la mano. Abel se sorprendió cuando al mismo tiempo un ligero mareo pasaba por su cabeza y trató de sacar la mano sin entender la situación, entonces Nube lo soltó y retrocedió mientras ocultaba la cola entra sus patas traseras.
- Wof...
Viendo su reacción Abel decidió volver a estirar y dejas la mano sin hacer movimientos bruscos, ya que a lo mejor había hecho algo mal y puesto nerviosa a Nube, sin embargo ese no parecía ser el caso y la respuesta llegó rápidamente cuando una cabizbaja Nube lamió las heridas de Abel a modo de disculpa mientras un leve quejido provenía de su estomago.
- Ya veo... ¿Cuánto llevas sin comer?
- Wof...
El cuerpo de los padres de Nube estaban en un buen estado, así que Abel pensó que lo más seguro es que no había sido mucho desde que fallecieron y puede que este en lo correcto, sin embargo ese no debe ser el mismo tiempo que lleve sin comer y justo ahora caía en cuenta de ello.
- Vamos, te compraré algo de comer, pero no puedes mostrarte hasta estar seguros, ¿Me entiendes?
- Wof...
Nube seguía sintiéndose algo culpable lamiendo las heridas en la mano de Abel, sin embargo lo escuchó atentamente y logró entenderlo, ya que cuando Abel terminó de hablar su cuerpo empezó a desvanecerse en el aire cuando al mismo tiempo una niebla flotó y se ocultó entre la ropa.
- Bien, vamos.
Abel salió de su cuarto y bajo rápidamente las escaleras, normalmente se iría a sentar y uno de los trabajadores del Gremio de Mercenarios le traería la comida, pero Abel se sentía ansioso y siendo realistas era muy peligroso tratar de alimentar a Nube frente a tantos Mercenarios, ya que al final alguno la podría notar, así que con la misma velocidad que bajo, salió.
- ¿Debería ir a una carnicería …?
Ya en el exterior se detuvo a recordar que su conocimiento de Nube era casi inexistente, por ende no sabía que tipo de comida sería bueno para ella, además ni siquiera sabía si la raza de Nube comía carne, aunque esto último era casi seguro de afirmar debido a las marcas en su mano. Por eso y sin más ideas, Abel comenzó a caminar hacia el distrito comercial cerca a la puerta, debido a que en ese lugar se ubicaba la única carnicería de la que él tenía conocimiento.
- Wof...
- Ya casi, aguanta un poco más.
Abel caminó rápidamente y a pesar de que pasó cerca a todo tipo de adultos y jóvenes ninguno de estos notó a Nube, por lo que un nervio persistente se había calmado y cuando llegó al distrito comercial donde puestos de comida y, muchos otros tipos se apilaban a los costados, pudo visualizar la "carnicería" de sus recuerdos.
- ¡Wof!
- ¡No, Nube!
Debido a los muchos olores deliciosos Nube materializo su cabeza en el pecho de Abel y parecía estar lista para saltar y comer todo lo que había, pero por suerte Abel reaccionó rápidamente y la detuvo.
- Puede que te caiga mal... así que espera un poco más, prometo que te comprare una deliciosa pieza de carne.
Abel habló susurrando hacia su pecho, un comportamiento claramente extraño, sin embargo nadie le prestó atención o escuchó en medio de la concurrida y bulliciosa calle.
- ¡Tenemos mercancía fresca!
- ¡Productos traídos desde el Sur del continente central!
- ¡Tenemos variedad de carnes, pregunte!
Así, al final, Abel se acercó mientras escuchaba los diversos gritos.
- Disculpe, quisiera un poco de carne.
- ¿Huh? ¿Un niño?
La persona que vendía la carne, el carnicero, era un hombre alto y gordo, además vestía una especie de delantal manchado de muchos colores que hacía cuestionar a Abel si era seguro comerlo, aunque claro, contrario a él, el mostrador estaba lleno de variedad de trozos de carne fresca y seca, que aunque estuviera al aire libre, debido al frío de la zona, se veía en excelentes condiciones.
El hombre miró extrañado a Abel, pero pensando que podría estar acompañado de sus padres, quienes venían un poco retrasados, lo trató como algo normal, además, como comerciante debía asegurar ventas y cambió hábilmente sus gestos para lograrlo.
- ¡Claro! ¿Qué tipo deseas? Tengo carne de Ciervo de cristal, aunque es un poco costosa o si deseas tenemos la adquisición más reciente, carne de Jabalí Gigante, ¿Cuál deseas?
La fluidez de sus palabras con su tono agudo no combinaba para nada con su enorme cuerpo o su descuidada apariencia, sin embargo Abel no era de los que se enfrascarían en eso y se limitó a continuar la conversación, ya que Nube parecía estar a punto de explotar.
- ¿Una nutritiva?
- ¿Huh?
Sin embargo no pudo hacerlo de forma correcta y al pensar en el tipo de carne que quería solo pudo responder con torpeza y el carnicero frunció las cejas por un segundo.
- ¿Nutritiva? Jajajaja que buen chiste pequeño, ¿Por qué no le preguntas a tus padres que tipo de carne llevaran?
- ¿A mis padres? Losiento, pero estoy solo.
- ...
Abel comenzó a pensar en lo que de verdad quería para Nube y la palabra "Nutritiva" era lo único que venía a su mente, ya que quería asegurarse de que crezca sana y fuerte, así que perdido en sus pensamientos respondió de forma automática a la pregunta del carnicero y no notó como poco a poco el comportamiento del hombre comenzaba a cambiar.
Quizás por la sensación de como se acababa el tiempo o quizás la poca ansiedad causada al darse cuenta una vez más que su conocimiento de este mundo era poco o nulo, pero Abel estaba siendo extrañamente descuidado y corto de vista.
- ¿Solo? ¡Oh, ya veo! Entonces que te parece si vuelves a tu casa y les pides a tus padres que te repitan el recado...
- No es eso, mis padres no están aquí, estoy solo y vivo en el-
- ¡Ja! Así que un huérfano
Abel aún seguía enfrascado en sus pensamientos, pero fue cortado de una forma brusca y la mirada aguda que cayó sobre su cuerpo lo hicieron volver a la realidad en el preciso momento para escuchar conscientemente el comentario del carnicero.
- ¿Qué?
- Mira niño, si las Hermanas quieren carne diles que vengan por su cuenta a comprarlo como todos.
Abel quedó sorprendido, no podía procesar correctamente lo que el hombre decía y porque, pero al menos sabía que este tipo estaba siendo fastidioso. Sin embargo, analizando un poco más el asunto la culpa había sido suya por divagar y pedir cosas sin sentido, así que a pesar de todo Abel estuvo dispuesto a pasar todo el asunto y más porque quería volver al Gremio y alimentar a Nube correctamente.
- Creo que hubo un error, yo lo que quiero es comp-
- ¡Sisi, lo que digas! Mira, si te vas ahora prometo hacerle un descuento a las Hermanas, así que ve a decírselos.
- ...
Abel tuvo la intención, pero lamentablemente este hombre era del tipo que más odiaba y, nuevamente, era una lastima que su cuerpo actual sea tan sentimental. Abel quería darle una lección, y de hecho iba a hacerlo, por lo que se encontraba buscando el distintivo colgante que obtienen los Mercenarios, sin embargo su mano se congeló y los Factores en su cuerpo fueron consumidos a una alta velocidad en tan solo un parpadeo debido a que una especie de Niebla comenzaba a trasladarse alrededor del carnicero.
- ¡Nub-!
Un grito subió por su garganta y la electricidad en su cuerpo estaba lista para detener a Nube, quien había sentido la hostilidad del carnicero y estaba más que lista para deshacerse de él, pero una figura se movió más rápido de lo que todos pudieron procesar y apartó el cuello del carnicero de las garras que arañaron el lugar.
- ¡¿Quién te crees tu para tratar así a mi discípulo?!
- ¡¿Eh?!
Un gritó estalló más fuerte que cualquier sonido de la zona y llamó la atención de todos, quienes voltearon en el acto para ver como una mujer de cabello rojo, que apestaba a alcohol y se tambaleaba de lado a lado, sostenía al hombre dos cabezas más alto que ella, tirándolo del cuello y haciéndolo arrodillar como si tratara con un bebe.
- ¿Ashley....?
- ¡Maestra para ti, mocoso!