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Chapter 43 - Segunda Parte de la Iniciación (III)

Con una despedida incomoda y una expresión rígida de los demás, la reunión había terminado y Abel decidió pasar lo restante del día observando en las salas de entrenamiento, se le volvió a ofrecer participar en una pelea pero tuvo que rechazarlo a pesar de tener unas inconmensurables ganas de aceptar, ya que de hacerlo y volver a caer dormido por tanto tiempo no solo le causaría problemas a él, sino también a sus compañeros. Fue así que se dirigió a su habitación y descansó temprano para al día siguiente así, a penas con el sol elevándose, se encontraba de camino al punto de encuentro que Leo había mencionado vagamente. 

Las misiones de escolta eran como su nombre lo sugería, escoltar, pero no solo se limitaba a proteger y cuidar a la persona o la mercancía designada fuera de la ciudad, sino que el trabajo empezaba desde los preparativos previos a salir y fue algo que Leo mencionó superficialmente, no por que no quisiera decirlo ya que era importante, sino porque seguía sorprendido por la elección de posición de Abel y al menos esta vez no era estrictamente necesario, entonces el lugar donde se había designado como punto de encuentro era nada más y nada menos que una tienda en la zona comercial.

Abel no conocía a detalle la zona, pero gracias a su buena memoria pudo entender y hacerse una idea de como llegar sin gran dificultad. Al estar a unos metros pudo observar a Leo, se encontraba bajo un letrero con un caldero y un frasco rectangular tallados en el, aquel letrero colgaba sobre una puerta que se abrió a la vez que Leo notó la presencia de Abel y volteó a verlo, de ella salieron cuatro personas, todas con ropas cómodas y de viaje que gritaban a todos ser las personas escoltadas el día de hoy.

- Señor Leo, estamos listos.

- Ya veo, algo rápido pero justo llegó nuestro último integrante y ya que andamos un poco adelantados de tiempo explicaré lo que haremos.

Abel escuchó la calmada y corta conversación que tuvieron justo antes de llegar y notó como dos cabezas sobresalían al costado de Leo, eran Marco y Paul, quienes a pesar de esforzarse y fingir con todas sus fuerzas se podía ver como su descanso había sido descuidado- "¿Estaremos bien?"- al ver esto Abel no pudo evitar pensarlo.

- Abel... llegas justo a tiempo...

- Sí... ¿Están bien?

Marco y Paul se acercaron caminando como zombies y Abel solo pudo preguntar al ver como su aspecto era peor de cerca. Ambos jóvenes solo se miraron antes de sacudir la cabeza mientras respondían cabizbajos.

- No pude dormir por los nervios y cuando por fín logre cerrar mis ojos.... el Señor Leo vino a llevarme... 

- Lo mismo conmigo...

- Ya... veo... 

Abel evito sonreír, la situación de alguna forma le hizo recordar al pasado cuando tuvo que rendir exámenes importantes así que los entendía, pero lo que más gracia le daba es que su actitud ahora le hacía recordar a cierto amigo relajado, Kayn, aunque claro que en su caso no eran nervios, sino distracciones sin medida.

- Dejen de charlar y acérquense.

Leo interrumpió el ambiente deprimente y nostálgico y de inmediato los tres se acercaron al grupo de adultos. Entonces levantando la mano presento a las personas de izquierda a derecha. 

- Estos son Alea, Robin y Dan, los recolectores y Jean el cazador, serán las personas que escoltaremos hoy hasta el valle de las montañas más cercanas, serán tres horas de viaje y en el lugar estaremos protegiéndolos mientras cumplen sus objetivos. La zona no es especialmente peligrosa, pero estén alertas. Por último, Marco, Paul. 

- ¡Sí!

- ... No estén tan tensos... 

- Si...

Leo suspiro al ver como agachaban las cabezas como si fueran regañados, pero no había tiempo ni ganas de decir más, así que solo continuó. 

- Ustedes dos escoltaran a los recolectores, Abel tu iras con Jean.

- ¿Qué...?

Gracias a que Leo trajo a Paul y Marco, además de la puntualidad de Abel, habían ganado unos minutos de ventaja, pero frente al inesperado hecho Leo sabía que tendría que tomarse un poco más de tiempo para explicar, pero lejos de molestarse o incomodarse había una gran sonrisa en su rostro, ya que las expresiones de los jóvenes eran exactamente las que esperó ver desde ayer. 

- ¿Pasa algo?

Así preguntó con una mirada divertida a los jóvenes nerviosos. 

- N-No... pero... ¿Abel no estará con nosotros?

- Eso dependerá de si lo que busca Jean está cerca de donde estarán los demás, pero ¿Eso importa?

- .... Claro que no... haremos un buen trabajo...

- Jajaja no estén tan nerviosos, además, yo estaré con ustedes, aunque claro que solo intervendré en caso de ser necesario y la prioridad será proteger a los clientes.

Marco y Paul palidecieron, además los recolectores tenían un rostro con sonrisas incómodas, pero no dijeron nada, ya que a pesar de lo que decía y parecía, los tres sabían que mientras esté Leo había pocas cosas a las que temer.

- Tengo una pregunta. 

- ¿Hm? Eso es raro. Dímela.

Contrario a la atmosfera divertida y tensa, Abel levantó la mano y habló de forma relajada. 

- En mi caso tengo que escoltar al Señor Jean, un cazador.

- Sí, ¿Qué con eso?

- Bueno, no estoy seguro de que debería hacer. 

- ...

Leo guardó silencio, no por no entender la pregunta, sino por que no podía responder como quisiera. Las dudas de Abel parecían carecer de sentido, ya que volviendo una vez más al tipo de petición, deberá escoltar y actuar en caso de ser necesario, pero era aquí donde se presentaba el dilema, ¿Cuándo es necesario? Contrario a Alea, Robin y Dan, quienes vestían y cargaban únicamente sus equipos de recolección, Jean llevaba consigo una especie de ballesta, es decir, no estaba indefenso y por su oficio debería poder reaccionar a imprevistos, entonces ¿si una bestia apareciera Abel solo debería limitarse a preguntar si debía intervenir? No, porque eso podría volver la situación inesperada en una peligrosa, pero si actúa sin preguntar y resultar ser la presa que Jean buscaba entonces solo lo estropearía todo, volviendo más larga y tediosa la petición. Teniendo esto en cuenta, Leo, quien quería aprovechar la situación y burlarse del niño, no podía. 

- Solo observa... 

Debido al titubeo de Leo fue Jean quien respondió al final y todos lo voltearon a ver. 

- Siendo sincero estoy en contra de que vengas.

- ¡Jean!

Su tono era serio y Abel lo miró a los ojos mientras él no se detuvo incluso por los gritos de sus compañeros.

- No quisiera que vengas, pero Leo dijo que estarías bien y confió en él, por eso permitiré que me escoltes y respondiendo a tu pregunta una vez más, solo observa. Como quizás pienses, puedo defenderme solo y en caso de verme presionado puedo huir sin problema, por eso no tienes que actuar, ya que si tengo que cuidar a mi escolta entonces será problemático.

- ¡Oye tú-!

- Esta bien.

Paul y Marco se enojaron, incluso Leo se puso algo incomodo, claro que por razones distintas, pero antes de que los jóvenes pudieran decir algo fue Abel quien levantó la mano y los detuvo.

- ¡Pero Abel, tu-!

- Dije que esta bien, además, ellos son los contratistas, nosotros los contratados, debemos obedecer, ¿Verdad?

- Sí... tienes razón. 

Abel volteó a mirar a sus compañeros, ambos aún parecían tener mucho que decir, pero al ver los ojos de Abel solo pudieron callarse, pensando en que de los tres es él quien debe sentirse peor. Ciertamente no estaban equivocados, Abel estaba enojado por la forma en como le habló, pero no podía hacer mucho ya que en esta vida él era un niño, pero la principal razón por la cual no se quejó ni protestó fue porque era una oportunidad, Abel sopesó la situación y hábilmente supo elegir. Si tuviera que escoltar a un cazador eso significa que debe estar cerca de él mientras revisa y está pendiente de los alrededores, pero si solo debe limitarse a seguirlo eso no solo le será menos problemático, sino que podrá centrarse más en aprender el verdadero contenido de esta petición, el rastreo, y lo hará de primera mano con un cazador experimentado. Aunque claro, pensó para si mismo que no estaría de más estar alerta y evitar incidentes como el de la última vez. 

- Bueno, si eso es todo entonces estamos listos para partir, ¿verdad?

- S-Sí, vamos.

Cortando el ambiente, Leo habló y Alea le dio la razón de inmediato, comenzado a caminar. 

Cuando salieron de la ciudad y cruzaron el puente frente a la muralla, un campo de nieve se abrió frente a sus ojos, era una vista que ya había visto antes, pero Abel no pudo evitar pensar en lo hermosa que era y con el sol elevándose en el cielo solo podía apreciar el reflejo y confirmar una vez más que este no era su mundo sino que era una nueva vida, una nueva oportunidad.

Leo dio indicaciones rápidamente y se puso a la delantera como vanguardia, detrás de él estaban los recolectores y a sus costados estaban Paul y Marco, uno en cada lado, finalmente Jean se situó detrás de todos y a un metro de él se encontraba Abel caminando a su costado. 

La distancia era amplia y tanto Abel como sus compañeros estaban algo dudosos, ya que tres horas caminando los dejaría exhaustos, pero debido a que no tomaron el camino convencional no podían llevar un carruaje al menos que sea uno especial y con criaturas especiales tirando de el, lo cual era sumamente costoso, pero gracias a que no era la primera vez y de hecho el estado físico de todos los integrantes era excelente, fue fácil seguir ningún problema y llegar a su destino como estaba planeado. 

El valle de las montañas más cercanas no tenía un nombre oficial, pero era conocido como el valle de las yerbas por su gran variedad de flora, además, como se indicó, no habían animales o bestias especialmente peligrosas, así que luego de fijar un tiempo decidieron proseguir como se había quedado y dos grupos se formaron, Abel con Jean y Marco y Paul con los recolectores y Leo. Todo parecía ir bien, incluso el clima de hoy y la poca nieve que caía parecía estar de su lado, pero justo antes de separarse un escalofrío llegó al cuerpo de Abel, aunque este desapareció rápidamente un mal sabor de boca se quedo presente. 

- ¡No te quedes atrás!

La voz de Jean fue la que volvió a la realidad a Abel, quien de inmediato empezó a consumir factores de mejora y camino detrás de él. Formalmente, la segunda petición, la segunda parte de la iniciación había empezado.