Kayn salió de su pequeño escondite, dispuesto a buscar y comer cualquier cosa, desde una raíz hasta un mono, aunque tenía ciertas preferencias que prefería no encontrar, así, despacio y nervioso, comenzó a buscar por los alrededores.
Los minutos segundos pasaron como los pasos que Kayn daba y pronto habían pasado quince minutos desde que salió del refugio momentáneo en busca de comida. Las raíces de los árboles sobresalían volviéndolo un terreno difícil de avanzar, además los gruesos troncos y arbustos harían que incluso con toda su atención fuera difícil de ver algo de su tamaño o más pequeño, pero Kayn no parecía especialmente molesto, después de todo estaba en un bosque, y, como escuchaba, vida salvaje es lo que más abundaba, dándole la certeza que tarde o temprano encontrará comida... o la comida lo encontrará... pero si era sincero Kayn prefería ser quien encuentre.
Kayn se sentía más débil y sus pensamientos eran un poco lentos, pero luego de esquivar las raíces y árboles pensó que no estaba especialmente cansado, o que representaba un impedimento, y de esa forma siguió adelante. Meditó un poco en el camino y decidió volver en sus pasos hasta tener vista del lugar donde había pasado la noche, al comienzo estaba dispuesto en caminar sin parar, buscando comida y ya cuando la tuviera se preocuparía por el refugió, pensando que podía crearlo con magia y por eso no representaba un gran problema, pero quizás estaba dando demasiadas vueltas al asunto y al final se decidió por ocultarse en el mismo lugar, entonces cuando logró verlo comenzó a marcar los árboles y una vez más comenzó a buscar comida.
La noche se acercaba cada vez más y poco a poco el brillo y la luz del bosque comenzaba a desaparecer, entonces Kayn decidió que ya era hora de volver, mientras saltaba una última vez para esquivar la enorme raíz que sobresalía del suelo y, debido a lo accidentado del entorno, Kayn no pudo ver el gran desnivel al otro lado.
- ¡auch!
Kayn se quejó, después de todo fue una pequeña caída y aunque no se hizo más que un raspón en la rodilla, las marcas en sus brazos y piernas demostraba que no era la primera vez que le pasaba.
- Esto dejara marca...
Kayn vio la pequeña cantidad de sangre saliendo de su raspón, la verdad no le dolía, solo era una ligera molestia al igual que los demás raspones, pero cuando comenzó a pensar en que su padre lo curaría fácilmente, se levantó de inmediato y miró los alrededores en búsqueda de una presa.
Lastimosamente no había encontrado nada y en este último intento tampoco, aunque agradeció haberse librado de esos pensamientos, entonces miró su mano. Kayn sostenía una piedra triangular, la había creado con magia y la usaba para marcar los árboles, pero mientras buscaba por los alrededores, luego de marcar un árbol, dejaba fluir una pequeña porción de Factores Mágicos o algunas órdenes para cambiar su forma o tamaño. Así los minutos se habían convertido en horas, pero, a pesar de que no encontró comida, mientras miraba y sentía la mejora de la sensación y unión entre él y sus Factores creyó que el día no había sido en vano.
Al final sonrió y de inmediato se dio la vuelta, saltó y subió el pequeño desnivel y la raíz que acababa de atravesar, ya era hora de volver, pero, mientras pensaba en que mañana conseguiría comida, notó una discrepancia entre lo que veía y sus recuerdos... ya que por más que miró por todo el tronco del árbol no encontró su marca.
- ¿Eh?... pero, pero, pero.... ¿Qué?
Rápidamente corrió al árbol frente a él ya que en este también debería estar su marca, pero no la encontró, entonces con prisa, olvidándose del hambre y todo lo demás, revisó todos los árboles que lo rodeaban, pensando que quizás se había equivocado. Al final ni uno de los árboles estaba marcado, es decir, Kayn estaba perdido.
Maldijo en su mente mientras expresaba su confunsión, pero al no encontrar respuestas lanzó la piedra en su mano y esta se clavó en el árbol frente a él. Esto funcionó como un deshago y ya más tranquilo pensó que quizás fue una ilusión causada por el hambre y nunca había marcado su camino... pero eso era imposible y rápidamente guio su mente para a buscar otras respuestas y en medio de eso *Pock* el sonido de la piedra cayendo frente a él le llamó la atención.
- ....
No había sido mucho, al menos unos treinta segundos o un minuto, pero Kayn se levantó y se acercó a la marca que la piedra dejó en el árbol, no debió ser nada especial, después de todo no es como si la piedra estuviera fija en el árbol, o así debió ser, pero Kayn notó y vio cómo mientras se acercaba al tronco, la "herida" causada en el árbol había desaparecido, es decir... el árbol se había regenerado en este último minuto y mientras Kayn veía esto no pudo evitar reírse.
- .... Jajaja... debes estar bromeando...
Sí, ya no se encontraba en la tierra, pero quien imaginaría que los árboles se regeneraran de esa forma y, para colmo, con esa velocidad.
- ¡Maldición!
Gritó mientras golpeaba con su puño al árbol, no estaba exactamente enojado por la situación, ya que como sabía podía crear su refugio en cualquier lugar, pero la ignorancia que sentía lo hacía enojarse, sí, esta vez se salvó por ser capaz de usar magia, pero ¿Y si no pudiera usarla?
La oscuridad comenzaba a devorar a la luz y el bosque comenzaba a transformarse, poco a poco los sonidos de la naturaleza se comenzaban a detener y la calma tan atemorizante llegaba. Kayn sabía que no había más opciones, así que dejó fluir sus órdenes y deseos a los Factores Mágicos y apoyando sus manos contra el suelo los Factores crearon rocas que crecieron y cerraron una pequeña zona frente al árbol.
Kayn se recostó en el tronco del árbol y juntando madera creó una pequeña fogata frente a él, además se aseguró de dejar el espacio suficiente para que entre y fluya el aire, así como para que el humo salga. Ahí dentro Kayn suspiró y escuchó como poco a poco el silenció llegó.
Las horas avanzaron mientras Kayn practicaba usando sus Factores como en la mañana, aunque por el ardor en su abdomen se le complicaba concentrarse. No se sabía qué hora era, pero al final Kayn decidió dormir para que el tiempo pase más rápido, además se sentía incomodo y, a diferencia de ayer, su cuerpo estaba alerta como si quiera decirle algo. La sensación no le gustaba, por eso se acomodó en el Tronco del árbol a sus espaldas y cerró los ojos, pero entonces entendió porque su cuerpo estaba tan alerta.
*Toc Toc Toc* La calma durante la noche era tenebrosa a su manera, ya que la paz completa solo era interrumpida por sonidos y gritos que se oían de vez en cuando y muy lejos. Kayn ya lo había experimentado la noche anterior, pero esta vez, cuando sus ojos se cerraron algo golpeó tres veces el muro de piedra que lo envolvía.
Kayn abrió los ojos y un escalofrío se apoderó de él. Su respiración aumento y se sentía mareado, además se estaba volviendo loco, porque anterior a este pequeño saludo no se pudo escuchar ni un solo sonido, como si el visitante hubiera venido volando o como si fuera un fantasma.
*Toc Toc Toc* Cuando golpearon nuevamente Kayn entendió que esta sería una noche muy larga, como pudo tranquilizó su respiración y lentamente movió su cuerpo para apagar el fuego, entonces *Chirrido* como si estuvieras arañando la piedra con algún metal o como si arañaras una pizarra antigua con la mano, el sonido agudo destruyo la paz de la noche y, aunque el visitante no logró entrar, Kayn no pudo dormir esa noche.
La luz comenzó a verse por las pequeñas grietas dejadas, marcando el final de la paz, dejando al bosque cobrar vida y en el refugio creado por Kayn se podían ver varias marcas de arañazos, además, en el interior podía verse a un Kayn con ojeras y pálido por la falta de comida. Un estado que no le desearías a un niño de cinco años.
Kayn estaba cansado, sus pensamientos eran confusos, él quería dormir y sus ojos se cerraron momentáneamente, pero, al igual que la noche anterior, se abrieron cuando un chirrido o, mejor dicho, un gruñido se escuchó. Era su estómago y Kayn dejó fluir sus deseos a los factores que formaban su guarida, sin tocarlos, demostrando que a pesar de haber vivido una pesadilla algunos buenos resultados se lograron obtener.
Kayn se levantó como pudo, se sentía letárgico y confundido, pero sus piernas se movieron y, como si el bosque lo recomenzara por resistir la larga noche, por fin encontró su primera presa, un conejo con una joya y un cuerno diminuto en la frente. Comerlo sería perfecto y entraba perfectamente en lo que está dispuesto a comer, aunque a estas alturas comería lo que sea, pero lamentablemente lo encontró luego de atravesar un arbusto y este pequeño hecho a correr rápidamente, dejando atrás hojas volando por su gran velocidad.
- Maldición...
Y por si no fuera suficiente decepción, sus tripas sonaron como si se burlaran de él. Aunque gracias a esto Kayn pudo despertar de su estado automático y ahora estaba siendo aún más cuidadoso al moverse y observar los alrededores.
No mucho después, a lo lejos y a varios metros de altura, pudo divisar algo, aunque completamente distinto al pequeño anterior, tenía alas que eran grandes y elegantes, además que podía decirse que era al menos el doble de grande que él y volaba hábilmente entre los árboles, presumiendo de un hermoso color blanco. Un ave, parecido a las cacatúas de su antiguo mundo, pero con un cuello más largo y delgado, además, algo parecido a una cola se estiraba detrás de ella mientras volaba y se convertía en la próxima presa de Kayn.
A él se le hizo agua la boca al verla y pensar en pollo frito y todas las comidas que podría hacer con ella, dejando claro que haría lo que fuera para cazarla a pesar de su gran tamaño.
El ave volaba tranquilamente, ignorando la presencia de Kayn parecía estar acechando o patrullando una zona. Kayn se tropezó varias veces debido a su débil estado, pero ella no lo notó.
Él nunca había matado a un animal, ya sea en esta vida o la anterior, pero su vida dependía de hacerlo y lograrlo, así que, aunque fuera su primera vez, debía apartar los pensamientos sin sentido y cazar completamente decidido.
No tenía sentido tratar de crear un arco y flecha o algo elaborado, ya que no solo no era tiempo para practicar, sino también se trataba de tener éxito a la primera, y pensando en eso Kayn dejó fluir sus órdenes, ideas y sentimientos a los Factores Mágicos.
No tuvo que pensarlo y creo la esfera con la que estaba tan familiarizado y de la misma forma eligió el elemento tierra, cambiando sus Factores a un color café los expulso de su cuerpo. La esfera creció luego de formarse y flotaba al frente de su mano estirada. Colocó sus dedos en forma de "V" para usarlos como mira y esperó. Él ave volaba sin cambiar su rumbo, siempre en círculos esquivando los mismo árboles y ramas, gracias a esto, luego de observar por un momento, Kayn estaba listo para disparar.
- Uno... dos... ¡tres!
Contando de forma regresiva Kayn cambió el sentido de los Factores Mágicos y la orden de flotar frente a él ahora era para acelerar, además utilizo hábilmente los Factores, y estos tomaron un color verde antes de crear una corriente de Aire que le dio más impulso al proyectil.
- ¡...!
La esfera apuntaba perfectamente a la cabeza del ave y avanzaba a una gran velocidad, pero lamentablemente el ave se percató de la magia en el momento que Kayn la lanzó, entonces esquivó fácilmente el proyectil y voló para detenerse en una rama cercana mientras observaba los alrededores, encontrando rápidamente a Kayn. Él se escondió de inmediato al ver fallar su objetivo, pensando que si no lo veía podría tener una nueva oportunidad, pero la ignorancia de Kayn sobre este mundo jugaría en contra una vez más. Lamentablemente para él, el ave poseía una sensibilidad al Mana mayor que la del Alfa de los Altos Lobos, y si no lo había detectado hasta ahora era simplemente porque no poseía un olfato tan desarrollado, pero ahora que estaba consciente de su presencia no había lugar donde Kayn pudiera esconderse.
- ¡KHAAAAAAA!
Viendo a su nueva y exquisita presa el ave grazno de forma grotesca, salpicando saliva que derritieron los lugares donde cayó, demostrando ser sumamente peligrosa, además, al mismo tiempo dejo ver el interior de su pico y algo que no debería estar allí, estaba presente. Una fila de dientes desorganizados y grotescos, pero sumamente filosos, ahora deseaban darle la bienvenida.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Kayn cuando asomó por el sonido y vio a la ahora grotesca ave estirar sus alas y comenzar a volar en su dirección con una velocidad sorprendente.
- ¡Wow!
Kayn se agachó esquivando por poco las garras del ave, entonces se deshizo de la sorpresa y comenzó a correr gracias a la adrenalina en su cuerpo.
Corrió en dirección contraria al ave y terminó pasando por donde antes volaba, ahí vio como conejos cuernudos se asomaron de un par de lugares, pero no tuvo tiempo de pensar en nada más y siguió exprimiendo sus últimas fuerzas para correr.
Por suerte el terreno le permitió cubrirse de los ataques del ave y ocultándose en raíces o troncos evadió al ave por una distancia considerable, aunque su suerte y fuerza pronto se acabarían.
Fue entonces que de un momento a otro el mundo se puso al revés, Kayn no había visto el desnivel en el terreno luego de saltar una raíz como en el pasado, y ahora rodaba por una pendiente. Adoptó una forma de feto para tratar de cubrir su cabeza de los golpes y contusiones, aunque no pudo evitar sentir todas las nuevas heridas y los fuertes golpes. Fueron unos infernales segundos, pero al final de la pendiente terminó boca arriba, observando como el ave sobrevolaba la zona mientras pensaba que su momento había llegado, pero extrañamente pasaron los segundos y el ave en vez de reclamar su recompensa, se fue.
Kayn no preguntaría porque, solo agradecía poder seguir viviendo.
Él no se quedaría en el lugar esperando a que el ave cambie de opinión o que algún animal nuevo lo encuentre, entonces, extrayendo fuerzas de donde no había, resistió el dolor y comenzó a arrastrarse contrarió a la dirección del vuelo del ave.
Con las nulas fuerzas que tenía y con las varias heridas y golpes por todo su cuerpo, la distancia que Kayn se había movido era muy corta, exagerando podríamos decir que fueron diez metros. Él sentía un enorme dolor por cada centímetro que se arrastraba, ya que no solo la tierra y las pequeñas rocas, sino que la maleza y las rasposas raíces tocaban y raspaban sus heridas, pero, como si todo eso fuera un sueño lejano, sintió un dulce olor. El olor alejó el dolor y el cansancio de su cuerpo y por primera vez desde que comenzó a huir del ave, su estómago rugió.
Sus heridas ya no dolían, ahora solo su cuerpo pesaba, pero a pesar de no tener fuerzas el extraño aroma lo hizo ponerse de pie y caminar, llegando a ver a lo lejos una especie de lago y del otro lado se podían ver una rojas y jugosas manzanas que parecían ser el origen de este hipnótico olor. Al verlas Kayn sintió su cuerpo ligero y aprovechó para acercarse aún más rápido, pero en medio de su ilusión algo le llamo la atención y, como rompiendo un hechizo, el dolor y el cansancio llegaron nuevamente.
- ¡...!
Kayn presionó los dientes y maldiciendo por dentro logró soportar el dolor manteniéndose de pie. Los sonidos se oían más cerca con cada paso, era obvio, pero eso aclaro que no eran sonidos del bosque... eran palabras, murmullos y gritos, además, se acercaban a él.
Por reflejó y experiencias anteriores en este bosque, se ocultó bajo las raíces de un árbol cercano.
- ¡kaiej dauen!
A lo lejos pudo escuchar levemente un susurro, pero a unos metros de él escucho a alguien o algo gritar en respuesta, aunque no tenía idea de lo que dijo.
Parecían palabras al azar, pero no carecían de intensión, por lo que Kayn concluyó que era un idioma completamente distinto al suyo, lo que lo hizo elevar aún más su cautela, pensando - "Amigo o enemigo"
- Jumjumjum
Pronto pudo escucharse el tarareo de la persona o ser más cercano a él, sonaba alegre y relajado, pero Kayn no se reveló, ya que nada era seguro y podría ser peligroso. Al final, para decidirse y asegurarse, buscó una apertura entre las raíces y aún escondido observó a la criatura que se acercaba.
A unos metros frente a él, una criatura humanoide se hizo presente, vestía un abrigo blanco y ancho con arreglos negros y azules por aquí y por allá, aunque lo que más resaltaba de su vestimenta era la batalla que estaba teniendo su dueño para poder quitársela.
Al lograr quitárselo, una piel tan clara y hermosa como la porcelana fue revelada. El abrigo cayó al suelo y levanto varias hojas, Kayn no sabía decir si era por el peso o por el tamaño, pero poco importaba. El dueño parecía joven, quizás uno o dos años mayor que él, su cuerpo era delgado y la confusión en Kayn era obvia al ver su cara, preguntándose -"¿Porque usa rompa tan ancha?"- mientras veía al joven, aunque Kayn no lo juzgo, ya que para preferencias hay gustos y sabores. Por último, el joven vestía una especie de shorts, además del color eran igual de anchos y largos que el abrigo, estos le llegaban hasta por debajo de la rodilla y tan solo un par de centímetros más abajo unas botas de piel hacían su presencia.
Kayn estaba confundido, pero por el tarareo, además de su delgado cuerpo, él había concluido que era amigable, por eso se dispuso a salir, pero mirando por el rabillo del ojo algo llamó su atención y se detuvo.
- ¡...!
Kayn lanzó un grito ahogado de sorpresa, ya que había un par de orejas de zorro que se asomaban entre el cabello plateado del joven, estas eran tan blancas como su ropa y la punta resaltaba al ser de un negro que parecía absorber la luz.
Kayn no solo estaba curioso por este par de orejas, estaba más que fascinado y quería correr a tomarlas y averiguar si son de verdad, pero se detuvo pensando una vez más, ya que esto le trajo nuevas inseguridades -"¿Él es humano?"- él no lo sabía, el joven frente a él era un humano... ¿o quizás era una bestia? Al final Kayn pensó que quizás no sea buena idea mostrarse, pero sus pensamientos serían cortados, ya que una corriente de viento sopló desde su espalda y la dirección del viento cambió. El joven alegre estaba batallando para quitarse el resto de ropa, pero junto a la corriente de aire se movió su nariz, parecía un tierno cachorro mientras movía su nariz y orejas, pero entonces volteó en dirección a Kayn y unos claros ojos celestes brillaron como los más hermosos diamantes mientras que el cuerpo de Kayn se congelaba.
No solo Kayn, sino el aire alrededor o incluso el espacio mismo parecía haberse congelado, además, ahora extrañamente el rostro del niño era imposible de ver, solo estaba cubierta por una sombra oscura y, sin poder parpadear, Kayn observó como los alrededores perdían poco a poco la luz.
Kayn tembló, sintiendo un miedo que nunca antes había sentido, pero entonces unas palabras llegaron a sus oídos.
- Akaution... Ligersai...
No las entendió o al menos así fue al inicio, ya que mientras sus oídos las escuchaban, en su mente resonaba la traducción, causando un terrible dolor de cabeza -"Lo viste... me viste..."- la voz del niño que tarareaba alegremente ahora sonaba aterradora, rasposa y cortante... con una clara intención de matar.
El niño se escondió detrás de unos arbustos y se volvió a poner su ropa, se demoró casi tanto como para quitársela y Kayn no pudo siquiera apartar su vista un segundo, tan solo miró hacia adelante como viendo un vacío. El niño terminó y nuevamente se escucharon sus palabras, resonando con la traducción y el mismo dolor.
- Me viste... Me viste ¿Verdad?... Muéstrate …
La voz del niño sonaba cada vez más fría y peligrosa, pero, aunque Kayn trató de seguir sus peticiones, su cuerpo no se movió.
- ¡Muéstrate!
La vegetación alrededor comenzó a cristalizarse, entonces la traducción de las últimas palabras, junto a un insoportable dolor de cabeza, llegaron a Kayn y con un sobresalto por fin pudo mover su cuerpo.
Kayn salió de su escondite, sin poder apartar la vista, las raíces y la maleza alrededor cubrieron su vista antes de salir por completo y cuando lo hizo la figura que esperaba ver no estaba, sin embargo, un horripilante e insoportable miedo lo hizo vomitar.
- ... ¿Me viste?
La figura del delgado niño no estaba por ningún lado, en cambió una bestia varias veces más grande estaba presente y sus ojos celestes como diamantes seguían cada movimiento de Kayn, pero de una forma aterradora.
Kayn levantó la mirada luego de vomitar nada más que saliva y jugos gástricos, pero fue una mala elección ya que lo único visible en el rostro o la cara de la bestia, eran los ojos, que parecían ver y revivir el más profundo de tus miedos, ya que lo demás estaba cubierto por una sombra. Al mismo tiempo su ahora gran cuerpo estaba cubierto por un pelaje tan blanco como su piel y sus extremidades ahora eran patas que, al igual que su rostro, eran indistinguibles, cubiertas por una sombra que absorbía la luz. Además, una cola larga se notaba detrás suyo, con cristales en la punta que parecían más filosos que cualquier espada. Por último, un aro de cristal flotaba sobre su espalda, emitiendo un brillo místico y misterioso. Este niño, no, esta criatura era divina, su apariencia era majestuosa, pero encarnaba el verdadero terror y, al igual que Kayn y Abel, era uno de los verdaderos "Monstruos" que existen en el mundo. Aunque eso sería muy en el futuro.
La cabeza de Kayn se encontraba en un caos total, preguntándose que era eso y luchando por no enloquecer, además cada musculo le gritaba salvajemente -"¡HUYE!"- tanto era el desconcierto y el miedo que, a pesar de no apartar la vista, no se dio cuenta y lo siguiente que percibió fue la sensación de una de las patas de la criatura apoyarse sobre su espalda, llevándolo al suelo. Entonces al mismo tiempo que un aliento gélido tocaba su piel, la traducción en su cabeza llegaba.
- ¿Me viste?
Kayn cerró los ojos, no entendía a que se refería este monstruo y, aunque lo hiciera, no se imaginaba capaz de responder, además, ahora entendió y envidió al Ave que se alejó de este lugar.
El aliento gélido se sintió alrededor de su cabeza y, sin abrir los ojos u observar, Kayn podía decir que dientes aún más filosos que los del Ave ahora rodeaban su cabeza, marcando su fin.
Por suerte a Kayn le llegaría la ayuda del destino y una hermosa voz se escuchó.
- ¡Esrael Platius! ¡Jovencito! ¡¿Qué crees que haces?!
La voz era todo lo contrario a la del monstruo y alejó el frio junto al dolor de Kayn, además los gritos y el caos en su mente se detuvieron, devolviéndole la paz mental.
- ¡Él me vio, me espió y vio mi cuerpo!
- ¡Silencio! ¡No quiero escuchar más, primero deshaz tu Asimilación!
- ¡Pero mamá-!
- ¡Dije sin peros!
La conversación se tradujo en mi mente y el cambio entre dolor y el alivió estaba haciendo de la mente de Kayn un desastre, pero por suerte para él todo volvió a la normalidad, aunque no se atrevió a levantar la vista, ya que a pesar de todo aún temblaba al recordar lo sucedido, además escuchó los pasos apresurados del niño.
- ¿Hm? Un niño humano...
La fuente de la voz, que le trajo paz y tranquilidad, se acercó a Kayn y murmuro tranquilamente, aunque Kayn pudo escucharla y, a diferencia del pasado, esta vez no hubo traducción, parecía estar hablando su idioma.
- ¡Es solo un niño!
- ¡Aitra tumbaes!
- ¡No importa y se nota que tú eres mayor! ¡Además, desobedeciste las ordenes de tu padre, ahora si no quieres que le diga ve y discúlpate!
La mujer gritó, aunque su vos seguía siendo suave y dulce. Kayn levanto un poco la mirada y no pudo verla por completo, pero con una piel como la del niño y una apariencia encantadora, además de unos hermosos ojos grises, el corazón de Kayn dio un vuelco mientras escuchaba la conversación que tenía con su hijo, claro, si eso podría llamarse conversación.
- ¡Discúlpate!
- ...
- ¡No te oigo!
- Serria...
- ¡No así! No te entiende, usa el idioma humano.
- ... yu... yu lo siente ...
Kayn tembló al escuchar la voz del niño y volvió a bajar la vista, pero por miedo a cualquier represalia asintió con la cabeza.
- ¡Tu... jovencito... espera a que lleguemos a casa!
*Gruñido* una nueva conversación parecía a punto de empezar, pero el estómago de Kayn gruñó y los demás presentes voltearon a verlo con curiosidad, la mujer parecía tener algunas preguntas para Kayn, pero al parecer él ya se había desmayado.