- ¡Jefa! Estamos de vuelta.
- ¡Ja! Si que se demoraron. Estábamos por irnos.
- ¿Qué? ¿No nos irían a buscar?
- Olvídalo, nos encontrábamos de regreso de un trabajo, no tengo las ganas suficientes para ir a buscarlos cuando, el hecho que no regresen, significaría que mi futuro pupilo no fue hallado.
- ...
Las personas que fueron a buscar a Abel habían regresado y él mismo se encontraba caminando detrás de ellos sin poder evitar pensar que esta tal "Jefa" era algo cruel con sus subordinados. Se podría decir que todos los presentes pensaban lo mismo que Abel, no, sería mejor decirlo que en algún momento lo pensaron, mas ahora solo pensaban que así era su jefa y que esta era la reacción y respuesta que esperaban.
Por otro lado, lejos de este comportamiento y pensamientos, Leo corrió hacia el pequeño Abel.
- ¡...!
Tal vez trató, pero lo único que pudo hacer fue tragar el suspiro de alivio que estaba por exhalar, sin embargo no pudo evitar el rostro de tranquilidad obvio incluso en su brusco y rudo rostro.
- *Toser* ¡Cough! Así que estabas vivo, niño, buen trabaj-
Leo parecía haberse dado cuenta de que una porción de sus sentimientos fueron expuestos así que trató de disimular cambiando de tema y de paso tratando de felicitar al niño, pero sus palabras fueron cortadas cuando Ashley lo apartó a él y a sus subordinados para detenerse frente al niño.
- ...
Abel actuó con cautela, no solo porque temía que la presencia de su nuevo amigo haya sido notada, sino porque instintivamente sintió que la persona frente a él era fuerte, muy fuerte. Es por eso que en vez de actuar como habitualmente lo hace, haciendo notar su presencia con sus cortas pero firmes palabras, se mantuvo callado observando hacia arriba el rostro de la dama.
- ¡Bien! ¡Apruebas!
- ¿Qué...?
La dama, Ashley, era sin duda alguien hermosa a pesar de las cicatrices en su rostro y cuerpo, sin embargo, más que su fama, era el aura que emanaba la que alejaba a los posibles pretendientes, ya que su presencia en sí era abrumadora y las personas comunes podrían pensar en ella como un muro que los protege pero... la realidad era otra cuando la conocían o, sin ir muy lejos, la veían sonreír.
Las personas no siempre sonríen por felicidad, a veces están obligadas a hacerlo para ocultar sentimientos y opiniones, pero Ashley no era así. Ashley era una persona sincera, una persona que prestaba atención y obtenía lo que le quería, una persona que decía lo que pensaba, una persona que no tenía miedo de demostrar como era en realidad ya que tenía la fuerza para lidiar con las repercusiones y fue por eso que se hizo fama como una problemática loca de las peleas y, sin duda alguna, todos las personas que la vieron o trataron con ella sabían que verla sonreír era un mal augurio, ya que esta sincera mujer no dejaría escapar aquello que le divierte aunque tenga que causar un alboroto. Bueno, claro que hay excepciones donde también sonríe por felicidad o diversión vana, sin embargo, esta no era una de esas ocasiones, de hecho era la razón por la cual Leo se disculpó de antemano con el niño en cuanto vio como la joven sonrió y ahora, sonriendo mientras hablaba, lo ya confirmado se volvió una especie de "ley".
No era incorrecto decir que todos los presentes se lavaron las manos al entender como procedería todo, pero contrario a ellos, el implicado principal no tenía idea de que hablaba y solo pudo preguntar mientras inclinaba la cabeza en un gesto de confusión.
- ¡Dije que apruebas! ¡A partir de ahora eres mi pupilo!
- ¿Eh?
Cuando la mujer lo proclamó como si fuera obvio Abel solo pudo volver a inclinar la cabeza en confusión y ver a los demás, que lejos de prestar atención estaban listos para irse, incluido Leo.
Nuevamente todos pensaron que el destino del joven había sido sellado desde que Ashley se había interesado por él, sin embargo esta vez todos, en especial Leo, habían cometido un error. Claro, él se había disculpado por adelantado con el niño pensando que la respuesta ya había sido tomada, pero él se había olvidado que Abel no solo era nuevo en este lugar y era ajeno a la fama de Ashley, sino que el mismo niño era tan extraño como ella y aunque sentía la fuerza proveniente de la joven, como alguien que vivió y murió una vez eso no sería suficiente para hacerle callar sus opiniones. Así, Abel volvió a ver la cara sonriente de Ashley y suspiró antes de hablar.
- No quiero, gracias.
- ¿Eh?
- ¿Eh?
- ¿Eh?
- ¿Eh?
Todos ya habían empezado a andar de camino de regreso, pero sus pasos se congelaron y voltearon al unísono al escuchar la respuesta impensable del niño. Lamentablemente, antes de que alguno pudiera hablar por la sorpresa, Ashley habló una vez más.
- ¿Qué... dijiste?
Su tono era más serio, de hecho había dejado de sonreír y miraba agudamente al niño, Abel mismo sentía que el ambiente era más frío y filoso que hace un segundo, pero a pesar de la fuerza que había detrás de la apariencia delgada de Ashley, él sentía que no había una peligro como tal, así que no había porque detenerse. Después de todo, pertenecían al mismo bando... ¿Verdad?
- Digo, te agradezco por la invitación, pero suena problemático volverme tu discípulo, así que gracias pero no gracias.
- ¡Tonto-!
- ¡Shhhh, morirás también!
La mujer que había regañado a Abel todo el camino saltó a gritarle una vez más, sin embargo el hombre que la acompañaba la volvió a calmar, aunque esta vez tapó su boca cortando sus gritos y pronunciando unas palabras que eran algo alarmantes. Abel se preguntaba el significado de esas palabras, así que miró a los responsables, pero estos apartaron la mirada torpemente y al final terminó volviendo a ver el rostro de Ashley.
- ¿Gracias pero no gracias? Eso...
- ¡Espera, Ashley, es solo un niño-!
- ¡Jajajajajajaja eres divertido!
Finalmente Leo no pudo resistir más y, algo reticente, saltó para hablar por Abel, sin embargo Ashley solo rio fuertemente y se agachó para estar a la altura de Abel, entonces se acercó a su oído y luego de unas cuantas palabras Abel abrió sus ojos por la sorpresa e inmediatamente después Ashley se alejó y se puso de pie con una sonrisa más grande que la anterior.
- ¿Entonces?
- … Esta bien, acepto.
- ¡Lo sabía!
- ¿Qué?
Ashley pidió una vez más la respuesta de Abel y, algo resentido, este aceptó.
Todo el mundo estaba sorprendido por la reacción de Ashley, sin embargo pensaron que también era muy de su Jefa ser así de impredecible, por otro lado Leo concordó con esos pensamientos, aunque la verdad es que sus pensamientos estaban más enfocados en pensar - "¿Cómo lo hizo?"- refiriéndose a como esta fuerte mujer había logrado vencer y hacer cambiar de opinión a un niño contra el que él mismo había perdido en varias ocasiones.
- ¡Bien, eso es todo por ahora! Volvamos.
- ¡Sí!
Finalmente Ashley gritó y todos respondieron a sus palabras y así, una vez más comenzaron a caminar en dirección a la capital.
- ¡Pequeño, a partir de ahora me dirás Maestra, ¿entendido?!
- Entendido...
- Entendido que...
- Entendido... Maestra.
- ¡Bien! ¡Vamos, no te quedes atrás!
Abel estaba algo resentido por las tácticas que Ashley usó, pero ahora que había aceptado no podía solo echarse hacia atrás, así que obedeció las palabras dirigidas a él y comenzó a darlo todo de sí para seguirles el paso, después de todo todos eran Potenciadores experimentados y fuertes, aunque claro que Abel notó como se limitaban a igualar la velocidad con la que él corría.
Al cabo de una hora, habiendo transcurrido la mitad del camino, Leo se acercó a Abel mientras corrían.
- Niño... ¿Qué fue lo que te dijo?
Al parecer Leo no había podido sacar de su mente y de su cuerpo el sentimiento de perdida que sintió contra Ashley por más que no habían estado compitiendo ni nada por el estilo, por eso, sin poder resistir más la curiosidad se acercó y le preguntó directamente al implicado.
- Bueno... ¿Quién sabe?
Abel podría haber respondido, después de todo sabía que tarde o temprano tendría que pedirle ayuda sobre esa situación, pero aunque no molesto, Abel se sentía algo resentido ya que Leo había elegido sacrificarlo varias veces antes de por fin tratar de ayudarlo en su conversación con Ashley. Así, mientras respondía de esa forma y se hacía el desentendido, consumió más Factores de Mejora y dejó correr un poco de electricidad por su cuerpo, aumentando la velocidad y dejando atrás a un Leo con el ceño fruncido.
- ¡¿Como que quien sabe?!
Leo gritó sus pensamientos antes de aumentar la velocidad para alcanzarlo y Abel no pudo evitar sonreír mientras recordaba las palabras de Ashley - "¿Dices que no? Lamentablemente para ti solo puedes aceptar o acaso esperas que la presencia de tu amiguito sea revelada."