*****POV Abel*****
Habían pasado varios minutos y el pequeño cachorro había dejado de llorar.
Se puso muy inquieto mientras lo cargaba y lamio mi mano, la cual era difícil de ver ya que casi me arrancaba los dedos pero ya me curaría después, más bien, eso me mareo un poco y sin duda comprobé que están conectadas sus mordidas con la sensación, pero nuevamente sería algo que averiguara después, por el momento lo solté en el suelo y este corrió rápidamente hacia su madre.
- … Oye... sabes... lo lamento...
Su impulso se calmó cuando se acercó a su madre y aunque no hablara o aullara podía sentir su tristeza, así que solo pude disculparme.
Miré los alrededores tratando de alejar mis pensamientos por un momento y pude ver como, en la continuación del camino, habían algunos rastros de cortes y algunos fragmentos de hielo regados por el lugar, algunos a la vista pero no resaltaban y podrías pensar que eran parte del lugar, sin embargo, si prestabas más atención podías notar algunos más que estaban escondidos, como si alguien no quisiera que los encuentren, entonces me acerqué hacia allí y pude ver como algunos picos de hielo de los tirados en ese lugar estaban manchados de una sangre roja... sin embargo eso no fue lo que me llamó la atención, si, me enojó, pero lo importante era que esos picos de hielo era algo que había visto anteriormente, mas específico eran unos que había visto hace poco mientras Leo peleaba con el Diablillo...
Mi mente voló tratando de encontrar una respuesta y pronto llegué a una conclusión amarga, el responsable era obviamente el Diablillo, pero ¿Por qué? lo único que se me ocurría es que trató de manipular al Enorme Lobo para que nos ataque o por diversión, sin embargo no pudo y optó por acabar con él... o ellos, ya que pude ver aquel pelaje hermoso debajo de todas las cosas ocultas.
- ¡Wof!
- ¿Eh?
Mis pensamientos terminaron cuando escuché al pequeño cachorro aullando o ladrando en mi dirección, además también parecía estar acercándose, entonces me alejé de ahí, ya que si su madre no quería que el pequeño viera lo que ocurrió y se mantuvo con él hasta el final, ¿Qué podía hacer yo si no era respetar y cumplir su deseo?
- ¿Qué ocurre?
- ¡Wof!
- ...
Fui yo el que preguntó, pero claro que no entendí nada cuando respondió a mis palabras, por lo que agradecí que no estuviera Kayn o alguien presente, ya que hubiera sido muy vergonzoso.
Por suerte un leve eco me hizo entender un poco a lo que se podría estar refiriendo.
- ¿Viene alguien?
- ¡Wof!
- Seguro que es Leo, pero nunca se sabe así que espera aquí en lo que lo averiguo, ¿entiendes?
- ¡Wof!
- ... Lo tomaré como un si.
El pequeño cachorro se notaba decaído y, aunque no sabía si me entendía, se notaba que era muy inteligente, así que comencé a volver por donde vine mientras me aseguraba de que el pequeño cachorro no me siguiera.
- Mira esas huellas...
- Sí... tal vez deberíamos volver e informar de esto a la Jefa...
- Tonto, si regresamos y le decimos que la persona que captó su curiosidad podría estar muerta, pero nosotros no lo corroboramos por miedo a la criatura que lo causo, ¿En verdad crees que sobreviviremos?
- ... Tienes razón...
Una conversación rebotó por las paredes y fue audible para mí. No entendía muy bien a que se referían, pero por alguna razón me sentí algo inquieto, además, a pesar de sus palabras expresando su miedo, la verdad es que su pasos eran firmes y no hacían ni un esfuerzo por esconder su presencia, por lo que solo podía pensar que eran lo suficientemente fuertes para lidiar con las consecuencias que eso ocasione.
El camino era uno, así que más temprano que tarde nos encontraríamos y ese sería el momento en el que descubriría si estas personas eran amigos... o enemigos. En el caso que sean aliados, refuerzos enviados por Leo, la situación se aclararía por si misma al encontrarnos, ya que él debería haberles hablado de mi apariencia, además de que los reconoceré debido al tiempo que pasé en las salas de Entrenamiento... sin embargo... ellos mencionaron a una tal "Jefa" y pensando en ello solo podía prepararme para interceptarlos como enemigos. En el caso que esté equivocado ya podré disculparme después.
Sus pasos se escuchaban cada vez más cerca, lo sabía por el eco que causaban, pero en tan solo un segundo todo cayó en silencio y cuando se supone que deberían entrar en mi visión, nunca paso nada. Fue entonces que Consumí Factores de Mejora, pero ya era tarde y escuche a mi espalda.
- Vaya... ¿Enserio es un niño?
- ¡...!
No pude sentir su presencia ni percibí sus movimientos, sin embargo, cuando volteé ahí habían dos personas de pie, un hombre y una mujer, ambos no parecían ser mayores que Leo, por lo que deberían tener menos de treinta años, claro que nada eso importaba y sin saber su afiliación solo pude tomar la daga en mi cintura y lanzársela al hombre, que era él más cercano.
- ¿Eh?
El hombre inclinó la cabeza y la daga pasó volando hasta golpear el techo, pero era a ese pequeño momento al que estaba apuntando y con la postura baja, golpeé con todas mis fuerzas en dirección a su estomago. *Estruendo*
- ¡¿Qué?!
Su guardia era baja y relajada al ver que soy un niño, por eso, aunque reaccionó a mi golpe y se cubrió, la fuerza detrás lo hizo retroceder hasta golpear un muro.
- ¡Hap!
Pelear con humanos era mucho más fácil que pelear con bestias o monstruos, y eso era algo que tenía muy presente debido a recuerdos de mi otra vida, ¿Por qué? Porque los humanos son sentimentales y curiosos, yo mismo soy una prueba de ello, por eso si analizaba correctamente la situación podría tener una oportunidad contra un grupo de personas mayores confiadas. Así mismo su compañera volteó a verlo con una cara sorprendida y yo no perdería esa oportunidad, azotando con fuerza mi brazo izquierdo en dirección al estomago de la mujer. Pero... con una brisa soplando por mi cara, la mujer desapareció frente a mis ojos y al siguiente instante pude sentir el filo de una daga en mi cuello.
- ¡Esa no es la fuerza de un niño!
El hombre gritó enojado y la mujer solo lo miró algo divertida y ya que aún no habían proclamado su afiliación, además que nunca vi a alguno de ellos en las Salas de Entrenamiento o la ciudad, mis esfuerzos por tratar de ganar seguirían.
Giré mientras retrocedía tratando de alejarme del filo de la daga, sentí como este me cortó pero sentía como se curaba en el acto, entonces cuando la mujer abrió los ojos sorprendida moví mi pierna golpeando las suyas por detrás de la rodilla.
- ¡¿Qué?!
La mujer comenzaba a caer y yo había tomado posición, su daga se movió levemente y esta vez araño mi cuerpo pero no me importaba, ya sanaría, entonces golpee en dirección hacia su estomago mientras una electricidad guinda recorría todo mi brazo y de lograr conectar el impacto no tenía dudas que este sería enorme, ya que además la estamparía contra el suelo y quizás estaría fuera de combate, pero...
- Ya es suficiente...¿No crees?
Mi brazo no pudo conectar el golpe, no, lejos de soñar con dar el golpe no podía moverlo ya que estaba siendo sostenido por el hombre.
- ¡Ouch!
La mujer cayó sentada y se quejó, entonces una mirada filosa me atravesó.
- ¡¿Qué te pasa, estás loco?! ¡Si no te estuviéramos buscando te habría cortado la cabeza!
- ... ¿Me buscaban? ¿Quiénes son?
La mujer parecía muy enojada y como pensé, ya me disculparía luego, por el momento era más importante aclarar su afiliacón.
- ¡¿Ha?! ¿No nos conoces? Sé que nuestra Jefa es algo serio, pero también existimos, ¿Cómo puedes no conocernos?
- Tranquila, relájate. Recuerda que es un recién llegado.
- ...
El hombre habló mientras soltaba mi brazo, después de todo al menos sabíamos que estamos del mismo lado, aunque solo por si acaso no dejé de consumir Factores.
- Verás, nos cruzamos con Leo y nos pidió que te buscáramos.
- Ya veo... ¿Y Dónde está?
- ¿Eh? ¿Ni siquiera nos lo agradecerás?
La mujer seguía enojada y estaba a punto de empezar a gritar de nuevo, aunque reconozco parte de la culpa porque tenía razón, sin embargo, desde mi punto de vista las gracias podían esperar.
- En fin, vámonos, si puedes moverte y pegar así significa que puedes caminar.
El hombre procedió como esperaba ya que parecía deseoso de terminar con esta situación incomoda y por suerte ninguno presentó curiosidad sobre el responsable de las huellas, aunque imagino que realmente no les preocupaba su presencia, pero contrario a ellos yo si estaba interesado y de hecho aún tenía algo que hacer aquí, por lo que no caminé.
- ¿Pasa algo?
- ¿Qué quieres? No te cargaremos, así que camina.
El hombre era tranquilo y parecía buena persona, además que tenía una apariencia limpia y elegante que combinaba con su rubio cabello. Además portaba una lanza en la espalda. Por el contrario la mujer parecía más explosiva y temperamental, aunque puede que sea por la primera impresión que tuvimos, y contrario a la daga que puso en mi cuello el arco en su espalda mostraba que no era una peleadora a corta distancia.
Luego de hacer mis propias conjeturas decidí que obviamente debía hablar con el hombre, por lo que ignoré la mirada regañadora de la mujer y hablé.
- ¿Pueden esperarme un minuto?
- ¡¿Qué?! No, vámonos, ahora.
La mujer respondió de inmediato, sin embargo el hombre me miró y asintió como si entendiera a lo que me refería, por supuesto que debe estar malentendiendo la razón por la que lo pido, pero no era algo que deba corregir y menos si conseguía que me esperen.
- Bien, pero apúrate que el sol esta por ponerse y tenemos un largo camino hasta la ciudad.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡No puedes, vámonos ahora!
- Yaya, relájate, son cosas de hombre...
- ¿Y? Que se aguante.
- ¿Olvidaste que es solo un niño?
- … Entiendo... Apúrate.
La mujer se avergonzó un poco, pero al final accedió, aunque yo ya me estaba adentrando en el lugar antes de escucharla, confiaba en que el hombre sabría lidiar con ella, ya que a pesar de todo se veían muy cercanos.
Entonces pronto el gran cuerpo del Lobo entró en mi visión y el pequeño cachorro acostado a su costado sintió mi presencia levantando la cabeza.
- ¡Wof!
No tenía mucho tiempo, quería evitar que ambos entraran y vieran el cuerpo del Lobo, ya que por el tamaño y el hermoso color de su pelaje era más que seguro que sería un buen material, sin embargo mas que sentir, quería que este Lobo pueda descansar en paz y por esa misma razón me acerqué al pequeño.
- Me tengo que ir.
- ¿Wof?
El pequeño inclinó la cabeza como si no me entendiera, pero no podía detenerme y tratar de explicarle sin estar seguro de que me vaya a entender, solo rogaba por que comprenda mis sentimientos, entonces acerqué mi mano y toqué su cabeza para de inmediato acariciarlo.
- Me tengo que ir, pero... ven conmigo.
En lo personal mi animal favorito siempre fueron los lobos, me parecen majestuosos y hermosos y eso no cambió a pesar de todos lo encuentros que tuve con su especie en este mundo, pero esa no era la razón por la quería que me acompañe, sino que este pequeño me recordaba a mi en cierto aspecto. Sentía que mis padres estaban vivos, pero al igual que con él, ellos pelearon para mantenerme a salvo y su deseo de que viviera debía ser respetado. Además, cuando llegué a este lugar tuve que aprender a matar para sobrevivir e incluso luego de aquel encuentro con personas tuve que experimentar y crecer para salir adelante, ya que a pesar de estar rodeado de personas la verdad es que estaba solo... sin embargo, después de ese dolor y desesperación encontré a personas en las cuales siento que puedo apoyarme y apoyarlas, por eso, como Leo me tendió la mano aquella vez, ahora yo se la tiendo a este pequeño. Por supuesto que no sé si él se sienta como yo me sentí, pero aunque me rechace quiero que entienda mis sentimientos.
Entonces cerré mis ojos mientras esperaba una respuesta.
**********POV Normal*********
- ¿Listo?
- Sí, lamento la demora.
Abel salió caminando y se reunió con la pareja que había estado esperando, ambos lo observaron y al no notar nada especial empezaron a caminar mientras comentaban como harían para subir y regresar, aunque esto era solo una queja ya que sabían que podían rodear o escalar, pero entonces. *Estruendo*
- ¡Qué!
Ambos voltearon y vieron como el niño golpeaba reiteradamente la entrada de la cueva, no entendían porque ni que pasaba por la cabeza del niño, sin embargo antes de que pudieran detenerlo el niño golpeo tan fuerte que la entrada empezó a colapsar y las grietas iban avanzando hasta que la pronunciada porción de tierra, el pico por donde Abel cayó, comenzó a caerse.
- ¡Ah, maldición, maldito niño!
Los tres tuvieron que correr con todas sus fuerzas mientras esquivaban los escombros que caían y sin muchos problemas lograron escapar.
- ¡¿Qué crees que haces?! ¡Ahora deberemos rodear!
La mujer regaño a Abel duramente y el hombre no pudo hacer mucho, ya que él también quería decir un par de cosas, sin embargo se limitó a mirar fijamente al niño, pero nuevamente sin notar un cambio, se preguntó -"¿Por qué?"- pero en medio de los gritos de su compañera y la tranquilidad del niño solo pudo reírse y decirles que empezaran a caminar.
- ...
La mujer se mantuvo regañándolo todo el camino, pero contrario a lo que podrían pensar, Abel estaba reconfortado, ya que ninguno de los dos había notado la Neblina oculta en su cuerpo.