Abel se acercó a Leo, sus pasos se sentían livianos aunque una especie de sentimiento desprendía de su pequeño cuerpo y Leo sintió una vez más que la persona frente a él no era Abel, no, tal vez si pudiera serlo, pero por lo menos no era un niño, aunque eso era imposible ¿Verdad?
- Leo, ¿Qué debemos hacer?
- ...
Se podía decir que el niño frente a él nunca lo había tratado con el respeto que se debía tener a sus mayores, no, incluso no lo trataba con el respeto hacia alguien quien le salvo la vida, pero sinceramente no le importaba ya que ese era el carácter inquebrantable que un Mercenario debía tener, sin embargo, aunque sus palabras fueron maleducadas Leo sintió que por primera vez había algo más que respeto, algo como comprensión.
- Jajaja pequeño.
Leo no pudo evitar reírse frente a este sentimiento y al mismo tiempo una especie de claridad llegó a su mente.
- Primero debemos salir de esta ilusión.
- ¿Ilusión?
- Sí...
La historia de Abel fue más informativa de lo que él mismo podía ver y es que no solo había dejado en claro la presencia del Diablillo de Hielo sino que había descubierto un punto crucial para la subyugación de este monstruo y esa era la forma de como utiliza su Magia de Ilusión.
Por lo que Leo había deducido, la magia de ilusión del diablillo consistía en crear un espacio que bloqueaba los sentidos en gran medida, engañando a todos los encerrados mientras les mostraba calma y normalidad en los alrededores. A su vez esta jaula dejaba entrar objetos o seres circundantes y encubría la presencia de estos hasta un punto donde la intensión y fenómenos ya eran demasiado obvios como para no notarlos. En cierto aspectos Leo podía decir que era la Magia de Ilusión más débil que había visto hasta el momento, pero a la vez le asustaba pensar en que pasaría si no hubiera hostilidad detrás de las acciones o que pasaría si fuera lo suficientemente fuerte para envolver una pequeña o gran ciudad y escabullirse hacia el interior.... sin duda, terrorífico.
Con esto en mente podía decir que el Diablillo estaba controlando a los Goblins de una forma parecida a sus conjeturas, pero con esos mismos pensamientos sabía que escapar no sería tan difícil y así continuó hablando.
- Escoltaremos al grupo en la dirección que llegamos, tarde o temprano llegaremos al borde de esta ilusión y al escapar de ella esquivar y lidiar con los ataques será más fácil. Entonces Preguntaste que debes hacer ¿Verdad?
- ¡Sí!
- Pues protégelos, no, ayúdame a protegerlos hasta que salgamos de la ilusión y luego llévalos de vuelta a la ciudad.
- ¿Y tu que-? ... Entendido.
Abel iba a preguntar que haría leo si eso lo que le pedía, pero la respuesta era obvia, por eso solo sacudió la cabeza y con una mirada inquebrantable aceptó las ordenes.
De inmediato corrió hacia el final de los presentes, donde se encontraba el desesperado Paul y el herido Marco, entonces...
- ¿Abel? ¡Abel ayúdame, a Marco le dieron un golpe y-! *Slap*
- ¡Cálmate!
En medio de los gritos de Paul, Abel le dio una bofetada tan fuerte que fuera del sonido hizo caer de espaldas a su compañero.
- ¿Qué...?
Paul parecía desconcertado, pero al sentir el calor en su mejilla estuvo por levantarse con el rostro arrugado por la ira, sin embargo el grito y los ojos de Abel lo hicieron quedarse sentado mirando al suelo.
- Marco.
- ... ¿Si...?
Abel era pequeño, por lo que no se tuvo que agachar y solo le habló a Marco, quien presionaba sus ojos con fuerza mientras temblaba del dolor y el miedo.
- ¿Qué haces ahí tumbado? Ponte de pie, debemos cumplir la petición.
- ...
Marco no respondió, las palabras de Abel no eran frías, pero el orgullo de Marco había sido golpeado una vez más ahora que no solo lo hirieron, sino que no se podía levantar. Sin embargo, ¿Era realmente así? La verdad es que había sido herido, sentía el dolor en su cuerpo latiendo pero si decía la verdad es que nunca trato de levantarse y por eso las palabras de Abel pesaron tanto.
- ¡Ahg!
Su temperamento era voluble, podía enojarse fácilmente y sin duda era terco, pero si bien tenía talento la verdad detrás de sus logros es que no se rendía fácilmente y ahora, siendo golpeado por las palabras de Abel trató de levantarse, sin embargo una herida y un hueso roto siguen siéndolos a pesar de la fuerza de voluntad y como alguien que no ha lidiado con eso no pudo presionar los dientes y aguantar el grito de dolor que lanzó antes de volver a caer.
Abel lo miró, él no sentía dolor en esta vida pero sin duda la sintió en la anterior y por eso pudo entender que no se levantara, sin embargo, a diferencia de su mundo anterior en este existía la presencia del Mana y si bien una persona estaría postrada varios meses en cama por heridas como esas, en este mundo deberías poder ponerte de pie en minutos. Por eso, viendo el temblor en el cuerpo de Marco, tenía que actuar como mayor y ayudarlo para que él pueda ayudarlo a él y juntos disminuir la carga de Leo.
- ¿Qué haces?
- No... No puedo....
- ¿No puedes?
- S-Sí... Mis costillas... duelen...
- ¿Duelen? ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso yo no tuve que lidiar con heridas peores que esas y tú me dices que te duele?
- Yo... Yo no soy ... como tú...
- Idiota...
Pero claro que no lo haría de una forma cariñosa.
Marco mordió sus labios, no por el dolor, sino por las palabras de Abel que lo destruían por dentro, pero esto estaba lejos de terminar y lo que sentía estaba lejos de ser el objetivo de Abel y contrario a muchas otras veces, este era un malentendido que Abel si tenía que aclarar.
- ¿Eso es todo?
- ...
- ¿A donde se fue la confianza con la que apostaste contra esos bastardos?
- ...
- Idiota...
Marco empezó a llorar, Paul quería embestir a Abel pero por alguna razón su cuerpo no lo obedecía, además que Alea y su grupo estaban bastantes sorprendidos por las palabras y la sensación que salían de un pequeño niño, sin embargo, Abel aún no había terminado y mientras Leo desviaba los ataques que venían, su pequeña boca se volvió a abrir.
- ¿Cuándo te dije que eres como yo?
- ...
- No sé lo que viviste, así como tu no sabes lo que yo vivo, sin embargo sé algo.
- ¿Q-Qué...?
- Ambos somos mercenarios y ambos somos potenciadores, por eso... ¿No me digas que has estado todo el tiempo tumbado sin hacer nada?
- ...
- No eres como yo, no te pedía que te levantes, sé que duele... pero... ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Hasta cuando vas a dejar que siga doliendo?
- ¿Q-Qué quieres... decir...?
- Por eso digo que eres un idiota, ¿Acaso los potenciadores no podemos pelear sin importar nuestras heridas siempre y cuando tengamos Factores de Mejora? A lo que me refiero es que simplemente debes curarte.
- ¡...!
Marco dejó de llorar, sus ojos se abrieron y sintió el frio de la nieve que se derretía en su piel, entonces miró como pudo al niño, -"Tiene razón"- pensó, él no podía curarse en el acto mientras retira por si mismo los proyectiles clavados en su piel, sin embargo, ¿No era posible sanarse con el tiempo? ¿Entonces por qué solo se limitó a llorar y avergonzarse? Marcó pensó una vez más que aún tenía mucho que aprender y que definitivamente él niño frente a él estaba muy lejos de alcanzar.
Como potenciador de Nivel dos no podía manejar libremente los Factores, pero podía mejorar su cuerpo por completo, aunque esto consumiera mucha resistencia mental si lo hace por tiempos prolongados, pero eso ahora no importaba, él también era un mercenario y también debía completar esta petición. Entonces, consumiendo factores de mejora, Marco pudo levantarse, el dolor y el miedo seguían presentes, pero mirando hacia abajo, al pequeño niño, sintió que podía mantenerse de pie y avanzar sin problemas.
- A eso me refiero...
Abel dejó de ver a Marco quien tenía una mirada firme en su rostro y dejaba en claro que esta vez tampoco se rendiría, claro que desconocía sus verdaderos pensamientos pero sinceramente eso no le importaba mucho. Entonces miró al sentado Paul y a los demás, no podía permitirse molestar a Leo con los detalles, así que utilizó sus propias habilidades y analizó la situación llegando a una solución por su cuenta.
- Paul, tu cargaras a Jean, es algo grande pero deberás arreglártelas y llevarlo con cuidado, Alea y su grupo irán al centro justo detrás de ellos y Marco irá detrás de ustedes, todos caminaran detrás de Leo y pase lo que pase no se detengan a menos que él se los pida.
- Bien...
Alea asintió sorprendida y a Leo se le formó una sonrisa en el rostro, entonces todo el mundo se movió sin decir más y Abel miró a Leo como diciéndole - "No te preocupes".
- ¡Todos síganme, saldremos de aquí!
Leo gritó y todos comenzaron a caminar como Abel les había dicho, las flechas y armas arrojadizas habían disminuido en el tiempo que Abel trataba con los demás y solo podía verse algunos rastros de sangre turbia por los alrededores, sin embargo más Goblins comenzaron a aparecer, sin embargo, no solo muchos eran lanzados lejos por la fuerza de Leo, sino que muchos no tenían tiempo de siquiera blandir sus armas, ya que el pequeño cuerpo de Abel, potenciándose cada vez más y más, corría de un lado a otro lidiando con ellos en pocos segundos.
Los tajos eran torpes, el filo de la daga rasgaba más que cortar, sin embargo, la fuerza detrás de cada uno de ellos bastaba para acabarlos o dejarlos incapacitados. No solo Alea, sino que los ojos fríos del niño eran una nueva mirada para todos los presentes y aunque un alivio, era tenebroso la forma en como su fuerza solo parecía aumentar con cada victima que tomaba.
Fue cuando los alrededores se distorsionaron lo que les indicó que estaban cerca de salir y pronto, con el sonido de cristal cayendo, habían salido de la jaula.
- ¡Grow!
- ¡Groe!
Pero contrario a lo que se podía esperar no hubo ningún grito de alivio, solo sonidos de los Goblins restantes cargando hacia ellos.
- ¡Vamos!
Leo lidió rápidamente con la mayoría y Abel se encargo de los restantes que iban a por el grupo en el centro y cuando el último de ellos cayó y un suspiro de alivió por fin salió del cuerpo de Alea, en unos pasos más adelante, el espacio volvió a distorsionarse.
- ¡¿Qué?!
Todos vieron los alrededores con temor y malestar, parecía que el final no había llegado y como para comprobarlo, con unos pasos más, el sonido de cristal rompiéndose volvió a mostrar una nueva realidad.
- ¡Graaaaaaaa!
- ¡Growwwww!
Más de una docena de Goblins volvieron a aparecer, sin embargo todos estaban tranquilos expectantes de las ordenes de dos criaturas varias veces más grandes que ellos, pero... lo que más desesperación causó a todos los presentes, era cierta criatura celeste como el hielo de los alrededores, situada detrás de las pieles celestes y verdes de los Goblins, además, cierta risilla se escuchó después de que los más grandes rugieran frente al grupo recién aparecido.
- ¡Kikikiki!
- Mierda...
El Diablillo de Hielo había aparecido.