No esperaba mucho. Sinceramente esperaba que me lanzaran en algún cuarto que se caía a pedazos, donde si me dormía no despertaría para sentir el calor del sol, pero inesperadamente fue todo lo contrario.
El soldado parecía tener cero interés en mí, de hecho, la forma en cómo me miraba era como ver a un animal abandonado, agradecía no tener que sentir esa mirada de desconfianza, pero este sentimiento no era mejor. Por suerte el lugar donde fui llevado era una iglesia, en ella había varios niños de mi edad o mayores y era atendido por monjas que residían en las instalaciones.
Al comienzo fue algo incomodo, la monja mayor, una mujer de edad avanzada, tranquila y amable, me presentó con los demás niños y me dijo que no había de que preocuparse, que no debía sentirme solo y no debía de temer. Tal vez por el sentimiento que transmitía o porque muy en el fondo estoy guardando mis sentimientos, pero estas palabras se sintieron reconfortantes y casi logran hacerme llorar, pero pude mantener mi imagen.
Luego de eso hicimos actividades grupales, donde los niños mayores ayudaban a las Hermanas, Monjas, a cocinar y los más pequeños preparaban la mesa para poder comer todos juntos, además, luego de terminar cada uno debía lavar los utensilios usados, etc. Cabe decir que se rezó antes y después de cenar, agradecían por la comida y más cosas, pero Abel no pudo tomárselo enserio, primero porque no conocía la religión de este mundo ya que nunca habían rezado en su casa y segundo porque Kayn le había contado que toda esta situación era posible por un "Ángel o Dios" llamado Gabriel, entonces los nombres que aparecían en la oración le eran ajenos. Al final Abel no era alguien que faltaría el respeto a los demás o los juzgaría por sus creencias y elecciones, por eso en silencio escuchó y compartió con el resto.
Durmió en una habitación donde compartió cuarto con siete niños de una edad similar, además, debido al espacio limitado compartió cama con dos de esos niños, aunque no tuvo quejas ya que agradecía tener un lugar donde dormir a comparación de los días anteriores donde durmió a la intemperie con la nieve cayendo sobre él. Al día siguiente fueron despertaros por la Hermana más joven y siguió a los demás niños para lavarse la cara, debido a que aún tenía la ropa con sangre de ayer en ese momento se le dio un cambió de ropa, entonces luego de cambiarse se dirigió al comedor para repetir el sistema de la cena. Luego de eso ayudaron en distintas tareas en la iglesia, parecía que no querían mal acostumbrarlos y para prepararlos para el futuro les enseñaban tareas sencillas con las cuales al crecer podrían ganarse el pan diario.
Después de eso llegaba el medio día, es decir, el almuerzo y después de comer todos tenían tiempo libre para utilizar, algunos le pedían a las Hermanas que les lean un cuento, otros les pedían que les enseñen a leer o matemáticas simples y otros solo jugaban, por su parte, Abel, decidió dirigirse donde la Hermana Mayor.
- ¿Que ocurre, Abel?
Entró de forma silenciosa, pero la Hermana Mayor que estaba de espaldas mientras organizaba algunos papeles en el escritorio de la habitación, lo notó y habló con él, Abel no se sorprendió, después de todo, aunque no podía explicarlo sentía un sentimiento similar al de Roland emanando de ella.
La iglesia contaba con su propio huerto, además de tener el salón donde se daban las oraciones, un pequeño cuarto destinado a ser la oficina de la Hermana Mayor, entre otros ambientes. El lugar era ciertamente grande, pero a pesar de todo esto seguía siendo una iglesia y si bien contaban con el espacio y recibían un sustento del "Estado" la gran mayoría de los objetos que tenían eran donaciones de las personas devotas. De esta forma lo más común en recibir de las personas eran libros, ya sean cuentos para niños, novelas o enciclopedias, y como tal había una sala destinada a almacenarlos y funcionar como biblioteca, Abel habría ido de inmediato en su tiempo libre, pero recordando la reacción de sus padres y tíos, decidió pedir permiso y asegurarse que no haya nada que no pueda leer.
- Deseo... usar la biblioteca...
- Oh, vaya ¿Sabes leer?
- Si...
- Ya veo... está bien, es tu tiempo libre y puedes usarlo como gustes, solo asegúrate de no maltratarlos.
Prefirió comportarse algo tímido, como un niño de su edad, pero lo que causó fue un malentendido y la Hermana Mayor pensó de él como hijo bastardo de algún noble, no ayudó mucho el ser traído y dejado por el soldado que no dio muchas explicaciones. Aunque no había motivo para que él supiera esto, entonces al recibir permiso se dirigió hacia la biblioteca. En ella había decenas de libros, apilados en estantes al Raz del suelo y otros elevados, normalmente tendría que pedir ayuda para alcanzar los libros más altos, pero estando solo y fuera de la vista de los demás no tuvo problemas en consumir Factores y saltar para tomar los libros altos que le llamaron la atención.
La noche llegó y todos fueron llamados para cenar y para ese momento Abel había adquirido el conocimiento básico y común que siempre le falto, o al menos en algunas áreas ya que leyó todo tipo de libros, y cuando se dirigió al comedor a ayudar Abel trató de ocultarlo, pero la preocupación en su rostro fue notada por las Hermanas.
*********POV Alexis*********
Mi tarea era rescatar y traer a la Segunda Princesa, Sylvia, nadie se mostró negativo en cuanto a la situación y pensaron que ella se encontraría en óptimas condiciones a pesar de conocer como actuaban las criaturas que se la llevaron, pero mi trabajo no era corregirlos o hacer suposiciones, solo seguir sus órdenes y fue así que partí, sin pensar en mucho más.
Al llegar al lugar donde ocurrieron los eventos inesperados no tuvimos problemas en rastrearlos, ya que teníamos la dirección en la que escaparon y, con el tiempo de nuestro lado, los rastros en la nieve aún eran visibles, después de todo eran un grupo grande. Los seguimos hasta su guarida y ahí los encontramos, lidiamos con los centinelas y posteriormente con todos los que patrullaban la entrada y los caminos interiores, nuestros arqueros son buenos y no nos detectaron, así llegamos fácilmente al centro de su guarida.
No es imposible colarse en este tipo de lugares, además, contaba con un excelente grupo de acompañantes ya que mis subordinados nunca holgazaneaban y su trabajo en equipo era excelente, pero la infiltración y el combate que estalló de inmediato fue más fácil de lo esperado o eso pensé. La verdad llegaría a mí al ver a su "Rey" Goblin, cuyo cuerpo había mutado y su piel cambio de color, así como adquirió más resistencia, pensamiento, etc.
Al comienzo ordenaba a sus tropas y eso entorpeció un poco el avance, pero poco después pareció estar preocupado, nervioso, como si algo inesperado estuviera ocurriendo y nuestro avance se vio beneficiado en gran medida. Seguí su línea de visión y me di cuenta de que algunos Goblins, generalmente los heridos o cansados, estaban retrocediendo por caminos a los costados de este domo dentro de la montaña, de inmediato pensé que estaban huyendo o planeando algo y le ordené a Kila, el mejor Arquero Potenciador, que se infiltre y averigüe la situación.
Grande fue la sorpresa que me llevé cuando por la puerta detrás del Rey Goblin aparecieron Kila, algunas mujeres y la Princesa, además de una criatura cubierta de sangre cuyos ojos Guindas me pusieron alerta y me hicieron entender de inmediato que "Aquel imprevisto" del que nos aprovechamos para vencer fácilmente, era esta criatura...no, este niño.
Se probó que no era el responsable de los sucesos que ocurrieron, en verdad era un niño, pero estaba muy lejos de ser "Normal" y su presencia no me dejaría estar tranquilo. Posteriormente nos enfrentaríamos a Lobos de Nieve, quienes solo representaban una amenaza debido a sus grandes números, pero en medio de la batalla pude notar a algunos de mis subordinados dudar o estar nerviosos en sus movimientos, aunque retomaban el control rápidamente y no hubo ningún accidente. Pensé que quizás no era como pensaba y sí que se saltaban entrenamientos, pero por un momento lo entendí, ya que al voltear un escalofrío recorrió mi cuerpo. No pude pensar en nada más, aquellos grandes ojos que observaban y analizaban cada movimiento eran como los de un cazador mirando a su presa y cuando su réplica torpe cambió, mi mente se quedó en blanco... entonces me di cuenta de que mi pensamiento estaba muy lejos, este niño no era normal, estaba lo suficientemente lejos como para llamarlo "monstruo".
En el camino dí indicaciones de cómo actuar cuando lleguemos a nuestro destino, la ciudad capital del Reino Sgrowl, Nova. No debíamos perder de vista al niño, por eso le encargue a Kila que lo resuelva, aunque debí prestar más atención en su momento, claro que solo pensaría en eso más adelante.
Cumplí mi misión y traje de vuelta a la Princesa Sylvia. El Rey, la Reina, los Príncipes y Princesa Cintya, así como todos en el castillo estaban felices por ver su regreso, ya que a pesar de ser la más joven, la Princesa Sylvia había demostrado sus capacidades y era amada tanto por el pueblo como por su familia, de alguna forma ella era nuestro "monstruo". Poco tenía que hacer en el reencuentro de la familia Real, por eso me dirigí hacia donde mi Superior, El Comandante Trovan, una de las personas más fuertes de este, el Reino de Sgrowl.
En el camino me encontré con Kila y le pedí que me acompañe, en el camino escuché su historia y sinceramente no lo podía creer, pero la mirada y apariencia de confianza de Kila me hizo aceptarlo.
- ¡Un Potenciador de Cuarto Nivel...! ¿A la edad de cuánto?
- ...
Si eso era verdad, estábamos frente al mayor talento del mundo y al mayor activo de guerra de toda la historia, de ser así sin importar su pasado debía venir a nuestro lado... pero mientras hablaba con Kila y le preguntaba información básica... mi corazón se congeló ... ¿Como se llamaba? ¿Cuántos años tenía? No sabía nada, de echo había sido muy descortés hacia él, quien incluso mostró amabilidad hacía la princesa. Finalmente había llegado frente mi Superior, el Comandante Trovan... pero no me atrevía a verlo a la cara, cuando insistió tuve que obedecer y contar todo lo sucedido hasta ahora.
Un puño voló hacia mi como respuesta y no me atreví a siquiera intentar consumir Factores, varias costillas debieron romperse ya que el dolor era insoportable, pero el castigo era el justo. El Comandante Trovan empezó a caminar sin prestarme más atención, su destino era obvio, era algo que no podía aplazarse y aunque tuviera que interrumpir un momento de reencuentro, era algo que debía informar.
Lastimosamente no se pudo encontrar al niño hasta el amanecer dentro de dos días y aunque aceptó sin resistencia acudir al castillo, la mirada en sus ojos era fría. Era obvio que el Rey no lo dejaría ir, aunque tuviera que amenazarlo, ya que era un niño inexperto en el mundo, pero no pasaría ni un minuto para darse cuenta de que querer domar o tratar de obligar a este niño, era lo mismo que ponerle un collar a un dragón, uno que cuando crezca te devorara y destrozara el reino.