- ¡¿Pero que diablos?! ¡Marco, Paul, vengan de inmediato!
Leo sintió la presencia de Abel y Jean, pero al voltear y verlos no pudo mantener una actitud limpia y comenzó a correr de inmediato mientras gritaba a los demás.
Jean estaba siendo cargado por encima de Abel, con los dos brazos estirados, lamentablemente para Jean, Abel no pudo evitar todas las flechas que volaron hacia él cuando escapaban, por lo que un par se encontraban repartidas en sus piernas y torso, no solo eso, sino también habían raspones y moretones por todo su cuerpo ya que Abel había cambiado la forma en como lo cargaba durante todo su tiempo corriendo y debido a su pequeño cuerpo y el gran cuerpo de Jean no pudo evitar que este se golpeara o raspara con el entorno, sin embargo... Jean ni nadie podría decir que Abel no hizo su trabajo, ya que comprado al pequeño cuerpo del niño él se encontraba en un estado aceptable.
- ¡Abel!
No solo sus compañeros, sino también los recolectores que acudieron a los gritos de Leo tuvieron que desviar la mirada debido a la dolorosa escena que había frente a ellos. En los brazos, piernas y espalda del niño se encontraban muchas flechas y pequeñas armas arrojadizas, haciendo que la mayoría de la ropa que vestía estuviera teñida de un color rojo y que Abel estuviera pálido.
Todos los presentes, incluyendo a Leo, se preguntaron como es que este niño aún tenía fuerzas para caminar-no, es más, ¿Cómo es que se encontraba vivo?, después de todo, la sangre que lo cubría debía ser suficiente para que este haya muerto hace mucho y el dolor que debía de estar latiendo en sus muchas heridas deberían de haberlo vuelto loco hace mucho. Por suerte los recolectores, así como Marco y Paul, no se detuvieron y los auxiliaron de inmediato.
Contrario a lo que ellos creyeron era Jean quien se encontraba en peor estado, después de todo las flechas de los Goblins son bien conocidas por estar llenas de venenos y las marcas en la piel que se estiraban desde las heridas dejaban claro que debía ser tratado rápidamente. Por otro lado, Abel, había comenzado a sacarse los distintos proyectiles en su cuerpo, cosa que hizo vomitar a más de uno y se volvió imposible prestarle ayuda, pero esto no lo detuvo y mientras se concentraba en sus factores de Mejora, las heridas y su pálido color pronto fueron un recuerdo lejano.
- ¿Qué eres...?
Leo no pudo evitar expresar su incredulidad y Abel solo se limitó a sonreír mientras estabilizaba su respiración. Por suerte el cuerpo perfecto de Abel era resistente, o mejor dicho, inmune a la mayoría de venenos y enfermedades, aunque de no serlo, con el nivel que poseía y la capacidad con la que podía mejorar su regeneración al consumir Factores de Mejora no debería tener problema en expulsar el veneno de su cuerpo, aunque como no tuvo la necesidad de hacerlo en el futuro pasaría un mal rato.
- ¿Seguro estás bien?
- Sí...
Alea se acercó al niño, su rostro mostraba que su condición no era buena, pero Abel podía entender porque y preguntar solo agrandaría el sentimiento, así que solo se limitó a responder.
Los recolectores parecían llevar consigo todo tipo de medicinas, entre ellas antídotos ya que existía la posibilidad de tocar alguna planta venosa o ser atacados por algún animal que posea veneno, gracias a eso y a usar un poco de las yerbas que recolectaron lograron mejorar en gran medida el estado de Jean.
- Gracias...
Alea era la responsable de su grupo, por eso sintió que debía de agradecer al pequeño niño que había salvado a su compañero, aunque esto le dejaba un leve rencor con ella misma, ya que a pesar de estar en contra de las palabras de Jean lo cierto es que sus sentimientos eran los mismos y no entendía porque debían llevarlo con ellos, sin embargo, que su amigo y compañero estuviera vivo fue gracias al gran sacrificio que ese pequeño realizó y por eso era su deber agradecerle.
- No hay problema, este es nuestro trabajo.
- ... Tienes razón...
Sin embargo, contrario a la que Alea pensaba, para Abel esto era incomodo.
Siendo sinceros la verdad es que Abel era culpable, ya que no importa lo que Jean haya dicho, el punto es que Abel lo estaba escoltando y sin embargo fue una molestia más que otra cosa, a pesar de que él mismo había asegurado que no lo sería y al final, a pesar de que su cuerpo, sus sentidos y él mismo no estaban conforme con su respuesta, se relajó y esta fue el resultado de ello. Además, aquel sentimiento de miedo aún seguía presente en su cuerpo y Abel luchaba por descubrir el origen, pero a pesar de ello esta persona le agradecía... ¿Cómo debía él racionar a esto?
- Lamento interrumpir, pero Abel, debemos hablar.
- ...
Fue Leo quien rompió la corta conversación y se lo llevó a unos metros de distancia de los demás. Aún había mucho que pensar pero Abel sentía que de lo que iban a hablar ahora iba primero.
Leo había ayudado con el tratamiento de Jean luego de ver que Abel no necesitaba espcial ayuda y ahora que todo parecía más tranquilo era su deber como responsable de este grupo el entender la situación y tomar una decisión, además que estaba muy enojado consigo mismo por permitir una vez más que esta escena se repita, sin embargo el autocastigo tendría que esperar.
- La verdad es...
Sabiendo que no había tiempo para perder Abel le contó todo lo sucedido sin omitir ni un detalle y el rostro de Leo no hacía más que arrugarse con cada palabra que decía. Al final, el brusco rostro de Leo termino en una expresión de odio y rencor puro.
- Ya veo....
Su mano cerrada comenzó a sangrar por la fuerza con la que presionaba, parecía tener muchas ganas de irse de este lugar en búsqueda de aquello que Abel había descrito como una extraña sensación, pero Leo era uno de los pocos Mercenarios Superiores en el Reino de Sgrowl y no solo tenía fuerza, experiencia y sabiduría, también poseía una mente fría que no se dejaba influenciar por sentimientos, así que resistió y miró a los demás antes de hablar.
- ¡Escuchen, la petición se cancela! ¡Volveremos de inmediato a la Capit-!
Era algo obvio que la petición se cancelaba, pero que Leo lo dijera claramente significaba que todos deberían dejar la carga extra que portaban ya que el principal objetivo sería volver de inmediato y a gran velocidad. Los recolectores entendían esto y de hecho estaban esperando las palabras de Leo una vez que Jean se estabilizó, sin embargo, en medio de las palabras de Leo una lanza tosca, como si a un palo le amarraras una daga, apareció de la nada y estuvo por clavarse en su cuello, sin embargo Leo fue capaz de reaccionar y retrocedió su cuerpo dejando que esta pasara libremente.
- ... Parece que es tarde...
La verdad él había pensado que era extraño que no hayan llegado los Goblins que perseguían a Abel y Jean, pero no se quejaba, de hecho agradecería si estos los perdieron de vista y tuvieran la oportunidad de irse tranquilamente, sin embargo, no solo ya los habían rodeado, sino que esta extraña cárcel que describió Abel ya los había encerrado.
- ¡¿Que ocurre?!
- ¡Atentos, deben reaccionar a los ataques, defiendan a Alea y su grupo!
Leo gritó a Marco y a Paul, quienes estaban desconcertados por la situación, y estos comenzaron a consumir Factores de Mejora de inmediato. Él mismo Leo quería correr a protegerlos, pero su instinto le decía que aún no era el momento.
- ¿Qué es esto...? La última vez tampoco lo noté.
El rostro de Leo se volvió a arrugar al escuchar la pregunta de Abel, quien ya había empezado a fortalecer todo su cuerpo, y ambos sintieron como la sensación pegajosa se extendía por todo su cuerpo.
- Maldición... ¿Por qué esa cosa esta aquí?
- ¿Qué cosa? ¡Leo!
Leo ya no lo podía ocultar más. Desde que escuchó a Abel contar como una flecha apareció de la nada, hasta como fue encerrado en una jaula de cristal, él ya se había dado cuenta y esa fue la razón de su ira y resentimiento, pero no iba a decir nada ya que si él niño no lo había visto por si mismo significaba que había una oportunidad de que solo deban tratar con los Goblins en el peor de los casos, pero... habían sido encerrados una vez más, lo que significa que el responsable detrás de eso les había prestado atención y si quería que las personas de las que era responsable sobrevivieran, entonces debía hacerle caso a su instinto y decirles contra que se enfrentaban para estar preparados.
- Un Diablillo de Hielo...
- ...
- ¡Qué...!
Todos voltearon la vista a Leo con una mirada de miedo y horror, después de todo uno de los nombres más desalentadores salió de su boca y todos sabían que con el nivel actual de los presentes la tasa de supervivencia era baja. Abel fue una excepción, pero aún así se sintió nervioso al escuchar como ese nombre con el que estaba familiarizado puso incomodo a alguien mucho más fuerte que él.
- ¿Qué haremos Leo?
Alea preguntó esperanzada de que la situación no sea tan mala como sabía, sin embargo las flechas y lanzas que aparecieron de la nada hizo parecer que las palabras se perdieron en el aire.
- ¡Ahhhg!
- ¡Marco!
Paul y Marco debían defender al grupo que escoltaban y de hecho detuvieron varios de los proyectiles, pero una especie de garrote con pinchos golpeó su brazo y lo tumbo al suelo. Entonces, como si una niebla se disipara, una criatura pequeña y verde empezó a aparecer. Paul gritó y desvió su atención por un segundo, entonces una lanza se dirigió a su cabeza desde su punto ciego, para cuando él reaccionó ya era tarde y solo pudo cerrar los ojos esperando lo peor, sin embargo...
- ¡Graaa!
- ¡Grwo...!
El sonido del viento cortado fue loúnico que sintio y abrió los ojos lentamente para ver como los dos Goblins que aparecieron de la nada habían sido aniquilados por Leo.
- Por el momento... debemos mantenernos vivos...