Un poco antes de separarse, cuando a penas habían llegado a su destino, Leo habló para que todos se detuvieran y comenzó a hablar sin demora, aunque por supuesto no bajo la guardia y seguía atento a todo alrededor.
- Nos estaremos dividendo a partir de ahora, los grupos se mantendrán como lo acordamos y nos reuniremos en este lugar cada dos horas para reportar el avance así como observaciones según la petición de ustedes.
- Por supuesto, puede que nos tome un poco de tiempo pero ya que tenemos distintos objetivos a conseguir si en algún momento nos cruzamos u observamos lo que busca el otro entonces se lo haremos saber al reencontrarnos.
- Esta bien Alea, no hay ningún problema, nosotros seguiremos sus preferencias mientras aseguramos su bienestar y cumplimos la petición.
Alea parecía ser la representante del grupo y habló con Leo, su conversación no fue más que puro formalismo, pero debido a la presencia de los jóvenes nerviosos era una formalidad necesaria.
Leo lanzó una mirada a Abel y los demás, entonces cada uno se acercó al grupo que pertenecía.
- No tengo mucho más que decir, pero ellos confían en ustedes y demuestren que su tranquilidad no es infundada, no se confíen por mi presencia.
Marco y Paul seguían igual de nerviosos luego de escuchar sus palabras, no era raro, ya que su nerviosismo no era algo tan superficial y desaparecería por unas cuantas palabras, pero esas palabras y el recuerdo de la apuesta presente los hacían decididos a pesar de todo.
- ¡Entendido!
- ¡Cuente con nosotros, entrenamos muy duro para este momento!
Alea y los recolectores sonrieron al ver la confianza de las pequeños a los cuales les confiarían parte de su seguridad, pero por otro lado, Abel y Jean solo se miraron en silencio y Leo no pudo decir ni una sola palabra, solo se limitó a pensar que, aunque ojala no pasara, por si mismo, Jean, se daría cuenta de que probablemente él era el más seguro en este grupo, claro, eso considerando que Leo mismo no interviniera.
- Trata de no retrasarte.
- Vamos, jóvenes.
Finalmente los grupos se separaron, se pudo observar como había gran diferencia en el trato pero eso ya era algo claro, así que Abel solo pudo sonreír y caminar detrás de Jean.
El valle sin nombre era una gran extensión de tierra en medio de un par de montañas, en ella existía una porción amplia de arboles que creaban una especie de pequeño bosque donde se encontraba la mayoría de animales y bestias del lugar, además en aquel lugar se podía encontrar una variedad más rara de plantas, pero debido a que ese no era el objetivo exacto de hoy, ambos grupos fueron en una dirección distinta, el grupo de recolectores con Marco y Paul siguieron caminando a las planicies atentos a los arbustos, árboles y cualquier vegetación en búsqueda de sus objetivos y Jean con Abel caminaron hacía el pequeño bosque. Los árboles eran frondosos y algunos tenía ramas que llegaban hasta el suelo por lo que el lugar no parecía ser exactamente agradable para caminar, aunque debido a eso el suelo no estaba cubierto de nieve, pero siendo sinceros, más que poner nervioso o incomodo a Abel el aspecto le llamó la atención y lo hizo emocionar por poder conocer más de este mundo, pero por alguna razón se detuvo al primer paso.
- ¡...!
Su cuerpo se tensó, su mente se enfrió y sus instintos se dispararon, volteó sin pensarlo y observó los alrededores, además de mirar la reacción de Leo y Jean, pero ambos solo reaccionaron a sus bruscos movimientos con curiosidad.
- ¿Ocurre algo?
- ¿Todo bien?
- ...
Abel había reconocido una parte de su fuerza, él creía no ser especialmente fuerte, pero sinceramente sabía que no era un niño normal y decir que de hecho estaba muy encima del promedio no era para nada presumir, pero por esa misma razón él sabía que si bien era fuerte estaba muy lejos de alcanzar a Leo, puede que sea alguien raro, que tome cerveza e incluso se comporte como un niño a veces, pero Abel sentía que su fuerza era genuina, además, no por nada lo llamaban uno de los Mercenarios más fuertes del continente del Norte. Aparte, Jean pude no tener esa misma aura de fuerza que rodea a Leo, pero en sus movimientos y miradas Abel podía reconocer una palabra muy importante para la supervivencia en este mundo, la experiencia. Por eso, con ese sentimiento recorriendo su cuerpo como un escalofrió, lo primero que hizo fue comprobar la situación con las personas más confiables del lugar, lastimosamente ambos estaban únicamente extrañados por él y no pudo evitar pensar- "¿Me habré confundido?"- ya que era la respuesta más lógica, así decidió agitar la cabeza en negativa y voltear a caminar tras de Jean una vez más.
Leo observó unos segundos más al niño, era extraño él podía jurar que la reacción del niño era una que nunca esperó ver, una respuesta instintiva al miedo, por eso consumió Factores de Mejora e incluso expandió su conciencia para revisar los alrededores, pero no pudo encontrar nada y al final se volteó y caminó detrás del grupo más preocupante, aunque solo por si acaso decidió estar más alerta que de costumbre.
Todos se adentraron en sus respectivas direcciones y a pesar de la cautela de todos no fue extraño que haya cosas o situaciones que puedan pasar por alto y más si se trataba de algo desconocido o inesperado. Así algunos arbusto del lugar se sacudieron mientras de ellos brotaba una especie de risilla, con rápidos movimientos el origen de este sonido se perdió en dirección al pequeño bosque, aunque no detrás de Abel, sino parecía tener como destino algo en las profundidades.